Elbibliote.com
TIENDA ONLINE
VOLVER A LOS ARTÍCULOS

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo, es el escritor mexicano reconocido por la mayoría de los catedráticos como el padre del Realismo Mágico.
Imagen de Gabriel García Márquez en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2009. Si bien Juan Rulfo fue el padre de este estilo, García Márquez sería quien más contribuiría a su difusión a través del llamado boom latinoamericano.
¿SABÍAS QUE..?

El venezolano Arturo Uslar Pietri fue quien ahondó en el concepto de realismo mágico y fue uno de los antecedentes del movimiento.
Carmen Balcells y Gabriel García Márquez en las oficinas de Prensa Latina, Bogotá, 1959. Fotografía de Hernán Díaz. Colección Biblioteca Luis Ángel Arango. La editora es considerada la madre del boom latinoamericano.
Si bien nació en Perú, la escritora chilena-norteamericana Isabel Allende fue parte del boom latinoamericano y representante indiscutida del realismo mágico.
¿SABÍAS QUE..?

Gabriel García Márquez mandó su primer manuscrito en dos partes ya que al llegar a la oficina de correos tuvo que ir reduciendo hojas para alcanzar el precio del envío.
Algunos rasgos del realismo mágico pueden apreciarse en escritores contemporáneos como en las obras del escritor japonés Haruki Murakami.
Imagen de la portada de la primera edición de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.
Imagen de Julio Cortázar, uno de los escritores que dio a conocer las características de la literatura latinoamericana en el mundo.

El realismo mágico



Antes de que esta corriente irrumpiera en el mundo, la fantasía y el realismo estaban tajantemente separados: por un lado el relato que no salía de los patrones científicos de la realidad, y por otro la magia y todo aquello que iba más allá de lo que se consideraba humanamente posible. Esta corriente cambiaría esa dicotomía y enriquecería aún más a todas las expresiones artísticas a partir de ello; incluso el séptimo arte ya no sería el mismo.

EL BOOM LATINOAMERICANO Y EL REALISMO MÁGICO

Cuando hablamos de realismo mágico varios autores acuden a nuestra mente. Mezclamos –sin saberlo – a éste con el boom latinoamericano: dos vertientes diferentes pero unidas por el estilo.

Esta nueva forma de narrar surge en los años cuarenta de la mano de Pedro Páramo de Juan Rulfo, ya que puede decirse que es la primera novela encuadrada dentro del realismo mágico. También se unirán a él escritores como Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Jorge Luis Borges pero no tendría su consolidación esta forma innovadora de relato hasta los años sesenta cuando una nueva generación de escritores diera lugar al llamado boom hispanoamericano.

Autores como Gabriel García Márquez que obtienen éxito editorial en Europa llevarían la atención del público hacia los narradores de décadas anteriores que ya habían iniciado esa renovación por la que estaban siendo consagrados.

El realismo mágico nace de la mano de autores que no participaron plenamente del boom de los años sesenta, no fueron sus cabezas visibles y, por lo tanto, no suelen identificarse con aquel fenómeno de los años sesenta. Igualmente, autores del boom no participan plenamente de las características propias del realismo mágico. Por tanto, debemos distinguir al realismo mágico del boom además de una amplia gama de matices entre ellos. El primero hace referencia a una estética y el segundo a un acontecimiento editorial. Sin duda el boom, más que a una estética común o una temática propia, hace referencia a un fenómeno por el que los narradores hispanoamericanos se hicieron con un lugar en el panorama literario universal y consiguieron recuperar para los lectores la prosa de sus antecesores, quienes son los auténticos padres del llamado realismo mágico.

DEFINICIÓN E INFLUENCIAS

El realismo mágico se define como aquel rasgo de estilo que muestra lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Amalgama la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos; se caracteriza por la desgarradura de la realidad que se establece por esos hechos insólitos y que, a su vez, son descritos de manera realista.

El término como tal nació con el alemán Franz Roh, un crítico de arte que lo aplicó a la descripción de una obra pictórica que mostraba una realidad ligeramente modificada; a mediados del siglo XX esa etiqueta se trasladaría a gran parte de la literatura hispanoamericana. Aunque esta tendencia a fundir lo real con lo fantástico ya existía en las obras de algunos novelistas como François Rabelais, Laurence Sterne, el ruso Vladimir Nabokov o el alemán Günter Grass.

Esta corriente floreció en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió a la palabra en una herramienta preciada. Los principales autores del nuevo estilo son Miguel Ángel Asturias, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y, sobre todo, Gabriel García Márquez.

Gradualmente, el realismo mágico fue conquistando un lugar en la literatura universal y disipó las diferencias culturales; el primer rasgo de estilo fue tratarlas con delicadeza. Por ello, supera la imaginación de cualquier lector, sin desprenderlo de su cultura y tradiciones y todo aquello que fue adquirido por educación, memorias ancestrales y la propia vida.

Temas insólitos se dibujan en sus páginas como un episodio más: clarividencia, levitación, vidas largas al estilo bíblico, milagros, enfermedades mitad imaginarias que son exageradas y que suponen cierta dosis de fe. En lo extraño al mundo ordinario figura lo mágico, mientras que el realismo se encuentra en el modo de contar; se desgrana la historia casi anecdóticamente y lo mágico se filtra en los detalles cotidianos.

Las influencias que confluyeron en esta corriente literaria fueron el Barroco, la literatura picaresca, el gótico, la fábula, la tragedia, los mitos, las leyendas, las supersticiones de las tierras nativas, las alegorías, el realismo social, la parábola y el postmodernismo. Al tomar la transparencia del lenguaje y ser realista en los detalles cotidianos construye mundos imaginarios cargados de emociones.

