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La crisis del petróleo de 1973



Se conoce como crisis del petróleo al período iniciado en agosto de 1973 que estableció un embargo en los envíos de crudo hacia Occidente por parte de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP), en respuesta a una estrategia política derivada de la Guerra de Yom Kippur que enfrentó a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental, lo que provocaría un fuerte efecto inflacionario y una reducción de la actividad económica de los países afectados.

ANTECEDENTES

Hacia mediados del siglo XX, las nacionalizaciones en Oriente Medio harían que esta zona se convirtiera progresivamente en la principal área extractora y abastecedora mundial de petróleo, lo cual implicaría un clima de tensión política en toda esta región, acentuado desde la creación del Estado de Israel (1948), y la primera guerra árabe-israelí tras la partición de Palestina. Fueron años de fuertes cambios en la región, y ello se haría evidente tras la llegada al poder de Gamal Abdel Nasser (en Egipto), en 1954, y la revolución iraquí, en 1958. La URSS daría apoyo a ambos regímenes, y ampliaría sus vínculos y su influencia en la zona. De hecho, en esa época desaparecería la presencia militar europea –tanto de Francia como de Gran Bretaña–, después del fracaso de la incursión bélica en el Canal de Suez.


Tanques israelíes avanzan en los Altos del Golán durante la llamada Guerra de los Seis Días.

Con todo, en 1960, al tiempo que se implantaban las primeras petroleras estatales en Oriente Medio, se creaba la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) en Bagdad, en un intento por controlar el precio del crudo. No obstante, dicho objetivo no llegaría a realizarse, puesto que las grandes petroleras occidentales siguieron fijando el precio del petróleo. Sería después de la guerra árabe-israelí de 1967, conocida como la Guerra de los Seis Días –en la que Egipto sufrió más de 10.000 bajas y la pérdida de casi todo su material de guerra, y en la cual Israel ocupó toda la península del Sinaí, la franja de Gaza, una zona de Siria lindante con Israel y la parte de Cisjordania–, cuando la OPEP empezaría a tener capacidad para incidir en la fijación del precio del crudo, que se negociaba con las grandes petroleras occidentales.

EL CONFLICTO DE 1973

Los resultados de la contienda de 1967 generaron un clima de permanente tensión entre Israel y Egipto, aunque las hostilidades nunca se cristalizaron y solo registraron incidentes de diversa magnitud en la zona del Canal de Suez. Sin embargo, a principios de octubre de 1973, y coincidiendo con la festividad hebrea del Yom Kippur (Día de la Expiación), los árabes iniciaron sorpresiva y abiertamente las hostilidades contra Israel. De esta manera, fuerzas egipcias y sirias comenzarían un ataque en simultáneo sobre la península del Sinaí y en la zona de los Altos del Golán.


Fuerzas egipcias cruzan el canal de Suez el 7 de octubre de 1973. El ataque sorpresa de Egipto y Siria contra Israel el día festivo del Yom Kippur fue un factor determinante de la crisis del petróleo que afectaría a la mayoría de los países occidentales.

No nos detendremos aquí a analizar las operaciones y el desarrollo del conflicto armado. Lo cierto es que el gran combate se iniciaría con pérdidas importantes para ambos beligerantes. Así las cosas, pese a que la respuesta bélica de Israel se vería enfrentada a un ejército renovado, con materiales de guerra modernos y eficaces, el ejército israelí sería capaz de rechazar el ataque árabe en una violenta contraofensiva. Para ello utilizaron fuertes brigadas mecanizadas y material bélico suministrado por Estados Unidos, logrando con ello alcanzar la orilla oeste del Canal de Suez.

Una vez que la cabeza de puente sobre Suez se hubo instalado, la situación se volvería demasiado peligrosa. De hecho, las grandes ciudades egipcias y la no menos importante ciudad de Damasco se encontraban al alcance de los israelíes. Consciente entonces de que las fuerzas árabes se encontraban ya perdidas, Leonid Breshnev, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, solicitó al Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, que ambos intervinieran conjuntamente para solicitar un alto el fuego. A tal fin, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reuniría el 22 de octubre de manera urgente para establecer la Resolución 338 que estipulaba el cese del fuego y que las partes negociasen un acuerdo de paz.

Sin embargo, a pesar de la Resolución, las hostilidades continuaron en Suez. Ante la negativa israelí, la URSS comenzaría los preparativos para enviar tropas aerotransportadas y Estados Unidos declararía el estado de alerta estratégica. En tanto, en el frente sirio apenas cambiarían las posiciones. Finalmente, el 27 de octubre de 1973 todas las partes aceptaron el alto el fuego.

Las conversaciones de paz fueron largas y laboriosas, y en ellas actuaría de mediador el Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger. El 18 de enero de 1974 se alcanzaría entonces un acuerdo con Egipto, por el que Israel consentía replegarse a una línea situada a 35 kilómetros al este del canal y los egipcios aceptaban reducir su presencia en esta orilla; entre ambas partes se interponían fuerzas de la ONU. En tanto, el 31 de mayo del mismo año se llegaba al acuerdo entre Siria e Israel por el que se creaba una zona desmilitarizada de 5 kilómetros patrullada por fuerzas de la ONU.

