La toponimia es el estudio etimológico del nombre de un lugar y el origen del topónimo Perú tiene variadas interpretaciones y teorías.
Según Raúl Porras Barrenechea, destacado historiador, catedrático, abogado, y senador peruano, el origen del nombre del Perú proviene de una deformación del nombre de un cacique del Birú, lugar ubicado entre las actuales Panamá y Colombia, en la costa del Darién.
Hasta ese sitio llegaron los conquistadores en su primer viaje sin obtener resultados positivos ya que no encontraron los recursos esperados. En un lugar en medio de una vegetación de intrincados manglares, una reducida expedición española había combatido contra indios bravos alistados por el cacique del Birú. Anteriormente, Pascual de Andagoya había intentado penetrar en sus tierras e igualmente había desistido de una conquista poco prometedora y muy desgastante. Francisco Pizarro junto a sus tropas, decidió regresar. De esta forma, llamaron de manera simbólica Birú a las tierras que se encontraban al sur de Panamá; así fue que se utilizó este término para denominar al sitio geográfico situado al sur. En definitiva, surgió de la deformación castellana de un vocablo indígena.
Durante el segundo viaje de los conquistadores, llegaron a la costa colombiana del Pacífico, donde se encuentra la Isla del Gallo. Al continuar con la travesía lograron un primer contacto con el Tawantinsuyu o Tawantinsuyo.
Esa segunda expedición se topó con una balsa tumbesina y raptó a los jóvenes que luego serían intérpretes, Felipillo y Martinillo. En este punto, el autor Juan Antonio Del Busto Duthurburu afirma que Martinillo, de Poechos, fue enviado por su tío, el cacique Maizavilca, como ayudante local a Pizarro.
Desembarcó en Tumbes y luego siguió por mar hasta que avistó Chan Chan, donde los españoles tomaron conciencia de la magnitud del reino al que habían arribado. Con esa información decidieron regresar, pero esta vez, Pizarro retornó hasta la misma España con la intención de firmar un acuerdo con el Rey y reclutar una tropa considerable.
A partir de ese momento, durante el segundo regreso, la tierra descubierta llevó el nombre de Perú. Los indígenas andinos rechazaron el nombre y no lo usaban, en cambio, los españoles de la Corte quisieron cambiarlo y adoptar un título más elegante, llamando Nueva Castilla a la gobernación de Pizarro sin obtener aceptación.
Según Antonio Zapata Velasco, Doctor en Historia, esta teoría de Porras Barrenechea sería la correcta, y considera que el nombre del Perú tiene por lo tanto un origen mestizo, porque no es español ni tampoco indígena, sino uno nuevo surgido de ambas lenguas y agrega que aunque la corte española quiso cambiarlo por uno más representativo de su clase, como Nueva Castilla, finalmente el uso mayoritario prefirió el nombre plebeyo surgido en América.
Otra teoría extraída del libro “Origen y Fundación de los Imperios Incas del Perú y del Brasil” del Prof. Juan Loza, editado por el CONCYTEC, indica que el nombre de Perú proviene de Piru, que significa “depósito de todas las cosas”, nombre milenario que se le daba al territorio del Tawantinsuyo.
También se ha propuesto que Perú sería una deformación de “Piura”, nombre del río del norte del Perú. Se considera que el término Perú era utilizado por los españoles para denominar a una región inexplorada y de límites indefinidos al sur de Panamá. Es por este motivo, que el nombre Perú, históricamente, ha quedado asociado a una región sudamericana definida.
A mediados del siglo XVI, ya estaban definidos los territorios que conformaban la región histórica del mismo. Aun así, el nombre de “Perú” no es usado en los documentos oficiales hasta que la corriente popular se impone. Como Birú estaba muy cerca, a solo cincuenta leguas de Panamá, los funcionarios españoles creían que llamar Perú a este otro territorio, la tierra de los incas, iba a llevar a confusiones. Pizarro y Almagro durante la conquista habían llamado al nuevo territorio “El Levante”, y no les parecía conveniente usar el nombre de “Perú” por este mismo motivo.
