Hombres y mujeres, a partir de una cierta edad, cobran madurez para poder reproducirse, es decir, fecundar a un nuevo ser. Durante la etapa de la adolescencia los jóvenes experimentan cambios en su cuerpo que son esenciales para dar vida.
Las mujeres, entre los 12 y 17 años, presentan un ligero o pronunciado ensanchamiento de las caderas, crecimiento del vello púbico y axilar, aumento de peso y de altura, desarrollo de los senos y llegada de la menstruación.
Los hombres, entre los 13 y 17 años, desarrollan los músculos del tórax, brazos y piernas. Comienzan a transpirar más y sus genitales cambian de aspecto reaccionando de diferente manera ante estímulos. De este modo, también comienzan a prepararse biológicamente para la paternidad.
Cuando un hombre y una mujer llegan a la madurez sexual y se relacionan entre sí, tienen altas probabilidades de dar inicio al proceso de fecundación, tras la unión del óvulo y el espermatozoide.
Los óvulos son células sexuales producidas por los ovarios (glándulas sexuales femeninas). Se originan a partir de un proceso de desarrollo llamado ovogénesis que transforma las células de los folículos ováricos y las hace aptas para la fecundación. Cuando el óvulo está maduro, sale del ovario y viaja por la trompa de Falopio, donde puede ser fecundado por un espermatozoide.
Los espermatozoides son células reproductoras masculinas. Se originan en los testículos y tras cumplirse el proceso de maduración, se vuelven aptos para fecundar el óvulo. Se excretan con el semen tras la eyaculación que tiene lugar en el acto sexual. El líquido seminal que los circunda contiene numerosas proteínas y enzimas, tiene una consistencia gelatinosa, color muy claro en los púberes y más blancuzco al aumentar el número de espermatozoides.
Se forma una nueva célula, ésta es diploide y almacena los rasgos genéticos de ambas células. Se la conoce como huevo o cigoto y se desarrolla en el útero materno hasta dar origen a un ser completo.
El útero ofrece las condiciones necesarias para su desarrollo durante el período denominado embarazo. Este plazo se extiende desde la fecundación hasta el momento del parto.
En la especie humana el período de gestación o embarazo, dura alrededor de 270 a 280 días, o sea, entre 38 y 40 semanas.
Cuando una mujer descubre que está embarazada debe comenzar con las visitas al médico; de este modo tendrá certeza de que todo se está desarrollando normalmente. Pero, a veces, hay sorpresas y los médicos advierten más de un bebé en el útero materno. ¿Cómo es esto posible?
Esto puede suceder tras la fecundación de dos o más óvulos, o por la división del cigoto que da lugar al desarrollo de más de un embrión (bebé). De lo que suceda en esta etapa, se podrá decir que los hermanos son mellizo o gemelos.
Si proceden de un mismo cigoto o embrión se llaman gemelos, y si por el contrario son el resultado de la formación de dos cigotos distintos se llaman mellizos. También existen casos de embarazo gemelar triple, cuádruple y quíntuple, entre otros. En estos casos pudo haberse dado la fecundación de un solo óvulo que se dividió en dos y uno de ellos se dividió nuevamente en dos, y así sucesivamente.