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Fotografía de Plutarco Elías Calles, presidente de los Estados Unidos Mexicanos en el cuatrienio de 1924 a 1928, figura clave en la historia de México (Biblioteca del Congreso de Estados Unidos).
Emilio Portes Gil, presidente mexicano entre 1928 y 1930.
Fotografía de Luis Cabrera, político mexicano opositor al régimen impuesto por Plutarco Elías Calles.

México y el Maximato



Se conoce como Maximato al período histórico y político de México determinado por la influencia de Plutarco Elías Calles en la política mexicana. El nombre de esta época deriva de "Jefe Máximo de la Revolución", su apodo. Bajo aquel conjunto de condiciones políticas, se impuso la necesidad de implementar un aparato de cohesión, que al mismo tiempo se legitimara como instrumento de poder al convertirse en el único vehículo de acceso al Estado.

INTRODUCCIÓN

Una época de gran inestabilidad caracterizaría a los años comprendidos entre 1929 y 1934 dentro de la historia mexicana del siglo XX, época que estaría determinada, además, por el control político ejercido por Plutarco Elías Calles, apodado "Jefe Máximo de la Revolución". En ese tiempo se sucederían tres presidentes: Emilio Portes Gil, presidente interino a la muerte de Álvaro Obregón; Pascual Ortiz Rubio, que inauguraría la época de los gobernantes designados por el partido oficial; y Abelardo L. Rodríguez, que supliría a Ortiz Rubio por renuncia del presidente y concluiría su mandato.

Con todo, en 1929 tendría efecto uno de los acontecimientos políticos de mayor trascendencia en la vida política mexicana: la fundación de un partido oficial, el Partido Nacional Revolucionario (PNR). De esta manera, se institucionalizaría el corporativismo de Estado. La crisis política generalizada, pues, impulsaría a Calles a postular al candidato a la presidencia e integrar un Plan Sexenal como programa de gobierno para la nueva administración federal. La designación recaería en el general Lázaro Cárdenas del Río, quien fortalecería los mecanismos de conducción y organización institucional del país.

ANTECEDENTES

Plutarco Elías Calles había sido presidente de México entre 1924 y 1928, y su gobierno estaría marcado por los permanentes conflictos entre la religión y el Estado, principalmente debido a las restricciones al culto católico impuestas por la ley de tolerancia de cultos (también llamada ley Calles) expedida en 1926. Esto se profundizaría más tarde durante el inicio de la guerra cristera de 1927, que buscaba revertir las acciones represoras de Calles hacia la iglesia.


Imagen de cristeros de San José de Gracia, Michoacán. Estas milicias resistían la aplicación de la ley Calles.

El gobierno de Calles también se caracterizaría por la influencia de Álvaro Obregón, ex presidente de México entre 1920 y 1924. Motivado principalmente por su intención de ser reelecto para la presidencia en el período posterior al de Calles, Obregón retornaría a la vida política y se presentaría como candidato a las elecciones celebradas el 10 de julio de 1928, en las que resultaría ganador, con lo que se le otorgaba un segundo mandato presidencial. Sin embargo, siete días después de que fuera reelecto, sería asesinado en el restaurante "La Bombilla" de la Ciudad de México por José de León Toral, quien lo creía responsable del conflicto entre la iglesia y el Estado.


Álvaro Obregón, presidente de México entre 1920 y 1924 (Biblioteca del Congreso de Estados Unidos).

PRESIDENCIA INTERINA DE EMILIO PORTES GIL

Emilio Portes Gil, al ocupar provisionalmente la presidencia, tenía como tarea la realización de nuevas elecciones después del asesinato de Obregón. Con todo, pese a no ser militar, su interinato despertaría expectativas tras anunciar en su toma de posesión que no realizaría cambios en el gabinete.

Así las cosas, el autoexilio de Calles en Europa, daría cierta autonomía al gobierno de Portes Gil durante siete meses de los catorce que duraría la gestión del presidente provisional, debido a la agitación posterior a la muerte de Obregón, , sin que por ello el Jefe Máximo fuera ajeno a las decisiones que tomaba. Asimismo, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), acusada de estar implicada en el asesinato de Obregón, enfrentaría al Presidente al retirar a sus representantes ante la Convención Obrera-Patronal que estudiaba el proyecto de Ley Federal del Trabajo en noviembre de 1928.

El Partido Nacional Revolucionario (PNR), se integraría a la vida política mexicana en diciembre de 1928, con la presidencia de Calles en su comité directivo, y el 1 de marzo de 1929, siguiendo lo indicado por Calles en su último informe de gobierno, se convocaría en Querétaro a la integración de su programa, estatutos y designación de su candidato a la presidencia.


