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El Dr. Norman Borlaug en 1970 recibió el premio Nobel de la Paz por sus trabajos para garantizar la seguridad alimentaria del futuro.
Cosecha de soja.

Los monocultivos y las plantas transgénicas



Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) los monocultivos son la práctica agrícola de cultivar un único tipo de planta o árbol en un área determinada. Esta práctica implica la utilización de una sola especie vegetal, lo que resulta en una similitud genética. Muchas de las nuevas tecnologías aplicadas en la producción agrícola, incluida entre ellas la Ingeniería genética y el uso de plantas transgénicas, han permitido un incremento sustancial de los monocultivos.

A diferencia de los monocultivos, los sistemas de policultivos o cultivos múltiples, son aquellos en los cuales se cultivan dos o más especies de plantas. La diversidad de cosechas ayuda a disminuir la susceptibilidad de los cultivos contra las plagas. En otras palabras, al disminuir la variedad de cultivos o no aplicar técnicas de rotación se disminuye la biodiversidad.

En las producciones agrícolas industrializadas se ve un incremento marcado de los monocultivos, básicamente porque existen algunas ventajas que pueden tener importancia para el productor al momento de elegir este tipo de cultivos:

  • La producción a gran escala de productos agrícolas. En especial, aquellos destinados a la producción de alimentos básicos como son los cereales.
  • Disminuye los costos de producción. Los monocultivos llegan a ocupar grandes extensiones pero con muy pocos trabajadores por unidad de superficie, debido a la implementación de maquinarias que sustituyen la mano de obra.

¿Un problema?


La realización de monocultivo continuado con caña de azúcar y el empleo de la quema para la cosecha causa degradación del suelo.


Vista aérea de la deforestación en la Selva Amazónica.

Teniendo en cuenta las ventajas planteadas de los monocultivos, es evidente que las cuestiones de tipo económico-productivas tienen mucha relevancia para el productor. Sin embargo, este sistema puede traer problemas difíciles de manejar en relación a una agricultura sustentable.

¿Qué es la agricultura sustentable?

Es la actividad agropecuaria que tiene como pilares fundamentales la eficiencia de la producción y la conservación de los recursos naturales. Así, procura abastecer a la sociedad de alimentos a precios razonables y de ser suficientemente rentable como para competir con la agricultura convencional. Desde el punto de vista ecológico, busca reducir los problemas de la degradación del suelo, la polución, la reducción de recursos naturales (por ejemplo, el agua) y la pérdida de biodiversidad.

Algunas de las prácticas realizadas por la agricultura sustentable son: abonos verdes, cultivos tradicionales, integración de sistemas agrícola-pecuarios, rotación de cultivos, etc.

La ausencia de rotaciones y asociaciones de cultivos determina la interrupción de flujos de energía, ciclos de la materia y relaciones inter-específicas que se dan en la naturaleza. En la agricultura industrializada estos procesos intentan ser reemplazados por la utilización de fertilizantes, para reducir la erosión de nutrientes del suelo y plaguicidas, para combatir enfermedades. Ambos tipos de químicos aportan problemas relacionados con la contaminación ambiental y el peligro potencial para los seres humanos cuando no son manipulados de la forma correcta, lo cual implica un manejo cultural de los cultivos. Estas cuestiones se presentan en muchos países de Latinoamérica.

Conceptos claves

Ciclos de la materia: la materia necesaria para la vida (fósforo, nitrógeno, carbono, hidrógeno y casi todos los elementos químicos existentes) se encuentra en los ecosistemas en dos formas, como materia orgánica y como inorgánica. Dentro de un ecosistema y también entre ecosistemas, la materia está pasando continuamente del compartimiento inorgánico al orgánico. Este proceso cíclico garantiza la disponibilidad de materia para el ecosistema y para la vida.
Relaciones Inter-específicas: es la interacción que tiene lugar en una comunidad entre dos o más individuos de especies diferentes, dentro de un ecosistema.
Biocombustibles: son combustibles de origen biológico obtenido de manera renovable a partir de restos orgánicos. Estos restos orgánicos proceden habitualmente del azúcar, trigo, maíz o semillas oleaginosas.

Otra cuestión para debatir es la producción de biocombustibles. Los principales monocultivos para producción de biodiesel provienen del maíz, soja, palma y caña de azúcar. Si bien la producción y el uso de los biocombustibles se fundamentan en la necesidad de disminuir la dependencia del uso de los combustibles fósiles para garantizar el abastecimiento energético de los países, hay problemas que se deben resolver. Las regiones donde se realizan estos cultivos sufren cambios muy marcados ya que generalmente se sacrifican aéreas de bosques para el cultivo de esas especies. En este sentido, se pone en juego mantener un equilibrio entre las aéreas destinadas a la producción de alimentos para el consumo humano o bien la producción de biocombustibles para satisfacer las necesidades energéticas de aquellos países más desarrollados.

