Los inicios
Los relatos históricos más conocidos después de la conquista de América fueron las crónicas que realizaban los adelantados describiendo las tierras que iban descubriendo.
¿Sabías qué?
La escritora Florencia Bonelli logró varios best sellers basados en la historia argentina.
Contado por otros
Muchos de los grandes señores feudales no sabían leer ni escribir por lo que contrataban a un escriba quien relataba sus hazañas para que fueran cantadas por los bardos.
¿Sabías qué?
El historiador Felipe Pigna es uno de los más leídos de Argentina.
Relatar, poner en un papel una historia, muchas veces lleva en sí una serie de reglas según el tipo de relato que se trate. En este caso, indagaremos en las características que llevan a una narración a ser calificada como histórica.
Cuando hablamos de relato, nos referimos a una narración que cuenta detalles de acontecimientos determinados. A su vez, el relato es histórico cuando está vinculado, de alguna manera, a la Historia. Es una narración cronológica de hechos reales del pasado.
ESTRUCTURA DE UN RELATO HISTÓRICO
Habitualmente este tipo de relato, como toda narración, se estructura en 3 partes: una introducción en donde se describe de manera general sobre el tema; sigue el desarrollo de los acontecimientos y la tercera sección es la conclusión del tema o final.
Lo que tiene de particular el relato histórico es ese final ya que por más que sea una interpretación de los hechos acontecidos, éstos tienen una conclusión por lo que está fuera de toda posibilidad una extensión o renovación de los acontecimientos. Esto significa, por ejemplo, que si se habla del muro de Berlín, se puede escribir una introducción sobre su origen, se desarrollan los temas relacionados con su permanencia y finalmente concluirá con su caída. Dado que la caída del muro de Berlín se produjo en 1989, los hechos narrados no van a tener una continuación o modificación en el presente.
A pesar de ello, nuevas interpretaciones o descubrimientos pueden modificar el relato histórico pero no, evidentemente, cambiar los hechos acontecidos.
Los hechos narrados en un relato histórico son una interpretación, no los hechos en sí mismos. Pueden existir distintas interpretaciones sobre un mismo hecho.
DIFERENTES TIPOS DE RELATO HISTÓRICO
Decíamos que los relatos históricos tienen que ver con la Historia, pero dentro de ellos están aquellos puramente históricos, los narrados por historiadores con el fin de dar luz a los acontecimientos de cierto periodo de tiempo o aquellos que mezclan la ficción con un componente histórico real. Este tipo de historias pueden incluir un periodo determinado, personajes verídicos o un conflicto histórico real. Esta modalidad entrelaza la ficción y la historia.
Un escritor de novela histórica, en ese caso, recrea el pasado, lo reconstruye por medio de una trama imaginada. Este tipo de narración es fiel a la realidad histórica y, por lo tanto, el relato se vuelve más verosímil.
RECREAR LA HISTORIA EN LA FICCIÓN
La fidelidad histórica es una condición sine qua non que existe en el relato histórico: el escritor debe hacer una investigación exhaustiva para informarse profundamente sobre la época de la que escribe. Debe conocer en detalle para sumergir al lector en ese periodo. Se ambienta una realidad con datos concretos: vestimenta, costumbres, comida, personajes y tradiciones.
Cuando mediante una ficción se recrea una época, es necesaria una investigación exhaustiva con el fin de no romper con el verosímil en la historia que se cuenta.
En la mayoría de estos relatos se evidencia una valoración sobre la época, una mirada personal de esa realidad histórica. Algunas veces se cuestionan mitos o se hacen comparaciones con el presente. El relato histórico es un método de gran valor educativo pues combina el arte de la literatura con la ciencia histórica.
Una de las mejores herramientas para incentivar el interés por la historia es introducir a los niños al relato histórico o lo que algunos llaman historia novelada.
SI LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS QUE GANAN…
Si bien un relato histórico alude a acontecimientos presuntamente del mundo real, se opone a él. Lo que queda después del proceso, cualquiera sea éste, es la construcción de una impresión, una metáfora, en otras palabras, una perspectiva de lo real. El relato histórico irrealiza lo real porque, en definitiva, no lo puede producir nuevamente: es una reconstrucción llevada a cabo una vez que concluyeron los hechos, una reconstrucción imaginada. En la vaguedad de esa instancia radica la clave para que la historia sea rica y plástica.
Retrato de Marcel Proust por Jacques Emile Blanche. Su obra es uno de los primeros ejemplos de relato histórico.
El relato también puede organizarse en sincronía, sin linealidad y de manera simultánea. Se acepta que una diversidad de acontecimientos, sucedan a un tiempo y paralelamente. Esto fue lo que hizo el escritor francés Marcel Proust en la serie de novelas En busca del tiempo perdido escritas entre 1902 y 1922. Dado que el lenguaje no es capaz de reflejar esa complejidad de lo real, el relato histórico se fragmenta por lo que el historiador hace una selección de acontecimientos por categorías y desde allí parte.
Retrato del escritor Walter Scott, uno de los pioneros de la novela histórica.
Si bien la Historia no puede ser considerada una ciencia exacta, su objetivo es discutir determinados hechos pasados con el fin de revisar los acontecimientos y así poder entender tanto el presente como el futuro.
FORMAS DEL RELATO HISTÓRICO
El historiador es un fuerte componente dentro de la historia pues proyecta en ella su individualidad. La objetividad o imparcialidad es deseable, pero relativa: la visión del profesional está presente en la reconstrucción de los hechos.
El escritor Lawrence Durrell alcanzaría notorio éxito con su tetralogía “El cuarteto de Alejandría” en la que da cuatro perspectivas diferentes de un momento histórico.
