Cultura Paracas

Cultura precolombina que se desarrolló en la península homónima, situada en la provincia de Pisco, departamento de Ica, actual territorio de Perú, entre los años 700 a. C. y 200 d. C. Su descubrimiento se produjo en 1925 como resultado de las excavaciones arqueológicas emprendidas por el arqueólogo peruano Julio C. Tello.

Poco después de haber hecho el descubrimiento, Tello, junto a su discípulo Toribio Mejía Xesspe, instaló un campamento arqueológico en el sitio, frente a la bahía de Paracas, al sur de Pisco. Estas excavaciones han aportado la mayoría de la información que se posee acerca de la cultura en cuestión.

Hoy se sabe que esta civilización estuvo situada a lo largo de la costa sur central de Perú, y su centro cultural se ubicaba en la colina del Cerro Colorado, próximo a la península de Paracas, entre el valle de los ríos Pisco e Ica.

ETIMOLOGÍA

Paracas es una voz quechua que significa lluvia de arena (para, lluvia, y aco, arena), y alude a los efectos causados por los vientos huracanados que suelen azotar periódicamente la región, los mismos que arrastran arena y guano de las islas cercanas, y cubren con ella la superficie a modo de una capa blanquecina. Este fenómeno atmosférico ha dado su nombre a la península de Paracas, y por extensión, a la cultura preincaica descubierta en esa región.

Cementerios

Como producto de sus excavaciones, Tello encontró en las colinas conocidas como Cerro Colorado un cementerio perteneciente a una antigua cultura. En el lugar halló 39 tumbas en forma de pozos a los que denominó “cavernas”; estas “cavernas” contenían fardos funerarios envueltos en finos mantos y alrededor de ellos instrumentos de caza, utensilios de cerámica, pieles de animales y alimentos.
Un tiempo después, en 1927, trabajando junto a su asistente Mejía Xesspe, encontró otro cementerio en Waricayan, en las proximidades de Cerro Colorado, al que llamó Paracas-Necrópolis. Allí detectó la presencia de 429 cadáveres momificados, cada uno envuelto en varios mantos y en general en buen estado de conservación.

Las excavaciones continuaron y Tello dio con un tercer cementerio al que denominó Arena Blanca o Cabeza Larga (por la presencia de cráneos deformados). Además de tumbas saqueadas, en el lugar había restos de viviendas subterráneas.

Las épocas

De acuerdo a los estudios realizados en los cementerios, Tello concluyó que los tres pertenecían a una cultura a la que llamó paracas, cultura que, supuestamente, había pasado por dos épocas perfectamente definidas por la forma de enterrar sus muertos: “paracas cavernas” (los enterraban en tumbas cavadas de manera vertical y con forma de copa invertida) y “paracas necrópolis” (los cementerios, de trazos rectangulares y más sofisticados, simulaban “ciudades de muertos”). Esta teoría se mantuvo en boga durante décadas, hasta que nuevos estudios permitieron determinar a los arqueólogos especializados en la región, que la denominada “paracas necrópolis” corresponde a otra tradición cultural, la cultura topará. Esta cultura tenía similitudes con la paracas, como la práctica textil, la cerámica y la deformación craneana con propósito estético y ritual, pero lo cierto es que la paracas después del año 200 se fundió con la Nazca.

Tello hizo estudios comparados entre los restos arqueológicos encontrados, pero llegó a una conclusión que luego se demostró que era equivocada.

Periodo paracas cavernas

Según Tello este periodo se extendió entre los años 700 a. C. y 200 a. C. y estuvo fuertemente influido por la cultura chavín, sobre todo en la cerámica. Durante este tiempo el centro principal se situó en Tahajuana, a orillas del río Ica. Gracias a los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado, se pudo determinar algunas de sus características principales, como la de enterrar los muertos momificados a una profundidad de 6 metros, en tumbas con la forma de copa invertida. Las momias, gracias a las condiciones climáticas del desierto de Nazca, se encuentran en perfecto estado de conservación. Son de ambos sexos y se las halló colocadas en posición fetal, envueltas en mantas de colores brillantes, de confección simple aunque decoradas con motivos complejos que incluyen dibujos de peces, serpientes y otros animales, además de figuras geométricas.

