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Recursos naturales



Se denomina recurso natural al bien o servicio que proporciona la naturaleza sin alteraciones producidas por el ser humano. Se trata entonces de todos los factores abióticos o bióticos de la naturaleza que el hombre puede utilizar con el fin de satisfacer sus necesidades.

Aprovechamiento de recursos naturales


El aire, el petróleo, los minerales, los vegetales, los animales, etc. son ejemplos de los recursos naturales que el hombre puede utilizar.

Cuando se habla de “recurso” hay que tener en cuenta que se trata de un término economicista con el que se hace referencia a todos los agentes o factores de producción utilizados para producir y suministrar bienes y servicios diversos.

Una clasificación habitual es la que distingue tres grupos de recursos: la tierra, el trabajo y el capital.

Cuando se hace referencia a los recursos naturales se está hablando de la tierra. Bajo dicha categoría se incluye tanto la superficie del terreno propiamente dicho como aquellos elementos que resultan productivamente valiosos y que pueden encontrarse naturalmente en el entorno físico, como por ejemplo los minerales, el agua, sol, aire, suelo y la vida silvestre.

Sin embargo los cambios culturales han llevado a que el mismo término tenga diferentes significados según el lugar del mundo del que se hable. La cultura occidental y el comercio, por citar ejemplos, han hecho que en muchas comunidades se le diera gran importancia a minerales que anteriormente eran desechados por carecer de utilidad para ellas.

A partir de esta consideración puede establecerse que para que cualquier grupo cultural considere algo como recurso, ese algo debe satisfacer dos condiciones:

1) Debe tener un uso o valor para el hombre.

2) El hombre debe estar dispuesto a pagar los costos implicados en su adquisición, elaboración y utilización.

Bióticos y abióticos

Se llama bióticos a todos aquellos factores que tienen la capacidad de reproducirse; aún cuando el hombre no los utilice, tienen la capacidad de reproducirse, regenerarse y/o recuperarse. En contraposición, los llamados abióticos son aquellos que no pueden regenerarse y por tanto disminuirán al ser explotados por el hombre.

De acuerdo con este criterio de recuperación y regeneración, los recursos naturales pueden clasificarse en:

- Recursos renovables.

- Recursos no renovables.

- Recursos inagotables.

Recursos renovables

Los recursos naturales renovables son aquellos que pueden mantenerse e incluso, siguiendo los procedimientos adecuados, aumentar. Entre estos se cuentan las plantas y los animales como ejemplos destacados. A su vez las plantas y los animales dependen para su subsistencia de otros recursos renovables que son el agua y el suelo.

El agua aparece como un recurso muy abundante, pero no es permanente porque se contamina con facilidad y una vez contaminada es muy difícil que pueda recuperar su pureza. Es por esto que su explotación debe ser responsable, caso contrario se pueden dar situaciones como la del Mar Aral, ubicado entre las repúblicas de Kazajstán y Uzbekistán, en Asia, cuyas aguas se están secando debido al desvío del cauce de los dos ríos que lo alimentan, para el riego de los cultivos de algodón. En la actualidad el Mar Aral se ha reducido a menos de la mitad de su tamaño original y los barcos que pescaban en sus aguas están varados en la que fuera su orilla.

Pero no solo el agua necesita responsabilidad en su uso, también el suelo exige cuidados. Ante la existencia de cultivos que lo llevan a perder su fertilidad, como es el caso del trigo, deben alternarse los cultivos con otros que ayuden a renovar los elementos nutrientes de la tierra como son las leguminosas. En terrenos especiales como las laderas es necesaria la construcción de terrazas o zanjas que ayuden a detener la erosión.

El cuidado de la tierra ya era una preocupación para los europeos del Medioevo quienes rotaban sus cultivos todos los años y cada tres les daban descanso a los terrenos para que proporcionaran pastura.

Recursos no renovables


Los principales recursos naturales no renovables son los minerales, los metales, el petróleo, el gas natural, depósitos de aguas subterráneas.

Los recursos llamados “no renovables” son aquellos cuya tasa de renovación es extremadamente lenta o nula, lo que provoca que su uso y transformación constantes disminuya sus reservas.

A estos recursos también se los conoce como “de reserva”, pues no tiene aumento significativo con el paso del tiempo, pero sí se multiplican los conocimientos que se tienen sobre ellos, como ocurre con el petróleo o el hierro.

