Tal como los insectos, estos pequeños animales están incluidos dentro de la rama de los artrópodos1, y junto a las arañas constituyen la clase de los arácnidos. Con una mayoría de color blanco y forma esférica, la característica morfológica que los diferencia es la de poseer cuatro pares de patas, mientras los insectos tienen solo tres.
Los ácaros habitan tanto la tierra como el agua, vegetales y animales, y hasta productos derivados de ellos. Pueden ser perjudiciales para la salud de los humanos, como ocurre con el productor de la sarna y el llamado “bicho colorado”, o para los animales, como es el caso de las garrapatas. Por su parte, entre los que viven en los vegetales hay especies que pueden ser dañinas para distintos órganos.
Su aparato bucal consiste en un cono sobre el que se deslizan dos estiletes llamados quelíceros. Con ellos laceran los tejidos de los vegetales para succionar los jugos celulares emanados de las heridas que producen. Lateralmente se hallan dos órganos denominados pedipalpos cuya función es sensorial.
CONTROL
La identificación de las especies es fundamental porque entre ellas existen las predadoras que cumplen un efectivo control biológico. Por eso se realizan muestreos que permiten el recuento de individuos presentes en una superficie fija, que suele ser de 2 centímetros cuadrados, tomadas en el mismo estrato foliar2 del número de plantas sobre el que se quiera trabajar. Un buen momento para el control es aquel en que las poblaciones van a aumento debido a que las condiciones ambientales son propicias para la especie a investigar. Como muchas veces las especies no son visibles, el control comienza cuando los daños que empiezan a aparecer.
MORFOLOGÍA
Los ácaros, como todos los arácnidos, carecen de alas y antenas y tienen cuatro pares de patas. Su cuerpo no se diferencia claramente en dos regiones, algo que sí se produce en su interior, donde se puede diferenciar un prosoma y un opistosoma, los dos segmentos del cuerpo de las arañas, pero son muy pocas las especies de ácaros en que esta segmentación se ve reflejada en el exterior. Sí se distinguen el gnatosoma o región bucal, y el idiosoma, que podría identificarse con el cuerpo.
Gnatosoma
Se encuentra en la boca y algunos apéndices: los quelíceros y los pedipalpos. La función de los quelíceros es la alimentaria y para facilitar la tarea, acaban en pinza. La pinza por lo general la forman un dedo fijo y otro móvil. El móvil en algunos casos está modificado. Por ejemplo, ácaros parásitos de las plantas suelen tener el dedo transformado en un estilete, por lo que les sirve para la perforación de plantas de cuyas heridas extraen las células con las que se alimentan. Otras especies tienen este apéndice en forma de arpón, lo que hace que al picar a un huésped queden enganchados. Así sucede con las garrapatas. La función de los pedipalpos es principalmente sensorial. Para cumplirla, se valen de una serie de pelos sensoriales. Las glándulas sericígenas, encargadas de producir la seda, se encuentran también en la región bucal.
Idiosoma
Aquí se encuentran las patas. En casi todas las especies son ocho y se forman en la fase adulta, pero suele ocurrir que algunas larvas tengan solo seis. Las patas y el idiosoma tienen, además de otros receptores, sedas sensoriales. Esto se puede observar en la parte anterior del idiosoma, donde se pueden encontrar ocelos, receptores de luz muy simples. También los encontramos en los orificios genitales, el anal y los respiratorios.
Los ácaros pueden respirar a través de la piel o también por unos orificios que se conocen como estigmas, conectados con un sistema interior de tráqueas, donde realizan el intercambio de gases. La mayoría de los ácaros cuentan con los dos sistemas respiratorios, pero algunos tienen uno de los dos.
Los sexos los tienen separados, hay machos y hembras. El esperma lo intercambian a través de estructuras de seda, los espermatóforos, depositados por el macho en el sustrato, o cedidos directamente a la hembra.
LOS GRUPOS
De acuerdo con el tipo de alimento que consumen, se diferencian los siguientes grupos:
Ácaros depredadores: de vida libre, se alimentan de insectos, nemátodos (pequeños gusanos), colémbolos y otros organismos del suelo. Son de desplazamiento rápido, piel endurecida y quelíceros que se adaptan para la captura de las presas. Esto ocurre con los ácaros acuáticos que tienen los pedipalpos convertidos en pinzas para esta finalidad.
Ácaros parásitos: su alimentación se basa en organismos vivos, ya sean vegetales o animales. Entre estas especies hay algunas que son muy perjudiciales para los cultivos, otras para los animales e incluso para los seres humanos.
Ácaros saprófitos: se alimentan en base a restos de materia orgánica. Son de piel más blanda y de movimientos más lentos que los ácaros depredadores. Se los clasifica en dos grupos, los microfitófagos y los macrofitófagos. La alimentación de los primeros consiste en hongos y bacterias, en tanto los otros se alimentan de vegetales muertos, incluida la madera.
CICLO DE VIDA
El ciclo biológico de los ácaros pasa por los siguientes estados de desarrollo: huevo, larva, protoninfa, deutoninfa y adulto.
1Artro: articulación, podos: patas
2Hojas superiores, medias o inferiores