El Sr. Marcellin Joseph Benoît Champagnat -en español, Sr. Marcelino José Benito Champagnat- nació en Francia en el año 1789 en la aldea de Le Rosey, justo en el año de inicio de cambios estructurales sociales, políticos y económicos conocido como la Revolución Francesa.
Marcelino Champagnat nació en el seno de una familia involucrada en la política francesa, pues su padre era alcalde, por lo cual Marcelino fue educado con un fuerte sentido de revolución política e innovación de ideales sociales inspirados por Rousseau a Francia.
Primeros años
Champagnat fue formado en una familia humanista: por un lado su padre, en su carácter de político, estaba relacionado con la sociedad; por el otro, su madre, fuertemente religiosa, le inculcó a Marcelino su devoción por la Virgen María.
Ya que de joven no tuvo acceso a la educación formal, fue educado por un familiar cercano. Espiritual y humanitario son dos adjetivos que pueden adjudicársele al Santo Marcelino Champagnat, pues desde muy joven su vida estuvo abocada hacia el Dios de los cristianos y a la ayuda humanitaria.
Formación hacia la vida religiosa
A los 16 años, motivado por un sacerdote, Marcelino ingresó a un seminario de educación llamado "pequeño seminario de Verrières" con la finalidad de comenzar su formación teológica para seguir el "llamado de Dios", en el año 1805. Al inicio tuvo ciertas dificultades para estudiar pero finalmente logró adaptarse a los estudios, elevar su nivel educativo y avanzar al "gran seminario de Lyon".
Su fiel vocación a Jesús, Dios y María inculcado por su madre y reforzado en el seminario le inspiró una vida dedicada al servicio del Dios cristiano. Parafraseando frases registradas que él emitió, un día expresó: "Je ne puis voir un enfant sans avoir le désir de lui faire connaître combien Jésus-Christ l'a aimé » que traducido al español significa: "Yo no puedo ver un niño sin tener el deseo de hacerlo conocer cuánto Jesucristo lo ha amado".
Marcelino se dedicó los años posteriores a tratar a enfermos, a atender a gente de bajos recursos económicos y a dar catecismo en La Valla, Francia, para cumplir con su primera misión.
Hermanos Maristas
En 1817, con su profunda vocación a María y a Dios, reunió sus primeros discípulos para formar a la congregación de «Petits Frères de Marie» o «Frères Maristes», Hermanitos de María o Hermanos Maristas, congregación formada para educar a jóvenes, dar clases de catecismo y ayudar a las personas más necesitadas. Iniciaron su labor con muy pocos recursos y no muy bien comprendidos por el Clero Sacerdotal, pero gracias a su labor para la comunidad, lograron ser cada vez más demandados por los institutos para formar a sus jóvenes tanto académica como religiosamente, y pronto construyeron su primer instituto.
Marcelino Champagnat: fundador de la Congregación Hermanos Maristas
Congregación de los Hermanos Maristas
Años más tarde, en 1825 Marcelino se dedicó a tiempo completo a su congregación y el servicio a la comunidad, afianzando aún más su vocación a María.
Luego de varios años de servicio, de enseñanza del amor de dios, de la humildad y de la solidaridad con los pobres, la Iglesia Católica reconoció "La Sociedad de María" que en un principio no era tomada en cuenta. Es así como Champagnat envió a sus primeros hermanos Maristas a misiones. La primera de ellas fue en islas del océano pacífico.
Marcelino Champagnat murió en el año 1840, luego de haber dedicado gran parte de su vida a la legalización de la congregación y a su adhesión a la iglesia católica. Poco antes de morir, dejó un mensaje de unión y afianzamiento de su creencia a los Hermanos Maristas para que sigan creciendo en su fe y labor.
Expansión
El reconocimiento de la Sociedad de María, la aceptación por parte de la iglesia católica y sobre todo la labor de enseñanza educativa y religiosa a la comunidad, lograron que se fundaran otras escuelas en varias ciudades del continente europeo y, rápidamente, en el mundo entero.
Muchos fieles creen que por intercesión del Santo Marcelino Champagnat, beatificado por la Iglesia Católica en Roma, vidas se han salvado gracias a la oración.
Se conoce que la frase que Champagnat dejó a sus hermanos al momento de su muerte fue: « Qu'il n'y ait parmi vous qu'un même cour et un même esprit. Qu'on puisse dire des Petits Frères de Marie comme des premiers chrétiens: voyez comme ils s'aiment! »
"Que haya entre ustedes un mismo corazón y un mismo espíritu. Que podamos decir de los Hermanitos de María como de los primeros cristianos: ¡Miren cómo se aman!".
Hoy en día, los Hermanos Maristas se encuentran en varios países del mundo llevando a jóvenes el mensaje y fundamento de una vida educada en la religión. En América están presentes en casi todos los países.
Países del mundo en los que están presentes los Hermanos Maristas