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El corazón, el motor del cuerpo



Poderoso órgano situado entre los pulmones en el interior del tórax. Está formado por un músculo hueco al que llamamos miocardio, que a su vez se recubre en el lado interno por el endocardio y en el externo por el pericardio.

El corazón es un órgano vital compuesto por tejido muscular. Tiene el tamaño aproximado de un puño y bombea sangre a todo el cuerpo a través de un proceso llamado circulación. Para lograr esto, el corazón late sin parar durante toda la vida del individuo.

El corazón bombea de manera permanente la sangre que recorre el cuerpo. Sus latidos llegan a 70 por minuto en estado de descanso, por lo que al cabo de un año alcanza los 40 millones de latidos, registrando en total 3.000 millones en una vida promedio. De esta manera proporciona al cuerpo oxígeno y nutrientes, mientras se ocupa de retirar materia de desecho dañina. Mide 12,5 centímetros de longitud y un peso de 300 gramos aproximadamente.

Las cavidades

El corazón posee cuatro cavidades, dos superiores que reciben el nombre de aurículas, y dos inferiores llamadas ventrículos. Las cavidades están separadas por tres tabiques:

  • El interauricular que divide las aurículas.
  • El interventricular que divide los ventrículos.
  • El auriculoventricular que separa aurículas de ventrículos.

Ahora, si están separadas por tabiques, ¿cómo se comunican sus cavidades?

Válvulas

La aurícula derecha se comunica con el ventrículo derecho mediante un orificio: el auriculoventricular derecho. Este orificio tiene en sus bordes una válvula, la tricúspide.

La comunicación de la aurícula izquierda con el ventrículo izquierdo es por medio del orificio llamado auriculoventricular izquierdo, en cuyo contorno se sitúa la llamada válvula mitral o bicúspide.

La importancia de las válvulas reside en que permiten pasar la sangre desde las aurículas hacia los ventrículos, impidiendo a su vez el paso en sentido contrario.

Además, existen otras dos válvulas conocidas como pulmonar y aórtica, que evitan que la sangre que está en las arterias refluya hacia los ventrículos.

Corazón en marcha

Para producir el latido cardíaco el corazón cuenta con centros nerviosos de células altamente especializadas que provocan los impulsos rítmicos. Las estructuras que conforman este sistema son cuatro: el nódulo sinoauricular, el nódulo auriculoventricular, el fascículo auriculoventricular de His y las fibras de Purkinje.

Con el corazón en estado normal el proceso se inicia en el nódulo sinoauricular, se propaga a través del fascículo de His por las fibras de Purkinje, y desde allí a los músculos papilares y a las paredes ventriculares que es donde se produce el estímulo contráctil.

Podemos resumirlo en etapas:

1. La aurícula relajada recibe la sangre que viene por las venas hasta llenarse.

2. Se produce la contracción auricular enviando la sangre al ventrículo a través del orificio auriculoventricular.

3. Cuando el ventrículo se llena, se contrae impulsando enérgicamente la sangre hacia la arteria que la recibe con las válvulas abiertas. Como las válvulas auriculoventriculares se cierran, la sangre no puede retroceder.

4. Ya en la arteria, la sangre no puede volver al ventrículo porque se cierran las válvulas sigmoideas.

5. Al terminar la contracción ventricular, se inicia la relajación general del corazón.

La potencia del corazón

El corazón tiene la capacidad de hacer llegar sangre oxigenada a todas las células del cuerpo humano en apenas un minuto. Durante un día, un promedio de 100.000 latidos son suficientes para bombear alrededor de 8.000 litros de sangre que se desplazan por los 100.000 kilómetros de vasos sanguíneos que llevan la sangre a todas las células. La potencia del corazón es tal que, si fuese una fuente, la sangre que bombea alcanzaría los 10 metros de altura.

La duración del ciclo completo es de aproximadamente 0,8 segundos y puede dividirse en tres periodos: en el primero se produce la contracción de las aurículas; en el segundo, la contracción de los ventrículos; en el tercero, aurículas y ventrículos permanecen en reposo.

