Sistemas de gobierno

Se llama gobierno a la autoridad investida con los poderes del Estado que rige políticamente una nación, para dirigirlo y administrarlo.

Se puede considerar al gobierno como un gran administrador colectivo.

El gobierno se erige como instancia suprema en la administración del Estado, conformándose con un conjunto de funcionarios públicos encargados de regirlo y administrarlo. Puede decirse, entonces, que el gobierno es un gran administrador colectivo. Para garantizar la eficiencia e impedir la arbitrariedad en el ejercicio del poder, existe la división según las funciones. El legislativo se ocupa de legislar, el ejecutivo de llevar a la práctica y el judicial de velar por el cumplimiento de las leyes. De esta manera se busca el equilibrio con el control de uno a los otros. Pero aunque estén vinculados por el elemento poder, no es lo mismo gobierno que Estado. Mientras el gobierno es pasajero, transitorio, el Estado permanece.

¿Sabías qué...?
La democracia nació en Atenas entre los siglos VI y V antes de Cristo.

GOBIERNO Y ESTADO

El concepto sistema de gobierno o forma de gobierno refiere a la manera en que se ejerce el poder y a cómo se designan los gobernantes. Este concepto suele confundirse con el de forma de Estado, concepto que atiende principalmente a la estructura del poder del cual el Estado es titular y a su distribución espacial.

Los Estados pueden tener estructuras semejantes y estar regidos por formas de gobierno distintas, o a la inversa. Los ejemplos echan luz sobre la cuestión: Existen Estados federales que tienen estructuras similares como Estados Unidos y Alemania, pero con diferentes formas de gobierno, el primero presidencialista y el otro parlamentario; así como también podemos encontrar Estados con estructura diferente, como México que es federal y Chile que es unitario, pero con forma de gobierno semejante, ya que los dos son presidencialistas.

El poder político debe estructurarse para poder así ejercer su autoridad en el Estado y coordinar a las instituciones que lo conforman, generando los mecanismos de regulación requeridos de acuerdo a la forma de gobierno de que se trate. Así se constituyen modelos políticos que varían según el Estado o la época histórica. Estos modelos argumentan su instrumentación en motivos estructurales vinculados al territorio, la historia, la cultura, las creencias religiosas; o coyunturales, como las crisis económicas, peligros de diversa índole, guerras, pero que en definitiva siempre implican la aplicación de un proyecto ideológico.

CLASIFICACIÓN

El criterio para clasificar las formas de gobierno ha ido cambiando a través de la historia. Los primeros estudios destacados sobre el gobierno los realizaron los griegos. Un repaso breve permite ver cómo se ha ido modificando la visión sobre el tema.

Antigüedad

Platón (filósofo griego, 427-347 a. C.) consideraba dos forma de gobierno, la perfecta o aristocrática, que era el gobierno de los filósofos; la imperfecta o degenerada, que era el gobierno oligárquico o de unos pocos, la timocracia o gobierno de los propietarios, y la democracia, en la que gobiernan las masas.
Aristóteles (filósofo griego, 384 a. C. – 322 a. C) mezclaba el criterio numérico con el cualitativo para clasificar en formas puras (monarquía, aristocracia, democracia) y formas impuras (tiranía, oligarquía, demagogia).

Renacimiento

Nicolás Maquiavelo (estadista florentino, 1469-1527) reconocía sólo dos formas, la republicana y el principado, en tanto recomendaba un sistema mixto.

Ilustración

Montesquieu (filósofo francés, 1689-1755) modifica la clasificación aristotélica con la distinción entre monarquía, despotismo y república; y dentro de ésta entre democracia y aristocracia.
Rousseau (filósofo ginebrino, 1712-1778) distinguía entre democracia, aristocracia y monarquía, como Aristóteles, pero entendía que se confundían en el ejercicio.

Actualidad

En la actualidad prima el criterio que considera la existencia de tres formas básicas:

La monarquía
El máximo poder del Estado es ejercido por un rey, príncipe o emperador cuyo cargo es vitalicio (lo ejerce de por vida) y hereditario (lo hereda por tradición familiar de la dinastía o familia de reyes a la que pertenece).

Esta forma de gobierno tiene a su vez dos variantes:
Absoluta: El soberano ejerce de manera absoluta los poderes del Estado.
Constitucional: De acuerdo a lo dispuesto por la ley máxima, el monarca comparte responsabilidades con otros órganos que colaboran en el ejercicio del poder. Tal es el caso de países como Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Noruega, España, Japón y Bélgica.