El proceso de independencia política del virreinato de su metrópoli dio lugar al nacimiento de varias repúblicas de América del Sur, entre ellas el Perú.
Francisco Pizarro
La leyenda de Pascual de Andagoya
La verdad y la leyenda se mezclan en la historia del navegante vasco Pascual de Andagoya, nombrado Adelantado, quien hacia 1521 parte desde Panamá al sur y pasa el Golfo de San Miguel, en el actual territorio de Panamá, frente a la cordillera del Sapo. Con intérpretes averiguan que los indígenas del lugar llaman a ese territorio “Birú”. Averiguando más le indican que también el cacique de la región se llamaba “Birú” y que ese lugar se llamaba así por él.
Andagoya tiene la oportunidad de conocer al cacique Birú quien más tarde realiza una hazaña providencial. En un accidente, la embarcación de Andagoya se da vuelta en el río San Juan, actual Colombia, y el cacique Birú lo salva de morir.
Una vez conocidos los pormenores de la expedición de Andagoya, todo lo que existe al sur de Panamá es conocido por los españoles con el nombre de “Birú” o “Pirú”.
Acerca de Birú, también sabía con anterioridad el capitán español Gaspar de Morales: “en la parte oriental del golfo de San Miguel había un cacique gran señor llamado Birú, que tenía gran riqueza de oro y perlas”. Se duda que Morales pudiera haber alcanzado las tierras de ese cacique.
El Perú y el Tawantinsuyo
Se nombra a los pobladores del imperio incaico como los Incas o Quechas, aunque Inca es el nombre equivalente a emperador o jefe máximo y quecha es la lengua de ese pueblo.
El territorio que ocupaban se llamaba Tawantinsuyo o Tawantinsuyu, del quechua tawantin suyu “las cuatro regiones” o “cuatro naciones”, y estaba dividido en cuatro suyos: Chinchaysuyo al norte, Collasuyo al sur, Altisuyo al este y Contisuyo al oeste. Abarcaba desde el actual sur de Colombia, Ecuador, Perú, donde se encontraba el mayor desarrollo del imperio, Bolivia, mitad norte de Chile y noroeste de Argentina. Su capital estaba en el Cusco o Qosqo, y el Perú está situado en pleno centro del Tawantinsuyo. Su territorio de cerca de 2 millones de kilómetros cuadrados, fue el dominio más extenso que haya tenido cualquier Estado de América precolombina.
El idioma quechua o quichua es una forma española de “queswa” y era conocido también como Runa Simi o idioma del hombre.
El trabajo en el Tawantinsuyo
Toda la economía estaba controlada por el Estado, que organizó un sistema productivo fundamentalmente agrícola para abastecer de todo lo necesario a una población estimada entre 6 y 10 millones de habitantes al momento de la llegada de los españoles.
Las tierras se trabajaban en forma comunal y se dividían en: tierras del Sol, para abastecer a la clase sacerdotal y para el culto: tierras del Inca, para abastecer al Inca, a la clase noble, a los funcionarios y para los ejércitos; tierras del pueblo, destinadas a los ayllus o comunidades.
Las tierras del pueblo eran repartidas cada año entre hombres y mujeres, asignándoles una extensión más, o tupu, por cada hijo varón y medio tupu por cada hija mujer.
En el ayllu trabajaban la tierra en forma colectiva y solidaria. El ayni era la ayuda de trabajos que hacía un grupo de familias a otra familia, con la condición de que ésta correspondiera de igual forma cuando ellos la necesitaran. Minka era el trabajo que se practicaba para desarrollar territorios mayores, la construcción de graneros, canales de riego, la ayuda en la chacra a personas incapacitadas, huérfanos y ancianos.
La mita era un trabajo realizado por hombres para el Estado, en construcciones, vialidad, acueductos, entre otros. La chunga era un trabajo realizado en su mayoría por mujeres para ayudar en los desastres naturales. En caso de sequía o plagas, los funcionarios del imperio abastecían a las regiones afectadas con los excedentes de las regiones más favorecidas.