DE AMÉRICA HACIA EL MUNDO

Con el tiempo se ramificó y lo que podemos ver hoy son dos grandes tipos de realismo mágico: el hispanoamericano y el asiático, cuyos rasgos podemos apreciar en autores como Haruki Murakami.

El héroe muy a menudo lucha por la vida de la misma manera que el pícaro, con la ambivalencia de un héroe y de un antihéroe; la historia es siempre contada en primera persona del singular y tiene un dejo punzante.

Los escritores del realismo mágico redescubrieron los medios del gótico; lo usaron todo para burlarse de ello, fingiendo tomarlo en serio al mismo tiempo.

Como en la fábula, las historias tienen una moral; a veces expuesta desde el principio. Se trata de individualizar el fracaso moral de alguna clase social o de una nación en el país imaginario que se construye; el escritor duda de los acontecimientos históricos como también de las creencias antiguas y los presenta en el lenguaje del cine. Esta forma de usar un recurso contemporáneo para narrar historias antiguas produce el efecto de ironía; es así como describe la realidad y hace tolerable el dolor de esa realidad.

Las referencias culturales están mezcladas con hechos grotescos; líneas surrealistas se unen en escenas de pesadilla con influencia gótica.

También los elementos de la tragedia son muy poderosos, semejantes a las estructuras de las tragedias griegas antiguas: los personajes emprenden un viaje inevitable hacia el cielo o el infierno.

El tema de la soledad del dictador se entreteje con el tema del rencor y la maldad, una ilusión que resulta ser cómica, o espeluznante. Esos temas engendran otros, de venganza, de paternidad desconocida y muchos otros.

Gabriel García Márquez es, sin duda alguna, el escritor más conocido y más identificado con esta corriente literaria, tal vez porque su novela Cien años de soledad, además de ser una de las cimas de la literatura latinoamericana, es un claro ejemplo de realismo mágico.

La imaginación y la fantasía en la prosa hispanoamericana tienen la influencia del mundo onírico de la literatura europea de vanguardia, además de lo fantástico moderno cuyo máximo representante es Franz Kafka; sus principales herederos en Hispanoamérica fueron Julio Cortázar y Jorge Luis Borges.

En los relatos se da cabida al mundo urbano con mayor profundidad, y se da también paso a la reflexión sobre problemas humanos y existenciales. Los autores americanos mezclan lo mágico y lo cotidiano dando cuenta de las características únicas de la sociedad hispanoamericana desde una ficción depurada estilísticamente, tratada con técnicas renovadoras. El mismo lenguaje es también enriquecido con los términos de uso latino; el continente americano vuelve a hacerse mágico para el hombre europeo, como había sucedido durante la conquista.

La presencia de lo maravilloso en esta narrativa viene desde muy distintos lugares; desde los propios mitos americanos –como sucede en la obra de Miguel ángel Asturias o en la de Alejo Carpentier – hasta la aparición del mundo del subconsciente – como sucede en algunos cuentos de Cortázar – o la representación de las inquietudes existenciales de la humanidad en Borges; es esa existencia del mito del pueblo americano, que surge en esta forma de narrar para convertirse en real, lo que constituye el núcleo central del realismo mágico. El éxito de obras como las de García Márquez responde a la materialización de los mitos americanos: se busca la identidad americana a través de la mitología propia, del folklore, y la mezcla de esa otra realidad que es el inconsciente colectivo con la realidad cotidiana o histórica de los habitantes de América. En este sentido, sería un intento de fundar el pensamiento americano a través de sus mitos, de sus leyendas. No es casual que Miguel Ángel Asturias sea folklorista, o que Carpentier se interese por manifestaciones artísticas populares y su investigación verse sobre la música cubana.


Lo mágico se amalgama con la realidad y en los detalles cotidianos ésta hace acto de presencia. Cualquier momento es propicio para quebrar el sentido de realidad.

MARCAS DEL REALISMO MÁGICO

Como en todo análisis, la selección muchas veces deja a un lado algunos elementos, pero aquí presentamos una lista de aquellos esenciales:

• Multiplicidad de narradores dando distintos puntos de vista.
• Preocupación estilística que no excluye la experiencia de lo real.
• El fenómeno de la muerte no es tomado en cuenta; los personajes pueden morir y luego volver a vivir.
• Diferentes planos de realidad y fantasía, con un final inesperado o ambiguo.
• Escenarios americanos, generalmente ubicados en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social.
• El autor se encuadra fuera de la realidad representada.
• Diversidad de épocas históricas.
• Cultura del mestizaje.
• Lo prehispánico en sus valores mitológicos.
• Los personajes presentes en las obras de esta corriente suelen tener viajes pero no de carácter físico, sino que cambian de espacio y tiempo desde sus pensamientos o su estado onírico.
• Juegos constantes con el tiempo; éste sigue la propia lógica del relato.

La narrativa hispanoamericana construye una nueva mitología; esto se aprecia en personajes tales como el coronel Buendía, y la aparición de territorios como la propia Macondo de García Márquez o Comala de Juan Rulfo. Estas pinceladas en los relatos y universos que se crean, delinean el espíritu de Latinoamérica y presentan la riqueza cultural que la caracteriza, hermanándola pero sin uniformarla: cada escritor rinde homenaje a su lugar de procedencia reverenciando sus virtudes y aceptando los fallos que, como grupo humano, nos identifican.