Batalla de Cone

También conocida como la batalla de Yaguachi, fue un combate armado que se libró en la actual provincia ecuatoriana de Guayas, cerca de la zona de Yaguachi, entre las tropas de la División Protectora de Quito y las fuerzas realistas. Este conflicto resultó con la victoria patriota y la independencia definitiva de Guayaquil.

Ilustración de la batalla de Yaguachi. Atribución: CaburcaBatalla-de-YaguachiCC BY-SA 4.0

datos de interés

Fecha: 19 de agosto de 1821

Lugar: Yaguachi, provincia del Guayas, Ecuador

Resultado: victoria independentista

Cambios: se logró la independencia de Guayaquil

Beligerantes: Gran Colombia, Guayaquil y División Protectora de Quito contra el Imperio español y su Ejército realista

Comandantes: Antonio José de Sucre contra Francisco González

DESARROLLO

El presidente Aymerich diseñó un plan ofensivo con una tropa comandada por el coronel Francisco González, que había viajado desde Quito para terminar definitivamente con la revolución del 9 de octubre de 1820, fecha en la que Guayaquil proclamó su independencia. La idea consistía en enfrentar a ambos bandos el 20 de agosto de 1821.

Melchor de Aymerich y Villajuana (5 de enero de 1754-11 de octubre de 1836) fue un militar español y el último presidente y gobernador español de Quito.

Antonio José de Sucre lideraba las fuerzas independentistas y, al conocer las intenciones del ejército español, envió al general Mires a atacar de forma anticipada a los realista en Yaguachi, el 19 de agosto de 1821. La estrategia militar de Mires obligó al bando enemigo a replegarse, reorganizarse y a retroceder lentamente. La batalla terminó con la derrota de los realistas.

¿Sabías qué?
El coronel González se fugó del lugar del enfrentamiento con unos pocos hombres. En el campo de batalla las bajas realistas superaron por mucho a las patriotas, mientras que las fuerzas españolas perdieron cerca de 400 soldados, los independentistas tuvieron unas 20 víctimas.

El éxito patriota restauró el ánimo libertario, razón por la que se expidió el Decreto de Gratitud y Agradecimiento a la República de Colombia al general Sucre y sus oficiales.

Algunas de las más destacadas actuaciones durante esta contienda fueron llevadas a cabo por personajes como el coronel Cayetano Cestaris, el mayor Morán, Abdón Calderon, Baltazar García y de la Rocha y José Ariza, entre otros.

Los últimos años de Casimiro Marcó del Pont

Francisco Casimiro Marcó del Pont fue un militar y político español, reconocido por ser el último gobernador realista de Chile, antes de ser capturado por el Ejército patriota. A su forzosa dimisión le siguieron varios años de muy precarias circunstancias como prisionero.

La decisiva victoria patriota de la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 marcó el fin de la gobernación de Marcó del Pont, por lo que este, al enterarse del resultado de la contienda y de que el Ejército vencedor iba en camino a Santiago a reclamar su trono, intentó huir a Valparaiso; sin embargo, fue interceptado y capturado en la localidad del Totoral por una avanzadilla patriota que había sido prevenida de la presencia del ahora exgobernador, ya que el apoyo a los independentistas crecía por todo Chile tan rápido como ahora descendía la fidelidad al gobierno español.

¿Sabías qué?
Tras la captura, Marcó del Pont y José de San Martín tuvieron una entrevista secreta, pues el primero solo aceptó entregar su espada y  rendirse por completo ante un oficial de su categoría. Aunque no existe evidencia de ello, la tradición dicta que San Martín, como respuesta a ciertos comentarios discriminatorios que Marcó del Pont hizo en el pasado, se mofó de este durante dicho encuentro con las palabras: ¡Venga esa mano blanca, mi general!

