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Afiche de la película homónima de 1925. El filme fue dirigido por Fred Niblo y supuso un extraordinario éxito para su época.
Fotografía de Lewis Wallace.
Fotograma de la película "Ben-Hur" de 1959 dirigida por William Wyler. En la imagen, su protagonista Charlton Heston acompañado por la actriz Marina Berti.
Imagen iconográfica de los Reyes Magos. Lewis Wallace hace una excelente descripción de los tres hombres sabios que, siguiendo una estrella, viajan para adorar a Jesús.
Afiche utilizado en la adaptación teatral de William Young. Fue presentada en el Manhattan Theatre de Nueva York hacia el año 1899.
Jesús curando a un leproso. Los últimos libros de la novela relatan la curación de leprosos por parte de Jesús, entre los que se encuentran la madre y la hermana del protagonista.

Ben-Hur



Publicada por primera vez el 12 de noviembre de 1880, la historia de Judá Ben-Hur capturó la imaginación de las personas, transformándose en una de las novelas de mayor difusión en el mundo; su autor, Lewis Wallace, alcanzaría la fama pero el personaje de su obra después de la película homónima de 1959 eclipsaría, incluso, al nombre del escritor.

LEWIS WALLACE: UNA ÉPOCA Y UNA BIOGRAFÍA

John Quincy Adams presidía el país el año en que el escritor de Ben-Hur nacía. Los dirigentes estadounidenses creían en un gobierno ejercido por el pueblo y se originaban así las constituciones de los diversos Estados. A principios del siglo XIX la mayoría de la población activa era dueña de sus propios medios de vida originando una estructura social estable; el protestantismo impondría la ética de trabajo en el nuevo país. La población aumentó gracias a la inmigración y los límites territoriales se ensancharon produciéndose un gran desarrollo económico y comercial.

Desde 1827 a 1905, Estados Unidos presentaría un fulminante crecimiento en todos los órdenes. También en ese tiempo la literatura norteamericana comenzó a construir su propia identidad, ya que aparecerían los primeros escritores que integrarían su canon literario: Washington Irving y James Fenimore Cooper.

Lewis Wallace nació en Brookville, Indiana, el 10 de abril de 1827 y murió en Crawfordsville, una localidad del mismo Estado, el 15 de febrero de 1905. Fue el segundo de cuatro hijos. Intervino en la guerra mexicano-estadounidense como oficial entre 1846 y 1847. Durante la Guerra de Secesión, Wallace luchó con el ejército de la Unión alcanzando el rango de general. Presidió varios tribunales militares de investigación luego de concluida la guerra, y además sería miembro del tribunal que juzgaría a los acusados de conspiración por el asesinato de Abraham Lincoln. Fue gobernador de Nuevo México entre 1878 y 1881, y embajador en Turquía en el periodo de 1881 a 1885.

En 1873 publicó su primera novela sobre la leyenda de los aztecas, El Dios Justo, basada en La conquista de México, de W. H. Prescott. En 1880 publicaría su obra más conocida: Ben-Hur. Otras obras suyas son: The Boyhood of Christ (1888), The Prince of India (1893) y The wooing of Makkatoon (1897), una colección de poesía.

LOS DETALLES DE UN CLÁSICO

Lewis Wallace nunca se había interesado especialmente por la religión, pero después de escuchar el agnosticismo de Robert Ingersoll, cuentan que por una apuesta entre ambos amigos, se propuso investigar profundamente las raíces del cristianismo y volcar sus conocimientos en un libro. Tras siete años de amplias investigaciones, de su pluma saldría finalmente la novela Ben-Hur. Lewis Wallace plasma en ella una fantástica historia que trasciende más allá de las adaptaciones cinematográficas, aunque puede considerarse como una novela desigual, que contiene páginas placenteras, algunas sublimes, junto a otras de mucho menor calidad. La historia está compuesta de 8 libros y cada uno presenta detalles especiales a tener en cuenta.

Libro primero

Narra el encuentro de los Reyes Magos en el desierto, el nacimiento de Jesús y los detalles que acompañaron el acontecimiento hasta la adoración en el pesebre. Mucho antes de que aparezca el protagonista, nos familiariza con el contexto de Judea y Jerusalén. Es, tal vez, el libro que alcanza mayores cotas literarias. Con todo, desde el primero hasta el último libro existe un vaivén continuo entre un narrador íntimo al lector y un narrador totalmente omnisciente.

Libro segundo

Después de una detallada descripción de la situación política de Judea bajo el dominio romano, se presenta a Judá Ben-Hur, el protagonista, y a Messala, el antagonista. Tres conversaciones ocupan la mayor parte de este libro: entre Ben-Hur y Messala, entre el protagonista y su madre, y un breve diálogo entre Ben-Hur y su hermana Tirzah. En medio de esta última conversación, un accidente y las intrigas de Messala, provoca que los romanos asuman como culpable a Ben-Hur de un atentado contra las autoridades imperiales. La familia es castigada y él es condenado a galeras. En el capítulo final se narra su encuentro con un joven, hijo de un carpintero, que se acerca a él y le da de beber agua. Así, de manera casual, se nos presenta otro de los temas centrales de la obra: las vidas paralelas del protagonista y Jesús de Nazareth. Uno de los detalles más llamativos es la similitud que existe entre sus respectivas madres: las dos encarnan al arquetipo de la virtud femenina del cristianismo.

