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El trueque en la economía popular de Venezuela



Durante su proceso evolutivo el hombre ha tenido que sortear una serie de eventos que le han permitido sobrevivir en el planeta, en cada uno surgieron cambios que, según su óptica y época, le fueron señalando un sendero en la historia, en el conocimiento e interpretación de la vida en una sociedad donde él tenía el rol de protagonista principal.

Es decir, desde vivir en pequeñas sociedades fraccionadas hasta en aquellas más extensas, lo cual fue ofreciéndole una gama de elementos como las técnicas para el cultivo y recolección de granos, cría de rebaños e inventos para darle una mayor solución a sus necesidades básicas.

En el marco de esta dinámica, el hombre consideró pertinente obtener otros insumos que no poseía en su contexto geográfico, optando por el hábito del intercambio de productos mano a mano o trueque (aquello que le sobraba a uno otro lo podía necesitar, cambiando por lo que el otro tenía y no necesitaba). Al surgir las equivalencias de los productos nace el trueque intermediario, es decir, si se necesitaba obtener un bien de mayor valor (como por ejemplo piel) debía realizar trueques que fueran equivalentes.

Estas operaciones brindaron al hombre la oportunidad de relacionarse con otras aldeas o poblados, incrementar los intercambios en volumen y artículos creándose, según Dieterich (s/a), las rutas comerciales hace aproximadamente siete mil años. Todos estos nuevos escenarios exigieron la ampliación de infraestructuras para el almacenamiento de los excedentes, competencia entre localidades, nacimiento de las monedas siendo la sal en un primer momento utilizada como tal, por ser necesaria para la conservación de los alimentos y de uso común.

Aproximadamente se han descubierto 50.000 tipos de dinero primitivo, cosas naturales como tortugas, pájaros, cabelleras, brazaletes, piedras, collares de conchas marinas y cocos entre otros, se usaban como dinero en algunos lugares del Pacífico, en las tribus aztecas el hacha, en la China los ladrillos (pastillas) de té, en el Alto Nilo una esposa equivalía a 8 vacas y en algunas tribus de África las puntas de lanzas retorcidas formaba parte de la dote o aportación entregada por el novio a la familia de la novia (Zapata, 2010).

El nacimiento de las monedas metálicas tuvo grandes ventajas para el movimiento de las mercancías en Mesopotamia hacia el año 3000 a. C., en Asia Menor en el siglo VII a.C, las monedas se acuñaron por tamaños y emblemas para facilitar su manejo entre los analfabetas. En el imperio romano se crea una moneda homogénea en las diferentes regiones pero unitaria en peso, tamaño y valor, teniendo como regulación una acuñación central y estadal, evitándose de esta manera acuñaciones de tipo particular, poseían las cabezas o bustos de sus césares, se les llamaba Denario (raíz latina de dinero) diferenciándose así de las griegas quienes tenían impresas las cabezas de sus dioses. Fueron usadas para la recaudación de impuestos, almacenamiento y elaboradas con aleaciones, siendo las más cotizadas las elaboradas en oro y en plata por poseer características de escasez, incorruptibilidad y difícil falsificación (Zapata, 2010).

Con la acuñación y uso de las monedas fue posible resolver varios aspectos: las equivalencias de los productos, realizar la divisibilidad para intercambios menores, evitar cambios de mercancías fuera de su lugar de origen, optimizándose de esta manera la aceptación y familiarización de la simbología por parte de la mayoría de las personas.

Cada una de estas etapas fueron marcando las diferencias entre las sociedades nacientes, y en la medida que se fueron expandiendo los mercados también creció en el hombre la ambición por la posesión de extensiones territoriales más productivas, imponiendo creencias, leyes ventajistas, surgiendo divisiones de clases, acentuándose la riqueza y la pobreza, perdiendo de esta manera parte de sus valores de solidaridad, reciprocidad, imponiéndose el criterio de mercado o precio ante lo humano.

