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El fin del dominio colonial en América del Sur



La difusión de las ideas ilustradas, la Revolución Francesa y la emancipación de los Estados Unidos inspirarían a los partidarios de la independencia de América del Sur. Incluso la invasión napoleónica a España y Portugal aceleró la lucha revolucionaria. No obstante, este fue un proceso largo, con éxitos y fracasos, que llevaría casi una década. Las acciones de José de San Martín desde el sur y de Simón Bolívar desde el norte pudieron, al fin, cumplir con el sueño de emancipación al derrotar a todas las fuerzas realistas. América alcanzaría así su independencia, y las nuevas naciones que surgieron adquirieron la forma republicana de gobierno.


Imagen de Francisco de Miranda, político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano, considerado «El Precursor de la Emancipación Americana» contra el Imperio español.

El proceso revolucionario iniciado el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires y que, a caballo del Ejército de los Andes comandado por José de San Martín, se expandió hacia el Perú, tuvo su correlato en un movimiento similar que, desde el norte del subcontinente hacia el sur, animó Simón Bolívar.

AIRES INDEPENDENTISTAS

En Nueva Granada –hoy Colombia–, a finales de 1810, la disolución de la Junta Central en España generó movimientos autonomistas en ciudades como Cartagena, Cali, Pamplona y Socorro que culminaron con la convocatoria de un cabildo abierto en Bogotá, en cuyo transcurso se nombró una Junta de Gobierno. No obstante, la autoproclamada Provincias Unidas de Nueva Granada, hacia noviembre de 1811, fue minada por los conflictos entre la capital y las provincias y no resistió la ofensiva realista dirigida por el general Pablo Morillo, que puso fin a la etapa llamada “Patria Boba”.

Por otra parte, en Caracas, el 19 de abril de 1810, los criollos depusieron al capitán general y, en salvaguarda de los derechos de Fernando VII, cautivo de Napoleón, formaron una Junta de Gobierno. Ahora bien, pese a la hegemonía de los terratenientes conservadores, poco a poco se abriría paso una corriente más radicalizada, alentada por Francisco de Miranda y Simón Bolívar, que reivindicaba la independencia y que, el 5 de julio de 1811, proclamó la Primera República venezolana; pero las fuerzas realistas contraatacaron. Miranda –que había sido nombrado Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela– intentó resistir el ataque realista pero la caída de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar) a manos españolas, la rebelión de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de los ejércitos españoles que lo atacaban, le hicieron imposible resistir. Desesperado y temiendo una derrota brutal, firmó un armisticio con los españoles en julio de 1812 en la ciudad de San Mateo. Sin embargo, cayó prisionero de los realistas y fue enviado a Cádiz, donde murió en la cárcel víctima de una apoplejía, a los 66 años de edad, el 14 de julio de 1816.

Con todo, la “campaña admirable” emprendida en 1813 por Bolívar y Santiago Mariño, pese a que reconquistó Caracas, no lograría entusiasmar a las masas campesinas, a los indios y ni a los negros, que poco podían esperar de una revolución que les prometía la libertad, pero no la tierra. Así fue como el español José Tomás Boves organizaría a este sector en fuerzas guerrilleras y, con la ayuda del general Morillo, quien había desatado una sangrienta represión, desbarataría en 1815 a las fuerzas patriotas. De este modo, entre 1814 y 1816, el proyecto independentista en América pareció desmoronarse. Derrotado Napoleón, Europa se encontraba bajo el control de la Santa Alianza, que nucleaba a las casas reales más conservadoras y que, bajo el signo del absolutismo, había restaurado a Fernando VII en el trono español. De hecho, hacia 1816, bajo el mando del virrey José Fernando de Abascal, el Virreinato del Perú se constituiría en un sólido bastión realista. Las revoluciones de Buenos Aires, Chile, Quito, Colombia, Venezuela y México estaban cerca del fracaso. Bolívar, que había intentado reanudar la lucha, había sido derrotado en Ocumare. El desembarco de los realistas en Buenos Aires, con base firme en Montevideo, parecía inminente.


Firma del acta de independencia de Venezuela.

LAS CAMPAÑAS DE BOLÍVAR

El reflujo de la causa independentista obligaría a Bolívar a instalarse en Jamaica, donde publicó la Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla –conocida como Carta de Jamaica–, en la cual desarrolló su proyecto político: alcanzar la independencia de algunos Estados con vistas a la convocatoria de un congreso unificador a nivel continental. De Jamaica pasó a Haití, donde, con la ayuda del general Alexandre Petion, retomó la lucha por la independencia. Así, el 31 de diciembre de 1816, desembarcó en la ciudad venezolana de Barcelona e inició su definitiva campaña libertadora. En enero de 1818, se unió con las fuerzas “llaneras” de José Antonio Páez, pero presionado por los realistas, se retiró a Angostura, donde convocaría al primer Congreso Constituyente del nuevo Estado venezolano. En su discurso inaugural, en el que hacía un análisis crítico de la situación, expuso el rumbo a seguir para fundar la república y defendió la liberación de los esclavos y el reparto de tierras.

