Las palancas son máquinas simples que ayudan a realizar algunos trabajos de forma más sencilla utilizando nuestra fuerza natural. Éstas tienen como función transmitir una fuerza y un desplazamiento. Se cree que el origen de las palancas se remonta a la época prehistórica, que se empleaban en la vida cotidiana, sin embargo, el manuscrito más antiguo que hoy se conoce es del año 340 a. C. Otra cosa interesante de las palancas es que todas ellas están compuestas por las mismas tres partes: es el fulcro, la parte que le da movimiento a la palanca, todas pivotean o giran en ésta (llamado comúnmente punto de apoyo); luego le sigue la resistencia, que es la parte que se desea mover o levantar; y el esfuerzo, que es la fuerza que se aplica sobre la palanca para que actúe sobre la resistencia.
Palanca de Primera clase.
Existen tres diferentes tipos de palancas: primera clase, segunda clase y tercera clase. Esto no implica que un tipo de palanca sea mejor que otra, solo que cada una de ellas tiene una disposición diferente de las tres partes mencionadas.
La palanca de primera clase, posee el fulcro entre la resistencia y el esfuerzo, un ejemplo de estas palancas son los alicates y las tijeras.
La palanca de segunda clase, posee el fulcro en un extremo, la resistencia está en medio y en el otro extremo el esfuerzo, un muy buen ejemplo es la carretilla.
Finalmente está la palanca de tercera clase, las cuales tienen el fulcro en un extremo, la resistencia en el otro extremo y el esfuerzo se encuentra en medio, un ejemplo de éstas es el martillo o la caña de pescar.