De lo dicho se desprende que la explotación que se hace en la actualidad condiciona la que se hará en el futuro. También hay que remarcar que el agotamiento de un recurso en particular en un área determinada puede generar serios inconvenientes, pero que, del mismo modo puede originar el descubrimiento de nuevas reservas o el desarrollo de sustitutos que compensen las disminuciones.

Una de las situaciones más difíciles en cuanto al cuidado de los recursos no renovables es la que se plantea cuando el producto en cuestión tiene múltiples usos, como ocurre con los bosques, fuente de madera pero también valiosos como lugares de recreo, reserva zoológica y reguladores de lluvia.

Recursos inagotables

Se llama “permanentes” o “inagotables” a aquellos recursos que no se agotan a pesar de la explotación constante del ser humano para sus actividades productivas. Entre estos recursos se cuentan la luz solar, la energía de las olas, el mar y el viento.

CONSERVACIÓN Y MANEJO DE LOS RECURSOS NATURALES

La conservación de los recursos naturales es de fundamental importancia para la vida en el planeta por su participación en los procesos ecológicos que la garantizan. Además de esto, que es vital, también tiene gran incidencia en el mantenimiento de la base productiva de cada país.


La energía eólica es un recurso abundante, renovable, limpio y ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero al reemplazar termoeléctricas a base de combustibles fósiles, lo que la convierte en un tipo de energía verde.

Conservación de no renovables

Deben considerarse dos cuestiones fundamentales:

1) No despilfarrar, lo que implica reservar recursos suficientes para el futuro. Suele ocurrir que por ambición se busca obtener ganancias inmediatas sin planificar un uso racional de los recursos y una visión de futuro.

2) Evitar los efectos negativos que su uso puede causar en el medio ambiente, los seres humanos y otros recursos. Esto es, evitar la contaminación ambiental. En ocasiones el impacto sobre el ambiente y otros recursos naturales como el agua, el aire, el suelo, la diversidad biológica, son tan intensos que ocasionan una baja rentabilidad a futuro de la explotación de los recursos no renovables.

Conservación de renovables

Debe establecerse como prioridad el mantener la base productiva valiéndose del manejo de los recursos, aplicando prácticas tendientes a evitar el deterioro, mientras que se regeneran los que están degradados. De acuerdo a esto los objetivos son:

1) Ocuparse de los recursos marinos para que éstos no sean explotados de manera irracional reduciendo los stocks disponibles. Manejados con técnicas correctas los recursos marinos pueden contarse como una fuente inagotable.

2) Manejar los recursos hidrobiológicos de las aguas continentales fomentando las técnicas de acuicultura y el control de la contaminación de las aguas.

3) Conservar las tierras agrícolas para evitar su deterioro y garantizar así la seguridad alimentaria.

4) Cuidar el agua mediante el manejo integral de cuencas y el control de la contaminación ambiental.

5) Llevar adelante programas de reforestación para generar recursos a futuro.

6) Intervenir en el ordenamiento de zonas en las que el uso de los recursos provoca situación de tensión social.

7) Poner un cuidado especial en la conservación de la diversidad biológica de las especies, los recursos genéticos y los ecosistemas.

Manejo de los recursos naturales

Cuando de recursos naturales se trata, hablar de manejo es referir a las diferentes formas en que un grupo social toma, explota y utiliza estos recursos.

Las sociedades adoptan distintas formas de manejo y de transformación de los recursos de acuerdo a diversos factores como su capacidad financiera, su cultura y la tecnología de que disponen. Pero en general los patrones de manejo de los recursos naturales variaron sustancialmente en el siglo XX debido a los cambios sociales, económicos y políticos producidos durante dicho siglo.

Estos cambios, de acuerdo a los estudios realizados por ecólogos, permiten distinguir en la actualidad tres tipos de manejo:


Imagen de una mina “a cielo abierto” en Sudáfrica.

  • Explotacionista: Quienes lo practican buscan extraer al menor costo la mayor cantidad de recursos naturales empleando el menor tiempo posible. Al actuar sin tener en cuenta las leyes naturales que determinan el funcionamiento de los ecosistemas, terminan provocando el agotamiento de los mismos o abandonando la explotación cuando deja de ser rentable.
  • Conservacionista: Tiene en cuenta la relación entre los recursos y el sistema natural de donde se extraen. De esta manera busca limitar la explotación de acuerdo con los ritmos de regeneración y la cantidad disponible en la naturaleza.
  • Ecodesarrollista: Este tipo de manejo se basa en el respeto por los tiempos naturales y sociales. La propuesta es la satisfacción de las necesidades actuales evitando comprometer el futuro. Para los ecodesarrollistas es importante el respeto por las leyes que gobiernan el funcionamiento de los ecosistemas como modo de evitar el agotamiento o extinción de los mismos.