El relato histórico puede presentarse de muchas maneras, al igual que en el mito, la épica o la novela. Como ya se dijo, se puede organizar sincrónicamente como lo hizo Marcel Proust pero la manera ideal es el relato diacrónico y lineal. De esta manera, un hecho sucede a otro y lo explica por una relación de causa-efecto o una relación de determinación acorde con su aparición en el tiempo-espacio. Como se sabe, una multiplicidad de cosas ocurriría a la vez en un momento dado. Jean Paul Sartre lo dejaría ejemplificado narrando un momento en cuatro lugares distintos; Lawrence Durrell relatando un acontecimiento desde la perspectiva de cuatro voces diferentes.
Debido a que el relato histórico indica el tiempo, ubicación geográfica y personajes que participaron, como es de suponer, todos los sucesos están relacionados con un hecho de causa o de consecuencia; por este motivo puede organizarse de forma lógica, es decir, en la relación de causa-efecto.
Otra forma de presentación es por orden de importancia de sucesos: primero se mencionan los más importantes hasta terminar con los menos relevantes.
Jean-Paul Sartre también se abocaría al relato histórico. Experimentó con diferentes perspectivas pero de orden geográfico: desde diferentes lugares con respecto al espacio.
HISTORIA EN HISTORIETAS
Durante el siglo XX fue desarrollándose lo que podría considerarse como el cómic histórico. Esta nueva forma presenta una personal visión de diferentes momentos históricos: la Galia antes de los romanos con Las aventuras de Astérix, de Albert Uderzo y René Goscinny y el horror de los campos de concentración nazis con Maus, de Art Spiegelman, por ejemplo.
Elaborar un relato histórico
No solo los historiadores pueden escribir un relato histórico: nosotros también podemos hacerlo. Para ello debemos tener en cuenta varios puntos y emplear algunos recursos como:
NEXOS TEMPORALES: detallan con precisión cuándo sucedieron los hechos. Pueden ser fechas o periodos.
NEXOS LÓGICOS: se utilizan para dar coherencia al orden de los sucesos.
ADVERBIOS DE TIEMPO: los usamos para ordenar hechos cronológicamente, se utilizan adverbios de tiempo, que funcionan como marcas del tiempo que ubican al lector y señalan el orden de los sucesos. Algunos adverbios de tiempo son, por ejemplo: Ahora, ayer, anteayer, hoy, antes, anoche, aún, después, entonces, jamás, luego, mientras, nunca, primero, siempre, tarde, todavía, ya, etc. También los adverbios son palabras que añaden circunstancias a otras palabras, ayudan al verbo, no indican género ni número. Los adverbios ayudan a que la información de los textos sea más específica. Hay adverbios de lugar, tiempo, modo, cantidad, afirmación, negación y duda.
LOS ADJETIVOS DEMOSTRATIVOS: Ayudan a precisar la información que se está presentando y son: este, esta, estos, estas, aquel, aquella, eso, esos y las frases nominales en ese lugar, en aquel momento, en ese entonces.
EL DICCIONARIO: en este caso nos sirve para consultar el significado de las palabras que no entendamos cuando estemos investigando sobre el tema. Algunos diccionarios incluyen información adicional como: Mapas, imágenes, monografías, esquemas. Existen diccionarios de especialidades como: Biografías, países del mundo, sinónimos, inglés, entre otros.
Evidentemente, debemos documentarnos exhaustivamente para poder crear un relato histórico: según el tema de nuestro interés, deberemos indagar en épocas y personajes relevantes.
LA NOVELA HISTÓRICA
Siendo una obra de ficción, recrea un periodo histórico formando parte de la acción personajes y eventos no ficticios. Debemos distinguir entre ésta y la novela de ambientación histórica, que presenta personajes y eventos ficticios ubicados en un pasado remoto. Una distinción sutil también puede establecerse al describir la historia novelada: la historia es narrada con estrategias propias de la novela sin incluir elementos de ficción.
Ilustración de la obra más famosa de Walter Scott, Ivanhoe.
Se suele acordar entre los estudiosos que la novela histórica nace en el siglo XIX en el Romanticismo, de la mano del escocés Walter Scott. Éste publicó una serie de novelas ambientadas en la Edad Media inglesa, en cuyas páginas se incluían eventos y personajes de la época normanda: la más popular fue Ivanhoe.
Durante este periodo gran cantidad de autores produjeron novelas históricas: el francés Víctor Hugo, los rusos Aleksandr Pushkin y Lev Tolstoï, el norteamericano James Fenimore Cooper además del polaco Hernyk Sienkiewicz, autor de la célebre Quo vadis?, entre otros. Esta última es más conocida por su versión cinematográfica. También el Realismo originó destacadas novelas históricas, Gustave Flaubert y su obra es un ejemplo de ello.
Los diccionarios son un gran recurso al que acudir cuando se crea un relato histórico: depende del tipo de diccionario, su mayor o menor utilidad.
El género se volvió muy popular en las últimas décadas. Durante el siglo XX y principios de este siglo, fueron surgiendo importantes obras del género: Yo, Claudio, de Robert Graves, o Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, inspirados en la Antigüedad clásica. La Edad Media sobre todo, originó numerosos éxitos de venta como Los pilares de la tierra, de Ken Follet o El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
Con respecto a la lengua española, son conocidos autores como Mariano José de Larra, José de Espronceda, Enrique Gil y Carrasco y Benito Pérez Galdós. Arturo Pérez Reverte dio a conocer su versión de la España del Siglo de Oro con la serie El capitán Alatriste y en Argentina encontramos a escritoras de la talla de Florencia Bonelli o Gabriela Margall.