Organización política y social

Constituían un Estado teocrático gobernado por sacerdotes, con privilegios que solo compartían con la nobleza guerrera. El resto de la sociedad estaba por debajo, dedicado a la producción y sometido al poder.

Los miembros de la cultura paracas eran hábiles pescadores. Embarcaciones construidas con tallos y hojas de totora.

Economía

Las principales actividades productivas eran la agricultura intensiva y la pesca en el mar. Para salir a pescar utilizaban sus caballitos de totora. En cuanto a la agricultura, el grado de desarrollo alcanzado se debió a su habilidad para la construcción de acueductos en el desierto, y al uso del guano como fertilizante.

Cerámica

La cerámica era polícroma, con complejos decorados en rojo y amarillo o blanco y negro, asociados a representaciones religiosas. El formato era tipo calabaza, con dos picos unidos por una asa puente. La pintura se hacía luego de la cocción, lo que favoreció la conservación de los colores.

Textiles

Durante este periodo los tejidos se caracterizaron por ser de tipo geométrico y rígido, donde predominaba la técnica de doble tela. En su confección se nota la influencia de la cultura chavín, sobre todo en los decorados, que representan seres antropomorfos.

Trepanaciones craneanas

Entre los paracas, el uso de las trepanaciones craneanas tenía fines medicinales. Con ellas trataban a los heridos en la zona craneal, y de acuerdo a lo que se puede observar en las momias encontradas, en cuyos cráneos se ve nítidamente la formación de tejido cicatrizado, se deduce que muchos pacientes sobrevivieron a este tipo de cirugía, lo que demuestra lo adelantados que estaban en las prácticas medicinales. Y aunque queda como incógnita el estado en que quedaban los pacientes luego de sobreponerse a la intervención quirúrgica, lo cierto es que se han hallado un número significativo de cráneos con trepanaciones con placas de oro en la zona del agujero. El cirujano paracas era llamado sir kah y utilizaba instrumentos como cuchillos y bisturís de obsidiana.

Se cree que la mayoría de los pacientes en los que se practicaba este tipo de cirugía eran guerreros que habían sufrido ruptura de cráneo durante la batalla, y con la intervención se buscaba aliviar los dolores de cabeza. Para realizar la operación es probable que hayan utilizado como anestesia coca, ayahuasca y otras sustancias alucinógenas, luego trepanaban el cráneo y sustituían el hueso roto por una placa de oro, cerraban la herida y le aplicaban vendajes.

La cultura paracas tenía excelentes cirujanos.

¿Paracas necrópolis o cultura topará?

Cuando en 1927 Tello y Mejía Xesspe, en plena investigación de la cultura paracas, descubrieron en Warikayan restos de viviendas prehispánicas en cuyo interior se encontraban cientos de fardos funerarios, interpretaron que lo que habían hallado era una especie de ciudad cementerio. A partir de esto llamaron a este cementerio paracas necrópolis. Luego, comparándolo con el cementerio paracas cavernas, llegaron a la conclusión de que eran representativos de dos etapas distintas de una misma cultura. Sin embargo, todo parece indicar que la teoría es equivocada.

En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis, sino un asentamiento grande de la época, que coincide con la de los desarrollos regionales post Formativo (Corresponde al tercer periodo en que se divide la Prehistoria de América). La acumulación de más de 400 fardos todavía no tiene una explicación satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar.

Los arqueólogos encontraron en paracas necrópolis más de 400 momias.

Entre los fardos funerarios, Tello encontró espléndidos mantos bordados con un estilo particular al que denominó como al lugar: “paracas necrópolis”. También halló cerámicas, aunque con poca coloración y monocromas. Tiempo después se comprobó que éste era un estilo extendido en los valles de Cañete, Chincha y Pisco, al que se denomina “estilo topará” y que poco tiene que ver con el paracas caverna o el nazca, con sus diseños decorativos multicolores.

Esto reveló que aquello que Tello identificó como una etapa de la cultura paracas, la paracas necrópolis, en realidad pertenecía a otra tradición cultural cuyo nombre deviene de una localidad ubicada en las proximidades del valle de Chincha, que se cree que fue el centro de esta cultura.