La región de la selva Amazónica, la mayor extensión de bosque primario, es considerada el “pulmón de la Tierra” por el volumen de oxígeno que aporta al resto del planeta. Es una de las regiones con mayor biodiversidad en la Tierra, pero la cantidad de especies vegetales y animales está sufriendo un claro retroceso por efecto de la deforestación que aumenta en forma constante. La plantación de soja transgénica en esta región se ha incrementado en función de la pérdida de la selva.

Además de los aspectos relacionados con el medio ambiente se encuentran aquellos relacionados con cuestiones sociales. En varios países de Latinoamérica se han profundizado los problemas por el acceso a las tierras entre los campesinos, comunidades indígenas y grandes productores, que desean incrementar la producción de biocombustibles u otros cultivos de interés comercial. Hay que destacar que los desalojos forzosos constituyen graves violaciones a una serie de derechos humanos protegidos internacionalmente, en particular al derecho a una vivienda adecuada y el derecho a la alimentación.

Revolución verde

Se conoce con el nombre de Revolución verde al incremento de la productividad agrícola que tuvo lugar entre 1940 y 1970 en Estados Unidos. Consistió en utilizar variedades mejoradas de maíz, trigo y otros granos, cultivando una sola especie en un terreno durante todo el año y tendiendo así a la técnica del monocultivo. A su vez, se optó por emplear importantes cantidades de agua, fertilizantes y plaguicidas. De este modo se superó entre dos a cinco veces la producción en relación a las técnicas tradicionales de cultivo.

Entre 1975 y 1995 en los países desarrollados aumentó la producción notablemente: 78% en cereales, 113% en pesca, 127% en carne, 331% en huevos y 280% en aves (FAO, 1998).

Quien comenzó con esta iniciativa fue el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaug apoyado por organizaciones agrícolas internacionales. Dedicaron mucho tiempo a realizar cruces selectivos de plantas de maíz, arroz y trigo en países en vías de desarrollo, hasta obtener las más productivas.

Todo este proceso fue influyendo, en diversos momentos, en los países al punto de cambiar en gran medida el proceso de producción y venta de los productos agrícolas.

Sin embargo, algunos inconvenientes se hicieron presentes ante este modelo que procuró mejorar el rendimiento de los cultivos. Así se habla de los siguientes daños ambientales: erosión del suelo, deforestación, pérdida de diversidad genética, agotamiento de acuíferos, uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, liberación de gases invernadero.

Otras críticas que ha recibido esta iniciativa han tenido que ver con la gran cantidad de combustibles fósiles que se deben emplear para mover la maquinaria agrícola, para construir presas, canales y sistemas de irrigación, para fabricar fertilizantes y pesticidas, o para transportar los productos por todo el mundo. Pero, las diversas investigaciones y estudios que se han realizado sobre estas tecnologías no se ponen de acuerdo sobre su impacto real. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la revolución verde presenta las mismas ventajas e inconvenientes de muchos de los avances tecnológicos que han cambiado la sociedad.

Actualmente la implementación de los cultivos transgénicos puede verse como una segunda revolución verde. Sus ventajas y desventajas también son debatidas y, al respecto, se presentan opiniones controvertidas.

Cultivos transgénicos


Existen dos tipos de algodón transgénico que ofrecen tolerancia a los herbicidas y uno es resistente a los gusanos del algodón.

En las últimas décadas la agricultura ha desarrollado nuevas tecnologías con el objetivo de conseguir mejores resultados en la cosecha. En este avance, la Ingeniería genética, la Química y la tecnología aplicada a la fabricación de herramientas más sofisticadas, juegan un papel fundamental. Puntualmente la Ingeniería genética ha contribuido a la incorporación de cultivos transgénicos que generalmente tienen lugar dentro del monocultivo.

La Ingeniería Genética es la tecnología que emplea un conjunto de metodologías para manipular genes por medio de la transferencia de ADN de un organismo a otro. Los organismos que reciben un gen, que les aporta una nueva característica, se denominan organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos. Esto posibilita la creación de nuevas especies, la corrección de defectos genéticos y la fabricación de numerosos compuestos.

En el caso de los cultivos transgénicos, a éstos se les transfiere, en forma artificial, segmentos de ADN que le confieren características deseables específicas, como pueden ser: la resistencia a ciertas enfermedades o plagas y la tolerancia a herbicidas o a condiciones climáticas adversas. La modificación genética se realiza de forma dirigida y controlada, afecta a un número reducido de genes conocidos. Como resultado las plantas transgénicas presentan características predecibles.