Emblema oficial del Partido Nacional Revolucionario (PNR) de México.

REVUELTA ESCOBARISTA Y FIN DE LA GUERRA CRISTERA

La creación del PNR generaría una nueva insurrección del ejército. El 3 de marzo de 1929, un levantamiento iniciado por el general José Gonzalo Escobar en contra del presidente Emilio Portes Gil daría origen a la llamada "Revuelta escobarista". Según lo redactado en el Plan de Hermosillo, el levantamiento llamaba a todos los mexicanos a ponerse en contra de Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo dirigía al país sin estar en la presidencia, y exigía acabar con el Maximato.


Imagen alusiva a la llamada "revuelta escobarista", en la que se llamaba a todos los mexicanos a ponerse en contra de Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo dirigía al país sin estar en la presidencia.

La revuelta, en la que participarían alrededor de 30 mil insurrectos y cuyo saldo arrojaría un total de 2000 muertos al final de la contienda, duraría alrededor de tres meses, y se caracterizaría por las múltiples traiciones entre los propios sublevados. De hecho, el Jefe Máximo sería designado Secretario de Guerra y Marina para combatir la insurrección; ante el fracaso del levantamiento, varios generales serían fusilados y el resto buscaría el exilio en los Estados Unidos.

Con todo, el 2 de mayo de 1929, el arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores, anunciaba la intención de la Iglesia de terminar el conflicto religioso, al declarar necesario revisar las leyes sobre cultos y al hacer alusión al deber que tenían los católicos de obedecer a las autoridades civiles. Ello impulsaría el regreso al país de los obispos exiliados, con lo cual el 22 de junio, después de una conferencia entre los ministros y el gobierno, se dio por concluido el conflicto, reanudándose los cultos con la primera misa celebrada en la basílica de Guadalupe el día 27.


Basílica de Guadalupe.

EL PRIMER CANDIDATO DEL PNR: ORTIZ RUBIO

La sucesión de 1929 marcaría el impedimento, de hecho hasta el fin del siglo XX, de que un candidato independiente del partido oficial fuera electo presidente. La figura más importante del grupo obregonista era por entonces Aarón Sáenz, quien contaba en diciembre de 1928 con el apoyo de Calles y del Partido Nacional Agrarista; por otro lado, el Presidente invitaría al embajador en Brasil, Pascual Ortiz Rubio, a incorporarse a su gabinete y regresar a México. El tercer candidato sería José Vasconcelos, apoyado por el Partido Nacional Anti- Reeleccionista, que se integraba por veteranos maderistas.

Sáenz era miembro fundador del PNR y Ortiz Rubio, al llegar a México, se entrevistaría con Portes Gil y Calles en Cuernavaca, anunciando que no aceptaría ser parte del gabinete presidencial, por haber aceptado ser candidato a la Presidencia. Como precandidatos del PNR, Sáenz y Ortiz Rubio aceptaron entonces someterse a los acuerdos de la convención partidaria, en febrero de 1929; sin embargo, los ataques al primero señalaron que la decisión ya había sido tomada a favor del segundo, con lo que Sáenz se retiró acusando en la prensa al comité organizador de falta de neutralidad. Por su parte, Vasconcelos, que había sido candidato al gobierno de Oaxaca y al ser derrotado emigraría a los Estados Unidos, con su candidatura uniría a aquellos grupos descontentos.


Pascual Ortiz Rubio. Fue el primer candidato que postuló el PNR, partido fundado por Calles en 1929. Sin embargo, una vez en el poder, renunció por el autoritarismo y la intervención del propio Calles en su gobierno (Archivo Gráfico de El Nacional).

El 17 de noviembre, pues, Ortiz Rubio resultaría electo, por lo que Vasconcelos invitaría a sus seguidores a levantarse en armas el día 10 de diciembre, mientras él buscaba refugio nuevamente en los Estados Unidos. Otro candidato independiente, Antonio I. Villareal, se uniría a los sublevados escobaristas, mientras que el Partido Comunista propondría al general Pedro Rodríquez Triana. Las elecciones se realizarían en un clima de violencia y Ortiz Rubio tomaría posesión de su cargo el 5 de febrero de 1930.