El hecho que Warikayan o “paracas necrópolis” estuviese justo en la frontera de dos áreas culturales, topará y nazca, contribuyó a la confusión de Tello.

Actualmente se cree que el brusco cambio cultural ocurrido en la península de Paracas, tanto en cerámica como en arquitectura, se debió a una guerra de expansión llevada adelante por los topará. Esta teoría se sustenta en la presencia de armas en muchos de los fardos funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, indicios de una época muy violenta.

CULTURA ARQUEOLÓGICA

Una cultura arqueológica es la suma de los conjuntos de artefactos y demás elementos materiales (construcciones, restos de caminos, de canales, etc.) correspondientes a una época y un lugar (yacimiento o región) determinados. Los artefactos encontrados en yacimientos de una misma época que comparten características parecidas se reúnen en tipologías que, a su vez, se agrupan en conjuntos, y todos ellos forman una cultura arqueológica.

Así, una cultura arqueológica es sólo una sistematización de los elementos materiales obtenidos durante las excavaciones, una convención de carácter artificial que sirve a los arqueólogos para ordenar los datos obtenidos en éstas. No tiene por qué ser, ni mucho menos, el reflejo cultural de un grupo humano concreto y diferenciado de los demás grupos humanos, distorsión en la que se ha incurrido con suma facilidad hasta finales del siglo XX.

Por ello, según algunos autores, lo más indicado sería utilizar los términos cronocultura o complejo tecnológico/estilístico para referirnos a estos conjuntos artefactuales. Otros, en cambio, consideran que un tecnocomplejo es una fase evolutiva cultural independiente del espacio y del tiempo.

Diversidad lingüística y poder político

Es evidente que existen implicaciones entre la lengua y el poder político. La lengua o la modalidad de lengua usada en el ejercicio del poder se convierte en prestigiosa y este prestigio es especialmente importante cuando el poder político se extiende por territorios donde se habla una lengua o variedad de lengua diferente.

Esta conexión entre lengua y poder político se advirtió ya en la Península con la expansión del castellano por territorios en que se hablaban otras lenguas neolatinas. Del mismo modo, con el descubrimiento de América la lengua española se impuso como lengua de los nuevos territorios.

La lengua se impone a los pueblos conquistados, al igual que se imponen la cultura y las costumbres. Los grandes imperios a lo largo de la historia han demostrado que el proceso de culturización de los pueblos sometidos es fundamental para la integración de éstos. Sin embargo, este proceso puede conllevar la desaparición de las culturas y las lenguas autóctonas.

Los grandes imperios, durante la colonización, acabaron con el habla de numerosas lenguas de pueblos originarios.

El análisis de la situación en España refleja distintas situaciones. Cataluña, con un pasado histórico y literario brillante, nunca ha dejado de hablar catalán. En el País Vasco, en cambio, el área de uso del euskera se había reducido progresivamente y parecía condenado a la extinción.

Además, en Cataluña, las lenguas en contacto, catalán y español, son dos lenguas neolatinas y, por lo tanto, la adquisición de una conociendo la otra es relativamente fácil; mientras que en el País Vasco, con dos lenguas sin relación de parentesco, sucede exactamente lo contrario.

Dado el carácter emblemático que para los vascos tiene su lengua, su defensa se convierte en una cuestión vital. En Galicia, el gallego, también lengua neolatina, ha tenido una historia similar a la del catalán.

España, al igual que gran parte de los Estados europeos, ha vivido un último siglo de reivindicaciones nacionalistas basadas en la lengua. Esto ha hecho que muchas lenguas no hayan desaparecido, sino que, por el contrario, se hayan desarrollado y actualmente sean lenguas de enseñanza, de estudio universitario, de cultivo literario y de uso político.

Convivencia de lenguas

Con frecuencia la coexistencia de lenguas en un mismo territorio se debe a factores históricos, como la conquista de un pueblo, pero también se produce por la presión cultural y económica, o se debe al movimiento migratorio hacia las zonas más industrializadas. En cualquier caso, el territorio presenta situación de bilingüismo o plurilingüismo, es decir, de convivencia de dos o más lenguas que, en teoría o de forma ideal, no presentan predominio de una sobre la otra.

