La aceptación de la fotografía como expresión artística ha llevado tiempo y mucha discusión. Los comienzos se dieron cuando el retrato fotográfico pasó a reemplazar al pintado, abaratando notablemente los costos. Pero para comprender mejor el proceso, comenzaremos por repasar la historia de la técnica fotográfica.
Los antecedentes datan de muchos siglos atrás. En China fue el filósofo Mo Di y en la antigua Grecia Aristóteles y Euclides, quienes describieron una cámara oscura en los siglos V y IV a. C. Pero los primeros experimentos de los que se guarda registro corresponden a los estudios del matemático bizantino Antemio de Tralles, quien en el siglo VI utilizó por primera vez una cámara oscura. Cuatrocientos años más tarde, fue el matemático árabe Alhacén quien estudió el fenómeno de esta cámara y la proyección estenopeica (del inglés, agujero de aguja). Luego vino el descubrimiento de las propiedades del nitrato de plata y del cloruro de plata, la descripción del mecanismo de diafragma a cargo de Daniele Barbaro, en 1568, y del efecto fotoquímico por Wilhelm Homberg, en 1694, cuando explicó el oscurecimiento de algunos materiales en presencia de la luz. De acuerdo con la información que brinda L’Encyclopédie de 1751, para ese año existían ya varios tipos de cámara oscura que eran utilizados por los artistas de la época como recurso para reproducir imágenes.
Con el tiempo se llegó por fin al primer procedimiento fotográfico, el fotograbado, que fue descubierto por Joseph Nicéphore Niépce en la década de 1820. La primera imagen permanente la logró en 1826 al retratar una vista desde su ventana en Le Gras, para lo que utilizó una cámara oscura y, como material sensible a la luz, una mezcla de betún de Judea. Para lograr estas imágenes era necesario un largo tiempo de exposición en día soleado. Buscando un método más veloz se asoció con Louis Daguerre, experimentando con compuestos de plata, tal como indicaba un estudio previo realizado por Johann Heinrich Schulze, que en 1816 demostró que una mezcla de plata y tiza se oscurecía con la exposición a la luz. En 1833 murió Niépce y Daguerre continuó solo con el trabajo, desarrollando hacia 1837 el proceso llamado daguerrotipo, que fue anunciado al mundo en 1839. De ahí que algunos historiadores consideran a este año como el año cero de la fotografía.
La sociedad se encontraba por entonces en un tiempo de cambio, pasando de preindustrial a industrial, impulsada por las revolucionarias novedades en materia tecnológica. Existe también en la aparición de la fotografía una influencia de la filosofía positivista que sostiene entre sus postulados que cada elemento de la naturaleza debe ser probado empíricamente. Para la burguesía de entonces el autorretrato constituyó un instrumento de auto-representación y la confirmación de su ascenso social.
Del daguerrotipo a la imagen digital
El daguerrotipo es la obtención de una imagen sobre una superficie de plata pulida. Por una cuestión de economía de recursos, por lo general las placas eran de cobre plateado ya que así solo se necesitaba disponer de una cara plateada. El revelado se hacía mediante vapores de mercurio, apareciendo en la cara plateada de la placa, lo que ya había sido sensibilizada con vapores de yodo. El procedimiento resultaba oneroso y el equipo utilizado demasiado pesado, además de necesitar varios minutos de exposición. A eso se añadía como negativo el daño para la salud que significaban los vapores de mercurio.
Fue William Henry Fox Talbot quien en 1840 desarrolló un sistema negativo-positivo mediante un procedimiento al que se llamó calotipo. Por medio de éste se obtenía un negativo en papel, humedecido previamente en una solución ácida de nitrato de plata, que volvía a humedecerse luego de la exposición y antes de fijarla. Esto daba la posibilidad de hacer varias copias de un único negativo.
Sir John Frederick William Herschel introdujo en 1842 el proceso llamado cianotipia y aplicó por primera vez los términos “positivo” y “negativo” para referirse a las imágenes fotográficas. Pero las imágenes seguían presentando poca nitidez debido a las rugosidades del papel, hasta que en 1850 Blanquart-Evrard empleó el papel de albúmina, cuyas fibras están recubiertas de una capa de albúmina de huevo que luego se sensibiliza en nitrato de plata.
Un nuevo paso se dio en 1851 cuando Gustave Le Gray desarrolló el procedimiento mediante colodión húmedo. Se vierte el líquido sobre placas de vidrio limpias, luego las placas son sensibilizadas en un tanque con nitrato de plata y cargadas en los chasis. Así se obtienen imágenes negativas muy nítidas. El nombre de colodión húmedo se debe a que la placa debe permanecer húmeda durante el procedimiento de toma y revelado de las imágenes, por lo que los fotógrafos debían llevar un laboratorio portátil para preparar la placa antes de cada toma, y luego revelarla de inmediato. Esto fue lo que popularizó el uso de tiendas de campañas y carromatos que funcionaban como laboratorios. Fue el procedimiento más utilizado hasta 1880, cuando se impusieron las placas al gelatino-bromuro que consiguieron una imagen con una exposición de apenas un cuarto de segundo, lo que significa un avance hacia el concepto de instantaneidad.
