Se denominan "relaciones laborales" a aquellas que se establecen en el proceso productivo entre las partes que representan al capital y al trabajo. En estas relaciones se llama "trabajador" a quien aporta el trabajo, mientras que, a quien aporta el capital se lo llama "empleador", "patronal" o "empresario".
Entre las actividades que realiza el ser humano, el trabajo se caracteriza por su complejidad y la multiplicidad de las dimensiones que abarca. En su realización intervienen el cuerpo y el intelecto; son necesarias habilidades motoras, conocimientos, planes y medios técnicos. Asimismo su realización requiere de la acción individual del trabajador frente a la tarea, pero ésta a su vez está ligada a la tarea de otros, que también participan en la producción de los bienes; es decir, su dimensión es tanto individual como social.
Esas relaciones de producción que implican la división y la articulación de las tareas, además del uso de medios técnicos, son relaciones sociales, a las que, dado su objetivo específico, se las llama relaciones laborales.
Las relaciones laborales están reguladas por normas y leyes que dan marco al desenvolvimiento de las partes en el proceso productivo, fijando derechos y obligaciones en el cumplimiento de las tareas y los roles y jerarquías asignados a tal fin.
En las sociedades tribales las normas son establecidas por las costumbres, y los controles los llevan a cabo los de mayor edad, pero en las complejas sociedades modernas esta tarea es desempeñada por el Estado.
EL TRABAJO
El trabajo forma parte constitutiva del desarrollo del ser humano; es, además, un proceso de transformación de la naturaleza e incluso de la persona que lo lleva a cabo. Pero no es solo una actividad aislada, es un proceso social en el que intervienen la técnica, los conocimientos y las habilidades, tanto individuales como de grupo, en procura de satisfacer necesidades. Por lo tanto, la forma en que se combinan esos elementos, la manera en que cada parte satisface sus necesidades, está relacionada directamente con el funcionamiento de cada sociedad.
Legislación laboral
Las normas legales colocan límites a las relaciones laborales. Vale decir que ya el trabajo, por ser un derecho individual, está considerado en la mayoría de las constituciones nacionales, cuerpo jurídico que establece los principios y la dirección general de un país. Las leyes que reglamentan los derechos, deben ser concordantes con esos principios.
En las sociedades modernas el Estado interviene en las relaciones laborales a través de la legislación, y de ser necesario por otros mecanismos, para lograr establecer el equilibrio entre las partes.
Las sociedades modernas condensan el conjunto de leyes regulatorias de las relaciones laborales en el Derecho del Trabajo. Este cuerpo jurídico regula las actividades lícitas que se prestan a cambio de una remuneración, pero existen otras formas de trabajo que quedan al margen porque no involucran ningún tipo de contratación remunerada. El ejemplo más reconocido es el del trabajo familiar, que se da a través de un acuerdo entre los miembros de una familia, según las costumbres o a las leyes que regulan la relación familiar y que conforman el Derecho de Familia. Vale citar la obligación paterna de mantener y educar a los hijos durante un determinado tiempo. El Derecho del Trabajo tampoco considera el llamado "trabajo benévolo", que es aquél que se realiza en forma gratuita y desinteresada por cuestiones afectivas, de reciprocidad, o de solidaridad.
El salario
El salario es la remuneración con la que el empleador retribuye el trabajo realizado por el trabajador y es el elemento de mayor importancia en el equilibrio de las relaciones. Por lo general los conflictos y cuestiones más controvertidas surgen a partir de discrepancias respecto al salario.
Al ser el salario la contraprestación que se otorga en dinero o especies al trabajador por parte del empleador, por su capacidad de trabajo, implica que las partes contraen determinados deberes y obligaciones que deberán cumplir: el empleador de dar trabajo y pagar una remuneración por el mismo; el trabajador de estar a disposición en los horarios acordados y por las horas establecidas (jornada laboral) con el propósito de realizar las tareas que le sean encomendadas por el empleador.
Entre las obligaciones del trabajador está la de cumplir la jornada laboral tal como haya sido pactada, individualmente o en el convenio colectivo de trabajo.
El salario se determina mediante procedimientos diversos pero siempre contemplando las regulaciones legales. Suele tomarse como referencia el salario mínimo, que es fijado por el Estado como monto mínimo. Esta es una decisión que por lo general se toma de manera consensuada con las organizaciones sindicales y patronales y, de acuerdo a la organización política de cada país, es válida para todo el territorio del mismo, o cada estado-provincia tiene autonomía para fijarlo en su ámbito.
Dentro de la diversidad de métodos para determinar el salario, hay dos parámetros fundamentales que suelen estar en todos los procedimientos del caso: la ganancia del capital y la productividad del trabajo. En el primer caso se calcula el porcentaje sobre el valor agregado que le corresponde a las ganancias, y el que le corresponde a los salarios. Cuanto mayor es el desarrollo de una economía, mayor es el porcentaje que corresponde al salario. En cuanto al segundo caso lo que se calcula es el producto generado por un trabajador en determinado tiempo de trabajo. La regla es que a mayor producción en igual cantidad de tiempo, mayor es el salario. Pero no siempre se cumple.