Libro tercero

El primer capítulo presenta un recuento de la despedida en el puerto de Misenum del duunviro Quinto Arrio, nuevo comandante de la «Astrae», galera en la que Ben-Hur cumpliría su condena. Una vez que zarpa la «Astrae», el resto del libro transcurre en alta mar. Mientras Arrio examina a los remeros, se detiene en Ben-Hur, a quien interroga. Allí Arrio se entera de que es hijo del príncipe Hur, a quien había conocido en su juventud. Por ello, dispone que el remero número 60 (Ben-Hur), no sea enganchado a los grilletes. Poco después sobreviene una terrible batalla, narrada desde la perspectiva de un galeote, uno de los mayores logros narrativos de la novela. La «Astrae» se va a pique pero Ben-Hur salva la vida de Arrio y éste lo adopta como hijo.

Libro cuarto

Se desarrolla en la ciudad de Antioquía y sus alrededores, es el más extenso de la novela y su verdadero nudo narrativo. Aparecen tres hombres que van a tener enorme importancia en la vida de Ben-Hur, en su propósito de vengarse de Messala y en la búsqueda de su familia. El primero de ellos es Simónides, antiguo siervo del príncipe Hur, devenido en el mercader más rico de Antioquía, y quien pondrá su fortuna a disposición del protagonista. El segundo es el Rey Mago Baltazar, y el tercero es el jeque árabe Ilderim el Generoso, quien proporciona al protagonista cuatro caballos para que pueda enfrentarse a Messala en una extraordinaria carrera de cuadrigas. Igualmente se encuentra en este libro el conflicto sentimental en la vida de Ben-Hur: una exploración de los sentimientos que le despiertan dos mujeres, la dulce y recatada Esther, hija de Simónides, e Iras, hija de Baltazar. La naturaleza tan diferente de Iras y Esther impone una dicotomía esencial entre la mujer "mala" y la mujer "buena".


Carrera de cuadrigas.

Libro quinto

Aquí cobra relevancia la carrera de cuadrigas. Son varios los capítulos dedicados a los preparativos de la carrera y varios más los que se desarrollan ya en el interior del circo. La narración de la carrera representa uno de los mayores aciertos de la obra al llevar a una culminación in crescendo el punto central de la novela: el enfrentamiento de los dos personajes principales.

Libro sexto

Este libro junto al primero es el de mayor fuerza y destreza narrativa. La descripción de las penalidades sufridas por la madre y hermana de Ben-Hur, integran algunas de las páginas mejor escritas de la novela. Además, logra presentar la condición de las mujeres leprosas de manera dramática, pero sin caer en excesos.

Libro séptimo

El autor se concentra en otro de los temas principales de la novela: las vidas paralelas de Ben-Hur y Jesús de Nazareth. Este último comienza su vida pública, precisamente en el instante que Ben-Hur y sus acompañantes llegan a la orilla del río en el que el Mesías comienza a predicar. El libro contiene un pasaje exquisito, de gran densidad y destreza narrativa, que recrea uno de los muchos mitos egipcios sobre la creación del hombre.

Libro octavo

El último de la novela y uno de los menos logrados. El autor reúne en Jerusalén y sus alrededores a todos los protagonistas, con excepción del jeque Ilderim. Jesús cura a la hermana y a la madre de Ben-Hur. Este último se ve traicionado por Iras y rompe su compromiso con ella. Finalmente entiende que es a Esther a quien ama. A partir de ese momento y hasta el final de la novela se recrea la pasión de Cristo. Ben-Hur y los suyos asisten de cerca a estos acontecimientos, y el anciano Baltazar deja de existir en el momento en que el Nazareno muere. En un corto epílogo se nos presenta a Esther, la esposa de Ben-Hur, en la hermosa villa de Misenum cinco años después de la crucifixión. Hasta ella llega una arrepentida Iras, quien había dado muerte a Messala por los malos tratos recibidos por éste.

BEN-HUR, ENTRE EL CINE Y LAS TABLAS

En 1907 se exhibió la primera película basada en la novela Ben-Hur, dos años después de la muerte de Lewis Wallace, y cuya duración sería de apenas 15 minutos; una escena de carrera de cuadrigas constituía casi toda la película. Se había filmado sin los permisos de los herederos del escritor y su denuncia -así como la posterior sentencia- sentaría las bases de jurisprudencia para las cuestiones de propiedad intelectual. Wallace no llegaría a ver ninguna película sobre lo que había escrito, pero sí la obra de teatro del año 1899, en la que incluso corrían por el escenario caballos de verdad.

Adaptaciones llevadas al cine

  • Ben-Hur: a tale of the Christ (1925)

Dirigida por Fred Niblo, la película era parte del cine mudo y duraba casi dos horas y media. No existen escenas en las que se vea de manera directa a Jesús y si bien casi todos los planos estaban filmados en blanco y negro, muchos de los que incluían a Jesús y a Judá Ben-Hur se filmaron bajo las primeras técnicas del Technicolor.

  • Ben-Hur (1959)

Dirigida por William Wyler y protagonizada por Charlton Heston, su fama incluso es superior a la misma novela. Considerada como una de las mejores películas de la historia del cine, su duración es de unas 3 horas y media aproximadamente. En todo el mundo se convirtió en un clásico, y generalmente se emite por televisión en Navidad y en Semana Santa. En ella, la Navidad se presenta al principio y la Crucifixión cierra el final. Solo se observan algunas escenas en las que aparece Jesús y en donde las enseñanzas del Mesías nos llegan solo a través de las palabras de sus seguidores.


Afiche original de la película de 1959, diseñado por Reynold Brown. El film, dirigido por William Wyler y protagonizado por Charlton Heston, obtuvo la cifra récord de once premios Óscar, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actor.