Los insectos y otros artrópodos son los animales más abundantes y diversos del planeta: hay más especies de ellos que de todos los demás animales de la Tierra sumados. Ya que los vemos a diario, estamos acostumbrados a estos pequeños seres. No obstante, algunas culturas no solo se limitan a convivir con ellos, sino que también se alimentan de ellos. Esta práctica de ingerir artrópodos es denominada entomofagia.
¿PODEMOS COMER INSECTOS?
El ser humano se diferencia del resto de los animales no solo por su inteligencia y su capacidad de razonamiento, sino también por sus excelentes aptitudes para adaptarse a una gran variedad de climas y ambientes. Efectivamente, los humanos ocupamos y habitamos exitosamente casi todos los rincones de este planeta: desde las selvas más húmedas y calurosas hasta las montañas más inhóspitas y frías. Adaptarse con éxito a un determinado espacio no implica únicamente soportar sus condiciones climáticas, sino también poder acceder a los alimentos y el agua necesarios para sobrevivir. En este sentido, el ser humano también es increíblemente flexible: puede ingerir una gran variedad de alimentos, como varios tipos de frutas, verduras, bayas, raíces, huevos, distintos tipos de carne y, por supuesto, insectos y otros artrópodos.
Junto con otros alimentos de origen vegetal y
animal, los insectos forman parte de la dieta
diaria de miles de millones de personas.
¿HAY PERSONAS QUE COMEN INSECTOS?
Si bien para las culturas occidentales la ingestión de insectos es vista como un tabú, para muchísimas personas alrededor del mundo esta práctica es sumamente natural; incluso, algunos insectos llegan a ser considerados manjares a los cuales solo los más pudientes pueden acceder. En efecto, en muchas partes del mundo, los insectos constituyen una de las fuentes de nutrientes fundamentales para miles de millones individuos.
¿ES BUENO COMER INSECTOS?
Los insectos como fuente de alimentación para los seres humanos aportan una enorme cantidad de ventajas y beneficios, generalmente desconocidos por la mayoría de las personas.
Virus de Influenza. En 2009, la pandemia de la Gripe
A, una variante de este virus, puso en alerta al planeta
entero. Criar insectos en lugar de otros animales podría
reducir los riesgos de este tipo de brotes.
Nutrición y salud
Frente a otros tipos de alimentos de origen animal, los insectos representan una alternativa tanto o más nutritiva. Si bien el valor nutricional de estos pequeños seres varía y está determinado por una gran cantidad de factores, los insectos son una excelente fuente de proteínas y nutrientes de alta calidad, en algunos casos superiores a los de las carnes rojas y blancas. Son ricos en ácidos grasos, fibra, fósforo, hierro, cobre, cinc, manganeso, magnesio y selenio.
Además, los riesgos de que los insectos transmitan enfermedades zoonóticas son muy bajos. De esta manera, la propagación de enfermedades como la gripe aviar (H1N1) y la enfermedad de la vaca loca (EBB) se vería muy reducida si se criaran más insectos comestibles y menos animales como pollos y vacas.
Cuidado del ambiente
Los insectos representan una alternativa saludable no solo para el ser humano, sino para el medio ambiente en general. El ganado y los animales de granja son una fuente importante de producción de gases invernadero en todo el mundo; los insectos, en cambio, emiten entre 10 y 100 veces menos gases a la atmósfera. Además, los insectos pueden alimentarse de desechos orgánicos y residuos biológicos, como restos de comida o estiércol, que luego convierten en nutrientes como proteínas de alta calidad. Los demás animales de cría, en cambio, necesitan no solo otro tipo de alimentación, sino también una mayor cantidad: para producir 1 kg de carne bovina, son necesarios 8 kg de alimento, pero los insectos obtienen 1 kg de masa corporal cada 2 kg de alimento.
Por otra parte, los insectos necesitan un área más pequeña para desarrollarse y una cantidad de agua muchísimo menor que la que necesitan otros animales, como vacas o cerdos. Así, la cría de insectos implica un uso inteligente tanto del espacio como de los recursos naturales.
Beneficios sociales
Los insectos son fáciles de recolectar y de criar. Esto beneficia a las personas de menores recursos económicos, cuyo acceso a otras fuentes de alimentación se ve restringido. Para criar insectos comestibles se necesitan muy pocos elementos; en cambio, comenzar a criar ganado bovino requiere una inversión de dinero muy grande.
La cría, consumo y venta de insectos comestibles puede implicar una mejora directa del nivel de vida de las personas, tanto de las que integran los sectores más necesitados de la sociedad como de los que tienen la posibilidad de invertir en emprendimientos empresariales.
La cría de insectos no es algo nuevo: desde hace siglos, los humanos se benefician de la cría de abejas para la producción de miel.
¿DÓNDE SE COMEN INSECTOS?
La entomofagia es una práctica usual que se da prácticamente alrededor de todo el mundo. Algunos de los países que tienen la costumbre de comer insectos son:
Tailandia
Uno de los países más acostumbrados a la ingestión de insectos es, sin dudas, Tailandia. En efecto, el consumo de estos animales es ampliamente aceptado: por ejemplo, en los bares, la cerveza suele acompañarse con grillos fritos, a modo de maní. Si bien las provincias del norte del país tienen una tradición más larga con respecto al consumo de insectos, en la actualidad, esta práctica se ha extendido a las grandes ciudades, como Bangkok, la capital. Son muchas las especies de insectos que se comercializan para ser ingeridos, y la venta callejera en carros constituye una actividad habitual en ese país.
