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Estatua de Platón situada en la entrada de la Academia de Atenas, en Grecia.

Retrato de Platón.

Estatua de Aristóteles, discípulo de Platón durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas.

Detalle de Platón en La escuela de Atenas, una de las pinturas más famosas de Rafael Sanzio. El filósofo señala al cielo en alusión al Mundo de las ideas.

El idealismo de Platón



Nuestra cultura occidental descansa sobre los cimientos de la filosofía griega. Durante centurias el conocimiento humano se desarrollaría teniendo en su misma constitución a uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos: Platón.

EL ESTADO IDEAL

Su verdadero nombre era Aristocles pero sería conocido como Platón debido al ancho de sus hombros -del término griego platys que significa "ancho de hombros"-. Nacido en Atenas, probablemente en el 429 a. C., era de origen aristocrático. Vivió en la Atenas del siglo IV a. C., por lo que su pensamiento sería influido por filósofos como Heráclito, Parménides y Pitágoras, aunque quien mayor ascendencia tuvo sobre él fue Sócrates, la voz principal en sus escritos.


Busto de Platón. Esta pieza data del siglo IV d. C. y es una copia romana de un original griego.

Habitualmente, para referirse a las ideas platónicas y neoplatónicas se utiliza el vocablo Idealismo. A pesar de este uso generalizado, si nos atenemos a una definición universal, los filósofos platónicos estarían encuadrados dentro de los realistas pues las ideas, según esta perspectiva, tienen una existencia real.

Platón utilizó así el vocablo "Idea", aludiendo a aquella forma inmutable y eterna, es decir, la idea sería el modelo primigenio, las cosas en su estado perfecto. Esta es la razón por la que la idea no puede aprehenderse a través de los sentidos sino de una profunda reflexión. Platón reduce las ideas a objetos matemáticos y a determinadas cualidades.

El Idealismo es la forma que enfatiza el predominio de lo ideal sobre lo real. Las expresiones que lo evidencian son la estética, la metafísica, la ética, la epistemología y la psicología. Esto da cuenta de que el centro del pensamiento platónico que otorga unidad a toda su filosofía, es la doctrina de las Ideas. El gran aporte de Platón es la existencia de una realidad que trasciende y causa el mundo físico; sus diálogos, sin embargo, no se acaban en un pensamiento, pues son la búsqueda del conocimiento, nunca del todo concluido.

LAS IDEAS

Desde esta mirada, Platón revisa la filosofía de los filósofos que lo antecedieron, dando nuevas soluciones a sus problemas al mismo tiempo que resuelve las cuestiones que las Ideas le plantean. Para Platón, existen dos planos de la realidad, uno sensible, material, y otro inmaterial e invisible, que solo puede ser captado por la inteligencia. El plano suprasensible está compuesto por las Ideas.


Fragmento de La República de Platón. Papiro hallado en Oxirrinco, Egipto.

Al hablar de Ideas, el filósofo no se refiere a lo universal, a lo que conocemos como conceptos; la Idea sería lo verdaderamente real, aquello a lo que el pensamiento se dirige cuando piensa y sin lo cual no habría pensamiento. La Idea está tomada como esencia, es decir, la causa o principio de las realidades físicas; una esencia que es perceptible y que puede ser captada por el pensamiento, pero no producida por él.

Platón aprendió de Sócrates, por lo que tenía una profunda convicción sobre la posibilidad de acceder a lo real; además de la exigencia y conducta que implicaba el conocimiento de la verdad. Superar el relativismo exigía anclar la realidad de los sentidos en una realidad trascendente e inmutable: las Ideas. Éstas tienen realidad en sí mismas; existe una realidad en sí y por sí que causa y determina la consistencia de la realidad sensible. Las Ideas son realidades inmutables; lo que cambia son las cosas sensibles, pero la Idea, que es la causa de ellas, no lo hace. Por ello, presenta una visión dualista de la realidad; se detiene a considerar el aspecto trascendente de las Ideas, despreocupándose casi por completo de la realidad física.

LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA

Alegoría procede del griego allegorein (άλληγορία), que se traduciría como "hablar de manera figurada". En este caso, se trata de una figura retórica que, mediante un discurso y el uso de una serie de metáforas, se encarga de dar a conocer una cosa diferente a la que se está expresando.

La Alegoría de la Caverna es uno de los textos filosóficos más conocidos y difundidos. Platón expone que la mayoría de los seres humanos asume al mundo tal como les fue descrito por otros; que nos conformamos con la imagen que otros hicieron de nosotros y del mundo en general viviendo en una especie de ignorancia pasiva. Esta figura retórica es utilizada para presentar esta teoría.


Alegoría de la caverna, de Platón, grabado de Jan Saenredam (1604).

Platón explica que somos como "prisioneros que habitan una caverna subterránea". Desde niños estamos encadenados e inmóviles, de tal modo que solo podemos mirar y ver la pared del fondo. Detrás, y en un plano más elevado, habría un fuego Por el camino desfilarían individuos, algunos de ellos hablarían y portarían esculturas que representarían distintos objetos.