El Trueque en América Latina

La experiencia del trueque en nuestras latitudes no es nueva, porque ha formado parte de su conformación como grupos o comunidades, e inclusive sus enseñanzas han permitido en la actualidad paliar las situaciones de subsistencia por las cuales han pasado sus habitantes producto de las “recetas” de los organismos internacionales que han llevado a la debacle a las economías internas, así como posiciones de dignidad.

A continuación se presentan las experiencias de algunas de ellas:

En Argentina en 1995 nace un Club de Trueque como parte de un programa ecologista, luego en 1997 con la “conformación de la autodenominada Red «Global» de Trueque Solidario, quien organiza y abarca ya a más de 1000 Nodos (más o menos vinculados entre ellos, con altos y bajos) que sirvió como iniciativa para la población ante la venidera crisis financiera; la difusión de esos clubes ha alcanzado a otros países como Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Bolivia, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Cuba” (Primavera, 2002). Pero es a principios de la década de 2000 cuando se produce el surgimiento y auge de estos clubes de trueque que se convirtieron en “la respuesta de la sociedad civil a la profunda depresión económica y también a dos perversas políticas del gobierno: la licuación de los depósitos de los ahorristas en los bancos que los ha dejado sin efectivo y la exagerada presión fiscal”. (Krause, 2002). Una vivencia importante de resaltar en Colombia es la del municipio Alto del Rey, pueblo de Kokonuco (Dpto. del Cauca) en el año 2003, el cual con la unión de 120 indígenas y el apoyo de otro grupo (los huerteros de Paletará) toma una posición radical política y cultural ante “políticas de globalización y precarización de las condiciones de vida de la población rural”, que incidían en la autonomía y seguridad alimentaria, en el intercambio de productos orgánicos, por tanto, la postura tomada por los kokonuqueros fue frontal al enarbolar la bandera de rechazo al conflicto armado y al desplazamiento como consecuencias de las pocas o nulas alternativas productivas, exponiendo que “Si se mira el trueque desde una perspectiva más amplia se tienen más objetivos en lo político, lo social, lo cultural y lo organizativo” (Cadena y Muñoz, 2009).

Esta posición conllevó a la defensa del trueque en cuanto a cultura, agricultura y proyectos de vida de esas comunidades indígenas. Al respecto muchos líderes reiteraron: “el trueque o el cambio no es solo un intercambio de productos sino de ideas y pensamientos” (Tocancipá, 2008). En Honduras, al producirse un intercambio de experiencias entre campesinos e indígenas con el auspicio de la Asociación Internacional de Cooperación Danesa empieza a funcionar la Red Comunal de Comercialización Comunitaria Alternativa, la cual es “una asociación civil de comercialización comunitaria alternativa integrada por organizaciones de pequeños productores y consumidores que promueve la producción agroindustrial campesina y que busca crear canales equitativos de mercado, basado en un sistema de principios y valores de la economía solidaria” (Barrera, 2009). La característica de esta Red comunal es que su moneda denominada Unidad de Intercambio Solidario (UDIS), circula en forma paralela a la moneda nacional en unos 35 países del mundo, sirve para el otorgamiento de créditos para los pequeños productores que no posean un perfil crediticio comercial, los cuales cancelan sus deudas con su propia producción.

Lo más llamativo de la Red de Comunicación Comunitaria Alternativa es que los “vales” son producidos en Holanda, tienen un valor de 3 centavos de $ y no pueden ser cambiados por Lempiras que es la moneda nacional de Honduras, sino por productos y servicios que avala la Red, teniendo una membresía de 16 mil familias, quienes intercambian 45 productos hondureños y 12 del extranjero.

En México, La Otra Bolsa de Valores de México, considerando experiencias de moneda alternativa, promueve en 1996 la iniciativa de fundar un mercado solidario denominado Programa Tianguis Tlaloc ("tianguis") entre productores y servidores, tanto de la ciudad como del campo, quienes se comprometen de forma ética y social con los intercambios a realizar. El vale TLALOC se usa en combinación con la moneda oficial, cuyo valor es el equivalente al de una hora de trabajo social, y se establece como “un sistema apreciador por el cual se generan reconocimientos sociales que significan oportunidades económicas para quienes no las tienen” (Wautie, 2002), es decir, busca disminuir las diferencias entre lo urbano y lo rural, eliminar las intermediaciones de distribución y almacenamiento de productos así como también las diferencias de tipo cultural, para afianzar el concepto “una economía en manos de la gente con dinero generado por la gente y para la gente”(Wautie, 2002).