Generalmente, la coexistencia de lenguas en un territorio se debe a factores históricos.

Sin embargo, esta coexistencia de lenguas se puede presentar de forma problemática, en especial cuando se da una situación de dominio entre los pueblos, y esto se traduce en opresión lingüística y falta de libertad en el uso de la lengua.

Cuando la convivencia de lenguas adquiere la dimensión de conflicto, se produce el fenómeno de la diglosia.

Bilingüismo

El bilingüismo es la situación en que se encuentra una comunidad que emplea dos lenguas distintas para cubrir exactamente los mismos cometidos comunicativos colectivos e individuales, públicos y privados.

Sin embargo, esta situación es teórica, ya que siempre una de las lenguas ejerce sobre la otra cierta influencia y, por tanto, el bilingüismo puede alcanzar un número infinito de grados.

Para que existiera un pueblo bilingüe real, todos los hablantes de ese pueblo deberían ser bilingües puros y para ello todos deberían usar las dos lenguas indistintamente y con igualdad de oportunidades.

El bilingüismo se procuce cuando una comunidad emplea dos lenguas distintas para cubrir exactamente los mismos cometidos comunicativos colectivos e individuales, públicos y privados.

En realidad, esta situación no se da: por lo general, los hablantes suelen ser monolingües, y si no lo son, una de las dos lenguas predominará en algunos usos y la otra en otros. Así, un hablante bilingüe adoptará la lengua materna, por ejemplo, para su comunicación familiar y la otra lengua, por ejemplo la enseñada en la escuela, para hablar con los compañeros, escribir una solicitud de empleo o dar una conferencia; esta situación ya no cumple con los requisitos del bilingüismo que se podría considerar puro.

El hecho de poder expresarse en dos lenguas no implica bilingüismo, sino plurilingüismo. El hablante plurilingüe piensa sólo en una lengua y cuando sueña o se enfada usa esa lengua y no la otra (u otras) que también conoce; esto es síntoma de que ésa es su lengua.

Los Estados en los que se habla más de una lengua no pueden ser calificados de bilingües, trilingües, etc., ya que cada una de las lenguas tiene su propio dominio y cubre una determinada porción del territorio; se establecen, por tanto, áreas lingüísticas diferenciadas dentro del Estado, y las lenguas podrán ser todas oficiales en el ámbito general, cada una en su propia zona, o sólo una para todo el territorio, pero este hecho no hace bilingüe un Estado. Será más adecuado hablar de Estados con dos o más lenguas.

Diglosia

La diglosia implica una evaluación de dos lenguas en términos de rango social: lengua A (lengua alta) y lengua B (lengua baja) a las que se asigna distintas funciones. La lengua A será la que se utilice en los actos públicos, en los contactos comerciales, en la enseñanza, en los grandes medios de comunicación y en la rotulación de los espacios urbanos; mientras que la lengua B quedará relegada al ámbito de las relaciones familiares, de los festivales folclóricos y, con algo de suerte, tendrá alguna presencia en las revistas y emisoras locales.

La diglosia implica una evaluación de dos lenguas en términos de rango social.

Por tanto, la lengua A será vehículo de cultura y patrimonio común, mientras que la lengua B, al verse reducida a una función social irrelevante, tenderá a desaparecer a pesar de ser la lengua propia de un pueblo.

Históricamente, la diglosia se ha producido en numerosas ocasiones y parece que es la causa de la extinción de muchas lenguas: el latín, por ejemplo, se impuso como lengua del Imperio (lengua A) y desplazó al umbro, al osco, al galo y a las lenguas peninsulares prerromanas (lenguas B), entre otras.