La autocracia
Se trata de gobiernos arbitrarios ejercidos por grupos reducidos de personas o por un partido político. Se clasifican a su vez en:
Totalitarios: El poder está concentrado en el aparato estatal, y es utilizado para controlar a la población. Se organiza por lo general a través de un partido único consustanciado con el Estado y que no acepta disidencias. La historia contemporánea tiene por ejemplo el fascismo italiano, el nazismo alemán y el comunismo soviético.
Autoritarios: El poder limita la existencia del pluralismo circunscribiéndolo a aquellas expresiones que son afines a sus principios. Es un régimen de libertades limitadas.

La democracia
Democracia es el gobierno del pueblo. El origen mismo de la palabra la define así; viene del griego, demos significa pueblo y kratos, gobierno; gobierno del pueblo.
En este sistema todos los miembros de la comunidad tienen derecho a participar en los asuntos públicos, tanto en la gestión como en la dirección.

La prestigiosa Enciclopedia Británica la define así:

Forma de gobierno en la que el poder supremo se confiere al pueblo y es ejercido por él directa o indirectamente, a través de un sistema de representación que comporta elecciones libres y periódicas. En una democracia directa, el pueblo participa en el gobierno (como en algunas CIUDADES ESTADO de la Antigua Grecia, algunos CONSEJOS MUNICIPALES DE VECINOS como en Nueva Inglaterra y en algunos CANTONES en la Suiza moderna). Actualmente la mayoría de las democracias son representativas, concepto que surgió en gran medida de ideas e instituciones que se desarrollaron en la Edad Media europea, en la Ilustración y en las revoluciones americana y francesa. La democracia ha llegado a significar sufragio universal, competencia por el poder, libertad de expresión y prensa, y el imperio de la ley.

Sus características principales son las siguientes:

– Existencia de un estado de derecho.
– Gobierno de las mayorías con acompañamiento crítico de las minorías.
– Pluripartidismo político y pluralismo ideológico.
– Elecciones periódicas libres.
– Uso de métodos pacíficos en la solución de los conflictos.
– Alto grado de participación ciudadana.

A su vez este sistema permite la siguiente sub-clasificación:

• República democrática presidencial: El jefe del Estado y del gobierno es el presidente electo por el voto popular. Él elige a los miembros de su gabinete, los ministros que lo asisten en la gestión. La división de poderes es marcada.
• República democrática parlamentaria: El ejecutivo lo ejerce un monarca o presidente, quien se hace cargo de la jefatura de Estado, en tanto un primer ministro es la cabeza del gobierno y rinde cuentas al Parlamento. Cuando el Parlamento les retira su confianza, puede llegar a removerlos en su cargo. Estos regímenes pueden a su vez clasificarse en:
Monárquicos si el jefe de Estado es un rey o príncipe.
Republicanos si el jefe de Estado es un ciudadano electo.

Teocracias

Se trata de los Estados cuya autoridad política es ejercida por la autoridad religiosa. En estos casos la legislación queda supeditada a los preceptos que rigen la religión de que se trate, como ocurre con la sharia2 en el mundo islámico o el derecho canónico3 en el Vaticano. Pueden darse de tal manera que las formas se combinen, como en el caso de Irán, con un régimen presidencialista teocrático.

2 Cuerpo de Derecho Islámico
3 Ordenamiento jurídico de la Iglesia Católica

LA FORMA Y EL NOMBRE

Muchos Estados han optado por incorporar a su nombre oficial una referencia a la forma de gobierno o su estructura territorial. En realidad este agregado no define por sí el régimen político del Estado que nombra. Como ejemplos se pueden citar: Emiratos Árabes Unidos o República Islámica de Irán, República del Perú, Reino de España, Estados Unidos Mexicanos, República Bolivariana de Venezuela, Principado de Andorra, Gran Ducado de Luxemburgo, Federación Rusa, República Federal de Nigeria, República Popular Democrática de Corea. Contabilizando los casi doscientos estados nacionales que existen, apenas dieciocho no agregan palabra más a su nombre geográfico, como ocurre con Jamaica; mientras que once sólo indican que son “estados”. La forma más común es “república”, con 132 casos de muy distinto tipo. Las monarquías son 33 (18 de ellas “reinos”).