Luego de dos meses bajo custodia patriota, Marcó del Pont fue enviado por San Martín como prisionero a Mendoza. Durante este tiempo, el español redactó una carta donde solicitaba al director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, que lo dejara en libertad a cambio de jurar por su honor que jamás volvería a levantar las armas en contra de la causa independentista; pese a ello, la carta nunca llegó a su destino, y Marcó del Pont fue trasladado desde Mendoza a San Luis junto a otros prisioneros españoles de la batalla de Chacabuco en mayo del mismo año.

En febrero de 1819 se levantó un motín de prisioneros españoles en San Luis en el cual Marcó del Pont, fiel a su palabra, nunca participó, por lo que fue absuelto de ser ejecutado. No obstante, esto no evitó que fuera trasladado nuevamente, esta vez a la hacienda de La Estanzuela, donde fue encarcelado y abandonado. Las precarias circunstancias físicas y emocionales que sufrió en el lugar afectaron gravemente su estado de salud, lo que causó su muerte en 1821.

Retrato de Casimiro Marcó del Pont.

Pedro Antonio Olañeta y la batalla de Tumusla

Pedro Antonio Olañeta fue un destacado militar español reconocido por defender de manera abierta y absoluta el sistema realista, por lo que se convirtió en un obstáculo constante para la causa patriota durante la guerra de la independencia latinoamericana. Esta resistencia terminó cuando Olañeta murió en la última de las batallas del Alto Perú: la de Tumusla.

Antecedentes

Pedro Antonio Olañeta nació en 1770 en el antiguo territorio español de Vizcaya, bajo el seno de una familia de comerciantes que se mudó a Suramérica y que logró instalarse cómodamente en diferentes regiones del Alto Perú y el Virreinato del Río de la Plata, una profesión que Olañeta no tardó en adoptar y que le aportó grandes riquezas y propiedades. Al mismo tiempo, se unió a la milicia de Potosí en su juventud, donde pronto consiguió escalar posiciones.

El gran cambio en su vida inició con la Revolución de Mayo en 1810, con una nueva y poderosa dirección en Buenos Aires dispuesta a liberar del yugo de la Corona española al continente y que forzaría a las regiones a elegir bandos; Olañeda, luego de reflexionarlo, se decantó por apoyar a los realistas, pues un cambio en este sistema podría perjudicar su acomodada situación. Desde entonces se desempeñó como un líder militar realista en diversas batallas contra los independentistas, especialmente aquellas destinadas a detener los avances que estos realizaban para tomar el control de las tierras del Alto Perú.

La batalla de Tumusla

La batalla de Ayacucho determinó la derrota de las principales fuerzas realistas y dio pie a la independencia de Perú. Sin embargo, un sector de los españoles no aceptó estos resultados, incluido Olañeta. Él mismo se dirigió con sus tropas al Alto Perú para ofrecer una última resistencia desesperada contra los patriotas. Sin embargo, el coronel Carlos Medinaceli, uno de los hasta entonces subordinados de Olañeta situado en estas tierras, se reveló a favor de los patriotas. Al enterarse, Olañeta salió de inmediato a enfrentarlo, mientras su ahora enemigo reforzaba su ejército en Cotagaita con otros simpatizantes de la causa.

Los dos ejércitos se encontraron a orillas del río Tumusla el 1° de abril de 1825. Los hombres de Olañeta eran más numerosos y estaban mejor armados, pero la estrategia de Medinaceli fue superior, pues logró abatir al líder realista y con ello debilitar y desmoralizar sus tropas, hasta finalizar el combate a las 7 de la tarde con la victoria patriota. Gravemente herido, Olañeda aceptó la derrota y falleció al día siguiente.

¿Sabías qué?
El rey Fernando VII de España nombró a Olañeta como virrey del Río de la Plata en 1825. Sin embargo, esto ocurrió tres meses después de su fallecimiento y sin el conocimiento del rey sobre este suceso, por lo que su investidura nunca pudo efectuarse.
Retrato de Pedro Antonio Olañeta.

