Un contrato entre países que busca reducir el cambio climático. Los puntos más importantes de los que depende el futuro.
El Convenio Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas se creó para buscar soluciones que combatan la gravedad del efecto invernadero. Su principal objetivo es la estabilización atmosférica de los gases contaminantes, principales causantes del calentamiento global. El tratado que llevaron adelante fue el Protocolo de Kioto, acordado por 184 países en esa ciudad japonesa el 11 de diciembre de 1997.
Este Protocolo entró en vigor en 2005 e instó a 37 países industrializados a reducir las emisiones al 5% respecto a los niveles de 1990 durante el período de 2008 a 2012. Teniendo en cuenta las diferentes situaciones de desarrollo, cada Estado Miembro tenía un compromiso diferente de reducción o limitación. Para ello, el documento agregó en su Anexo A un listado enumerando los gases del efecto invernadero (GEI) que deben dejar de emitirse para evitar el cambio climático: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafloruro de azufre.
Las formas por las que más se provocan estos contaminantes son: la quema de combustibles, los procesos industriales, la utilización de productos tóxicos como solventes, los resultados de la agricultura no racional, y la gestión de los desechos que contamina a través de la quema y el vertido a los suelos y las aguas.
Principales metas
Como señala el Protocolo en su Artículo 2, para logar reducir o limitar aquella emisión de GEI y promover el desarrollo sostenible del Planeta, se pautan diversos objetivos asociados a políticas y medidas acordes al panorama nacional de cada Estado Miembro. Entre ellos, la mejora de los depósitos de gases de efecto invernadero y promoción de prácticas sostenibles como la forestación y reforestación de los suelos.
Propone también la investigación de nuevas formas renovables de energía, teniendo en cuenta que el uso de petróleo genera grandes emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Las mismas, deben ser promovidas y desarrolladas con el fin de generar otras fuentes energéticas que resulten ecológicamente racionales.
Compromisos débiles
Algunos ejemplos de los Estados Miembro, demuestran la inconstancia al momento de cumplir con lo pactado. Tal es el caso de España, que se comprometía a limitar el aumento de la emisión de gases contaminantes en un 15% con respecto a 1990, y en 2007 había superado con creces el porcentaje permitido, llegando a emitir un 52% más que en aquel año base.
En cuanto a América del Norte, Canadá superó en un 25% las emisiones de aquél año, cuando había pactado reducirlas al 6%, y abandonó su compromiso en 2011. En cuanto a Estados Unidos, el mayor emisor de gases contaminantes del mundo, se retiró del Protocolo en 2001 bajo el gobierno de Bush.
Segunda instancia
Dado que el Protocolo de Kioto establecía los pactos hasta 2012, los 194 países reunidos en la cumbre de Doha en la 18° Conferencia de Naciones Unidas del Cambio Climático aprobaron la prórroga desde el 1 de enero de 2013 hasta el 31 de diciembre de 2020. Es decir, la iniciativa y las metas de aquél contrato de 1997, se renovaron y extendieron.
Países como Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda, decidieron no formar parte del nuevo período de compromiso. Así como tampoco formará parte Estados Unidos, que ya había abandonado el primero Protocolo. Si bien el resto de los países se comprometieron a reducir las emisiones, los 5 que se abstuvieron generan más del 15% del total de gases contaminantes mundiales. Mucho más que el resto de los países.