NOVEDADES ECOLÓGICAS

La gran capital de Reino Unido fue escenario de uno de los mayores acontecimientos tecnológicos. Se instaló sobre el puente ferroviario de Blackfriars un techo extenso de placas solares, pionero por sus características. Ocupa una superficie de 6.000 metros cuadrados y está compuesto por 4.400 paneles fotovoltaicos.

Actualmente, la energía solar ha alcanzado gran desarrollo en el planeta con la importante particularidad de ser una fuente renovable. Su aprovechamiento consiste en captar las radiaciones que el Sol difunde en la atmósfera, en el caso de la energía fotovoltaica se hace referencia a la electricidad que se produce al transformar parte de la radiación solar con un componente electrónico que se expone a la luz y genera una tensión. En el panel fotovoltaico se encuentran las celdas conectadas entre sí, agrupadas junto a varios módulos para formar un sistema solar.

Este puente genera la mitad de la energía que necesita la estación ferroviaria que se encuentra en su desembocadura. De esta manera, el uso de los paneles reducirá la emisión de carbono a la atmósfera en unas 511 toneladas al año. Esta disminución resulta muy significativa teniendo en cuenta que se calcula que en Londres el 22% de las emisiones de carbono proceden de los diversos modos de transporte.

La estructura fue renovada por el operador de infraestructura ferroviaria inglés Network Rail Limited, junto con una compañía especializada en instalación de placas y una empresa operadora de trenes. La construcción del techo solar comenzó en octubre de 2011 y contó con una inversión aproximada de 9 millones de euros.

Junto al novedoso puente ferroviario cubierto, se encuentra uno paralelo destinado a peatones y automóviles. Y para celebrar la inauguración, aquellos pasajeros que se acercaban a la estación de trenes recibieron como obsequio una taza de té que había sido calentada por los mismos paneles. Este acto demostró a los ciudadanos la importancia y la gran función que cumple la energía a renovable en su localidad.