El papel como virrey de José Fernando de Abascal

José Fernando de Abascal fue el antepenúltimo virrey del Perú antes la caída de la entidad territorial en 1824. Fue conocido por su gran decisión, astucia y capacidad de mando, por lo que, pese a su naturaleza empática y diplomática, se convirtió en el mayor obstáculo de la revolución independentista durante sus funciones.

José Fernando de Abascal

1806

Tomó su nuevo cargo de virrey de Perú, con sede en Lima, el 26 de julio de 1806. Había sido designado a este puesto en 1804, pero solo pudo ejercerlo dos años después debido a que fue secuestrado por los ingleses y tuvo que tomar un camino más largo que el original tras su liberación para llegar a su destino, lo que le permitió un contacto mucho más prolongado e íntimo con las tierras hispanoamericanas; esto, sumado a su ya rica experiencia en pasadas campañas militares, lo convertían en una persona sumamente preparada para ocupar el cargo de virrey.

1809

Iniciaron los primeros estallidos de la revolución hispanoamericana, con levantamientos ocurridos a lo largo del año en diferentes puntos del por aquel entonces Alto Perú, como Quito, La Paz y Chuquisaca. Abascal demostró ser el virrey más astuto y capaz de su época, pues a pesar de que estas regiones no pertenecían a su administración, envió rápidamente tropas a detener con éxito cada una de estas insurrecciones en defensa de la administración española.

1810-1815

Comenzó una de las insurrecciones más importantes de la época independentista en 1810, la Revolución de Mayo, en donde la Junta de Buenos Aires destituyó al virrey del Río de la Plata Baltasar Hidalgo de Cisneros y tomó el poder, lo que a su vez encendería nuevamente la chispa de la revolución en varios puntos del Alto Perú y posteriormente en Chile. Como contramedida, Abascal reformó el Ejército y anexó temporalmente algunas provincias del Alto Perú a su intendencia para un mayor control fronterizo, de manera que el virreinato del Perú se convirtió en el cuartel principal de la llamada contrarrevolución.

Dentro del ciclo de conquistas y reconquistas entre patriotas y realistas, la dirección de Abascal logró frenar los avances enemigos de cada región rebelde y conseguir eventualmente las más importantes victorias. Entre ellas destaca la memorable batalla de Rancagua en 1814, considerada la más grande derrota de los patriotas de Chile.

1816

Solicitó ser sustituido en sus funciones como virrey y regresó a España el 16 de octubre, donde recibió el grado de capitán general. Su antiguo cargo fue ocupado por Joaquín de la Pezuela.

¿Sabías qué?
A pesar de las acciones militares a las que se vio obligado a recurrir y su lealtad a la Corona española, Abascal es descrito como una persona de gran tacto y con un ferviente deseo por el bien público, fuese cual fuese su nacionalidad. Es por ello que estableció varias políticas que desarrollaron la cultura, salud, educación, seguridad y derecho social de su virreinato.

 

Corriente Libertadora del Sur

Con este nombre se bautizó el movimiento liderado por el general José de San Martín, quien llevó a cabo el proceso de independencia de Argentina, Chile y Perú. Las campañas militares que dirigió San Martín entre 1814 y 1817 dieron más fuerza a las facciones que apoyaban los movimientos independentistas.

El llamado ejército del Norte de Argentina, bajo el mando del General Manuel Belgrano, había luchado contra las fuerzas realistas del Alto Perú. En octubre de 1813, Belgrano fue derrotado en la batalla de Ayahuma y San Martín fue enviado para relevarlo.

¿Sabías qué...?
En enero de 1813, San Martín derrotó a una pequeña fuerza española que había perseguido asentamientos en el río Paraná. Esta victoria es una de las primeras para los argentinos contra los españoles.

Tomó el mando en enero de 1814 y decidió que sería una tontería atacar cuesta arriba en el Alto Perú fortalecido. Consideraba que un plan de ataque mucho mejor sería cruzar los Andes en el sur, liberar a Chile y atacar al Perú por mar desde el sur.

Los argentinos honran a San Martín, que hizo campaña en Argentina, Chile y Perú como héroe de su independencia nacional.