Antigua Roma

Surgida a partir de la fundación de la ciudad de roma en la península itálica, ocurrida hacia el siglo VIII a. C, la civilización romana se expandió territorialmente hasta abarcar desde gran bretaña al Desierto del Sahara y desde la península ibérica al Éufrates.

Coliseo Palatino.

LAS ETAPAS

La civilización romana, perteneciente a la Edad Antigua, como la Antigua Grecia, el Antiguo Egipto y la Mesopotamia (civilizaciones que la antecedieron e influyeron en su cultura, sobre todo Grecia), mantuvo su vigencia durante doce siglos, iniciándose como una monarquía con influencia etrusca para luego pasar a ser una república latina y finalmente el gran Imperio Romano que dominó Europa Occidental y los alrededores del Mar Mediterráneo.

LA MONARQUÍA

La ciudad de Roma se fundó el 21 de abril del año 753 a. C. quedando instaurada a partir de entonces la monarquía. Este sistema perduró hasta el año 509 de la misma era, cuando Tarquino el Soberbio, el último rey, fue expulsado para dar paso así a la República Romana. Ver infografía, páginas 45 a 47.

De esa etapa es escasa la documentación con que se cuenta, de modo que es poco lo que se puede afirmar terminantemente. Lo escrito sobre este periodo de la historia data del tiempo de la República y el Imperio y está basado fundamentalmente en las leyendas de Virgilio (Eneida) y Tito Livio (Ab Urbe condita). Pero si bien los orígenes de la monarquía no son precisos, puede afirmarse según investigaciones arqueológicas y lingüísticas, que fue la primera forma de gobierno que adoptó la ciudad.

Según la cronología de Varrón, durante los 243 años que duró la monarquía, Roma fue gobernada por siete reyes, con un promedio de 35 años por cada reinado; sin embargo estas son cifras cuestionadas porque la expectativa de vida en aquel tiempo debió dificultar esta posibilidad. Lamentablemente la acción violenta de los galos que saquearon la ciudad después de la batalla de Alia, en el 309 a. C. destruyó todos sus registros históricos y con ellos el testimonio que echara luz sobre el tema. Por esta razón tampoco hay certeza acerca del momento en que la monarquía pasó a manos de los etruscos, e incluso hay estudiosos que niegan que esto haya sucedido, y sostienen en cambio que sólo se trataría de alguna familia de origen etrusco que habría accedido a la realeza sin que esto implicara un control de los etruscos sobre los latinos.

Foro Romano. Allí se desarrollaba la vida pública, cultural y económica del Imperio.

Los reyes

Las funciones del rey eran ejecutivas, judiciales y religiosas; también intervenía en cuestiones legislativas, pero de manera acotada porque de estas cuestiones se ocupaba el Consejo de Ancianos o Senado, con derecho a veto sobre las leyes propuestas por el rey. Las leyes debían además pasar por otra instancia que era la de la Asamblea o Curia, órgano integrado por todos los ciudadanos en edad militar.

Los reyes eran elegidos por el pueblo, con la sola excepción de Rómulo, que ejerció su reinado por el derecho que le daba haber sido el fundador de Roma. La elección hecha por el pueblo era de por vida, sin intromisión de fuerzas militares, lo que llevó a los historiadores antiguos a sostener que el rey se elegía por sus virtudes y no por su ascendencia. El alcance de su poder es difícil de discernir. Hay autores que creen que el poder supremo residía en el pueblo, en tanto el rey era sólo el jefe del ejecutivo; otros afirman que el poder soberano estaba en el rey y que al Senado y al pueblo sólo les quedaba el control sobre cuestiones menores.

Al fallecer el monarca y hasta la elección del siguiente se producía un interregno (interregnum) durante el que el Senado podía convocar y designar a un interrex para que ocupe el cargo durante un periodo corto, generalmente menos de un año, y mantener de esta manera los auspicios sagrados, en tanto el trono permanecía vacante.

El senado

Para balancear el poder del rey, los romanos crearon la institución del Consejo de Ancianos (Senado), conformado por miembros electos por cada gens1, con carácter vitalicio. El número de miembros era invariable, pues las sucesivas familias surgían de un tronco común, de manera que integraban alguna de las gens ya existentes, lo que hacía invariable el número de senadores.