Insectos fritos en un mercado tailandés.
China
En China, algunas especies de artrópodos no solo son consumidas con frecuencia, sino que son consideradas manjares. En este país se consumen desde escarabajos de agua hervidos hasta escorpiones vivos con licor. Por otra parte, muchos restaurantes sirven platos sumamente costosos que incluyen larvas de ciertas especies de insectos, como las abejas o los gusanos de seda.
En las calles de algunas ciudades chinas, los escorpiones empalados se venden como deliciosos snacks.
Japón
Aunque en algunas ciudades el consumo de insectos es considerado tabú, desde hace mucho tiempo que éstos son ingeridos en Japón. Los favoritos suelen ser las larvas de avispa hervidas, las pupas de polilla fritas, y las cigarras enteras.
Las pupas fritas pueden ser un gran acompañante de varios platos japoneses.
¿QUÉ ES Y QUÉ HACE LA FAO?
La FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations – Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en español) es uno de los principales organismos internacionales que fomentan el estudio y la implementación de la entomofagia a nivel global, ya que el consumo de insectos para la ingestión humana representa una de las alternativas viables para la alimentación futura.
Desde el 2003, esta organización ha contribuido a:
Australia
Muchas de las culturas indígenas de Australia ingieren insectos; sin embargo, esta práctica no se ha extendido a las ciudades, donde prevalece la visión occidental de la entomofagia. Hoy en día, algunos restaurantes importantes de ese país han revalorizado dicha tradición ancestral indígena, y han comenzado a servir platos preparados con insectos.
Ghana
Si bien solemos pensar que las termitas son un problema, ya que son plagas que, al consumir la madera, pueden destruir también muebles y estructuras completas de hogares, en Ghana estos insectos son vistos como un snack delicioso y nutritivo. Aquí, las lluvias de la primavera obligan a las termitas a salir de sus colonias bajo tierra, y es en ese momento cuando los ghaneses consiguen hacerse de ellas. Pueden comerse fritas, tostadas e, incluso, horneadas.
Países Bajos
En Europa, tan solo los Países Bajos se caracterizan por la presencia apreciable de criadores de insectos para el consumo humano.
Brasil
En este país latinoamericano, el insecto preferido para comer es la hormiga llamada içás. Estas grandes hormigas con sabor mentolado son recolectadas en octubre y noviembre, y son consumidas como un snack.
Colombia
Desde hace cientos de años, en tierra colombiana se come un insecto en particular, muy típico de este país: la hormiga culona. Este pequeño animal, similar a las içás brasileras, es en realidad la hormiga reina. Se comen tostadas, pero también en una gran variedad de otras formas y platos (incluso se puede hacer salsa empleando esta hormiga como ingrediente, o se las puede bañar en chocolate para comerlas como golosinas). Su sabor es similar al de un fruto seco.
Cuerpo de la hormiga culona, sin las patas ni la cabeza.
CLASIFICACIÓN CIENTÍFICA DE LOS INSECTOS
Reino: animalia.México
El país latinoamericano con mayor tradición entomofágica es México. Desde antes de la llegada de los españoles a América, hace siglos, los insectos han sido una marca registrada de la cocina mexicana. Aquí, se consume una amplia variedad de estos pequeños invertebrados, los cuales se cocinan de cientos de formas distintas: orugas fritas como papas, larvas de hormigas llamadas escamoles –más conocidas como caviar mexicano-, saltamontes bañados en chocolate o acaramelados, gusanos rojos y blancos de maguey en tortillas, chapulines acompañando otras comidas típicas, etc. Por otra parte, en México los insectos están siendo profundamente investigados por distintas universidades, ya que en un futuro no muy lejano pueden llegar a constituir una fuente de alimentación viable y nutritiva, no solo para ese país, sino para todo el mundo.
Ensalada de chapulines. Estos insectos, además de ser ricos y nutritivos, son muy propios de la cocina mexicana del sur.
CANASTITA DE CHAPULINES
¿Te gustaría cocinar algún plato que incluya insectos entre sus ingredientes? Aquí tienes una opción: la canastita de chapulines. Éste es un plato típico de México, más precisamente del Estado de Oaxaca. ¡Saltemos hasta la cocina para preparar esta receta!
Ingredientes:
(Para una persona)
Para la canastita
1 tortilla grande.
3/4 de taza de chapulines.
4 cucharadas de aceite de oliva.
1 cucharadita de ajo.
1 cucharadita de cebolla picada.
Aceite para freír.
Jugo de medio limón.
Sal y pimienta (a gusto).
Para la salsa
2 tomates verdes grandes.
Epazote y sal a gusto.
Preparación:
Para la canastita: freír la tortilla procurando que adopte la forma de una canastita (puedes hacer esto empleando dos cucharones, poniendo la tortilla en el medio).
Para el relleno: rehogar la cebolla y el ajo en el aceite de oliva, luego agregar los chapulines y freír durante unos segundos. Por último, añadir la sal, la pimienta y el jugo de limón.
Para la salsa: picar los tomates y cocinarlos con agua, sal y el epazote, y luego licuar todo muy bien.
Presentación:
Bañar el plato con la salsa. Colocar en el centro la canastita con el relleno.
Adornar con hojas de epazote.