Limita al norte con el litoral mediterráneo y el estrecho de Gibraltar, al este y al sureste con Argelia, al sur con Mauritania y al oeste con el océano Atlántico.

El clima oscila entre el desértico y el templado, con temperaturas medias entre 10 ºC (enero) y 25 ºC (julio).

Marruecos es un estado independiente desde 1956, aunque España continuó reteniendo los enclaves de Ceuta y Melilla en el norte, que permanece como una manzana de la discordia entre los dos países.

El territorio marroquí integra dos sistemas montañosos: el Rif, que bordea la costa mediterránea desde el río Muluya hasta el estrecho de Gibraltar, y cuyo punto culminante es el monte Tidighine (2.452 m), y la cordillera del Atlas, que consta de tres macizos montañosos: al sur el Gran Atlas, que alcanza 4.180 m en el monte Tubkal; el Atlas central, de menor entidad, y el Anti-Atlas, que llega hasta el litoral Atlántico. Al este destacan las llamadas Altas Mesetas, con altitudes que alcanzan los 1.300 m. Al sur del Anti-Atlas se inicia el desierto del Sahara. Los ríos más importantes (Oum-er-Rbia, Sebou) pertenecen a la vertiente atlántica. Por el norte discurre el Muluya, que desemboca en el Mediterráneo. Los ríos meridionales son torrenciales.

El sector agrícola todavía conserva un peso relevante dentro de la economía marroquí, ocupando a más de 1/3 de la población activa. El espacio comprendido entre Tánger, Fez y Agadir reúne el grueso de las tierras cultivadas, en las que destaca la producción cerealística (Marruecos es el primer productor africano de trigo y cebada, cultivos que ocupan casi la mitad de la superficie agrícola). Entre los principales cultivos de exportación están los cítricos, dátiles, higos y hortalizas. La cabaña ganadera (caprinos, ovinos) tiene una difusión más amplia sobre el territorio. La pesca se halla en proceso de expansión, sobre todo a lo largo del litoral meridional (puertos de Safi y Agadir). Los fosfatos, extraídos del Sahara Occidental, constituyen el principal recurso del subsuelo marroquí y su producción es una de las mayores del mundo; abastecen a una activa industria química (abonos, ácidos fosfóricos, etc.). Asimismo, este país norteafricano cuenta con apreciables producciones de cinc, estaño, hierro, manganeso, níquel y plomo. En cambio las reservas de combustible son modestas, tanto en carbón como en hidrocarburos. La actividad manufacturera se concentra especialmente en la ciudad de Casablanca, y en menor grado en Rabat, Safi, Kenitra y Fez, y se basa en la transformación de las materias primas: agroalimentación (aceites, azúcar, conservas, tabaco), marroquinería, pieles y textil (algodón, fibras artificiales); tras ellas, destacan la industria automovilística, siderometalúrgica (acero, plomo), del papel, química, y el refino de petróleo (Sidi Kacem, Mohammedia). Recientemente el sector turístico viene experimentando un notable auge.