Tragicomedia

Podemos decir sólo por el nombre de que una tragicomedia es una obra dramática que contiene elementos trágicos y cómicos, pero ¿cómo se combinan estos elementos para crear algo totalmente distinto de la tragedia o la comedia?

La tragicomedia tiende a dividirse en dos categorías principales: aquellas historias en las que una serie potencialmente trágica de acontecimientos se resuelve felizmente y aquellas en las que la comedia tiene matices oscuros o amargos.

La tragicomedia puede ser una tragedia con un final feliz, o puede ser una tragedia con suficiente alivio cómico.
La tragicomedia puede ser una tragedia con un final feliz, o puede ser una tragedia con suficiente alivio cómico.

Breve historia

El término apareció por primera vez alrededor del siglo III a. C. cuando el comediante romano Plauto usó la palabra tragicomedia para referirse a su obra Amphitruo.

En España, la novela de diálogo de Fernando de Rojas La Celestina en 1499 fue subtitulada como la tragicomedia de Calisto y Melibea, mientras que en la Italia del siglo XVI se aplicó el término a varias obras de Giovanni Giraldi.

Varias de las obras de Shakespeare, especialmente El mercader de Venecia, Medida por medida, Troilo y Cressida y Cymbeline, se describen regularmente como tragicomedias. Muchas obras pastorales de los siglos XVI y XVII son fundamentalmente tragicomedias románticas. La primera tragicomedia francesa, Bradamante de Robert Garnier, fue publicada en 1582. Alexandre Hardy desarrolló el género a principios del siglo XVII e influenció a sus compatriotas Molière y Corneille, cuyo Le Cid ha sido llamada “la tragicomedia perfecta”.


Una tragicomedia es una obra que no es ni una comedia ni una tragedia, aunque tiene las características de ambas.

Características

Para tener una mejor comprensión de cómo funciona la tragicomedia, lo primero que se deben conocer son las características de la comedia y la tragedia.

Comedia

Históricamente, el drama cómico tiende a finalizar con un matrimonio o un nacimiento. De cualquier manera, hay algunos aspectos románticos o eróticos presentes.

Gran parte de la comedia de la antigua Grecia es lo que se conoce como comedia de errores, que por lo general utiliza dispositivos como la identidad equivocada y palabrotas para efecto cómico.

Las comedias suelen ser ricas en juegos de palabras.

Tragedia

Normalmente hay al menos una muerte (real o metafórica) y con frecuencia hay tragedias en las que uno o más personajes están muertos al final.

Los errores son una gran parte de la tragedia también. La mayoría de los errores trágicos son el resultado de algún vicio humano, como el orgullo, la ira o la irreverencia de la autoridad divina.

Muchas consecuencias trágicas no sólo son irreversibles, sino también aplicables a las generaciones futuras, es decir, mediante tratados fallidos, campañas militares, etc.

Cualquiera de las características de estos géneros se puede combinar para formar una tragicomedia.
Cualquiera de las características de estos géneros se puede combinar para formar una tragicomedia.

Ejemplo de tragicomedia

Un ejemplo popular para describir la tragicomedia es El mercader de Venecia.

Ésta tiene una estructura cómica basada en la persecución de los pretendientes de Porcia y uno de los personajes centrales, Shylock, le da el toque trágico que deja al lector con una particular inquietud.

La sensación al final de la obra no es ni de alegría ni de infortunio. La obra tiene una estructura evidentemente cómica, pero también hay una poderosa historia trágica. Por lo tanto, puede llamarse tragicomedia.

Finalidad de la tragicomedia

El propósito principal de la tragicomedia es describir la naturaleza dual de la realidad, donde el entrelazamiento de ambos aspectos proporciona una visión cómica y trágica de la vida.

La tragicomedia se utiliza principalmente en los dramas y el teatro. Dado que las obras trágicas se centran exclusivamente en los protagonistas y las obras de comedia carecen de foco y preocupación, se crea la tragicomedia como un tipo de juego donde se desarrolla un modo de vida a través del absurdo y la seriedad.

Primera ley de la tragicomedia

Esta ley describe que en cualquier obra que tenga drama y comedia, el drama aumenta proporcionalmente con el nivel de tensión en la historia, mientras que en la comedia funciona de manera contraria.

Paulo Freire

Paulo Freire fue un pedagogo brasilero nacido el 19 de septiembre de 1921. Dedicó su vida a tratar temas de educación y es considerado uno de los más influentes del siglo XX en la materia.

Estudió filosofía en la Universidad de Pernambuco e inició su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación. En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo.

Freire estaba influenciado por las ideas marxistas y leninistas. Photo by Slobodan Dimitrov

A partir de entonces, y desde unas creencias profundamente cristianas, concibió su pensamiento pedagógico, que es un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional.

Fue la suya una pedagogía del oprimido, ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales.

Publicó, entre otros títulos, La educación como práctica de la libertad (1967), Pedagogía del oprimido (1969) y Educación y cambio (1976).

Paulo Freire falleció el 2 de mayo de 1997. En la actualidad, continúan sus legados figuras de la talla de Henry Giroux y Shirley R. Stinberg.

