La palabra viene del griego: Theo (Dios) y cracy (fuerza) y hace referencia a la forma de gobierno en la que, aquellos que ejercen el poder religioso, detentan también el poder civil por supuesto mandato de una fuerza superior que varía de acuerdo a la creencia dominante.
El origen de la teocracia se remonta a los tiempos en que el hombre comenzó a crear mitos acerca de seres divinos y sus descendencias humanas, o de profetas elegidos por ellos, dando comienzo a una lucha por el poder en nombre de un mandato divino.
La Revolución Francesa ocurrida en 1789 marcó un quiebre en los regímenes religiosos por entonces universalizados, estableciendo un régimen laicista que prescindió de la figura del rey, y toda base que se pretendiese por encima de la voluntad constituyente.
El régimen teocrático se dio no solamente en los países de mayoría de fe cristiana, sino también en las religiones orientales, totémicas o idolátricas, y en algunos casos se sostiene hasta hoy. Parten del supuesto de un poder que nace de lo divino, y en ciertos pueblos como el judío, creían que era el mismo Dios quien inspiraba a la clase sacerdotal que gobernaba. Era una teocracia en la que gobernantes laicos y religiosos detentaban en forma conjunta el poder. Pero, salvo excepciones, el gobierno divino se ejercía de modo delegado por gobernantes que, al modo del Pontífice o Vicario de Cristo y su Iglesia, gobernaban en nombre de Dios o «por la gracia de Dios». Con esta fórmula los gobernantes no pretendían divinizar su propio poder sino establecer su condición de eclesiásticos que ejercían el poder como ministros de Dios. Allí la ley suprema no era la Constitución o contrato social sino la ley de Dios y sus mandamientos, de modo que era imposible legislar ni gobernar contra esa ley. Este modelo imperó respondiendo a distintas religiones de manera absoluta, pues no existió hasta la Ilustración y Revolución Francesa un gobierno puramente laico.
A partir de la Revolución Francesa comenzaron a imponerse los ideales de la Ilustración lo que significó la caída de las teocracias.
ANTIGUAS TEOCRACIAS
Entre las varias teocracias que se erigieron en la Antigüedad, se destacaron por su significado histórico y la impronta cultural que dejaron, las siguientes:
Antiguo Egipto: La organización sociopolítica del pueblo egipcio obedeció a la relación primaria que, desde un principio, se estableció entre la dimensión religiosa y el aspecto económico de la subsistencia básica. Este esquema mental prefigura como una forma de mando en la que es un solo individuo el que reúne en sí los poderes político, judicial y administrativo, así como la autoridad religiosa. De aquí que fuera el faraón ("Gran Casa") quien ocupara el puesto supremo en el gobierno, en la escala social, en la jerarquía sacerdotal y que, además, fuera venerado como una divinidad, siendo este último aspecto de gran relevancia, a esta forma de gobierno del antiguo Egipto, cuyo fundamento era la religión, se le conoce con el nombre de teocracia egipcia.
América pre-hispánica: En el continente americano, antes de su descubrimiento y, aun, posterior a ello, se registraron una serie de civilizaciones que se regían por el sistema gubernamental teocrático, el principal de ellos fue el Imperio Inca; El Imperio incaico era una teocracia basada en la agricultura y en el sistema de ayllus, o grupos de parentesco, dominada por el Inca, que era adorado como un dios viviente.
Los incas organizaron social y políticamente su imperio basándose en sus creencias religiosas.
El pueblo hebreo: conocemos a través de las antiguas escrituras el carácter religioso del antiguo pueblo de Israel, sus reyes eran ungidos por los sumos sacerdotes como reyes de su nación, nadie podía acceder al gobierno sin el consentimiento de la iglesia hebrea. Los reyes de Israel eran personas sumamente religiosas, en algunos casos, más sumergidas en los asuntos del templo que en las tareas de gobierno, de alguna forma también eran representantes de la religión.
Existen, además de los dados, infinidad de ejemplos. Pero en la actualidad, las naciones del mundo marchan hacia el laicismo y la teocracia es considerada un modelo anacrónico que solo se da en unas pocas naciones modernas.
CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTADOS TEOCRÁTICOS
En los Estados Teocráticos ven a la religión como un sistema completo de vida, se interesan más por el bienestar espiritual de los gobernados que por el bienestar físico y material de los mismos. Dirigen en materia financiera y económica de acuerdo a los principios y enfoques distintivos de cada religión.