En 1888 comenzó una nueva etapa cuando George Eastman lanzó la cámara Kodak, que revolucionó el mercado al funcionar con un carrete de película fotográfica que dejó atrás a las placas de vidrio. Años después, en 1907 se iniciaría la era de la fotografía color con los productos de la fábrica Lumière, diapositivas o transparencias de vidrio conocidas como autocromas. Para resolver el problema de la insuficiencia de luz, en 1931 apareció el flash electrónico, fuente de luz intensa y duradera que por lo general abarca un espacio reducido y es fácilmente transportable. En 1948 surgió Polaroid, cámara capaz de revelar y positivar la imagen en 60 segundos. Y llegamos a 1990 cuando comienza la era digital para el quehacer fotográfico: las imágenes se capturan mediante un sensor electrónico con múltiples unidades fotosensibles, y luego son archivadas en la memoria electrónica.
Foto y arte
El proceso de discusión acerca del valor artístico de la técnica fotográfica se inició con la aparición de los fotógrafos retratistas. Éstos desplazaron la labor de los pintores porque su procedimiento resultaba mucho más económico. En consecuencia, gran cantidad de pintores se volcarían a la fotografía para poder sobrevivir, generando el movimiento conocido como pictoralismo. Por este camino optaron artistas como Félix Tourmachon, Gustave Le Gray y uno de los hermanos Bisson. Éstos y otros pintores que se sumaron al movimiento, impulsaron la idea de que la técnica fotográfica podía ser también un arte.
El siglo XIX dio lugar al desarrollo del naturalismo, tendencia artística centrada en la objetividad, imitando la realidad y la naturaleza, apartándose drásticamente de la subjetividad y buscando la perfección. Con estas ideas no es extraño que le haya dado entre sus manifestaciones un lugar a la fotografía, que ya por esa época aplicaba las técnicas de utilización de la luz del sol, dándole a la imagen un mayor significado estético.
El progreso de la técnica fue favoreciendo la evolución de la fotografía como arte. Al aparecer los dispositivos móviles y fáciles de manipular, se amplió la posibilidad del enfoque y la experimentación con materiales alternativos. Así se llegaría también a la cámara con un papel fotosensible oculto de la luz, un cañón para el enfoque y el obturador para que el paso de luz durara el tiempo suficiente para impresionar la película.
El enfoque le dio la oportunidad al fotógrafo de trasladar a su trabajo la subjetividad, a su vez que le permitía ir construyendo un lenguaje artístico. En la actualidad la fotografía artística tiene una expresión muy subjetiva, que ha sido atravesada en su historia por distintas tendencias artísticas que prevalecieron durante el siglo XX, como el modernismo con sus ramas que van desde el impresionismo a lo abstracto y que ha ejercido una gran influencia en la fotografía. En la actualidad prima el subjetivismo, con la manipulación de las imágenes como herramienta fundamental para la expresión. De este modo fueron quedando atrás los comienzos que la colocaban tan cerca de la pintura, de la que se fue despegando con lenguaje propio, enriquecido por la facilidad para lograr enfoques extremos como picados y contrapicados, o la captura de movimientos con largos tiempos de obturador y la decisión del momento. Así se construyó un lenguaje forjado a base de la presión sobre el artista, que debía imponer su subjetividad con sutileza aunque sin dejar de ser comprensible y directo para cualquier observador.
EL PICTORALISMO
Esta corriente fotográfica se desarrolló hacia fines de 1880 principalmente en Europa, Estados Unidos y Japón, y fue la primera que reivindicó el valor artístico de la técnica fotográfica. Los pictoralistas defendían el valor estético de la imagen, en contraposición con la corriente documentalista que centraba el valor de la imagen en su condición de testimonio social. Hoy, luego de largas polémicas se acepta a la fotografía tanto como medio de reflexión artística como de reflexión social.
La digitalización
Finalizando el siglo XX los avances tecnológicos generaron en los medios audiovisuales cambios profundos. En 1990 apareció la primera cámara digital, base para la creación inmediata de imágenes. La digitalización liberó a la fotografía de su carácter documental histórico al permitir la manipulación de imágenes a través de la infografía en su sentido amplio (creación de imágenes por computadora), recuperando el carácter pictórico y narrativo en la cultura visual.
En la fotografía digital se reflejan las influencias del collage, tal como lo entendían los vanguardistas dadaístas o constructivistas, que mostraban el recorte y el carácter fragmentario de su construcción de manera evidente. Pero la fotografía digital dio un paso más en ese sentido al eliminar las marcas del proceso de construcción del collage, logrando con el fotomontaje una imagen unitaria.
Con las nuevas tecnologías es posible transformar lo real interviniendo sobre el registro de la imagen hasta distorsionarla, sin perder el realismo con que fue captada.
La fotografía digital pierde el carácter objetivo rompiendo el vínculo entre el referente y la impresión fotosensible. La pérdida de la objetividad fotográfica da lugar a que se hable de una nueva era, la postfotográfica en la que los programas de manipulación de la imagen pasan a ocupar un lugar principal, así como el retoque de la imagen, la fusión, la generación de imágenes por computadoras y la tridimensionalidad.