Invasión desde Chile

San Martín aceptó la gobernación de la Provincia de Cuyo en 1814 y se instaló en la ciudad de Mendoza, que en ese momento recibía a numerosos patriotas chilenos que iban al exilio después de la aplastante derrota en la Batalla de Rancagua. Los chilenos se dividieron entre sí, y San Martín tomó la decisión de apoyar a Bernardo O’Higgins.

Mientras tanto, en el norte de Argentina, el ejército del norte había sido derrotado por los españoles, lo que demostraba claramente que la ruta al Perú a través del Alto Perú sería demasiado dificultosa.

En julio de 1816, San Martín finalmente obtuvo la aprobación del presidente Juan Martín de Pueyrredón para cruzar a Chile y atacar al Perú desde el sur.

El Ejército de los Andes

San Martín comenzó inmediatamente a reclutar, equipar y perforar el Ejército de los Andes. A finales de 1816 tenía un ejército de unos 5.000 hombres, que incluía una mezcla de infantería, caballería, artillería y fuerzas de apoyo. Él reclutó oficiales y aceptó gauchos resistentes en su ejército, generalmente como jinetes. Los exiliados chilenos eran bienvenidos y nombró a O’Higgins como su subordinado inmediato. Había incluso un regimiento de soldados británicos que lucharían valientemente en Chile.

Logia Lautaro

San Martín fue uno de los líderes de la Logia Lautaro, un grupo secreto, masónico, dedicado a la libertad completa para toda América Latina. Se sabe muy poco acerca de sus rituales o incluso de su membresía, pero formaron el corazón de la Sociedad Patriótica, una institución que aplicó presión política para una mayor libertad e independencia.

Cruce de los Andes

En enero de 1817, el ejército partió y las fuerzas españolas en Chile lo esperaban. La travesía era ardua, ya que los soldados de la planicie y los gauchos luchaban contra el frío y las altas altitudes, pero la planificación meticulosa de San Martín dio sus frutos y perdió relativamente pocos hombres y animales.

En febrero de 1817, el ejército de los Andes entró en Chile sin oposición.

Batalla de Chacabuco

Ocurrió el 12 de febrero de 1817 y fue una victoria ganada por patriotas sudamericanos sobre los realistas españoles al norte de Santiago, Chile.

El Gobernador, Casimiro Marcó del Pont, envió todas las fuerzas disponibles bajo el mando del General Rafael Maroto para mantener al ejército de los Andes fuera de Santiago; sin embargo, el resultado fue una enorme victoria patriótica, Maroto fue derrotado completamente y perdió la mitad de su fuerza, mientras que las pérdidas de los patriotas eran insignificantes. Los españoles huyeron de Santiago y San Martín cabalgó triunfalmente en la ciudad a la cabeza de su ejército.

Bernardo O’Higgins se convirtió en el primer jefe de estado chileno.

Batalla de Maipú

San Martín todavía creía que para que Argentina y Chile fueran verdaderamente libres, los españoles debían ser removidos de su bastión en Perú. Cubierto de gloria desde su triunfo en Chacabuco, volvió a Buenos Aires para conseguir fondos y refuerzos.

Las fuerzas realistas y españolas en el sur de Chile se habían unido con refuerzos y amenazaban a Santiago. San Martín se hizo cargo de las fuerzas patriotas una vez más y se encontró con los españoles en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818. Los Patriotas aplastaron al ejército español, donde mataron a unos 2.000, capturaron alrededor de 2.200 y tomaron toda la artillería española.

La impresionante victoria de Maipú marcó la definitiva liberación de Chile.

Hacia Perú…

Con Chile por fin seguro, San Martín podría fijar su mirada en Perú. Comenzó a construir una marina para Chile, lo que resultó una tarea difícil, ya que los gobiernos de Santiago y Buenos Aires estaban prácticamente en bancarrota. Era difícil hacer que los chilenos y los argentinos vieran los beneficios de liberar al Perú, pero San Martín tenía un gran prestigio para ese entonces y fue capaz de convencerlos.