Dado que entre los individuos que pasarían por el camino y nosotros se encontraría la pared, sobre el fondo solo se proyectarían las sombras de los objetos portados por dichos individuos. En esa situación, creeríamos que las sombras que vemos y el eco de las voces que se oyen son la realidad. Platón continúa diciendo que uno de los encadenados podría ser puesto en libertad y conducido hacia la luz por un camino difícil y complicado. Describe las sensaciones que el liberado experimentaría ante la luz del exterior, cómo se adaptaría y acostumbraría a ella. Finalmente, concluye que el liberado no desearía volver a las tinieblas del interior ya que se vería incomprendido al haber cambiado su percepción y además, si quisiera liberar a los otros, no podría pues no lo entenderían.


Fotografía de la moderna Academia de Atenas, diseñada por Theofil Hansen y completada en 1887.

Platón describe los diversos grados de la realidad, desde las sombras de las imágenes, proyectadas en la pared de la caverna, hasta el Sol que brilla fuera de ella. En correspondencia con ello, representa también los diferentes grados de conocimiento, desde la vida de los prisioneros, basada en las apariencias, hasta la visión del Sol, cuyo acceso presupone el conocimiento de los demás objetos. A la visión del Sol (las Ideas), la ciencia no puede aprehenderla sino después de haberse liberado de las cadenas. Quien ha contemplado el Sol, no puede sino volver a la caverna con el intento de liberar a los demás prisioneros, mostrándoles la verdad y su error.

La importancia de la filosofía platónica reside, fundamentalmente, en la total certeza de la existencia de una realidad trascendente, suprasensible, como causa y explicación del mundo sensible. Esto supuso una revolución para la historia del pensamiento y marcaría la posterior comprensión filosófica de la realidad: el mundo sensible, también el hombre y su alma, es entendido desde una nueva mirada porque, derivado de la realidad trascendente, el problema del conocimiento adquiriría una dimensión más precisa. La felicidad humana, la ética y la política se verían notablemente enriquecidas; Dios y lo divino serían pensados, por primera vez, como realidades inmateriales.

LA INFLUENCIA DE PLATÓN

El pensamiento de Platón reviviría siglos más tarde en la tardía antigüedad y en el principio de nuestra era, principalmente con los autores medio-platónicos y neoplatónicos, y sería también la corriente de pensamiento más influyente en los primeros autores cristianos. En la filosofía y teología cristianas dominaría la tradición platónica hasta la aceptación, en el siglo XIII, del aristotelismo. En años que siguieron, la filosofía platónica volvería a adquirir nueva actualidad, sobre todo durante el Renacimiento italiano y en la metafísica alemana moderna.

Para Platón, cada una de estas ideas universales conforma un arquetipo, es decir, un modelo universal de las formas existentes en el plano de la realidad sensible; esos entes ideales poseen una existencia en el mundo de las Ideas. Este concepto es el núcleo central del sistema platónico. Como venimos explicando, según Platón, existen dos mundos simultáneos, uno conformado por los objetos que podemos percibir sensorialmente y un segundo mundo conformado de objetos ideales al que solo podemos acceder a través de la razón. Mientras los entes sensibles son múltiples, temporales y mutables, las ideas son únicas, eternas e inmutables.


La Teoría de las Ideas es uno de los principales aspectos de la filosofía platónica. Para Platón el núcleo central de esta teoría procede de una división entre un mundo de cosas visibles, materiales (mundo sensible) y otro que no se puede percibir por medio de los sentidos (mundo inteligible), donde habitan las ideas.

La relación entre ideas y cosas es denominada con expresiones diversas. Desde el punto de vista de las cosas se dice que es una relación de participación o imitación. También puede decirse que las Ideas son causa de las cosas, lo que luego Aristóteles llamaría causa formal o modelo de ellas.

Platón se mantiene fiel a la orientación fundamental de la investigación socrática: buscar la definición de las virtudes. Ante preguntas tales como "¿Qué es la bondad?", una respuesta sofista diría que no existe una definición universal, sino que caería en el relativismo; Platón y Sócrates estimarían que sí cabría esperar encontrar algo en común a todos los actos bondadosos que podrían definir lo que es "la bondad". He aquí otra forma de entender lo que es una Idea; ese rasgo compartido por todos los actos bondadosos es lo que Platón denomina Idea (en este caso, la idea de bondad).


Ilustración de Sócrates.

La Teoría de las Ideas tiene un basamento ético en esta primera etapa; la influencia de Sócrates es manifiesta al considerar que para ser virtuoso es necesario saber qué es cada virtud. Una vez que logra descubrir qué es la virtud, recién ahí se puede utilizar de referente para juzgar el valor moral de las acciones. La virtud ya no sería algo relativo o subjetivo sino algo definitivamente objetivo e independiente de toda opinión. Esta búsqueda es el origen de todo el universo platónico.

PLATÓN EN NUESTROS DÍAS

La alegoría de la caverna inspiró varias producciones cinematográficas. Tal vez las más recientes y masivas sean The Truman Show y la trilogía Matrix; en estas películas el protagonista despierta del mundo de las sombras y accede al conocimiento del mundo real.

El nombre de Platón está tan incorporado a nuestra cultura desde la filosofía, que incluso algunos libros en su título lo toman como sinónimo de esta disciplina -Más Platón y menos Prozac, de Lou Marinoff, por ejemplo-. En pleno siglo XXI, el idealismo de este gran filósofo griego aún continúa vigente y sigue inspirando al arte.