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José Baquíjano y Carrillo



Don José Javier Leandro Baquíjano y Carrillo nace en Lima, Perú, el 13 de marzo de 1751. Sus padres, Juan Bautista de Baquíjano, I Conde de Vistaflorida, y María Ignacia Carrillo de Córdoba y Garcés de Mancilla, pertenecieron a una familia prestigiosa. Siendo el segundo de dos hermanos, fue dedicado al estudio de las letras. Estudió en el colegio de jesuitas de San Martín y en el Seminario de Santo Toribio. Recibió el título de Doctor en Leyes y Cánones en la Universidad Nacional Mayor en San Marcos, así como también de Abogado en 1769; se especializó en la defensa de los indígenas, trabajando en Lima y Cusco.

Años después es nombrado asesor del Tribunal del Consulado y del Cabildo de Lima. Luego viaja a España para solicitar una posición de acuerdo con sus merecimientos personales, pero por su mala conducta y su afición a los juegos de azar recibe su despido de la corte en 1776.

En 1778 fue regente de la cátedra de Instituto en San Marcos de Lima y protector interino de indios; al año siguiente era fiscal interino del crimen de la Audiencia de Lima y censor laico en ocasiones. Lideró un movimiento modernizador de la enseñanza que promovía el enciclopedismo y el concepto de la libertad de prensa.

Ejerciendo como profesor en San Marcos, en 1781 leyó el discurso titulado Elogio a Jauregui donde en presencia del virrey Agustín de Jauregui denunció la opresión que sufrían los indígenas peruanos y criticó la excesiva crueldad contra los partidarios del rebelde Túpac Amaru II. También alertó que si continuaban los abusos surgirían nuevas revoluciones. En la década de 1790 presidió la "Sociedad Amantes del País", un grupo académico ilustrado que divulgó sus investigaciones sobre la realidad del Perú en la revista "El Mercurio Peruano".

Contrajo la fiebre amarilla en el año 1800, luego de haberse trasladado de Madrid a Cádiz, debido a la guerra entre España y Gran Bretaña. Le fue asignada la herencia de su hermano tras la muerte del mismo en 1807, lo cual le mejoró su economía y se dedicó a ayudar a personas necesitadas.

Regresó a España en 1812 con el nombramiento de Consejo de Regencia de España. Permitió que en su casa se reunieran americanos liberales contrarios al rey Fernando VII. Su fallecimiento se produce en 1817, en Sevilla.