En agosto de 1820, partió de Valparaíso con un moderado ejército de unos 4.700 soldados y 25 cañones, bien provisto de caballos, armas y alimentos.

Liberación de Perú

San Martín había liberado Chile y Argentina al sur, y Simón Bolívar y Antonio José de Sucre lo habían liberado Ecuador, Colombia y Venezuela, por lo que sólo quedaba Perú y la actual Bolivia bajo el dominio español.

Mediante el uso de la imprenta, San Martín comenzó a bombardear a ciudadanos del Perú con propagandas pro-independencia. Mientras esto ocurría, su ejército se acercaba a Lima.

Capturó a Pisco el 7 de septiembre y a Huacho el 12 de noviembre. El pueblo de Lima, que temía un levantamiento de esclavos e indios más de lo que temía el ejército de argentinos y chilenos en la puerta, invitó a San Martín a la ciudad. El 12 de julio de 1821 entró triunfalmente en Lima a los aplausos de la población.

El 28 de julio de 1821 Perú declaró oficialmente la independencia y se dispuso a establecer un gobierno. Su breve gobierno fue iluminado y marcado por la estabilización de la economía, la liberación de los esclavos, la libertad de los indios peruanos y la abolición en las instituciones de la censura y la inquisición.

El 3 de agosto San Martín fue nombrado Protector del Perú.

 

Corriente libertadora del norte

La invasión de España por Napoleón en 1808 fue el acontecimiento que finalmente desencadenó la lucha por la independencia de América Latina de España y ya para 1810, Simón Bolívar lideró una campaña bélico-militar que inició en lo que se conocía como Nueva Granada y finalizó con la independencia de Perú y Bolivia.

En esta corriente se libraron las famosas batallas de Boyacá en Colombia, la Batalla de Carabobo en Venezuela y la Batalla de Pichincha en Ecuador, que luego desembocó en la Independencia de Perú y finalizó el yugo de la Corona española.

¿Sabías qué...?
El ataque que realizó Bolívar en contra de la Nueva Granada es considerado uno de los más osados en la historia militar.
Corriente liderada por Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, el “Libertador”.

Batalla de Boyacá

El escenario para una de las mayores batallas jamás combatidas en nombre de la independencia en Colombia fue el puente de Boyacá, que se encuentra ubicado a 14 kilómetros de Tunja y a 110 kilómetros de Bogotá.

Ocurrió el 7 de agosto de 1819 y no sólo puso fin a las violentas disputas por el poder en territorio colombiano, sino que también consolidó el camino de independencia que el país había fijado el 20 de julio de 1810.

Todo comenzó con una serie de batallas encabezadas por la Campaña de Independencia dirigida por Simón Bolívar, que resistió a la Reconquista española en 1819. Después de superar una serie de obstáculos, el Ejército Patriota fue victorioso en Gámeza (11 de julio) y en Pantano de Vargas (25 de julio), eventos clave para los resultados de la Batalla de Boyacá.

Bajo el mando de Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y el comando de José Antonio Anzoátegui, tropas patriotas, formadas por 2.850 criollos, mulatos, indígenas, combatientes y combatientes negros, asaltaron al Ejército Real que contaba con 2.670 hombres encabezados por el coronel José María Barreiro.

Después de un combate de seis horas, las tropas de la independencia ganaron y obtuvieron la sumisión de los españoles, que fueron tomados como prisioneros.

Esta batalla fue decisiva para la liberación de Nueva Granada, actualmente Colombia.

Batalla de Carabobo

La batalla de Carabobo se libró el 24 de junio de 1821 durante la Guerra de Independencia venezolana.

En Carabobo, Bolívar lideró su ejército numéricamente superior de unos 6.500 efectivos, incluidos voluntarios de las Islas Británicas, hasta la victoria sobre los españoles comandados por el general Miguel de La Torre. El general José Antonio Páez, sus llaneros y los voluntarios británicos e irlandeses derrotaron a la derecha española mientras la caballería patriótica aplastó su centro.