Roberto Arlt: El juego, la calle y la rabia

Roberto Arlt es, sin duda, uno de los escritores que mejor supo reflejar la ebullición de Buenos Aires en los comienzos del siglo XX. Sus textos dan cuenta de una ciudad en constante mutación, producto de un nuevo entramado social que modifica de manera inevitable a sus habitantes. En educ.ar nos internamos en la tumultuosa Buenos Aires de Arlt a través de uno de sus libros emblemáticos: El juguete rabioso y de un desarrollo en Google Earth que recupera fragmentos de su obra.

Por Tomás Fernández

Roberto Arlt nació en la ciudad de Buenos Aires en 1900, un año después que Jorge Luis Borges, y murió en esa misma ciudad en 1942. En esos años, la ciudad pasó de ser una “gran aldea” de unos 700.000 habitantes a alcanzar los 2.500.000, cifra que, con un ligero crecimiento a fines de los 40, se mantiene hasta la actualidad.

Roberto Arlt

Esa ciudad en constante ebullición es una presencia de cuerpo completo en la narrativa de Arlt. Un ejemplo perfecto es El juguete rabioso (1926). En esta, la primera gran novela urbana argentina, el mayor protagonista es –junto con el narrador Silvio Astier–, la Buenos Aires moderna. La clara evolución narrativa de Arlt entre el primer capítulo de la novela, escrito probablemente en torno a 1919, y los siguientes, especialmente el tercero y el cuarto –sin duda de mediados de la década del 20, cuando el autor ya ha adquirido la destreza extraordinaria que se apreciará luego en Los siete locos y Los lanzallamas–, se manifiesta también en la perspectiva sobre Buenos Aires: al principio amable escenario de aventuras esperanzadas, la ciudad se convierte irremisiblemente en una figura maligna para quienes deben aceptar trabajos poco motivadores.

A lo largo de El juguete rabioso, Arlt narra hechos muy situados geográficamente, en los que no aparece lo típico sino lo específico de una situación ligada a un lugar concreto. La novela se inicia en el cuchitril de un zapatero a 100 metros de Plaza Flores, y se cierra, dos años más tarde, en ese mismo barrio. Pero Flores se ha convertido en un lugar tétrico y comercializado, sin el aire de aventura o romanticismo del primer capítulo. Esta diferencia no se explica por los cambios históricos ocurridos entre 1912 y 1914, sino por la frecuentación de espacios distintos: por un lado el de la niñez/juventud esperanzada; por el otro el de la juventud/madurez que debe aceptar trabajos tristes. A los 14 años, Astier soñaba con ser un inventor famoso y creía en el amor eterno (primer capítulo); ese mismo Astier se siente un dios cuando, a los 16 años (en el cuarto capítulo), logra venderles unos pocos kilos de papel a los comerciantes del barrio.

El ambiente no podría influir de manera más explícita sobre la (de)formación de un carácter. Y ese carácter no tendría ningún sentido, es más, sería absolutamente incomprensible, de no ser por la fuerte presencia, material y simbólica del espacio urbano concreto.

Aquí la urbe queda definida como infierno de los pobres y aplanadora de conciencias, pero a la vez creadora de una marginalidad social de gran interés narrativo. Este demi-monde será muy fructífero en la futura producción de Arlt. Ya en El juguete rabioso, y sobre todo en el tercer y cuarto capítulo, aparecen “raros” de claro corte arltiano: homosexuales, mendigos, macrós, rengos. Allí está el germen de los marginales que luego poblarán la narrativa arltiana: linyeras, prostitutas, locos, revolucionarios, fanáticos religiosos, asesinos, falsificadores, ladrones, castrados, jorobados, bizcas. Y todos estos marginales, vale la pena subrayar, son un subproducto de la urbanización creciente. Por supuesto, también en el campo hay asesinos y locos; pero su interacción plena, en tanto bajo fondo social, solo se vuelve compleja y matizada con el surgimiento de una pareja complejidad urbana. Este desfile de personajes sería absolutamente impensable en una novela argentina de principios del siglo XIX. Por eso en Arlt, más que en ningún otro autor, el lector siente la vibración de una Buenos Aires vital y concreta.

La ciudad no es un escenario vacío sino un monstruo por momentos encantador, por momentos peligroso, que engendra modos específicos del ser urbano. El joven Astier, para salvarse, debe huir de ese monstruo y, como el protagonista de Sobre héroes y tumbas, emigra hacia la Patagonia. Arlt, en cambio, encuentra una solución alternativa: consigue un trabajo de periodista en el diario El Mundo y, desde sus aguafuertes y su narrativa, le da una forma simbólica de extraordinaria vitalidad a ese monstruo infinito que es Buenos Aires.

La Buenos Aires de Roberto Arlt

El vínculo entre Roberto Arlt y las calles de la ciudad de Buenos Aires es más que una bella anécdota: es central en su obra. Continuamente aparecen referencias a la geografía porteña, y en este artículo rescatamos algunos de sus principales hitos en El Juguete rabioso (1926), Aguafuertes porteñas (1933) y El Jorobadito (1933). Te proponemos que releas estas y otras obras, busques más ubicaciones y las compartas en la sección comentarios.

Fuente: http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=103556&referente=estudiantes

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