El sonido de la sangre

Si apoyamos un caracol grande sobre la oreja, obtenemos la sensación de escuchar el mar. Pero en realidad lo que estamos escuchando es el eco de la sangre que fluye por el oído.

En formación

En el feto el corazón pasa por diversas etapas. En principio se asemeja al de un pez; luego al de una rana, con dos cavidades; más tarde al de una serpiente, con tres cavidades, para finalmente completar la estructura de cuatro cavidades que caracteriza al corazón humano.

Vasos y coronarias


Lado Azul, de arriba hacia abajo: Arteria derecha, Válvula pulmonar, Válvula tricúspide, Ventrículo derecho.
Lado Rojo, de arriba hacia abajo: Arteria izquierda, Válvula aorta, Válvula Mitral, Ventrículo izquierdo.

Una red de vasos que rodean al corazón como una corona, son los que conforman su propia red de irrigación. Tiene dos arterias coronarias principales que nacen de la aorta, y que se conocen como derecha e izquierda. Sus ramificaciones llegan a todo el corazón suministrándole sangre oxigenada.

Una vez irrigado el tejido cardíaco, la sangre empobrecida de oxígeno pasa a una red de pequeños vasos venosos que se van uniendo entre sí para formar venas cada vez más grandes. Estas venas llegan hasta el seno coronario, conducto que desemboca finalmente en la aurícula derecha.

LAS VENAS Y LAS ARTERIAS

Venas

Las venas son los vasos destinados a transportar la sangre proveniente de los tejidos y de los órganos, al corazón. Tienen un diámetro muy pequeño y una pared muy fina; a medida que se acercan al corazón se fusionan con otras venas aumentando así de calibre y haciéndose más consistentes. Las venas son siempre más numerosas que las arterias y su diámetro es mayor. Se distinguen dos grupos de venas, las superficiales, que se extienden bajo la epidermis, y las profundas, que lo hacen bajo la capa de revestimiento de los músculos y acompañan a la arteria correspondiente.

Estructura de las venas

La estructura de la pared de las venas varía según su diámetro. Cuando se trata de venas de gran calibre, se pueden reconocer tres túnicas concéntricas: la íntima, construida por el endotelio; la media, formada por fibras musculares y elásticas; y la adventicia, que está formada por conectivos con pequeños haces musculares. En las venas de pequeño calibre la pared está formada exclusivamente por endotelio, con un revestimiento exterior compuesto por escasos elementos musculares, elásticos y conectivos.

La vía rápida

La manera más rápida de obtener una muestra de sangre para un análisis, es extrayéndola de las venas. También resultan la vía más directa para la administración de medicamentos, fluidos y nutrición, llamándose a esta vía endovenosa o intravenosa.

Arterias


Sangre circulando por las arterias.

A medida que se van alejando del corazón, las arterias disminuyen su diámetro y en consencuencia el espesor de sus paredes. Partiendo de arterias grandes, del tipo de la aorta que es de paredes gruesas y diámetro de 25 a 30 mm, se pasa a las arteriolas, que tienen un diámetro medio de 0,2 mm y una pared muy fina.

Las arterias, aún cuando no lleven sangre, presentan una forma cilíndrica, característica que deben al gran espesor y a la estructura elástica de la pared, lo que las diferencia claramente de las venas. La estructura especial de sus paredes, con sus abundantes fibras musculares y elásticas, les permite distenderse y contraerse formando un sistema de canales elásticos que facilitan el avance y paso de la onda sanguínea.

Las arterias tienden a situarse en la parte profunda de los tejidos y suelen ir acompañadas cada una por dos venas, las llamadas venas satélites.

La estructura de las arterias

Sus paredes se forman con tres estratos concéntricos: túnica interna, media y externa. La túnica interna está construida por un revestimiento de células endoteliales. La túnica media está formada por fibras musculares lisas y por fibras elásticas. La túnica externa está formada por tejido conjuntivo con escasas fibras elásticas.

Etimología de la palabra arteria

Cuando se produce la muerte, a diferencia de lo que ocurre con las venas, las arterias se vacían inmediatamente de sangre. De ahí que los antiguos griegos, a raíz de que las autopsias que realizaban les permitían ver las arterias como tubos vacíos, las llamaran con esta palabra que significa “cavidad con aire”.