Hay principalmente cuatro tipos de plantas transgénicas y de gran volumen comercial en el mundo que han sido autorizadas, estas son: la soja, el maíz, el algodón y la canola (colza).

En la segunda mitad del siglo XX, se comenzaron a comercializar las semillas y plantas transgénicas. Su uso se ha extendido a varios países dado que ofrecen ciertas ventajas como mayor productividad y resistencia a plagas. En este marco, se presentan voces que se oponen a la utilización de estos alimentos alegando que podrían no ser seguros para la salud. En tanto, la legislación sobre la producción y venta de alimentos derivados de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) no es igual en todos los países, existiendo lugares que cuentan con una legislación sobre su producción y regiones que se declaran libres de transgénicos.

Producción de una planta transgénica

Se pueden diferenciar dos etapas en la producción de una planta transgénica: la transformación que implica la introducción del transgén (gen de un organismo que ha sido incorporado en el genoma de otro organismo) y la regeneración de la nueva planta transgénica.

La transformación

En la transformación se introduce un gen nuevo en el genoma de la célula vegetal. Para ello se emplean generalmente dos métodos. El más frecuente utiliza una bacteria del suelo llamada Agrobacterium, que en condiciones naturales es capaz de transferir genes a las células vegetales. Una vez que una célula vegetal ha sido transformada, es necesario regenerar una planta completa y viable.

El otro método consiste en la utilización de las llamadas “pistolas génicas” que introducen en forma directa los genes en el núcleo de la célula vegetal.

La regeneración

Este proceso se lleva a cabo en el laboratorio, cultivando los fragmentos de tejido vegetal que han sido inoculados con Agrobacterium o disparados con las “pistolas genéticas”, en medio de cultivos que favorecen la regeneración de nuevas plantas. Es importante que en este paso solo se regeneren las células del tejido que han sido transformadas. Esto se consigue introduciendo junto con el transgén un gen adicional que confiera una característica selectiva (llamado gen marcador). Por ejemplo, se han utilizado genes de resistencia a antibióticos para que solo las células modificadas sean capaces de sobrevivir en presencia del antibiótico.

La soja


Campo de soja.

La soja es una especie de la familia de las leguminosas; el grano de soja y sus subproductos (aceite y harina de soja, principalmente) se utilizan en la alimentación humana y del ganado. Se comercializa en todo el mundo, debido a sus múltiples usos.

Esta planta tiene su origen en el sudeste asiático; en China se consume desde la Antigüedad, en el siglo XVIII fue llevada a Europa y en el XIX a Estados Unidos. En muchas ocasiones se la utiliza como sustituto de la carne por ser buena fuente de proteínas.

Actualmente los principales países productores de soja son Estados Unidos, Brasil, Argentina, China, India, Paraguay y Canadá. Por su parte, China es el mayor consumidor de soja a nivel mundial destinándola para el consumo humano y para la alimentación de pollos y cerdos.

El cultivo de soja puede ser beneficioso si se realiza un cultivo por rotación estacional, ya que fija el nitrógeno en los suelos, agotados tras haberse practicado otros cultivos intensivos. En cambio, el monocultivo de soja, acarrea desequilibrios ecológicos y económicos si se mantiene prolongadamente y en grandes extensiones.

Las principales consecuencias ambientales de la creciente expansión de la soja como monocultivo son: deforestación, degradación del suelo, aparición de enfermedades luego de las cosechas y mayor uso de plaguicidas y otros agroquímicos. Esto último conlleva a la contaminación del agua y de la tierra. Entre los herbicidas más peligrosos se encuentra el glifosato.

Existe una variedad de soja transgénica, llamada soja RR, que es resistente al herbicida glifosato. Su comercialización data del año 1996 cuando fue permitida en los Estados Unidos. Cuando se aplica glifosato sobre un cultivo de soja en crecimiento se secan las malezas y continúa creciendo el cultivo de soja sin verse afectado. En contrapartida, grupos ambientalistas sostienen que los agricultores utilizan cada vez más cantidad de agrotóxicos para acabar con las llamadas “malas hierbas” cuando las plantas son resistentes a estos herbicidas.

Conclusión

El tema de la práctica de monocultivos y los cultivos transgénicos requieren un análisis que debe incluir a todos los actores involucrados, con una visión generalizada para analizar los diversos problemas. Es claro que se deben implementar políticas agrícolas sustentables, donde no solo se contemplen variables monetarias, sino también, ecológicas, sociales y así desarrollar estrategias alternativas de manejo de agro-ecosistemas.