RESERVAS NATURALES Y ÁREAS PROTEGIDAS

Se llama “áreas protegidas” a espacios determinados a los que la sociedad somete a un trato diferencial para garantizar allí la vida en condiciones de bienestar, conservando la biodiversidad y el mantenimiento de los procesos ecológicos indispensables para su preservación y el desarrollo del ser humano.

De esta manera se reduce el impacto que generan las presiones de algunas actividades humanas sobre el ambiente a su mínima expresión, haciendo visibles los beneficios que brinda la protección.

Las áreas designadas como protegidas se diferencian como:

Parque Nacional: Aquí existen uno o más ecosistemas que no se encuentran significativamente alterados por la explotación y ocupación humana. En los parques se encuentran especies vegetales y animales que representan un especial interés científico, educativo y recreativo o paisajes naturales de gran belleza.

Monumento natural Son áreas en las que se encuentran elementos naturales específicos de gran importancia como puede ser una formación geológica, o un sitio natural único con especies o hábitats que podrían estar amenazados. Allí si la intervención humana está permitida, es a baja escala y sometida a control estricto.

Paisaje protegido: Es un determinado territorio que puede ser terrestre o marino, donde el hombre ha intervenido de manera significativa produciendo, junto a la naturaleza, una zona de importante belleza escénica o con un importante valor de testimonio natural y valores ecológicos o culturales.

Sitios de protección: Se trata de áreas pequeñas con valor crítico por motivos especiales, como la existencia de especies de flora y fauna de gran relevancia; el cumplimiento de etapas claves del ciclo biológico de algunas especies; importancia particular para el ecosistema que integran; presencia de manifestaciones geológicas, geomorfológicas o arqueológicas relevantes.

Marco legal


Parque Nacional Nahuel Huapi, en Argentina.

El derecho internacional no provee de un instrumento de aplicación global que regule derechos y obligaciones de los países en temas ambientales. Pero existen resoluciones y declaraciones de organismos internacionales en los que se describen las prácticas y decisiones de tribunales internacionales de gran influencia en la elaboración de normas. Es a partir de la aplicación de estos instrumentos que puede señalarse la existencia de siete principios, aunque no todos ellos tienen la misma aceptación.

I. Soberanía y Responsabilidad

Los Estados tienen derechos soberanos sobre sus recursos naturales, pero no deben causar daño al medio ambiente. El concepto de soberanía no es absoluto y está sujeto a una obligación general de no causar daño al medio ambiente de otros países o a zonas más allá de la jurisdicción nacional, tal como fue establecido en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, llevada a cabo en Río de Janeiro, en junio de 1992.

II. Principios de Buena Vecindad y de Cooperación Internacional

Por el principio de Buena Vecindad los Estados toman la responsabilidad de no dañar el medio ambiente. En el caso de la Cooperación los Estados se comprometen a no permitir dentro de su territorio actividades contrarias a los derechos de otros Estados o que pudieran dañar a sus habitantes.

III. Principios de acción preventiva

Hay que señalar que prevenir la contaminación no es lo mismo que evitar daños ambientales. La idea es que los Estados intervengan en el inicio de un proceso dañino para reducir la contaminación y no tener luego que restaurar áreas contaminadas.

IV. Principio de precaución

Este principio se desprende de la Declaración de Río y por el mismo se establece que, ante la existencia de un peligro que amenace el medio ambiente, la falta de certeza científica absoluta no será utilizada como motivo para postergar la adopción de medidas eficaces para evitar dicha amenaza.

V. Obligación de indemnizar por daños

Los Estados deben garantizar que las actividades que se realizan en su jurisdicción no causen daños al medio ambiente de otros Estados. El Estado que viole esta regla debe restablecer la situación correcta o, de ser imposible, pagar una indemnización por el daño causado.

VI. Principio de responsabilidad común aunque diferenciada

Si bien la responsabilidad sobre el medio ambiente debe ser común a todos los países, dadas las diferencias de desarrollo y de necesidades, algunos países deberían asumir la mayor parte del peso que implica la conservación.

VII. El principio de desarrollo sostenible

Fue definido en el informe Brundtland1 como el desarrollo que satisface las necesidades del presente (especialmente las de la población más pobre del mundo), sin comprometer la satisfacción de las generaciones futuras.

Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo Declaración de Río de 1992
“De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de los límites de la jurisdicción nacional”.

1 Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (el informe Brundtland).