Pero esta regla tenía una excepción que se daba ante la muerte de un senador. En ese caso el rey estaba facultado para nombrar un sustituto temporal hasta que la gens designara al nuevo miembro. Partiendo de esta norma excepcional terminaron concediendo al rey la elección de los senadores.

El senado actuaba como órgano consultivo y a pesar de que en principio era elegido por el pueblo, el rey lo convocaba a menudo para considerar sus propuestas. Las reuniones del órgano se realizaban en el foro, en la sala llamada bule. Allí decidían a quien correspondía la responsabilidad de manejar las entradas de dinero, y a quien la de enfrentar al rey.

1. Las gens habrían estado constituidas por varias familias procedentes de un antepasado común y regidas por un patergentis, constituyendo un eslabón intermedio entre la familia y las civitas.

LA REPÚBLICA ROMANA

La república se inició tras la caída de Tarquino el Soberbio en el año 509 a. C. y se mantuvo por más de 450 años, hasta que, los conflictos políticos desatados por el control del poder, llevaron a una serie de guerras civiles que desembocaron en la instauración de la forma de gobierno imperial.

El origen de la palabra “república” proviene de las voces latinas res: cosa; pública: pueblo. Es decir que desde la etimología de la palabra con que se nombraba al régimen instaurado, se anunciaban sus pilares, la representatividad y la participación política, desterrando así el poder absoluto de la etapa anterior. El afianzamiento de las nuevas instituciones de gobierno y justicia, llevan a una etapa de esplendor que permiten que Roma se expanda merced a su poderoso ejército. La nueva república impone su dominio en una extensa zona que incluye territorios en Europa meridional, Asia Menor y África septentrional. La característica de la conquista es la asimilación de la cultura de los pueblos conquistados, hecho que convierte a Roma en la depositaria de la cultura de la antigüedad. Pero la exclusión de la plebe en el reparto de poder trajo consigo un conflicto entre esta clase y los patricios, que se iría agravando con los años hasta culminar con el establecimiento del régimen imperial.

Monedas romanas.
LAS INSTITUCIONES REPUBLICANAS

El cambio institucional no implicó la desaparición completa de las antiguas instituciones monárquicas, sino, en muchos casos, su adaptación a la nueva forma de gobierno. Los principales organismos de entonces fueron:

1. Los Cónsules: Eran elegidos anualmente en número de dos por la asamblea popular. Su poder se asemejaba al del rey durante la monarquía, a ellos correspondía la dirección suprema del Estado en tiempos de paz y de guerra, la consulta a los dioses, la convocatoria del Senado y de la Asamblea Popular, así como la administración de justicia. Al controlarse mutuamente, los cónsules evitaban la usurpación del poder por parte de uno de ellos. Cuando finalizaban su mandato debían rendir cuenta de sus actos de gobierno ante la Asamblea.
Las leyes contemplaban una situación excepcional: en caso de emergencia y peligro nacional debían nombrar un dictador con poderes absolutos que no podía durar en el cargo más de seis meses.

2. El Senado: Esta institución que venía del tiempo de la monarquía, durante la república mantuvo sus atribuciones y se afianzó como organismo consultivo. Se ocupaba de aconsejar a los cónsules, dirigir el ordenamiento interior y la política exterior.

3. Las Asambleas: Existían tres tipos de asambleas:

  • Asamblea Curial: Estaba conformada por patricios que comprendían 30 curias, en cada una de las cuales se votaba por cabeza para obtener así la opinión de la mayoría. Constituyó la asamblea más antigua.
  • Asamblea Centurial: La formaban los ciudadanos bajos sistema militar, agrupados de a cien con un voto por agrupación. Sus reuniones eran presididas por los cónsules, a quienes tenían la responsabilidad de elegir, además de dictar leyes.
  • Asamblea Tribal: En estas asambleas se reunía la plebe agrupada en tribus, de ahí que sus acuerdos (que tenían fuerza de ley) se llamaran plebiscitos. Correspondía a sus atribuciones la de nombrar a los Tribunos de la Plebe.

IMPERIO ROMANO

Esta etapa se inició en el año 29 a. C. con la llegada al gobierno de Augusto (Octavio), y se mantuvo vigente hasta el año 476 d. C., cuando se produjeron las invasiones bárbaras.
Los emperadores impusieron el absolutismo concentrando todos los poderes, político, militar, religioso y administrativo.
El Imperio abarcó territorios en tres continentes, sur y oeste de Europa, oeste de Asia y norte de África.