La sangre

La sangre es un tejido fluido que recorre el organismo circulando por el llamado sistema circulatorio. Su color rojo característico está dado por la presencia en su composición de un pigmento hemoglobínico. Su función principal es la de disolver sustancias o mantenerlas en suspensión para transportarlas por todo el cuerpo.

En un hombre adulto de tamaño promedio su volumen es de cinco a seis litros y representa el 8 % de su peso corporal.

Como tejido que es, está formado por células que son los glóbulos rojos y los glóbulos blancos. También tiene plaquetas que, junto con los glóbulos rojos están sumergidas en un líquido amarillento: el plasma. Este está formado de agua, sales minerales, glucosa, proteínas, algunos lípidos como el colesterol y algunas hormonas.

El recorrido de la sangre conforma dos circuitos complementarios. En el llamado de circulación pulmonar o menor, la sangre va del corazón a los pulmones, allí se oxigena y descarga el dióxido de carbono. El otro circuito, el de circulación general o mayor, es por el que da la vuelta a todo el cuerpo retornando al corazón.

Este fluido, con capacidad para llegar a todas las células del cuerpo a través del complejo sistema cardiovascular, tiene funciones vitales.

Funciones de la sangre

1.- El transporte de elementos nutritivos y oxígeno hacia las células, y la extracción de los productos de desecho.

2.- El transporte de hormonas, específicamente de las secreciones de las glándulas endócrinas.

3.- Mantener el equilibrio entre los ácidos, bases, sales y agua que se encuentran en el interior de las células.

4.- Contribuir a la regulación de la temperatura corporal, enfriando órganos como el hígado y los músculos. De este modo actúa donde se produce el exceso de calor, logrando una pérdida considerable del mismo, pero a su vez calentando la piel.

5.- Los glóbulos blancos actúan en defensa del organismo contra el ataque de bacterias y otros microorganismos patógenos.

6.- Las plaquetas evitan el sangrado anormal tras una herida mediante el proceso de coagulación.

La composición de la sangre

Aproximadamente la mitad del volumen de la sangre, que es en promedio de 5, 5 litros en el hombre, y uno menos en la mujer, está formado por el plasma que es la parte líquida de la sangre. Por allí circulan las células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos o leucocitos y plaquetas o trombocitos.

Una mirada a la sangre hecha a través del microscopio, nos permitiría ver pequeñísimos glóbulos flotando en el plasma sanguíneo. Los rojos, también llamados hematíes, son los más numerosos, contándose unos 5 millones por cada milímetro cúbico de sangre. En estos glóbulos reside la hemoglobina, que es la sustancia química que le da la coloración roja que caracteriza a la sangre.

Los glóbulos blancos, de los que poseemos varios tipos, tienen como misión la defensa contra el ataque de microbios.

Finalmente están las plaquetas, que son los elementos más pequeños y flotan libremente en el plasma.

Grupos sanguíneos

La sangre se clasifica en grupos según el tipo de sus tejidos. Se agrupan de acuerdo a la presencia o no de aglutinógenos en la membrana plasmática de los glóbulos rojos. Los tipos sanguíneos son A, B, AB Y 0. Estos últimos pueden darse a todos, pero quienes lo tienen, solo pueden recibir sangre de su mismo grupo. El AB lo contrario: solo dan a los de su grupo, pudiendo recibir de todos. El A y el B solo dan a su grupo, y pueden recibir de sus grupos respectivos, y también del 0.

El plasma sanguíneo


La sangre circula por los vasos sanguíneos a una velocidad media de 2 kilómetros por hora.


Plasma.

Con su aspecto de fluido claro, el plasma sanguíneo constituye la parte líquida de la sangre. Un 90 % está formado por agua, su sabor es salado y su color amarillento. En él flotan los demás componentes de la sangre, además de sales minerales. También lleva los alimentos y las sustancias de desecho recogidas de las células. Al coagularse la sangre el plasma forma el suero sanguíneo, cuya concentración tiene muy baja oscilación, de modo que no se rompe el equilibrio con el líquido que baña los tejidos ni con el líquido intracelular. Este suero permite que las proteínas se disuelvan en el plasma y luego sean transportadas por la sangre manteniendo el pH equilibrado.