Elegido presidente, Bolívar decidió extender la guerra a Nueva Granada, adonde envió tropas al mando de Francisco de Paula Santander. Es entonces cuando realizó una de sus hazañas militares más destacadas, el Paso de los Andes, que realizaría en una estación poco propicia y que se consideraba, en ese entonces, imposible con los medios de la época. El difícil avance de las tropas patriotas se produjo a través del Páramo de Pisba, hasta dar alcance a los realistas el 25 de julio de 1819 en la Batalla del Pantano de Vargas, en la cual la tropa realista finalmente huyó, situación que les permitió a los patriotas llegar a la ciudad de Tunja el día 4 de agosto. El ataque de Bolívar logró sorprender a los españoles que, ante el desastre, intentaron tomar medidas. El enfrentamiento decisivo con los realistas se produjo en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, y que resultaría en una gran victoria para Bolívar y el ejército revolucionario.


Batalla de Boyacá. Óleo de Martín Tovar y Tovar (1827-1902) exhibido en el Palacio General de Caracas.

EL AVANCE LIBERTADOR

Una vez despejado el camino hacia Bogotá, Bolívar regresó a Angostura, donde conseguiría que el Congreso proclamara la República de Colombia, y cuya extensión abarcaba en ese momento los territorios de la Nueva Granada y Venezuela que se dividían políticamente en tres departamentos: Cundinamarca (Bogotá), Venezuela (Caracas) y Quito (Quito). Además, el Congreso proclamaría, en diciembre de 1821, Presidente de la República a Bolívar y como Vicepresidente a Francisco de Paula Santander, de forma que las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Granada quedaron desde ese día reunidas en una sola bajo el título de República de Colombia.

A todo esto, el general Morillo pensaba resistir en Caracas, a la espera de refuerzos desde Madrid, pero el estallido de una revolución liberal en España hacia 1820 cambiaría la relación de fuerzas. De este modo, durante los próximos años la oposición realista sería completamente eliminada. El 24 de junio de 1821, los patriotas derrotaron a los realistas en la Batalla de Carabobo, campo cercano a la ciudad de Valencia. Esta decisiva victoria sobre el ejército español fue completada con la batalla naval del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 y así se liberó definitivamente Venezuela.


Batalla de Carabobo

Bolívar entonces entró triunfalmente en Caracas y ordenó a Antonio José de Sucre, general de su confianza, acudir en respaldo de la insurrección desatada en Guayaquil el 9 de octubre de 1920 y, luego, continuar la campaña libertadora hacia el sur del subcontinente, donde debería unirse a las fuerzas de San Martín. En Guayaquil, donde desembarcó con 700 hombres, Sucre encontró a los patriotas divididos en tres tendencias: unos querían unirse a Colombia; otros, al Perú, y un tercer grupo era partidario de la independencia de uno y otro bando. Así las cosas, Sucre derrotó a los realistas el 24 de mayo de 1822 en la Batalla de Pichincha y se encontró en condiciones de decidir por su cuenta el destino de Guayaquil. Con esa gran victoria Bolívar se preparó para marchar con su ejército y liberar definitivamente Perú, que ya había declarado su independencia el 28 de julio de 1821 luego del desembarco del general San Martín en Paracas y la toma de Lima el 12 de julio.


Hemiciclo de la Rotonda con el monumento a los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín en el Malecón 2000, Guayaquil, Ecuador.

Fue en Guayaquil donde se produjo el encuentro secreto entre Bolívar y San Martín. A solas y sin testigos, ambos libertadores trataron principalmente tres cuestiones: el destino de la Provincia de Guayaquil, la reparación de la ayuda que el Perú había brindado anteriormente para la liberación de aquella provincia, y el final de la campaña contra los realistas, cuya definitiva etapa debía librarse en el recientemente independiente Perú, ya que en zonas de la sierra peruana se encontraban los últimos reductos de los ejércitos realistas instalados en Sudamérica. La noche del 27 de julio de 1822, Bolívar agasajó a San Martín con un banquete. A mitad del mismo, y bajo un estricto secreto de todo lo conversado –tal cual lo convenido–, San Martín abandonó el Perú, dejando en manos de Bolívar parte de su ejército. A fines de 1823 marchó al exilio. Por su parte, Bolívar decidió incorporar Guayaquil a la Gran Colombia.