La victoria decisiva de los patriotas venezolanos finalmente llevó al reconocimiento de la independencia de este país de España.

Esta batalla independizó a Venezuela del control español.

Batalla de Pichincha

El 24 de mayo de 1822, las fuerzas rebeldes sudamericanas bajo el mando del general Antonio José de Sucre y las fuerzas españolas encabezadas por Melchor Aymerich se enfrentaron en las laderas del volcán Pichincha, a la vista de la ciudad de Quito, Ecuador.

Manuela Sáenz

La batalla de Pichincha también marcó la apariencia militar de esta mujer, una nativa que se unió a las fuerzas de Sucre para luchar en esta batalla, donde le concedieron el grado de teniente y luego pasó a ser una comandante importante de la caballería en batallas posteriores. Ella es más conocida hoy por lo que sucedió después de la guerra, conoció a Simón Bolívar y los dos se enamoraron.

Esta histórica batalla fue una de las muchas que más tarde se les dio el nombre de “las guerras de la independencia de América del Sur” y, al igual que con muchos otros países sudamericanos, fue el ejército patriota el que salió victorioso.

La batalla fue una gran victoria para los rebeldes que destruyeron de una vez por todas el poder español. El pueblo de Quito pudo reclamar la independencia y establecer su propio gobierno, que posteriormente llegó a abarcar todas las jurisdicciones administrativas que se habían agrupado.

Sucre ya era considerado un comandante muy capaz, pero la Batalla de Pichincha solidificó su reputación como uno de los principales oficiales militares rebeldes.

Batallas de Junín y Ayacucho

Simón Bolívar y Antonio José de Sucre marcharon hacia los Andes peruanos para combatir las dos batallas más importantes de la independencia peruana.

Perú fue el último bastión de los españoles en el Nuevo Mundo.

La batalla de Junín – 6 de agosto de 1824

En 1824, Bolívar marchó a las tierras altas peruanas con un ejército de 9.000 soldados y logró atrapar por sorpresa a la fuerza enemiga más pequeña de sólo 6.000 hombres al mando del general José de Canterac, cerca del lago Junín.

La batalla se libró principalmente con espadas y lanzas manejadas por la caballería argentina e inglesa que perseguía al ejército de Canterac mientras intentaba retirarse de las fuerzas revolucionarias que le superaban en número. Con 500 soldados perdidos, la derrota fue relativamente pequeña en términos materiales.

Sin embargo, la contienda había desmoralizado dramáticamente a las fuerzas leales españolas y hasta 3.000 de sus soldados se perdieron por deserción, enfermedad o traición durante su retirada de regreso a Cusco.

La batalla de Ayacucho – 9 de diciembre de 1824

Después de la victoria en Junín, Simón Bolívar colocó el mando del ejército en manos de su general de confianza, Antonio José de Sucre. Sucre ya había ganado una serie de importantes batallas por las fuerzas revolucionarias durante las campañas del norte en Gran Colombia.

Sucre contraatacó a una fuerza lealista española mayor que le superó en número, equipada con diez veces su artillería. Él era un gran estratega militar y comprendió cómo podía usar el terreno para ganar a pesar de la aparente desventaja.

El ejército revolucionario de Sucre derrotó completamente a las fuerzas leales y más adelante, el virrey español José de la Serna y sus generales fueron hechos prisioneros. Los términos oficiales de rendición fueron traídos y exigieron que todas las fuerzas españolas fueran expulsadas del Perú.

La batalla de Ayacucho sería posteriormente conocida como la victoria final decisiva, no sólo para la independencia de Perú, sino para la independencia de todas las antiguas colonias españolas en América del Sur.

El ataque brillante de Sucre estuvo liderado por el colombiano José María Córdoba y en poco tiempo el ejército realista había sido derrotado con unos 2.000 hombres muertos.