Los glóbulos rojos


Los glóbulos rojos sobreviven unos 4 meses y realizan 172.000 vueltas alrededor del cuerpo.

A los glóbulos rojos se los conoce también con el nombre de hematíes. Son pequeños, con forma de disco y entran entre cuatro y cinco millones por milímetro cúbico. Contienen el pigmento que da la coloración rojiza, pero que fundamentalmente sirve para transportar el oxígeno de los pulmones a las células.

Los glóbulos blancos

De mayor tamaño que los rojos, son menos numerosos: alrededor de siete mil por milímetro cúbico. Como células vivas se trasladan, salen de los capilares y distribuyen los microbios y células muertas que se encuentran en el organismo. Para neutralizar los venenos de los microorganismos que generan las enfermedades, producen antitoxinas.

El sida destruye los glóbulos blancos dejando al cuerpo sin defensas.

Importancia

¿Qué glóbulos son más importantes, los rojos o los blancos?

Ambos tienen la misma importancia. Los rojos ayudan a transportar oxígeno, y los blancos defienden al organismo de los virus.

Las plaquetas

Son pequeñísimas células que se ocupan de la coagulación, tapando heridas para evitar hemorragias. Originadas en la médula ósea, tienen un tamaño de unas dos milésimas de milímetro y se encuentran alrededor de 300.000 por cada milímetro cúbico de sangre. Tienen la particularidad de adherirse unas a otras para formar así los coágulos.


Coágulo sanguíneo.

Transfusión de plaquetas

Determinados tratamientos médicos requieren de plaquetas que son transfundidas al paciente para que pueda sobrevivir. Necesitan transfusiones: los pacientes con cáncer, leucemia, los que reciben un trasplante de órgano o de médula ósea, los que padecen grandes traumatismos o aquellos que han sido sometidos a cirugía cardiovascular.

Enfermedades cardíacas y cardiovasculares

Existe una confusión generalizada entre lo que es una enfermedad cardíaca y una cardiovascular. Por lo general se cree que es lo mismo, pero son distintas e involucran a diferentes partes del cuerpo.

Cuando se habla de enfermedades cardíacas se hace referencia exclusivamente a aquellas que afectan al corazón y a su sistema de vasos sanguíneos. En cambio, cuando se hace mención a enfermedades cardiovasculares, se está haciendo referencia a las enfermedades que afectan no solo al corazón y su sistema de vasos sanguíneos, sino también al sistema de vasos sanguíneos de todo el organismo. El término “cardio” refiere al corazón y “vascular” al sistema de vasos sanguíneos.

El corazón y los vasos sanguíneos no suelen tener inconvenientes que se desarrollan rápidamente, sino que se dan con el tiempo. Las arterias que llevan sangre al corazón y al cerebro pueden obstruirse por la acumulación de grasa y colesterol (placa). Cuando las arterias se obstruyen, disminuye el flujo de sangre al corazón y puede ocasionar un ataque cardiaco. Por otra parte, cuando la falta de flujo de sangre debido a un coágulo o a la rotura de los vasos sanguíneos, afecta al cerebro, puede producirse un accidente cerebrovascular (ACV).


Sistema cardiovascular.

Corazón roto

El estrés o las emociones intensas producidas por situaciones límite como una fuerte discusión o la pérdida de un ser querido, pueden rompernos el corazón. Y aunque suene poético, el síndrome del corazón roto es el nombre popular con que se conoce la cardiomiopatía de Takotsubo, afección transitoria que presenta los mismos síntomas que un ataque cardiaco. El corazón roto no deja secuelas. Con excepción de los recuerdos tristes.

Miocarditis

Es una enfermedad y debilidad del músculo cardíaco generalmente causada por una infección viral que alcanza al corazón, como el virus de la influenza (gripe), el virus coxsackie y el adenovirus.

