Tras el hundimiento del imperio asirio, a finales del siglo VII a. C., el Próximo Oriente vivió una época de equilibrio entre varios reinos. Sin embargo, esta coexistencia pacífica entre medos, babilonios, lidios y egipcios fue interrumpida bruscamente por iniciativa de una nación irania que no se conformaba con su papel secundario, subordinado a la hegemonía de los medos, y ya había tenido alguna iniciativa en la época de la caída de los asirios.
Historia
Los persas habían sucedido a los elamitas en la región de Anshan, y desde hacía varias generaciones una casa perteneciente al clan de los aqueménidas, emparentada con la casa real de Media, y subordinada a ella, reinaba allí con el título de rey de Anshan.
Por lo que conocemos, y de forma bastante súbita, poco tiempo después de la toma de poder por parte de Nabónido en Babilonia, el rey de Persia Ciro II, nieto de Ciro I y contemporáneo de Nabopolassar, se rebeló contra el rey de Media Astiages, se enfrentó a él en batalla y pudo vencerle fácilmente gracias a la escasa fidelidad de las tropas y los aliados del medo. Ver más
En este período, suele decirse que la historia del Próximo Oriente atravesó dos fases. La primera, entre los siglos XII y VI a. C., estuvo marcada por el hundimiento y declive de dos grandes imperios antiguos: el hitita y el egipcio. La segunda, en cambio, entre los siglos VI y IV a. C., por la formación y el establecimiento del Imperio Persa.
La primera fase se abrió con las destructivas incursiones de los Pueblos del Mar y la irrupción de los semitas arameos, en donde la desaparición del Imperio hitita y el repliegue de los egipcios precedieron a la aparición de los nuevos reinos de Frigia, Israel y las ciudades-estado fenicias.
A su vez, también permitieron que Asiria, hasta entonces un reino mesopotámico no tan importante, obtuviera la hegemonía imperial. Paradójicamente, la energía guerrera desplegada por los asirios en el control de los pueblos avasallados contribuyó a la desaparición definitiva de Mesopotamia como región fundadora de imperios, a pesar del posterior imperio caldeo de la Babilonia de Nabucodonosor II. Ver más
Arquitectura
Se han construido diferentes tipos de mezquitas dentro de la arquitectura islámica, donde encontramos las primeras mezquitas abasíes, luego las mezquitas con forma de T y las que cuentan con una cúpula central.
En la dinastía de Los Omeyas se construyeron las primeras mezquitas, las más antiguas, de estilo arábigo, podemos reconocerlas porque tienen una planta cuadrada, una sala de oraciones y un patio. La mayoría posee terrazas sobre la sala de oración, sostenida por numerosas columnas. También tienen arcadas exteriores, que constituyen espacios de sombra. La arquitectura bizantina tuvo una fuerte influencia sobre la construcción de las mezquitas, por lo que se comenzaron a incluir la construcción de cúpulas, la cúpula más grande sobre la sala de oración y cúpulas más pequeñas en otras partes del edificio. Ver más
Batalla de Termópilas
En el 480 a.C., el rey Jerjes I de Persia había retomado con fuerza su política de conquista, orienta hacia el Occidente, precisamente en las regiones de Grecia. Para ello, y valiéndose de la tregua de 10 años con sus enemigos atenienses, aprovechó el tiempo para confeccionar un ejército integrado por centenares de miles de hombres. Además, Jerjes se ocupó de planificar detalladamente cada paso que se tendría que llevar a cabo en la campaña. Luego, finalmente, anunció el comienzo de las hostilidades. Ver más
Construcciones
Las construcciones de las murallas son bastante similares a las babilónicas. En el caso de los palacios formados por columnas y arquitrabes, éstos se construían con madera revestida en metales preciosos. Materiales que los hacían poco consistentes, pero suntuosos. El arte de la primera etapa del imperio se ha estudiado en las ruinas de Ecbatana. Ver más