Los Estados Teocráticos interpretan a Dios como creador del ser humano, omnipotente y perfecto, de tal forma que las leyes y regulaciones que se encuentran en las sagradas escrituras son igualmente perfectas por ser de su inspiración. El hombre es considerado, sin discernimiento cierto y sus aptitudes son limitadas para descubrir las leyes naturales de la vida, además, el hombre no se considera sincero y objetivo en su conducta con las leyes.
En los Estados Religiosos le ley está íntimamente vinculada con el pensamiento individual, por lo tanto la actuación de los individuos está regulada no solamente por los organismos de coacción, sino también por la sociedad en su conjunto, de allí derivan las posiciones fundamentalistas de este tipo de sociedades.
LA TEOCRACIA EN LA ACTUALIDAD
El Vaticano es en la actualidad una de las pocas teocracias que quedan en pie.
Son pocas las naciones que en la actualidad mantienen la teocracia como sistema de gobierno. Entre estos casos el más representativo es el del Vaticano, de carácter electivo. Otro es el caso de Irán, cuya influencia se ha extendido por todo el mundo islámico. Irán tiene un sistema de partido único con el Corán como fuente legal por excelencia. En los últimos años fue derrocado el sistema teocrático de inspiración islámica más riguroso, el régimen de los talibanes de Afganistán. En tanto en el Tíbet se mantiene una teocracia desde hace más de 500 años.
Como casos aparte pueden mencionarse los de Israel, Irlanda y Reino Unido. El primero es un régimen confesional bajo dominio de los integristas judíos; se dice también que es una teocracia laica pues en ella la religión está ligada al Estado de Israel de manera indisoluble. Por su parte Irlanda es un país cuya religión oficial es el catolicismo y de Reino Unido el anglicanismo.
MORAL Y ÉTICA DE LAS TEOCRACIAS
La moral y la ética se basan en los dogmas religiosos y sus mandamientos.
Por lo general la ética en las teocracias se rige por las disposiciones dogmáticas de la religión que se profese. Se trata de una ética que, de acuerdo a sus creencias, no se opone a la dignidad de la persona o a su salvación eterna. De esto surge una cuestión: ¿qué sucede con los ciudadanos que pertenecen a una corriente religiosa distinta a la religión gobernante, o sencillamente son ateos o agnósticos? No parece justo que tengan que someterse a la autoridad de una entidad divina en la que no creen. La moral y ética teocrática no alcanzará nunca a la totalidad de los ciudadanos, lo que origina, dada la diversidad en creencias o hasta la ausencia de las mismas en parte de la población, un constante clima de desorden y disconformidad que se traduce en agitación e ingobernabilidad. Este tipo de problemas se multiplica cuando se pretende imponer la teocracia en un Estado cuya tradición es la de la pluralidad religiosa. Simpatizar con la imposición de la moral y la ética de una determinada religión por medio de la fuerza del Estado es igual a simpatizar con la más férrea de las imposiciones dictatoriales, pues al igual que éstas, hace del hombre un ser alienado, un ser sin conciencia propia.
CONCLUSIÓN
Todo Estado se sostiene sobre el aparato que construye, es decir, los dispositivos por medio de los que ejerce control e impone ideología. La consecuencia es la eliminación de los elementos díscolos con la clase dominante, que en el caso de las teocracias es la clase religiosa.
El Estado teocrático hace uso de la maquinaria represiva; ejército, policía, sistema jurídico etc. con el fin de someter a los factores laicos, agnósticos y ateos de la población, muchas veces cometiendo crímenes considerados de lesa humanidad. Asimismo este Estado hace uso de los aparatos ideológicos; medios de comunicación, sistema educativo, el núcleo familiar, y la cultura, todos ellos dominados por la iglesia institucionalizada. De este modo, la ideología teocrática somete al Estado-nación y al pueblo mismo a la "auto-alineación religiosa". La "alineación religiosa" significa: "alineación religiosa de sí mismo, conversión del hombre en un ser extraño o ajeno para sí mismo por efecto de la ideología religiosa". El imperio de la fantasía religiosa, impuesta por la ideología dominante en el Estado teocrático en la mente del hombre, tiene el poder de dividir en dos grupos las necesidades y aspiraciones del sujeto; necesidades y aspiraciones terrenales, y aspiraciones y necesidades divinas. De esta forma el hombre sometido a la dictadura Estatal sostenida en la fe, se convierte en enemigo de sí mismo, ya que es llevado a negarse a sí mismo como el ser terrenal que en realidad es. Además, aun siendo el hombre creador de la ficción "Dios" es sometido a su propia creación, pues el dogma religioso lo somete a la creencia de que Dios es creador del hombre.