Los comienzos

Tras derrotar a Marco Antonio en Egipto poniendo fin a los enfrentamientos internos, Octavio pasó a ser el hombre fuerte del mundo romano. Así fue que hizo su entrada triunfal en Roma en agosto del año 29 a. C. iniciando un periodo de paz tras un siglo de conquistas y guerras civiles. Por este motivo el pueblo y el Senado le rindieron honores otorgándole los títulos de Imperator, Gran Pontífice, Príncipe del Senado, Augustus (persona sagrada) y César, que era el nombre de su padre adoptivo. De esta forma Octavio se convirtió en el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto, por eso la historia recuerda esta etapa, la más brillante de las letras y el arte latino, como “El siglo de Augusto”.

Coliseo Romano.
¿Sabías qué...?
La mano de obra esclava potenció el desarrollo de la minería.

El gobierno de Augusto

Emperador Augusto.

Augusto se ocupó de reorganizar el gobierno introduciendo grandes reformas. Para avanzar en sus propósitos pasó la legalidad a un plano meramente formal, logrando mediante maniobras políticas el control sobre los funcionarios y las instituciones. Así fue que maniató al Senado, las Asambleas y las Prefecturas, logrando que actuaran según su conveniencia. A la nobleza le permitió conservar las riquezas en tanto en lo político fuera sumisa al emperador. La clase media desapareció y creció en número la plebe, con una gran mayoría de desocupados subsidiados por el Estado por medio de donaciones en dinero, cereales, agua y juegos y espectáculos públicos. Los influyentes obtuvieron cargos en el Senado, o en las finanzas, o como gobernadores de provincias menores y prefecturas. En tanto los esclavos, que habían aumentado considerablemente por las guerras de conquista, se ocupaban de las tareas domésticas, la agricultura, la minería y las construcciones.

Entre las actividades productivas la que se vio perjudicada fue la agricultura, ya que la concentración de grandes extensiones de tierra en pocas manos (latifundio) hizo que los campesinos que quedaron sin tierra migraran a la ciudad. En cambio creció la minería gracias a las provincias conquistadas y a la gran cantidad de mano de obra esclava, y se benefició el comercio con la creación del puerto de Ostia que facilitaba el tráfico entre Oriente y Occidente.

Los sucesores

Con Augusto se inauguró la dinastía Julio-Claudia, que representa el esplendor del Imperio Romano. Esta etapa termina en el año 68 con Nerón, continuando un periodo de inestabilidad que culmina con el año de los cuatro emperadores, del que emerge como vencedor Vespasiano, inaugurando la dinastía Flavia, de origen no patricio. Luego se suceden, entre los años 96 y 180 los llamados “cinco emperadores buenos”, Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio, en un tiempo llamado “edad de plata”.

Finalizada esta etapa asume Septimio Severo y con él comienza el periodo de la monarquía militar que culmina en la anarquía durante el siglo III, que se prolonga hasta la llegada de Dioclesiano, tras un largo periodo de luchas por el poder de los emperadores que eran nombrados por sus legiones sucediéndose ininterrumpidamente.

Caída del Imperio

A Dioclesiano, quien ostentó el poder entre el año 284 y el 305, le tocó la tarea de reorganizar el Imperio instituyendo la tetrarquía. Su sucesor, Constantino el Grande, quien institucionalizó el cristianismo como religión oficial, será el último emperador del imperio unificado, pues poco después Teodosio divide el imperio entre sus hijos, Arcadio y Honorio, estableciéndose el Imperio Romano de Oriente, con sede en Constantinopla, y el de Occidente, con su sede tradicional, Roma.

Entre las razones de la caída está la rapiña soldadesca cada vez más barbarizada.

Razones de la caída

Los historiadores llevan siglos debatiendo acerca de las razones de la caída del Imperio Romano. Según la teoría tradicional, que es a la que adhiere la mayoría, los rasgos más importantes pueden resumirse en 7 puntos:

1. Ruina económica: depreciación monetaria, carestía y contracción de la actividad, en especial de la comercial, lo que conduce a la autarquía.

