Si bien el término "dialéctica" resulta extraño, es parte de nuestra vida cotidiana desde que Platón lo empleara por primera vez en el siglo IV en una de sus principales obras. La dialéctica alcanzaría máxima expresión con Georg Wilhelm Friedrich Hegel, pero. ¿de qué hablamos cuando hablamos de dialéctica y, sobre todo, de dialéctica hegeliana?
INTRODUCCIÓN
La palabra proviene del griego διαλεκτική (dialektiké), τέχνη (téchne), es decir, técnica o arte de la conversación/diálogo. La derivación más directa es del latín (ars) dialéctica, con el significado equivalente. En esta instancia, cuando se habla de arte o técnica no se refiere solo a lo discursivo (lo retórico) sino al arte de la argumentación y la contraargumentación por medio de la palabra. Esto era tan importante que en las Universidades del Medioevo la dialéctica formaba parte del Trivium -las tres disciplinas ineludibles en todo saber- junto con la Gramática y la Retórica.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, considerado por la historia clásica de la filosofía como el representante de «la cumbre del movimiento decimonónico alemán del idealismo filosófico» y como un revolucionario de la dialéctica.
La dialéctica es la forma más argumentativa de la lógica concreta, anunciada por Johann Gottlieb Fichte, concretizada por el mismo G. W. F. Hegel y continuada por el marxismo. Esta disciplina pretende acercarse más a la realidad al involucrarse con las contradicciones del hombre y la naturaleza.
Litografía de Johann Gottlieb Fichte. Este filósofo, de gran importancia en la historia del pensamiento occidental, es considerado uno de los padres del llamado idealismo alemán.
ANTECEDENTES: LOS SOFISTAS
Los primeros pasos de la dialéctica se iniciaron en el período clásico de la antigua Grecia y fue desarrollada por los sofistas, quienes debatían temas de su realidad mediante el diálogo. Con todo, ellos no llegarían nunca a formular la contradicción como elemento de la realidad -tal como después establecería Hegel- debido a que su principal interés radicaba en ganar la discusión; cuando se planteaba una contradicción, era solo para demostrar así su postura infiriendo por ello que el adversario se equivocaba.
Detalle de "La escuela de Atenas", de Rafael Sanzio. En ella puede observarse a Pitágoras, el mayor matemático griego, considerado por Heródoto como uno de los Siete Sabios de Grecia, y cuyas cualidades establecieron el término "sofista".
Debido a esto es que los sofistas quedaron únicamente en el ejercicio retórico y no tendría mayor importancia para la investigación de la contradicción.
LA DIALÉCTICA HEGELIANA
Si bien Georg Wilhelm Friedrich Hegel continúa con la idea de diálogo, ya no considera la dialéctica como un diálogo sobre aspectos opuestos pues en su teoría, la doctrina dialéctica, alcanzaría las cotas más altas en el grado de formulación; en otras palabras, la perfecciona de tal manera que inaugura un nuevo instrumento para el establecimiento de un método lógico-filosófico. Cabe aclarar que hablamos de un idealismo dialéctico ya que su formulación será idealista. Es, en palabras de Hegel, "el movimiento más elevado de la razón, en el cual, las apariencias separadas por la oposición pasan la una a la otra y se superan".
Retrato de Hegel según Jakob Schlesinger, 1831.
El filósofo alemán trata de arribar a "la unidad de los contrarios", de manera tal que se construya una nueva realidad o un nuevo sentido de la realidad.
Así las cosas, el pensamiento hegeliano parte de la noción del ser. Al afirmar que el ser es, se establece una relación que deriva en el hecho de que cada uno de los objetos concretos es algo, aunque no se esté pensando qué cosa es.
Al aplicarse la afirmación el ser es y todas las derivadas de ella a todos los objetos concretos en general, no se refieren a ninguno en particular. Hegel aborda las características de la noción de ser pues es allí donde se aúnan la razón y la realidad en general.
Portada de la 1ª edición de la "Fenomenología del espíritu", una de las obras más importantes de Hegel.
Ese pensamiento del ser no añade nada a los conocimientos que puedan llegar al pensamiento; no revela nada, pues lo desconocido estaría en el contenido concreto del pensamiento. Desde un punto de vista determinado, el pensamiento puro del ser es también pensamiento de la nada. Solo tomando esto en consideración, como principio del movimiento de la realidad, Hegel puede establecer que el pensamiento toma conciencia de su vacío de ser.
Ese vacío del ser, la conciencia de ello, es la contradicción inicial que pondría en marcha el movimiento de la idea, que sería el mismo movimiento de la realidad. En su movimiento por llenar ese vacío del ser, este ser en sí sale de sí, generando la realidad existente, concreta, es decir, el ser ahí, que sería una contradicción que debe ser superada por una nueva condición del ser que toma conciencia, asume en sí, como elemento de una totalidad a las cosas existentes del ser ahí.
Imagen de Karl Marx hacia 1875.
Desde esta postura idealista, Hegel construiría su dialéctica que, más tarde, tomará Karl Marx para dar origen, a través de un análisis minucioso, al materialismo histórico.
LOS MOMENTOS DE LA DIALÉCTICA.
El proceso de la dialéctica en general, independientemente de la orientación idealista de Hegel o la materialista de Marx, puede resumirse de la siguiente manera:
Dada una realidad (una construcción, un concepto) llamada tesis, por su propia dinámica interna, origina otra realidad, llamada antítesis, que contradice a la primera, es decir, una realidad opuesta.
Platón y Aristóteles discutiendo. Detalle de un bajorrelieve de Luca della Robbia, siglo XV, Florencia, Italia.