La presión que una lengua alta ejerce sobre otra socialmente baja es tan intensa que puede llegar a provocar la desaparición de la lengua baja. El proceso de sustitución es largo y complejo. La lengua hablada en la primera infancia y en el ámbito familiar suele mantenerse como lengua propia y personal a lo largo de toda la vida, incluso si se aprenden y usan otras lenguas con más prestigio social. Sin embargo, en una sociedad en la que convivan lenguas en una situación de diglosia, el cambio de una lengua a otra se suele producir de una forma más sencilla. Si un hablante de la lengua baja contrae matrimonio con un hablante de la lengua alta, incluso si ambos conocen las dos lenguas, es probable que adopten como lengua común la lengua socialmente más prestigiosa, y es probable también que sea ésa la que transmitan a sus hijos, lo que significará que el hablante de la lengua baja acabará probablemente, con el tiempo, cambiando de lengua.

La diglosia puede ser combatida si se da la conciencia lingüística adecuada en los hablantes y en la sociedad. La defensa de la lengua B puede frenar su extinción, y esto será posible si ésta se muestra como vehículo de cultura, como lengua de enseñanza en todos sus niveles y como lengua de los medios de comunicación.

La normalización lingüística es el conjunto de procesos que una comunidad lingüística inicia y desarrolla para construir las condiciones necesarias que aseguren el uso normal de su lengua y su estabilidad futura. Este proceso generalmente comporta la sustitución del uso de la lengua A por el de la lengua B en las funciones más públicas.

Piapocos

Existe un pueblo que habita entre el río Meta y el río Guaviare en Colombia, y en las riberas del río Orinoco en Venezuela: se trata de los piapocos. Aunque su población es de aproximadamente 3.000 personas, su cultura y tradiciones forman parte del invaluable legado de los pueblos originarios de América.

Ubicación

El pueblo piapoco se localiza en territorios correspondientes a Colombia y a Venezuela. En la parte colombiana se ubican en varias localidades, especialmente en los departamentos Meta y Vichada, mientras que en el territorio venezolano se ubican en las riberas del río Orinoco en el estado Amazonas.

Los piapocos se localizan entre Colombia y Venezuela.
Los piapocos se localizan entre Colombia y Venezuela.

Origen del nombre

En el idioma piapoco la palabra Dzase (Cháse) significa “tucán” y debido a que este pueblo se identifica con el ave, ellos mismos se autodenominan Dzase que podría traducirse como “gente del tucán”, una traducción de esa palabra dio origen al término “papioco”. Otro término usado para referirse a esta tribu es el de wenaiwika, que quiere decir “gente”. También existen otras denominaciones para este pruebo como enaguas, yapaco, cumanaica y cuipoco, entre otros.

El nombre de piapoco deriva de la traducción al español de la palabra Dzase que significa “tucán”.
El nombre de piapoco deriva de la traducción al español de la palabra Dzase que significa “tucán”.

Organización social

Los piapocos mantienen una organización familiar bajo una autoridad patriarcal y presentan un sistema de clanes patrilineales, se agrupan en cinco fratrías con un ancestro mítico común y con un territorio específico. Los dirigentes de cada fratría se ubican a la cabeza de su sistema organizacional, es decir, representan la mayor autoridad política del grupo y se encargan de tomar las decisiones más importantes.

Esta tribu practica la exogamia con otros clanes y con pueblos vecinos en la cual se prohíbe que miembros de un mismo clan contraigan matrimonio.

Los misioneros católicos sucedidos después por los misioneros evangélicos influyeron considerablemente en la dinámica cultural de esta tribu. Actualmente, la mayoría de los piapocos se consideran evangélicos y han abandonado muchas de las prácticas culturales originales. Una de ellas la figura del chamán, que en algunas comunidades ha sido sustituida por el capitán, término que hace referencia al pastor de la comunidad y su aparición fue fomentada por los grupos misioneros evangélicos.

Los misioneros católicos y evangélicos influyeron en el cambio de muchas costumbres originales del pueblo piapoco.
Los misioneros católicos y evangélicos influyeron en el cambio de muchas costumbres originales del pueblo piapoco.

Lengua

La lengua piapoco forma parte de una de las grandes familias lingüísticas de América: el arawak. De acuerdo a los últimos censos, la población piapoco se ha reducido y con ello lo ha hecho su lengua también, que actualmente se encuentra en peligro de extinción.