El modelo productivo en Venezuela:

“La economía está para servir a las personas y no las personas para servirle a la economía” Venezuela hoy apuesta hacia nuevas propuestas para alcanzar su desarrollo al incluir el concepto de “desarrollo endógeno” en el cual se genera una relación estrecha entre los ciudadanos, el territorio y el Estado. Lo que conlleva a considerar las particularidades de las regiones, el modo de vida de los habitantes, su quehacer social y su relación con el Estado, que se convierte en el garante de esos espacios para que se direccione el desarrollo (Pilonieta y Ochoa, 2006).

Ahora bien, esta dirección se perfila como un escenario del desarrollo económico, pero la vinculación permite hacer reflexiones más profundas, dado que una buena parte de la sociedad está siendo capaz de re-pensarse al darle importancia a su ayer (la historia), su hoy y su futuro (su historia proyectada en lo que hoy se escribe). Es decir, socialmente está en un proceso de apropiación e internalización de su identidad, en cuyas bases se asienta su modo de vida y costumbres donde es significativo que se cultiven diferencias que no conlleven a exclusiones de tipo social, política o económica y valorizando las singularidades.

Desde el punto de vista económico, es una opción de desarrollo comunitario “desde abajo hacia arriba”, porque favorece a la conformación de organizaciones productivas populares (como por ejemplo las cooperativas), las pequeñas redes productivas creadas actualmente por las comunas (Unidades comunales de producción, pequeñas unidades de producción y artesanos), mercados populares, bodegas populares, mercales y otras, trabajando en unión con el Estado (Empresas de Producción Social Directa), donde todas estas iniciativas apuntalen hacia un cambio de modelo socioeconómico, cultural, ambiental, político en el cual la educación juega un papel decisivo para comprender ese cambio, no solo en el ciudadano sino también en el funcionariado del Estado.

Todo este escenario es la praxis del concepto de desarrollo endógeno, cuyo objetivo según Raby (2008:238-239), es “crear una , en donde la motivación por la ganancia sea sustituida por la , pero dentro de una economía mixta en transición que combine al Estado, a la propiedad mixta y a la propiedad privada (tanto monopolista como no monopolista), y la propiedad colectiva autogerenciadas; lo cual requiere de control social y regulaciones, incluido el control de precios y el control cambiario. Lo que implica enfrentarse al poder económico de los y por lo tanto necesitará de una alianza estratégica entre las empresas del Estado, la economía asociativa, el sector no monopolista del capital nacional, la pequeña y mediana empresa del campo y la ciudad, en términos socio-políticos construir un Bloque Social Revolucionario”.

Siguiendo el pensamiento de esta autora, la meta del desarrollo endógeno conjuntamente con la economía social es también “promocionar el autogobierno comunal “, donde la presencia de la contraloría social como mecanismo para ejercer la corresponsabilidad, se hace sumamente importante en cada ciudadano, en cada comunidad organizada, en el partido político y en el propio funcionario público, además propicia el crecimiento del pueblo en todas sus dimensiones, sin dejar a un lado al Estado porque en ambos existe una comunión de intereses.

El desarrollo endógeno requiere del establecimiento de nuevas formas de producción y de nuevas relaciones sociales que conlleven a una mejor utilización de los recursos del Estado y una necesaria redistribución de las riquezas del país, que propicien el crecimiento equitativo de todos los sectores de la sociedad disminuyendo la brecha existente entre clases sociales e impulsando el desarrollo de manera sustentable.