Se establece entre ambas una correlación de fuerzas contradictorias que cada vez va perdiendo más estabilidad. En otras palabras, este estado de correlación de fuerzas en un momento determinado pasa a ser una coyuntura, un par de fuerzas que se contradicen en tensión pero aun así, aunadas.
Llega un momento en que las contradicciones se agudizan de tal manera que son insostenibles, por lo que esa situación se conoce como coyuntura nodal, punto nodal de las contradicciones, o nudo de las contradicciones.
Una vez que se llega a ese momento, el proceso de superación de la contradicción se desencadena y éste lleva a la constitución de una nueva realidad llamada síntesis, en la cual las contradicciones se resuelven en una nueva forma. La síntesis se vuelve tesis y así se comienza una nueva etapa.
"Heráclito llorando", por Hendrick ter Brugghen (1628). Este filósofo griego puede ser considerado como el "padre de la dialéctica" en Occidente, ya que es el primer pensador que considera que la contradicción no paraliza sino que dinamiza.
LEYES DE LA DIALÉCTICA
Las leyes de la dialéctica son leyes del pensar y, a su vez, leyes del movimiento de la realidad. Henry Lefebvre, perteneciente al grupo de marxistas ortodoxos, formuló cinco leyes del movimiento dialéctico.
Según esta primera ley, podemos afirmar que nada existe de manera aislada; cada elemento de la realidad puede existir solamente en una relación estructural con todos los demás elementos de la realidad. Tratar de entender un acontecimiento separado de todos los demás que integran la estructura de lo real, sería falsear la realidad. Esta ley se opone a la tendencia de la Filosofía Clásica y la Lógica Formal de considerar los diversos aspectos de la realidad de un modo independiente por medio de la abstracción.
Estatua de Platón en el frente de la moderna Academia de Atenas. Los primeros ejemplos de aplicación del método dialéctico lo ofrecen los "Diálogos" de este filósofo griego, quien además reflexiona sobre el funcionamiento y el alcance del procedimiento.
En esta segunda ley se alude al hecho de que la realidad no está dada de una vez y para siempre, fija, sino que está en movimiento constante. Cada hecho solo puede ser entendido en la medida que pueda colocarse dentro del movimiento universal. Se vuelve necesario aquí distinguir entre el movimiento aparente de la realidad, que se puede aprehender inmediatamente, del movimiento profundo de la realidad, que solo puede venir de la comprensión de las contradicciones centrales o radicales de la realidad en general y del fenómeno que se esté analizando, tanto en general como en particular.
Los elementos de la contradicción, a la vez que son radicalmente opuestos, conforman una unidad, en cuanto que se necesitan mutuamente para existir como tales: tal vez uno de los conceptos que ilustran esto más cabalmente sea la idea de yin y yang que se tiene en Oriente. Teniendo en cuenta esto, la desaparición de uno de los contrarios marcaría también la desaparición de la contradicción; generalmente es el elemento antagónico el que tiende a destruir a la tesis y es ésta la que tiende a desaparecer. El método dialéctico procura aprehender el enlace, la unidad y el movimiento que engendra los contrarios, que los opone, que los hace chocar, que los rompe y que los supera. Los contrarios aparecen así como íntimamente unidos en el movimiento que los genera y en el que son superados o destruidos.
Retrato de Friedrich Engels. Junto con Marx, este filósofo alemán consideraba que la realidad es esencialmente contradictoria. Todos los fenómenos que ocurren en la Naturaleza son el resultado de la lucha de elementos contrarios, que se hallan unidos en el mismo ser o fenómeno.
Esta ley establece que una vez que se ha acumulado cuantitativamente una cierta masa (cantidad) de una misma realidad o relación real, por la misma dinámica de la dialéctica, se produce un cambio cualitativo hacia una realidad nueva, hacía un nivel de realidad superior.
El progreso del hombre implica la acumulación de determinadas características o tensiones gradual o continuamente, pero llega un momento en el que la acumulación es tal, que el más pequeño desequilibrio puede hacer cambiar radicalmente la situación. En el caso de la realidad humana y social; este desequilibrio está impulsado por la acción consciente y voluntaria de la colectividad humana económicamente considerada, es decir, la clase social. El salto dialéctico que se efectúa implica a la vez continuidad -ya que continúa el movimiento- y discontinuidad -en la nueva situación generada.
Retrato de Immanuel Kant. El propio Hegel expandiría y complementaría el sistema kantiano como justificación del idealismo alemán.
El desarrollo del movimiento dialéctico implica que cada nueva situación incluye en sí la anterior, enriqueciéndola. De ese modo, la conciencia de clase incluye al pensamiento, el pensamiento incluye la vida y la vida incluye a la materia inanimada. En este sentido, en cada nueva situación están presentes todas las situaciones anteriores, pero dialécticamente superadas.
Fotografía de Jean-Paul Sartre hacia 1950. En su "Crítica de la razón dialéctica", este filósofo francés desarrollaba la fundamentación de la dialéctica fenomenológica del Ser y la Nada.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En síntesis, a la manera hegeliana, la dialéctica implica una concepción de la realidad en un proceso circular de tres momentos, y cuyo motor es la contradicción. El ser infinito es entonces una totalidad, ya que nada está aislado y todo está en relación. Pero se trata de una relación de oposición y no de identidad.
En resumen, los tres momentos del proceso dialéctico serían:
Retrato de Vladimir Lenin. Para el principal dirigente de la Revolución Rusa de 1917, la dialéctica es "la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo".
La dialéctica como método consiste en descubrir y seguir racionalmente el movimiento de la Idea, de modo que la razón y la realidad expresen su verdadera coincidencia. De esta manera, Hegel propone una lógica diferente a la propuesta aristotélica basada en el principio de identidad.