EL TRIUNFO DE AYACUCHO

En el Perú, donde San Martín había dejado el poder en manos de un Congreso Constituyente, un golpe militar impuso en la presidencia a José Mariano de la Riva Agüero, quien, temeroso de una contraofensiva realista, entró en conversaciones con el general español José De la Serna; se produciría entonces un sentimiento generalizado en el que privaría la necesidad de llamar a Bolívar y a su ejército libertador. Así, Sucre se esforzaría por avanzar hacia Lima para intervenir con sus tropas, pero los realistas se adelantaron y derrotaron a Andrés de Santa Cruz. Riva Agüero fue destituido y solo el arribo de Bolívar a Lima, en septiembre de 1823, impediría que el caos generalizado inclinase la situación en favor de los realistas.

El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país (actuales departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte, luego de la derrota de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían posesión de la costa central y norte, y de la sierra norte (actuales departamentos de Piura, La Libertad, Ancash, Lima y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la posibilidad de que Lima fuera invadida por fuerzas realistas –como en efecto ocurrió tras el motín del Callao, el 5 de febrero de 1824–, Bolívar decidió mudar su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima, desde donde organizaría las operaciones para aumentar el Ejército Unido Libertador del Perú.

De este modo, para el 10 de febrero de 1824, el Congreso entregó a Bolívar la suma del poder político y militar. Nombrado entonces Dictador del Perú, pasaría revista al ejército que había logrado armar y que contaba con 12.000 hombres listos para acometer al ejército del virreinato del Perú. Así, el 6 de agosto de 1824 derrotó a los españoles en la Batalla de Junín.


Batalla de Junín.

Poco después, el 9 de diciembre de ese año, en Ayacucho, el general Antonio José de Sucre dio el golpe de gracia a las fuerzas de José De la Serna. La victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú. Este último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas significó el final definitivo del dominio colonial español en América del Sur.


Batalla de Ayacucho.

CRONOLOGÍA

  • 1810
  • El 19 de abril se designa una Junta en Caracas constituida en su mayoría por criollos.

  • 1812
  • Derrota de las fuerzas patriotas. Fin de la Primera República.

  • 1813
  • Segunda República. Bolívar es nombrado Capitán General de los Ejércitos de Venezuela.

  • 1814
  • Reacción española. Exilio de Bolívar en Jamaica y Haití.

  • 1816
  • Regreso y campaña libertadora.

  • 1819
  • Paso de los Andes. Triunfo en Pantano de Vargas y Bocayá.

  • 1821
  • Triunfo en Carabobo. Instalación de la República de Colombia. Bolívar presidente.

  • 1822
  • “Conferencia de Guayaquil” entre Bolívar y San Martín.

  • 1824
  • Bolívar es nombrado Dictador del Perú. Triunfos en Junín y Ayacucho. Concluye la dominación española.

ANTONIO JOSÉ DE SUCRE

(1795 – 1830)

Considerado como uno de los militares más completos entre los próceres de la independencia sudamericana, el “Mariscal de Ayacucho” nació en Cumaná, Venezuela, y era hijo de un coronel realista. Se alistó al ejército patriota cuando tenía quince años, y se destacó por tener una carrera militar vertiginosa, pues a los 24 años ya era general. A las órdenes de Bolívar, quien lo consideraba su heredero, obtuvo victorias muy significativas en la lucha por la independencia. Así logró hacer efectivas las independencias de Ecuador, el Perú y Bolivia al triunfar en Pichincha, Junín y Ayacucho. Proclamó la independencia de Bolivia y una asamblea local lo nombró presidente vitalicio, cargo del que dimitió en 1828. Murió asesinado en una emboscada cuando viajaba de Bogotá a Pasto. En su honor se bautizaría una ciudad de Bolivia, el Estado donde nació y varios municipios en Venezuela, un departamento de Colombia, el aeropuerto internacional y varios barrios de la ciudad de Quito, además de la antigua moneda del Ecuador.

TRES DESTINOS DIFERENTES

Las guerras independentistas permitieron el ascenso de militares de carrera. Fue el caso de Bolívar, San Martín y Sucre. Bolívar y San Martín ya tenían gran experiencia antes de 1810. A Sucre la guerra lo sorprendió peleando cuando apenas contaba con 15 años de edad. Sus destinos fueron igualmente controvertidos. Tras las guerras por la independencia, los conflictos locales desatados por la organización de los nuevos Estados frustraron muchos de sus sueños continentales. San Martín murió en el exilio, Bolívar no pudo concretar su anhelada Gran Colombia y Sucre murió asesinado.