Decir “cuento” nos sumerge en un reino de palabras donde el narrador ejerce su habilidad para contar una historia. Por supuesto, hay varias formas de contar una historia y el cuento es una de ellas, quizá una de las más antiguas. Para ser más específicos, el cuento es un tipo de narración en prosa, ficcional y con un desarrollo breve, cuya trama argumental es relativamente simple.
El término cuento proviene del latín computus o computare, que literalmente significa "contar numéricamente" y, en sentido figurado, "contar acontecimientos". Además de su brevedad, se caracteriza por presentar número de personajes reducido y una trama que no se extiende demasiado, que se encauza con rapidez hacia el desenlace final, encadenando todos y cada uno de los hechos que integran el relato. Si bien en un comienzo se trataban de relatos orales que se transmitían de una generación a otra, la escritura logró darle un sustrato material a esa estructura.
La tortuga y la liebre es uno de los cuentos más conocidos, siendo una de las fábulas morales donde mejor se puede advertir un mensaje
Estos relatos ficcionales pueden ser cuentos tradicionales, es decir, que vienen principalmente de fuentes folklóricas ancestrales, de carácter anónimo; o ser la obra de un autor. La estructura argumental presenta semejanzas con otro tipo de narraciones, donde se pueden reconocer introducción, nudo y desenlace. Para tratar de mantener la sencillez en su formato suelen tener un único personaje protagónico, aunque esto no es excluyente. Debido a su brevedad y a la forma de su escritura se considera que poseen una unidad de efecto y, por consiguiente, es preferible leerlos de una sola vez.
Por otro lado, la palabra cuento ha sido utilizada a menudo como una expresión popular que connota algunas situaciones o estados de ánimo. Si bien no se expresan de la misma manera en toda Hispanoamérica y su uso coloquial está sujeto a las costumbres locales, algunas aparecen definidas en la Real Academia Española. Su uso puede estar asociado a un engaño “ellos viven siempre del mismo cuento” o también a un hecho cuya finalidad es darlo a conocer para enfrentar a determinadas personas “él le vino con el cuento de lo que pasó”. Entre las expresiones más comunes también conocemos “cuento chino” (que está asociado a algo que es una farsa), “cuento de viejas” (donde se entiende que un tema o noticia tiene características fabulosas y no se pude creer), “cuento largo” (un hecho que es demasiado extenso para contarlo), “el cuento de nunca acabar” (que alude a una cuestión que se dilata demasiado sin tener un fin aparente) o “dejarse de cuentos” (cuando se pide que se vaya a la cuestión sustancial, sin los detalles), entre muchos otros.
Los cuentos tradicionales pertenecen a la literatura folklórica de tradición oral. Se trata de narraciones breves, anónimas y cuya veracidad no puede comprobarse. Los cuentos producen placer en el público, a la vez que tienen un fin didáctico, es decir, enseñan. Gracias a ellos se transmite la moral de una sociedad y las reglas de conducta que siguen.
Por ser orales, han llegado a nosotros diversas versiones de diferentes historias. En algunos casos se cambió un elemento (un animal en lugar de otro, por ejemplo), en otros un suceso que se repetía tres veces, por ejemplo, se reitera más o menos veces, por ejemplo.
Muchas de las versiones que llegaron a nuestros días lo hicieron gracias a la recopilación y a la redacción de investigadores como los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o el escritor italiano Collodi, también conocido por ser el creador de Pinocho.
Wilhelm (1786 – 1859) y Jacob Grimm (1785 – 1863), conocidos como los célebres hermanos Grimm, compilaron varios cuentos tradicionales, como La Cenicienta
Gracias a la labor de todos estos estudiosos, se pudieron comprobar muchas semejanzas entre las historias de muchos pueblos de nuestro mundo.
Además de la clasificación como un cuento de tradición oral o de autor, el cuento es un relato que también puede clasificarse en varios subgéneros de acuerdo a su temática. Por ejemplo, tenemos al cuento policial, que está vinculado al tema criminal y la justicia(Poe, Chandler, Arthur Conan Doyle, entre muchos otros); al cuento de ciencia ficción, que se sustenta en un futuro hipotético tomando como base las ciencias (Ray Bradbury, Philip Dick o Aldous Huxley); el cuento fantástico, donde aparece el elemento sobrenatural (Edgar A. Poe, H.P Lovecraft o Jorge Luis Borges); el cuento de hadas o infantil, donde se utilizan personajes ficticios en un entorno maravilloso, con figuras folklóricas (los relatos de los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen); el cuento de horror, cuya finalidad es conmover e inquietar al lector (Poe, Guy de Maupassant o Ambrose Bierce). Además, también se pueden distinguir cuentos románticos, humorísticos o históricos, entre muchos otros.
Sherlock Holmes y su compañero Watson se han transformado en figuras emblemáticas del cuento policial de incógnita o clásico
Por otro lado, un cuento también puede categorizarse por su formato o extensión: el microrrelato, un cuento breve que a menudo puede contar con tan solo una línea (Augusto Monterroso, Julio Cortázar o Franz Kafka) ; o el cuento largo, que a menudo puede confundirse con una novela breve por su extensión.
Hans Christian Andersen (1805 – 1875) es uno de los más célebres cuentistas, retratando en sus relatos el folklore de su país.
Uno de los más celebres es El dinosaurio, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso:
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".