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BERNARDINO RIVADAVIA

Hijo del abogado y funcionario colonial de origen español Benito González Rivadavia, nació en Buenos Aires el 20 de mayo de 1780 y fue educado en la Escuela del Rey y en el Real Colegio de San Carlos, aunque no completó sus estudios. Durante las invasiones inglesas actuó con el grado de teniente en el Tercio de Galicia. Tras la Revolución de 1810 se le nombró secretario de Guerra del Primer Triunvirato, cargo en el que demostró su espíritu progresista y firmó el decreto de creación de la escarapela como símbolo patrio, en el que fuera el primer documento que declara la existencia de la nueva nación, las Provincias Unidas del Río de la Plata. Asimismo, abolió el paso del Estandarte Real, considerándolo "una ceremonia humillante, introducida por la tiranía, e incompatible con la libertad". Entre 1814 y 1820 desempeñó funciones de diplomático en Europa, donde le acompañaron Belgrano y Sarratea con el fin de obtener el reconocimiento de la Independencia, aun cuando hubiese que decidirse por una monarquía parlamentaria. Aunque le repugnaba el sistema monárquico, Rivadavia cumplió su misión. Entre 1821 y 1824 se desempeñó como ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, oportunidad en que realizó su máxima labor de estadista: dictó una ley de olvido que amnistiaba a los exiliados, abolió los fueros eclesiásticos (lo cual le trajo un enfrentamiento con sectores de la iglesia), creó la Sociedad de Beneficencia que se ocuparía de la educación femenina, inició la construcción del puerto de la Ensenada y creó la Universidad de Buenos Aires sobre bases democráticas. También apoyó la legislación que aseguraba la libertad de prensa y los derechos de la propiedad individual. Suprimió los Cabildos, último resabio de la organización política colonial, y estableció una novedosa ley electoral que incluía el sufragio universal, con las limitaciones propias de la época. Su gestión trajo prosperidad a los porteños y fue llamada la “feliz experiencia”. Sin embargo, durante su gobierno, también solicitó un préstamo a Gran Bretaña y alquiló tierras públicas, ambas cosas, a precios irrisorios. Estas decisiones fueron denunciadas como actos de corrupción. En 1825 fue ministro plenipotenciario ante las cortes de Londres y París y en febrero de 1826 fue elegido primer presidente de las Provincias Unidas por el Congreso Nacional, cargo en el que duró poco más de un año. Su autoridad y la Constitución sancionada ese mismo año, de tendencia unitaria, fueron desconocidas por las provincias del interior y se desató una crisis política a raíz de los términos en que se firmó la paz con Brasil, contrarios a los intereses argentinos. Rivadavia renunció en junio de 1827, se encerró en su quinta de la Concepción, manteniendo estricto silencio político. El 2 de mayo de 1829 se embarcó rumbo a España. Intentó regresar al país en 1834, pero Viamonte dictó contra él una orden de destierro. Fue expulsado de Uruguay por el presidente Oribe. Desde Río de Janeiro pasó a Cádiz, España, donde vivió con extrema modestia y murió en la pobreza el 2 de octubre de 1845. Sus restos fueron expatriados en 1857 y enterrados en el cementerio de la Recoleta. En 1932 las cenizas del primer presidente de Argentina fueron trasladadas a un mausoleo erigido en su honor en la plaza Once de Septiembre (plaza Miserere), de la Capital Federal.