ORIGEN DEL SALARIO*
Las sal tiene una larga historia vinculada con el desarrollo del ser humano.
Si bien la pueden ver en cualquier supermercado y la tienen en su mesa como condimento, la sal no siempre ha tenido el valor que le damos ahora. Para tomar una dimensión de su importancia en la antigüedad, debemos observar que en Roma los famosos legionarios recibían la sal como parte de pago, al punto que era intercambiable por oro. Así, la palabra salario proviene del latín, salarium argentum, que quiere decir agregado de sal.
Esta forma de pago se utilizaba principalmente en la conocida Vía Salaria, una ruta para transportar sal que se extendía a lo largo de 242 kilómetros y se remonta al siglo VIII antes de Cristo. Su utilización fue una de las piezas claves para el crecimiento de Roma e iba desde las salitreras de Ostia, pasando por los Apeninos, hasta San Benedetto del Tronto.
Antiguamente su valor era tal que en otras locaciones, como por ejemplo Grecia, el intercambio de sal por esclavos dio origen a la expresión "no vale su sal". Es interesante notar que en ese entonces no solo se usaba para condimentar y preservar comida, sino que también se usaba como antiséptico.
*De "Salario y Plusvalía", artículo destacado del portal educativo Elbibliote.com
Relaciones individuales y colectivas
Un trabajador puede entablar relaciones laborales con su empleador de manera individual, fijando de esa manera sus condiciones de trabajo. Pero hay una desigualdad manifiesta ya que la posición de poder que ostenta el empleador afecta la voluntad del trabajador. Por eso en las sociedades modernas existen las relaciones laborales colectivas, que son las que entabla un sindicato con una empresa u organización patronal. Eventualmente en esas relaciones puede intervenir el Estado. Cuando esto último ocurre se habla de diálogo social, que no es otra cosa que un ámbito de negociación tripartita en el que Estado, capital y trabajo deben resolver cuestiones relacionadas con el empleo. Lo que se busca es generar un clima de cooperación entre los actores sociales, intercambiando información, realizando interconsultas y finalmente negociando de manera colectiva para arribar a pactos sociales.
Recursos humanos
Las empresas suelen disponer de una sección destinada a la atención de las cuestiones vinculadas al personal, a la que llaman recursos humanos. Ya desde el nombre lo que se hace es asimilar al trabajador con otros recursos, como los recursos financieros o los recursos materiales. De esta manera tienden a encasillar las relaciones reduciéndolas a meras cuestiones técnicas vinculadas a la producción, priorizando así aspectos disciplinarios, pero postergando las relaciones colectivas y los inconvenientes personales de los trabajadores.
Mujer y trabajo
El trabajo de la mujer aún no es valorado de la misma manera que el del hombre.
Durante siglos las mujeres han desarrollado tareas similares a las de los hombres, aunque sin obtener los mismos beneficios. Esto se explica en un contexto de desvalorización cultural del trabajo y de la condición de la mujer en las distintas sociedades.
El problema alcanzó visibilidad gracias a las transformaciones mundiales ocurridas durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, en los últimos años el problema del salario femenino se ha acentuado, a partir de los cambios en la estructura de producción y en el contexto de reducción de la capacidad de compra del salario. La generalización del modelo neoliberal en el mundo, ha producido una baja en los salarios, aumentando la precarización laboral y las tasas de desempleo. Esta situación repercutió en los hogares que vieron disminuidos sus ingresos. Para compensar, las mujeres salieron al mercado laboral en busca de empleo, conscientes de que percibirían un salario inferior al del hombre. Por otra parte, la contratación de personal femenino sin experiencia sindical es, además, una estrategia empresarial para reducir los niveles de conflictividad laboral.
Actualmente, según investigaciones desarrolladas en diferentes países, las mujeres trabajan diariamente más horas que los hombres y en términos de porcentajes su participación en el sector informal de la economía es mucho más alta que la de los hombres.
Relaciones internacionales de trabajo
En 1919 se fundó la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), con el objetivo de que se traten en su seno las relaciones entre los Estados y las organizaciones de trabajadores y empleadores. El tiempo llevó a la consolidación de esta institución y desde hace ya muchos años los acuerdos logrados por ella se plasman en convenios internacionales que tienen los mismos principios que los tratados.
A nivel internacional los empleadores se agrupan en una única organización, la Organización Internacional de Empleadores (O.I.E.), mientras que los trabajadores se nuclean en dos centrales, la mayoritaria Confederación Sindical Internacional (C.S.I.) y la Federación Sindical Mundial (F.S.M.). Tanto trabajadores como empleadores se agrupan por ramas de la industria y se vinculan a través de la O.I.T.
Desde fines de los años 80 las organizaciones representativas de ambas partes han comenzado a firmar acuerdos marcos internacionales que garantizan los derechos laborales mínimos en todo el mundo, reflejando esta circunstancia la importancia que han adquirido las relaciones internacionales en el marco de la globalización.