¿Sabías qué?
Cuando comenzó a ser obligatorio registrar las huellas, muchas personas se opusieron a dejar el registro de su identidad.
Conoceremos más sobre una idea que cambió la Historia: la utilización de huellas dactilares para la identificación de individuos.
Podemos mirar las yemas de nuestros dedos y verlas. Las huellas dactilares están ahí con sus curiosas formas, pero… ¿cómo es que pueden ser claves determinantes para la identificación de personas, o para resolver un misterioso crimen? Esto se debe a que no existen dos huellas dactilares iguales, incluso en hermanos gemelos.
ANTECEDENTES DE UNA GRAN IDEA
En civilizaciones anteriores ya se empleaban diversas técnicas para la identificación de individuos. Antes de la invención de la fotografía, ciertos policías con notable memoria visual se encargaban de memorizar a la perfección los rostros, detalles y características de los delincuentes para luego poder reconocerlos fácilmente.
Con el advenimiento de la fotografía, no se opacó la necesidad de identificar personas, ya que lo físico era muy permeable de ser modificado. Se necesitaban métodos más estrictos a prueba de fallas. Tal fue el caso del sistema de Bertillon, que medía y registraba ciertas partes del cuerpo que, se suponía, no cambiarían de forma y tamaño durante la vida del acusado.
¿Qué son las huellas dactilares?
Las huellas dactilares son señales de nuestra identidad, únicas e intransferibles. Las mismas se producen en nuestras manos durante el periodo de gestación. En dicho proceso, la piel es sometida a las presiones intrauterinas, a los movimientos, al líquido amniótico, a la alimentación, entre otras cosas, y todas estas influencias son las encargadas de moldear la piel.
Cada uno de nosotros tiene una huella dactilar única en el mundo.
FRANCISCA ROJAS: PRIMERA CONDENADA
Una mujer de 27 años de edad vivía en la ciudad argentina llamada Necochea junto a sus dos hijos de seis y cuatro años.
El 29 de junio de 1892 denunció que habían asesinado a sus dos hijos, y que a ella le habían cortado la garganta. Culpó a su vecino Pedro Ramón Velázquez como autor de los crímenes, y aseguró que no había tocado los cuerpos de sus hijos.
Los investigadores descubrieron una huella de sangre en el buzón del hogar de Francisca, y la cotejaron con las huellas dactilares de la dueña de casa y madre de las víctimas. Con la ayuda de Vucetich, descubrieron que pertenecía a ella, prueba irrefutable de su culpabilidad.
Francisca Rojas fue la primera persona condenada como homicida a partir de sus propias huellas dactilares.
LA ATENCIÓN PUESTA EN LOS DEDOS
Si bien en 1686 el profesor de anatomía Marcello Malpighi demostró en su tesis de la universidad de Bolonia las diferencias entre las huellas dactilares y sus características, no fue sino hasta 1858 que el inglés Guillermo Herschel usó las huellas con un objetivo determinado: plasmar la identidad del firmante en contratos.
En la década de 1870, el médico escocés Henry Faulds se abocó al estudio de las huellas dactilares, e incluso ideó un sistema de clasificación que en 1880 remitió a Charles Darwin. El doctor Faulds escribió en 1880 un artículo para la revista científica Nature, donde se refirió a las huellas como “medios de identificación personal”.
Si bien el sistema de Faulds no fue revisado por Darwin, sí fue estudiado por su primo: Francis Galton. Él inició arduas investigaciones en la búsqueda de la determinación hereditaria y el origen de las “razas”.
Sus estudios sobre las características específicas que servían para la identificación de huellas fueron muy bien recibidos, e incluso su clasificación denominada detalles de Galton sigue vigente.
HUELLAS DETERMINANTES
En 1891, un investigador que pertenecía a la Policía de Argentina llamado Juan Vucetich analizó y mejoró los detalles de Galton, y creó lo que serían las primeras fichas dactilares de la Historia, con el registro de las huellas de 23 individuos.
No fue sino hasta el 1894 que su método, verificado con más de 600 convictos de la cárcel de La Plata en Argentina, fue adoptado de manera oficial con el nombre de sistema dactiloscópico. Once años después, la Policía de la Capital del país comenzó a utilizar su sistema, que fue catalogado como el más exacto hasta aquel momento.
¿Hay dos huellas iguales?
No existen dos huellas dactilares iguales. Ese “dibujo” en nuestros dedos nos acompañará durante toda nuestra vida, y será siempre el mismo. Incluso los hermanos gemelos tienen distintas huellas digitales.
EL SISTEMA DE VUCETICH
El investigador se instruyó con las conclusiones de Galton, y las mejoró. El sistema de Vucetich distinguía entre 101 rasgos categóricos en la huella dactilar, que a su vez, se dividían en cuatro grupos según sus rasgos principales: arcos, verticilos, presillas internas y presillas externas.
Existen diversos métodos para identificar las huellas dactilares en la escena de un crimen. Para llevar a cabo esta tarea, se debe tener mucho cuidado de no contaminar el lugar.