Los gobiernos deben trabajar por mantener vivas las lenguas de los pueblos originarios, ya que representan en sí mismas un patrimonio cultural.
Los gobiernos deben trabajar por mantener vivas las lenguas de los pueblos originarios, ya que representan en sí mismas un patrimonio cultural.

Cosmología

La creencia original del pueblo piapoco sostiene que Furna Minali o Kuwai permitió que este mundo fuera habitable al derrotar a una anaconda carnívora denominada Kemeine, a la que envió después al espacio. Kuwai organizó a la sociedad humana y le otorgó a cada pueblo su idioma.

Vivienda

Originalmente, los piapocos se dedicaban a la caza y a la recolección de frutos silvestres y llevaban un estilo de vida seminómada, lo que hacía que sus viviendas fueran refugios primitivos elaborados con palmas.

Actualmente, el estilo de vida de este pueblo ha cambiado, sus viviendas se construyen para que sean más permanentes que en el pasado ya que ahora se dedican a la agricultura como una de sus principales actividades económicas y por ello se asientan en un lugar fijo. Las paredes de sus casas pueden estar hechas de barro o de palma.

Las viviendas normalmente miden cuatro por nueve metros y presentan entre uno y cuatro cuartos o dormitorios.
Las viviendas normalmente miden cuatro por nueve metros y presentan entre uno y cuatro cuartos o dormitorios.

Economía

Los piapocos comparten sus actividades económicas en tres rubros básicos: la agricultura, la caza y la pesca. En el ámbito agrícola podría decirse que sus principales cultivos son la yuca y el maíz, sin embargo, también producen otros vegetales como el frijol, la piña, el ají y el plátano, entre otros.

La pesca proporciona una buena fuente de proteínas durante el verano y es realizada en ríos, caños y lagunas, de donde logran recolectar peces, ranas, tortugas y camarones. De igual forma, los hombres de la tribu cazan animales de la fauna endémica como venados, dantas, babillas y ciertas especies de aves.

Los hombres emplean el arco y la flecha en sus actividades de caza y de pesca.
Los hombres emplean el arco y la flecha en sus actividades de caza y de pesca.

Los miembros de la tribu también practican actividades pecuarias como la cría de gallina, de cerdos y de ganado vacuno que usan principalmente para su consumo.

Las mujeres de la etnia practican la alfarería y producen ollas y tazas de barro que luego comercializan. Por otro lado, tanto hombres como mujeres elaboran hamacas de fibra de palmas para fines personales o comerciales. De este modo, la artesanía también forma parte de la economía de este pueblo.

 Los quipus

Los Incas desarrollaron un original sistema de registro de datos, utilizado para temas sociales, económicos y políticos. Este sistema estaba basado en la utilización de quipus.

Los quipus son conocidos sobre todo por su utilidad para la administración en el Imperio inca. Los utilizaban para la gestión de todos los aspectos económicos y sociales del Imperio. El quipucamayoc (especialista que elaboraba, leía y archivaba los quipus y estaba dotado de una memoria prodigiosa) presentaba datos de localización, demográficos y económicos de las poblaciones de la comunidad. Luego, estos datos eran enviados a los centros administrativos del Imperio Inca para permitir el control de las comunidades. Así, podrían redistribuir los excedentes a las comunidades menos prósperas.

Los quipus eran hechos de cadenas de lana (de llamas o alpacas) o de algodón. La posición de los nudos, así como la cantidad, indicaban los valores numéricos en un sistema decimal.

Los quipus también parecen haber sido una herramienta de comunicación en el antiguo Perú. El transporte de los quipus se realizó por medio de mensajeros rápidos conocidos como chasquis, que recorrían los caminos incaicos con los quipus que contenían la información que debía ser transmitida a los gobernantes incas para la administración del Imperio Inca.

Las cadenas de los quipus solían ser hechas de lana o de algodón.

La mayoría de los quipus fueron destruidos por los conquistadores españoles en el siglo XVI. En la actualidad hay en todo el mundo unos 800 quipus aproximadamente que han sido encontrados. El Museo Etnológico de Berlín tiene alrededor de 289 quipus y por lo tanto la colección más grande de su tipo que datan de los siglos XV y XVI.