Limita al norte con Eslovaquia, al sur con Croacia y Serbia, al noreste con Ucrania, al este con Rumania, y al oeste con Austria y Eslovenia.

El clima húngaro es de tipo continental. Este país, al estar alejado del Atlántico de donde proceden los vientos dominantes, recibe masas de aire continental marítimo que han perdido casi toda su humedad. Siente la influencia del Adriático y del mar Negro. Los centros de acción que actúan en Hungría son el frente polar, que trae masas de aire procedentes del Atlántico y del Mediterráneo, el anticiclón de Siberia, que actúa en invierno cuando en su máxima extensión llega hasta estas regiones, y el anticiclón de las Azores, que deja sentir su influencia durante algunas semanas en verano.

Las temperaturas son muy contrastadas. La media de enero ronda los -1 °C en el mes de enero y los 22 °C en el mes de julio, con más de 20 °C de oscilación térmica anual. Así, los inviernos son fríos, con muchos meses de heladas seguras, y los veranos son cálidos. No obstante, no hay períodos prolongados de fuerte calor ni de frío intenso.

Las precipitaciones son escasas y rondan los 600 mm anuales. Se concentran, sobre todo, en el verano, que es la época más lluviosa. Sin embargo, gracias a las bajas temperaturas, no hay períodos de aridez.

Hungría, Estado de Europa Central sin salida al mar que forma parte de la Unión Europea desde el 2004, es un país situado al pie de los Alpes con numerosas llanuras y colinas de escasa altura, y surcado de valles y amplios bosques.

El sector primario supone todavía una parte importante de la economía húngara (aporta el 12 % del PIB). La agricultura se dedica al cultivo de cereales (trigo y cebada), tabaco, remolacha azucarera y vid. La ganadería reúne una notable cabaña bovina, ovina y porcina, que abastece a la industria cárnica, la cual destina gran parte de su producción a la exportación. La actividad industrial, impulsada a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, supone en la actualidad más del 30 % del PIB. El subsuelo húngaro cuenta con yacimientos de bauxita y cobre, así como de lignito, petróleo y gas natural, pero estos no son suficientes para igualar a las principales industrias del país como la siderúrgica, la química, la metalúrgica, la mecánica, la alimentaria, la textil, la de materiales de transporte y la electromecánica, las cuales tienden a concentrarse en la capital de Budapest, Miskolc y otras urbes importantes. El desarrollo del sector terciario ha sido también notable alcanzando el 56 % del PIB y, aunque el comercio exterior se vio dañado por la disolución del bloque socialista a fines de los años ochenta, el turismo se ha constituido en el auténtico pilar del sector.