LA CRISIS DEL PETRÓLEO

La consecuencia más trascendente de la guerra de 1973 fue la crisis del petróleo. La producción y el comercio mundial del petróleo estaba dominada por la OPEP, y a ello se añadía el grupo integrado por las compañías occidentales conocido con el nombre de "Las siete hermanas": Exxon-Esso, Gulf Oil, Texaco, Mobil Oil, Standard Oil, British Petroleum y Royal Dutch Shell. Así, y como parte de la estrategia política derivada del conflicto, la OPEP detuvo la producción de crudo y estableció un embargo para los envíos petrolíferos hacia Occidente, especialmente hacia Estados Unidos y los Países Bajos.


Actual sede de la OPEP, en Viena.

Los efectos de esta decisión se harían evidentes: se duplicó el precio real del crudo a la entrada de la refinería y se produjeron cortes de suministro. Todo ello aceleró una etapa económica negativa en el mundo occidental acentuada por la crisis del sistema monetario de Bretton Woods (1971-1973) y desatando así una profunda recesión mundial. Debido a la interdependencia mundial a nivel social y económico, los países industrializados importadores de petróleo –no comunistas– asistieron a un repentino proceso de inflación.

El embargo y sus consecuencias provocaron entonces una sucesión de ondas de choque en el tejido social de las naciones industrializadas. De este modo, se registraría la mayor crisis económica en el mundo capitalista desde 1930. En pocos meses, el precio del petróleo se cuadruplicó hasta llegar casi a los 12 dólares por barril (75 dólares/m³), en tanto en Estados Unidos el precio de venta al público de un galón de gasolina pasaría de un promedio de 38,5 centavos en mayo de 1973 a 55,1 centavos en junio de 1974; la Bolsa de Nueva York perdería 97 mil millones de dólares de su valor en seis semanas.


Con el inicio del embargo, las importaciones petrolíferas de Estados Unidas procedentes de los países árabes se redujeron desde los 1,2 millones de barriles (190.000 m³) diarios hasta los 19.000 barriles (3.000 m³). El consumo diario disminuyó en un 6,1% entre septiembre y febrero, y un 7% durante el verano de 1974, cuando Estados Unidos sufrió el primer período de escasez de combustible desde la Segunda Guerra Mundial.

Estas medidas provocarían pánico. De hecho, la escasez llevaría al racionamiento de gasolina. En Estados Unidos, por ejemplo, se producirían largas colas en las estaciones de servicio y hasta se llegaría a utilizar carteles y banderas de tres colores diferentes para indicar la disponibilidad de gasolina; en tanto, en Europa, muchos países prohibirían usar el auto los fines de semana y en todo el mundo se reducirían los límites de velocidad. Muchas competiciones automovilísticas se paralizaron o retrasaron debido a la situación imperante.

Ahora bien, aunque parezca mentira, la reducción y el embargo petrolero afectaría poco y solo temporalmente los suministros internacionales del hidrocarburo. Lo que provocaría la escasez sería el acaparamiento y las medidas de emergencia de distribución. El temor de la población sería manipulado por las compañías petroleras internacionales, que lo utilizaron para conseguir beneficios más altos, y también por los políticos, que defendían un cambio de postura en la política pro-israelí. Aunque la presión del petróleo les valió a los árabes la hostilidad general –a pesar de la decisión de Washington de no permitir a Israel una victoria total en la guerra–, les aseguraría un lugar privilegiado en los asuntos internacionales mientras se mantuviera la unidad de la OPEP.


Estructura de la OPEP

La crisis se aplacaría unos meses más tarde. De hecho, el embargo se levantaría en marzo de 1974 después de las negociaciones de la Cumbre Petrolífera de Washington. No obstante, los efectos de la crisis energética se notarían durante toda la década de los ‘70. De esta forma, las distintas crisis energéticas ocurridas a lo largo de estos años fueron ejemplo de una crisis coyuntural debida, en buena medida, a que la causa principal de la escasez petrolera estuvo derivada de procesos temporales de origen sociopolítico, como lo fue el embargo de los países árabes. Asimismo, la escasez de petróleo obedeció a un corte del suministro intencional, no a una caída en la producción de los yacimientos en los países árabes o al aumento desmesurado en el consumo de los países occidentales.

CONCLUSIÓN

La crisis del petróleo demostró no solo la importancia de este recurso natural en la economía mundial, sino también la posibilidad de utilizarlo como instrumento de presión internacional. De hecho, el 28 de noviembre de 1973, la Conferencia Cumbre Árabe celebrada en Argel emitiría una resolución en la que resolvía el empleo del petróleo como objeto de coacción económica hasta que "se materialice el retiro de los territorios árabes ocupados y hasta que se restablezcan los derechos nacionales del pueblo palestino".

Por otra parte, dicha crisis marcaría el fin de una etapa de gran prosperidad económica en el sistema internacional. La sociedad industrial, que ya no podía dar por supuesto un suministro eterno de energía barata, tuvo que replantearse sus objetivos y expectativas. El movimiento ecológico, que imaginaba un futuro basado en la conservación y en estilos de vida sencillos, atraería a muchos partidarios frente a los tecnócratas que confiaban en combustibles de procedencia nacional y en la energía nuclear. La controversia resultante se convertiría entonces en una de las más frecuentes, y finalmente provocaría la desobediencia civil de cientos de miles de partidarios “antinucleares” en todo el mundo.