2. Guerras civiles e intensificación de las rapiñas de una soldadesca cada vez más barbarizada.

3. Plagas pestíferas y despoblación.

4. Desórdenes internos, revueltas sociales, bandidaje terrestre y marítimo (piratería sajona).

5. Abandono de tierras y expansión de la vinculación personal (colonato).

6. Luchas de poder entre el ejército bárbaro y los funcionarios civiles romanos por la dirección del Estado, con victoria de los militares: surgen diversos caudillajes.

7. Destrucción de las clases privilegiadas e imposición del dominio del campo sobre la ciudad.

CLASES SOCIALES

La organización social consagraba la desigualdad, lo que generó una tensión entre las clases que actuó como motor de su historia. Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. El núcleo de los conflictos estaba dado por la tensión entre patricios y plebeyos, y en menor medida por la rebelión de los esclavos.
Pero no fue una sociedad estática sino que durante el transcurso de su historia hubo cambios y evolución.

CULTURA

La cultura romana se forjó en el intercambio con civilizaciones diferentes y muy desarrolladas como la griega, la mesopotámica y la egipcia. Estas culturas contribuyeron a la formación de la cultura y arte de los romanos. Pero a su vez, la instauración del latín como lengua de todo el imperio, hizo que su cultura se expandiera detrás de sus conquistas, llegando hasta la más alejada de las provincias fronterizas.
Se destacaron en la tecnología, los edictos de los pretores, las disposiciones del senado, de la asamblea popular y de los emperadores y las opiniones de los jurisconsultos romanos. Los principios fundamentales se han incorporado a la legislación de todos los pueblos civilizados por Roma.

GUERRAS PÚNICAS

Tuvieron lugar entre los años 264 y 146 a. C. como resultado del enfrentamiento entre Roma y Cartago. El nombre de Púnica viene de latín y hace referencia los cartagineses, descendientes
de los fenicios.
El motivo de las guerras, tres en total, fue el interés de la República Romana por extender el control territorial sobre Sicilia, para entonces bajo dominio cartaginés. Cartago era una potencia naval que dominaba el Mediterráneo Occidental; Roma era una potencia en ascenso, pero sin poderío naval. El desarrollo de los enfrentamientos llevó más de cien años y cientos de miles de muertos de ambos bandos, al cabo de los cuales Roma conquistó Cartago, arrasó la ciudad capital y se erigió en el Estado más poderoso del Mediterráneo ya que, simultáneamente vencía en las Guerras de Macedonia y en la Guerra Romano-Siria.

Cartago.

La república, por Platón

Escrita en forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, La República está considerada como la obra de mayor peso que ha dejado Platón, el famoso filósofo griego. El nombre viene del griego, y su traducción es “ciudad-estado”.

El célebre pensador griego se propone con esta obra ahondar en dos temas fundamentales como son lo justo y lo injusto. Su objetivo es demostrar la necesidad moral, tanto para el Estado como para el individuo, de ajustar su conducta a la justicia, según la virtud, siguiendo la idea del bien como principio de buen orden para las sociedades y para las almas. Allí residen para Platón la felicidad pública y privada.

El pensamiento de Platón es una de las tantas herencias que Occidente recibió de la Antigua Grecia.

Con este propósito Platón sigue un plan que por momentos se interrumpe por la libertad que se permite en los diálogos. Pero con la misma facilidad retoma su idea principal en la que considera al Estado como una persona moral semejante a la humana, salvo en sus proporciones. A grandes rasgos el filósofo griego muestra la propia naturaleza y los efectos inmediatos de la justicia.

Para él solo se llega a una sociedad perfecta y dichosa cuando la política se subordina a la moral. Desde ese presupuesto parte a observar la relación con el alma, considerando a ésta como gobierno del individuo. Indagando llega al mismo resultado, un alma alcanza la dicha cuando es justa. Eso lo lleva a concluir que tanto el Estado como el individuo que accionan impulsados en un principio opuesto al de justicia, serán más desgraciados cuanto más injustos.

Esa es la ley de las sociedades y de las almas, con la virtud y la felicidad unidas de la misma manera que están unidas la desgracia y los vicios. Para Platón esta es una ley cuya sanción suprema corresponde a una vida futura, por lo que dedica a probar en el libro diez, último de la obra, que el alma es inmortal

LA OBRA

Platón expresa en la obra su idea del arte, lo político, la sociedad, la justicia, la inmortalidad, la virtud, el bien y el mal, y lo hace en forma de diálogo entre los personajes.