El trueque y la cooperación

En este contexto el expresidente Hugo Chávez, en su Aló Presidente No. 242 del 18-12-2005 propuso “una nueva forma de economía basada en el intercambio de productos, bienes y saberes dirigido a satisfacer verdaderamente las necesidades del pueblo y que no esté condicionada por el uso del dinero, que se caracteriza por ser socialmente justa, fomentando la cooperación en vez de la competencia y por ser ecológicamente sustentable, respetuosa con la tierra, la gente, con los conocimientos, recursos locales y diversidad cultural.

En dicha alocución, el expresidente Chávez señaló gráficamente que “un porcentaje del mercado debe ir “obligatoriamente” para satisfacer las necesidades de la comunidad, bienes o productos que no sean considerados como una mercancía para la venta y para la ganancia económica, sino donados a las comunidades con mayores niveles de carencia (para vivir con dignidad) y otro porcentaje de la producción debe ir para un mercado tradicional convertido en mercancía para darle sustentabilidad al esfuerzo productivo”.

Así mismo, expresó que “para hacer el intercambio (trueque) en la comunidad es necesario el uso de una moneda alternativa local que algunos teóricos denominan bonos o facilitadores, que son diferentes a las monedas del mercado común, las cuales no generan ganancias, no son acumulables y favorecen el sistema, no perecen por la oxidación (pérdida de valor a medida que pasa el tiempo), tendrán distintas denominaciones de valor, no podrán ser intercambiables en dinero y poseerán un criterio ético propio de este sistema de economía comunal.”

Agregó que “aquí se observa lo humano del proceso (la comunidad aporta al mercado y el mercado ayuda a solventar las necesidades a la comunidad): La comunidad se organizará de manera que todos tengan acceso a los facilitadores para la obtención de lo que deseen y se cree un mercado comunitario que no permitirá que las riquezas generadas localmente se escapen hacia los bancos o capitales foráneos, es decir, deberá quedarse localmente para estimular la actividad económica”.

Concluyendo, “el mercado es la gente y se hace necesario producir para ella, quitarle la suntuosidad (el lujo) a la producción, producir para satisfacer necesidades que es una de las características del socialismo, en el capitalismo se explota prácticamente a toda la cadena productiva para beneficio de una minoría”.

En el marco de esta serie de argumentaciones, las comunidades comenzaron a organizarse en mesas de trabajo en sus Unidades de Batallas Endógenas (UBE) para tratar este tema, alimentadas con el apoyo del Instituto Nacional de la Pequeña y mediana Industria (INAPYMI) dándose el primer encuentro de intercambio alternativo solidario en Urachiche, Estado Yaracuy y multiplicándose en otras localidades como Boconó (Trujillo), Barlovento (Miranda), Perijá (Zulia), Quibor y Sanare (Lara), Macanillas (Falcón), Margarita (Nueva Esparta), Paria (Sucre), Socopó (Barinas), Turimiquire (agrupa Monagas y Anzoátegui) con la finalidad de exponer el fruto de su trabajo e intercambiar bienes y servicios, así como también el rescate de principios tradicionales, cooperación y para obtener productos básicos de la dieta diaria.

Para llegar a este momento, el gobierno nacional ha articulado con INAPYMI una serie de estrategias educativas (Talleres) destinadas a las comunidades organizadas con la finalidad de lograr la solidaridad y la cooperación, allí se selecciona el nombre de la moneda comunal que exprese una identificación con la localidad (héroe ancestral, símbolo cultural, social, entre otro), así mismo la conformación de comisiones que le darán en la práctica el dinamismo y organización al sistema como: Contabilidad, Seguridad e Higiene, Control y Calidad, Logística, Transporte y Educación.

Atendiendo al desarrollo de estas experiencias de pertenencia y cohesión social, el gobierno nacional promulgó en el 2008, la Ley para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular para avalar a través del órgano emisor -Banco Central de Venezuela (BCV)- el valor de las monedas comunales con respecto al Bolívar que es la moneda de curso legal en el país, así como también se establece en dicha ley la eliminación de la práctica de carácter financiero, como es el cobro de interés o de comisiones.