A todo ello, al salir del Palacio Nacional, después de tomar juramento a su gabinete, que incluía a Portes Gil como Secretario de Gobernación, Ortiz Rubio sufrió un atentado, resultando levemente herido. El hecho de que el Presidente fuera una figura desconocida en el medio político, aunado a su larga ausencia del país, dio como resultado que no tuviera la personalidad suficiente para imponer su opinión, con lo que su gestión estaría dominada completamente por el Jefe Máximo, quien, sin función alguna en el gobierno, asistía a las sesiones, imponiendo sus decisiones.


El presidente Ortiz Rubio, junto al subsecretario de Guerra, general Abelardo L. Rodríguez y el general Plutarco Elías Calles, presidiendo una fiesta hípico-militar.

LA REVOLUCIÓN EN CRISIS

Los efectos de la crisis financiera mundial, iniciada en 1929, tuvieron su efecto en el país. De este modo, se anunciaría el fin de la reforma agraria, por la necesidad de dar garantías al capital. Las condiciones del país eran deplorables, con múltiples huelgas, movilizaciones en el campo y un intento de reiniciar la guerra cristera; mientras, el gobierno actuaba en forma contradictoria y se sucedían cambios en las secretarías de Estado y en el PNR.

Las condiciones políticas de inestabilidad impulsaron asimismo a que el abogado y político Luis Cabrera dictara el 31 de enero de 1931, una conferencia en la Biblioteca Nacional sobre el Balance de la Revolución. En ella señalaría que para la resolución de los problemas nacionales se requería valor civil, honradez y patriotismo, y que la revolución social y económica de México no podía consolidarse sin una reforma política que permitiera la participación de los mexicanos en el gobierno de la República. Esto motivaría a que fuera desterrado del país. La intromisión en todos los asuntos del gobierno y el hecho que el Jefe Máximo controlara toda la vida nacional, sumados a la errática presidencia de Ortiz Rubio, mostraron la situación de crisis y los conflictos que vivía la familia revolucionaria.

En este clima de inestabilidad, el presidente multiplicaría sus pedidos de licencia por motivos de salud. Finalmente, el 2 de septiembre de 1932, terminaría entregando su propia renuncia al Congreso de la Unión, en la que el único mensaje coherente que se podía encontrar eran sus deseos de que no hubiera desunión entre los revolucionarios.


Monumento a la Revolución Mexicana, uno de los más reconocibles de la Ciudad de México.

Con la renuncia de Ortiz Rubio, el Congreso de la Unión contempló a cuatro candidatos: Alberto J. Pani, Joaquín Amaro, Juan José Ríos y Abelardo L. Rodríguez, quien sería designado y tomaría posesión el 3 de septiembre de 1932. Pero la situación del país no cambiaría con el nuevo presidente, que bajo la influencia de Calles sumiría al país en una mayor agitación por las protestas obreras y campesinas, incluso con enfrentamientos en el campo en Veracruz y Jalisco, y se incrementó el número de huelgas que llevaron al gobierno a establecer el salario mínimo industrial.

EL PLAN SEXENAL

En 1933 Rodolfo Calles, hijo del Jefe Máximo, hablaría en la Cámara de Diputados acerca de la candidatura a la presidencia del Secretario de Guerra, Lázaro Cárdenas. Ello indicaría la preferencia del caudillo para las elecciones de 1934. La segunda convención del PNR, realizada en Querétaro, tendría entonces como tareas la postulación del candidato a la Presidencia y la integración de un Plan Sexenal, como programa de gobierno para la nueva administración federal, que a su vez se alargaría a seis años de gobierno.

El Plan Sexenal sugerido por Calles sería, más que un programa político, un plan de reformas económico-sociales con una orientación hacia el nacionalismo, señalándose la intervención del Estado en lo agrario, industrial, sindical y educativo. Papel importante tuvo en este programa Graciano Sánchez, con críticas a la reforma agraria existente, indicándose que terminaría cuando se hubieran satisfecho completamente las demandas campesinas; mientras que en el terreno de la industria únicamente se hablaría de impulsar una industria nacional junto a la extranjera, la organización de centrales obreras limitadas por el Estado y la contratación colectiva. En tanto, en lo educativo, se fortalecería su sentido laico y la necesidad de crear una ideología que unificara a los mexicanos bajo intereses comunes.


Lázaro Cárdenas, presidente de Mexico desde 1934 a 1940. Su gobierno estuvo caracterizado por haber consolidado las bases del funcionamiento del Partido Nacional Revolucionario (PNR).

Este conjunto de medidas, y la postulación presidencial de Lázaro Cárdenas, se consideraría un triunfo de los revolucionarios, al mantener entonces un sentido social anti-latifundista y reivindicativo del movimiento armado.