Dada su extensión, se cree que en realidad se trata de un compilado de diálogos que expresan su pensamiento respecto de problemas que considera fundamentales. Platón comenzó su trabajo en La República entre los años 390 y 385 a. C., para terminarla posiblemente entre 385 y 370 a. C., que fue su periodo de madurez. Allí, en su obra monumental, Platón expone su idea del Estado ideal, el deber ser para que el hombre alcance la felicidad y desarrolle su moralidad.
El ámbito en que se desarrolla la obra es la casa de Polemarco, hijo de Céfalo, en el Pireo, en el mes de junio en un día caluroso. Allí se reúnen los personajes que animan el diálogo.

Personajes

Sócrates (470-399 a. C.):
Maestro de Platón y creador del método denominado mayéutica (arte de alumbrar los espíritus), con cuya aplicación conseguía que sus interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos. Este filósofo, casado y con tres hijos, es el personaje principal de los diálogos.

Céfalo:
Muerto probablemente en el 439 a. C., este hijo de Lisanias y padre de Lisias, Polemarco y Eutidemo, aparece solamente en el libro I haciendo un elogio de la ancianidad y deslizando el tema de la justicia como concepto comercial.

Lisias (459-380 a. C.):
Nacido en Atenas se dedicó a la oratoria, comenzando a los 15 años con sus estudios de retórica. En el año 404 a. C. fue privado, tanto él como su hermano Polemarco, de todas sus posesiones por los “Treinta Tiranos” que por entonces controlaban la ciudad.

La Academia fundada por el filósofo griego, un legado a la humanidad.

Cuando asesinaron a Polemarco escapó y se refugió en una población vecina. Pudo regresar a Atenas en el 403 a. C. cuando cayeron los tiranos y se restableció el gobierno democrático. Desde entonces se ganó la vida escribiendo discursos para litigante, en tanto continuaba con los negocios de su padre y emprendía acciones legales contra los responsables de la muerte de su hermano. Se cree que no tenía una buena relación con Platón.

¿Sabías qué...?
Platón, en su juventud, se habría interesado por artes como la pintura, la poesía y el drama.

Polemarco:
Este aficionado a la filosofía y la política, fue asesinado por defender la democracia durante el gobierno de los “Treinta Tiranos” (gobierno en el que Platón tenía familiares). Aparece en el libro I planteando la idea de justicia de los poetas. Idea que también sostenía Simónides y que puede entenderse como una concepción de la justicia en tiempos de guerra.

Eutidemo:
Tercer hijo de Céfalo del que se tiene poca información.

Trasímaco:
A este sofista y orador, lo moral y lo político sólo le interesaban incidentalmente. Era un pensador con muchos conocimientos, producto de una sólida formación. En su aparición en el Libro I establece una analogía entre el hombre justo, al que siempre le va mal, y el hombre injusto, que saca provecho de todas las cosas. Junto a él aparecen dos de sus admiradores.

Carmántides:
Hijo de Qeréstrato, discípulo de Sócrates, participó de la batalla de Targelías en el 400 a. de C.

El Monte Olympos y sus reflejos de la Antigua Grecia.

Clitofonte:
Hijo de Aristómino y discípulo de Sócrates, partidario de una oligarquía moderada, participó de los acontecimientos del 411 a. C. cuando se estableció el llamado gobierno de los Cuatrocientos.

Adimanto:
Se cree que su padre, Aristón, descendía de los primeros reyes de Atenas, en tanto su madre, Perictione, descendía de Dropides, miembro de la familia del legislador del siglo VI a. C., Solón. Era hermano mayor de Platón.

Glaucón:
Hermano menor de Platón, era considerado un “hombre de mundo”, enamoradizo y amante de los animales y la música. Del Libro II en adelante se convierten casi en los únicos interlocutores de Sócrates.

Temática

Estructurado en diez libros, cada uno tiene sus temas principales que son tratados en los diálogos.

Libro I: Análisis de la justicia hecho por Céfalo, Polemarco y Trasímaco.

Libro II: Introducción a la justicia, censura de los poemas inapropiados y posibilidad de la guerra con fines necesarios.

Libro III: Estudio de la educación de los guardianes, la analogía del médico y el juez y la elección de los gobernantes del Estado.

Libro IV: Las virtudes, el Estado ideal y la justicia.