Esta herramienta ha ofrecido la posibilidad de conformar los clubes de trueque al expandirse las dimensiones y características, el trueque es ya multirecíproco, con el manejo de criterios, conceptos que como lo expresan sus participantes “no pretenden desplazar a la economía formal, muy por el contrario, el objetivo es ser parte un complemento para aquellos que, por diversas circunstancias están parcial o totalmente fuera del sistema económico, obtienen tiempo y vocación para mejorar su situación actuando plenamente como prosumidores” (Zapata, 2010).

Las diferentes apreciaciones de La Red de Trueques en Venezuela, destaca que el objetivo de la misma es reunir a las personas interesadas en el intercambio directo para mejorar la economía, reutilizar lo que está ocioso; proporcionar apoyo mutuo, uniendo esfuerzos; estimular la diversidad productiva de la bioregión; estar preparados para enfrentar eventuales catástrofes naturales y financieras y así como dictar talleres alusivos al cuidado ambiental, autogestión ecológica, asistencia técnica en la conformación y consolidación de trueques.

Los prosumidores del SaQuiTo Larense sobre estos aspectos consideran que desde su fundación en 2008, han logrado ver cambios a nivel comunitario, al poder realizar intercambios con regiones de Urachiche, Boconó, Barinas y zonas aledañas ofreciéndoles la oportunidad de dar a conocer su gastronomía, artesanía y tejidos, tener presencia en los 3 encuentros nacionales de intercambios solidarios, además de tener la capacitación y asistencia técnica por parte del BCV, del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (INDEPABIS) y del INAPYMI y lo más importante comprender de manera más amplia los objetivos de las políticas públicas relacionadas con la necesidad de organizarse comunitariamente y el impacto en el mejoramiento de la calidad de vida de la población. En la actualidad el trueque es tan cotidiano que forma parte de su modo de vivir.

Lo negativo que hoy puede considerarse es la presencia de la “asimetría a la hora del intercambio” (Primavera, 2002:4), propio de nuestra cultura y la acumulación de facilitadores como si fueran billetes de circulación normal. Sobre esto se han realizado reflexiones de manera colectiva a fin de internalizar la esencia del trueque multi-recíproco donde“nadie pierde, no se regala, simplemente se intercambia porque todos necesitan un bien o servicio” (Primavera, 2002: 4).

Referencias Bibliográficas

Banco Central de Venezuela (BCV) (2010). La solidaridad y la cooperación animan el intercambio de bienes y servicios. Dpto. de Información. Boletín Económico. Enero-febrero. Año 14. Caracas

Barrera, Susana (2009). “Dieciséis mil familias de Honduras utilizan“Monedas Comunitarias” apoyadas en una red de economía solidaria”.

Cadena, Olga, Muñoz, Milena (2009). El trueque en el Cauca (Colombia).

Chávez, Hugo (2005). Aló Presidente Nº 242.

Dieterich, Heinz, (S/A). El socialismo del siglo XXI. Disponible en: htpp//carpedien.org.ve/imagenes. Dieterich.Pdf.

Krause, Martín (2002). Argentina y la Economía del Trueque. Biblioteca virtual de Economía Solidaria.

Pilonieta, Claudia y Ochoa, Alejandro (2006). El Desarrollo Endógeno Sustentable. Una aproximación conceptual.

Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Decreto Nº 6.130 (2008). Ley 12 para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular. Caracas

Primavera, Eloisa (2002). “Redes de Trueque en América Latina ¿Quovadis?” En: El Catoblepas. No. 7 noviembre. Argentina.

Raby,Diana (2008). Democracia y Revolución: América Latina y el socialismo hoy. 1º Edición Monte Avila. Editores. Latinoamericana. Caracas.

Tocancipá F, Jairo. (2008). “El Trueque: Tradición, Resistencia y Fortalecimiento de la Economía Indígena en El Cauca”: En: Estudios Sociales Revista de la Universidad de los Andes Nº 131. Facultad de Ciencias Sociales.

Wauties,Francois.(2002). Formas Alternativas de Desarrollo del Mercado Frente a la Globalización. Instituto de Economía Política. Seminario 774. Santiago.

Zapata, Vicente (2010). Red de trueques en Venezuela.