Infarto

La muerte de una parte del músculo cardíaco debida a la obstrucción completa de una arteria coronaria, produce un cuadro clínico que se denomina infarto. Al producirse la obstrucción, el aporte sanguíneo se detiene. Si el músculo cardíaco carece de oxígeno durante demasiado tiempo, el tejido de esa zona muere y no se regenera. Pero el término infarto define una zona del tejido muerta por falta de aporte sanguíneo, por lo tanto puede ocurrir en cualquier parte del organismo, con diferentes tipos de consecuencias según la importancia de la zona afectada. El más frecuente de todos es el infarto de miocardio.

Arritmias

La arritmia es cualquier tipo de alteración del ritmo cardíaco, así sea producida por cambio de sus características o por variaciones inadecuadas de la frecuencia. Si bien la frecuencia cardíaca es variable, con valores normales entre los 50 y 100 latidos, puede ocurrir que un individuo tenga en este sentido, cifras por encima o por debajo de estas en sus latidos, lo que sucede en función de sus características o de la situación en que se encuentra. Normalmente el latido del corazón no se percibe y algunas arritmias causan pocos o ningún síntoma diagnóstico y tienen un efecto mínimo en la eficacia del bombeo del corazón, sobre todo cuando se producen durante un breve lapso de tiempo. Cuando se prolongan durante minutos, pueden tener consecuencias serias producto de la disminución de la cantidad de sangre que el corazón bombea al cuerpo.

Síncope

El síncope es la pérdida brusca de la conciencia y su recuperación espontánea, todo en un breve lapso de tiempo. Sus causas son múltiples, y puede producirse por ejemplo por una arritmia.

Paro cardíaco

Cuando la pérdida de la conciencia es grave y no se recupera de manera espontánea, estamos ante un paro cardíaco. Se diferencia del síncope porque el paciente debe ser asistido con maniobras de reanimación cardíaca para conseguir que reaccione, de otra manera, si la situación persiste, puede ocasionarle la muerte en minutos.

Taquicardia

La taquicardia es la aceleración de los latidos cardíacos más allá de los límites normales que corresponden a un corazón en reposo. Por lo general la aceleración de los latidos cardíacos es causada por esfuerzos desmedidos o emociones intensas, y muy infrecuentemente por una enfermedad.

Taquicardia sinusal

Es un fenómeno fisiológico que ocurre aún de manera imperceptible. Aumenta el ritmo del corazón haciéndose evidente en los latidos, con el objetivo de enviar mayor cantidad de sangre a cubrir demandas originadas por la realización de esfuerzos musculares.

La emoción

Las situaciones emocionales aumentan el ritmo del corazón por un fenómeno ocurrido en el sistema simpático. La emoción genera condiciones particulares en los centros nerviosos cerebrales, lo que estimula al sistema simpático e induce al corazón a aumentar la frecuencia de sus latidos.

Taquicardia paroxística

Es un fenómeno anormal que puede acarrear una lesión cardiaca. El corazón se acelera de manera repentina y sin motivo, llegando a veces hasta las 200 pulsaciones por minuto. La taquicardia no cesa ni disminuye con el reposo o la actividad, dura unos minutos, a veces horas, y desaparece de la misma manera que se produjo, sin aviso ni intervención.

Corazones grandes

Aunque parezca lo contrario, un corazón más grande de lo normal no es una buena señal. Puede que esté indicando la presencia de una enfermedad subyacente. La más común de este tipo es la miocardiopatía dilatada, trastorno en el que el corazón se dilata progresivamente causando debilidad hasta el punto de disminuir la capacidad de bombear sangre eficazmente, provocando que algunos órganos no reciban la suficiente sangre.

Salud y prevención


La práctica diaria del deporte es fundamental para el cuidado del corazón.

Algunos cuidados fundamentales para cuidar el corazón:

  • La práctica cotidiana de ejercicios físicos para fortalecer el músculo y lograr que la sangre circule mejor.
  • Una dieta que incluya alimentos que contengan hierro, de manera de evitar la anemia.
  • No fumar. La nicotina tapa las arterias y venas.
  • Ser moderado con el consumo de sal y azúcar que perjudican la circulación de la sangre.
  • Procurar un buen descanso que permita reponer las energías.
  • Consumir agua que es parte de la sangre.
  • Ser medido en las emociones. La ira, los sustos y el estrés, dañan el corazón.