Libro V: Observaciones sobre la educación de la mujer y los hijos y una analogía entre el filósofo (amante de la epísteme) y el filodoxo (amante de la doxa).

Libro VI: Consideraciones sobre los filósofos y la analogía del bien y el sol.

Libro VII: “El mito de la caverna”, ciencias para llegar al uso de la dialéctica y poder servirse del mundo inteligible y cronología del plan de estudios.

Libro VIII: Los cinco modelos de organización política y las cinco formas del alma.

Libro IX: El tirano y el hombre feliz.

Libro X: Consideraciones sobre la poesía y el destino final de las almas.

EL AUTOR

Aristocles Podres, apodado “Platón” (“el de los hombros anchos”), era hijo de una familia perteneciente a la aristocracia ateniense, los Glaucón. Su padre era Aristón y su madre Perictione.

Sus años de juventud transcurrieron influidos por la guerra del Peloponeso. A los 21 años integró el círculo de Sócrates, quien produjo un viraje en su pensamiento filosófico. Al morir su maestro, en el año 399 a. C., se refugió en Megara durante un tiempo y allí comenzó a escribir sus diálogos filosóficos.

Por sus conocimientos y habilidades los griegos lo llegaron a considerar como hijo de Apolo, y hacían circular la leyenda que durante su infancia las abejas habían anidado en sus labios como profecía las dulces palabras que salían de ellos.

Platón pudo seguir el juicio de su maestro Sócrates, pero no su ejecución, hecho que lo entristeció profundamente y de lo que dejó testimonio en sus primeros escritos que registran la memoria de su maestro. Incluso se ha dicho que muchas de sus reflexiones sobre la ética intentaban terminar con las injusticias que tanto habían afectado a Sócrates.

En el año 396 a. C. comenzó un viaje por Egipto y otros lugares de África e Italia en busca de conocimientos. En Cirene conoció a Aristipo y al matemático Teodoro y en Magna Grecia entabló amistad con Arquites de Tarento y se interiorizó en las ideas de los seguidores de Parménides.

Platón (Atenas o Egina, 427-347 a. C.)
LAS ETAPAS

Escrita en forma de diálogos, su obra pertenece a cuatro etapas diferentes:

1. A su trabajo de este tiempo lo caracterizan los llamados diálogos socráticos o de juventud. Allí vuelca sus preocupaciones éticas. Se notan en ellos las influencias de Sócrates. Las más destacadas son: Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Cármides, Laques y Eutifrón.

2. Sigue una época de transición caracterizada por cuestiones políticas y por la incipiente aparición de la Teoría de la Reminiscencia y la filosofía del lenguaje. Se destacan: Gorgias, Menón, Crátilo, Menéxeno, Eutidemo, Hipias Menor e Hipias Mayor.

3. La madurez o diálogos críticos. Aquí Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas y desarrolla con más detalle la de la Reminiscencia. Igualmente se trata de distintos mitos. Destacan: El Banquete, Fedón, La República y Fedro.

4. De la vejez o diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas sobre la naturaleza y la medicina. Destacan: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo y Leyes.

Unos años después, hacia el 388 a. C. viajó por Sicilia y Siracusa, donde aprendió muchas de las cuestiones inherentes al gobierno que luego desarrollaría en La República. Pero sus ideas, irreverentes con el poder, lo llevaron a prisión.

Llegó incluso al mercado de esclavos, donde fue reconocido por Aníceris de Círene, quien lo compró para devolverle la libertad.
Después de recobrar su libertad, se estableció en una finca en las afueras de Atenas.

¿Sabías qué...?
Platón fundó la Academia y la misma funcionó ininterrumpidamente hasta que fue destruida por los romanos.

Allí fundó un centro especializado en filosofía y cultura conocido como Academia. El nombre se debía al anterior dueño de la finca, Academo. Su Academia estuvo vigente de manera ininterrumpida hasta que fue clausurada por Justiniano I en el 529 d. C. quien la consideraba una amenaza para la propagación del cristianismo. Allí se formaron numerosos intelectuales de aquel tiempo, entre ellos Aristóteles.

Otros filósofos influyeron sobre el pensamiento de Platón. De Pitágoras tomó las nociones sobre armonía numérica; de Anaxágoras la idea de que la inteligencia o la razón llena todo; de Parménides la unidad de todas las cosas y el concepto del alma. Allí, en su Academia, Platón murió en el año 347 a. C.