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Los jesuitas establecieron las primeras reducciones de la región en las márgenes de los ríos Piquiri y Tibagi.
Ante la presión de los conquistadores portugueses, los káingang se expandieron hacia la zona de selvas subtropicales.
Cazaban utilizando arco y flecha o lanzas.

Káingang



Pueblo indígena del centro sur de Brasil que en el pasado ocupó también parte de la Mesopotamia argentina, Paraguay y el norte de Uruguay, territorios de los que fueron desplazados por la expansión guaraní. Traducido de su lengua original al español, "káingang" significa "hombres del bosque".

Los káingang pertenecen a la familia lingüística "ge", que se subdivide en cuatro grupos: los coroado, de la zona de Guayrá; los campero o cabelludos; los gualachíes, de Misiones, y los ibirayará, de la zona media del río Uruguay.

A los káingang también se los conoce como guayanés y no tienen relación alguna con los guaraníes. Actualmente continúan viviendo en el sur del Brasil, entre el río Tieté y el río Ijuí, en los estados de San Pablo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande del Sur, con una población que oscila en los 30.000 individuos que se dedican principalmente a la agricultura y las artesanías.

HISTORIA

Los primeros contactos entre los conquistadores portugueses y los káingang se produjeron durante el siglo XVI, cuando grupos ancestrales fueron reducidos por los jesuitas en Conceição dos Gualachos, en las márgenes del río Piquiri y en Encarnación, en las márgenes del río Tibagi. Hostigados por los bandeirantes paulistas, los evangelizadores fundaron entre 1632 y 1636 nuevas reducciones en la provincia de Tape, en el actual estado de Río Grande del Sur. Pero las poblaciones indígenas reducidas tuvieron que soportar diversas epidemias, por lo que se produjo una considerable reducción demográfica. Ante esta situación, los káingang prefirieron vivir libres en los campos y bosques del sur del país hasta el siglo XIX, cuando finalmente fueron conquistados.

Los primeros avances portugueses

Luego de la destrucción de las reducciones jesuíticas, los káingang se expandieron hacia las plantaciones del sur del país, a las áreas de selvas subtropicales y de araucarias que se extienden desde San Pablo hacia el sur. Es en ese tiempo que los conquistadores comienzan a avanzar sobre sus tierras originando un violento rechazo por parte de los aborígenes. Estos intentos se iniciaron en la provincia de Paraná, que por entonces incluía la mayor parte del estado actual de Santa Catarina. Para conquistar la zona, entre los años 1768 y 1774 se realizaron once expediciones. En 1770 una de esas expediciones llegó a la actual Guarapuava y en 1771 fueron dos las expediciones que llegaron hasta allí. Para establecer una buena relación los portugueses ofrecieron regalos a los aborígenes, pero el trato amistoso duró poco tiempo y la reacción de los káingang no se hizo esperar. La resistencia aguerrida hizo que los portugueses abandonaran los Campos de Gerais y no pudieran volver hasta cuarenta años después.

La conquista en el siglo XIX

Al comenzar el siglo XIX existían decenas de unidades político territoriales dirigidas cada una por un cacique principal (põ'í-bang), asistidos por varios caciques (rekakê; põ'í) que pertenecían a los grupos locales que conformaban la unidad sociopolítica. Por entonces los territorios káingang tenían como límite al noroeste el río Piratini, al nordeste el río Pelotas y al sur las cuencas del Caí, Taquari y Jacuí. Tal como sucedió en el estado de Paraná, unos cuantos de estos caciques se aliaron a los hombres blancos y colaboraron en la reducción de los grupos más rebeldes. La consecuencia fue la expansión de los káingang, que a través de los rebeldes fueron ocupando nuevos territorios distantes de los conquistadores, volviendo a movilizarse cada vez que eran descubiertos.

La ocupación de los territorios indígenas se vincula fundamentalmente a la construcción de carreteras. En principio fue la Carretera de la Selva, por la que se intensificaba el comercio de ganado proveniente de Río Grande del Sur y cuyo destino era Sorocaba, pasando antes por Campos Gerais, en Paraná. La zona de influencia de esta carretera fue ocupada por colonos, que pasaron a ser los nuevos propietarios desplazando a los káingang, como ocurrió en torno a la carretera que unió el litoral de Paraná con Mato Grosso. Los aborígenes resistieron la ocupación atacando a colonos, trabajadores y troperos que avanzaban fundando nuevas poblaciones como Castro, Lapa y Palmeiras, en Paraná; Lajes, Curitibanos, Campos Novos y São Joaquim, en Santa Catarina; Vacaria y Cruz Alta en Río Grande del Sur. A pesar de la resistencia, el interés del gobierno central por consolidar la expansión hizo que hacia 1839 todo el territorio káingang estuviera cubierto casi en su totalidad por los nuevos hacendados. Con la intención de expulsar a los blancos y recuperar sus tierras, hubo caciques que encabezaron rebeliones, pero fueron derrotados uno a uno y tuvieron que aceptar establecerse en reducciones fundadas por el gobierno. Finalizando el siglo XIX todos los grupos habían sido conquistados, salvo pequeñas excepciones.

El éxito de la conquista se basó en la transformación de los grupos reducidos en aldeas, en fuerzas militares al servicio de la conquista, aprovechando las enemistades entre los caciques, que fueron multiplicadas y potenciadas con esa intención.

El siglo XX


La construcción de caminos fue clave en la conquista del territorio aborigen.

A comienzos del siglo XX en el estado de San Pablo aún quedaban algunos grupos de káingang que resistían a los colonizadores. Pero estos, en forma articulada con fuerzas estatales, fueron construyendo la carretera de hierro hacia las planicies, pleno territorio aborigen. Los cruces entre los trabajadores de la ferrovía y los káingang llevaron a la creación del SPI (Servicio de Protección al Indio) buscando la pacificación. Con este objetivo fueron contratados intérpretes entre los káingang de la cuenca del río Tibagi, que acompañaron la campaña con la que se inició la conquista en 1912. En 1930 los últimos grupos resistentes aceptaron asentarse en Porto Velho y en la región de Ivaí.

ACTIVIDADES PRODUCTIVAS

Se ocupaban fundamentalmente de la caza, la pesca y la recolección. Su agricultura tenía escaso desarrollo y, como sus vecinos guaraníes, era de un estilo llamado milpa.

Entre los vegetales que obtenían de la recolección el más preciado era el "piñón", fruto del pino, un alimento de sabor dulce, esencial para su dieta. Recogían también miel silvestre y con ella elaboraban una bebida de alta graduación alcohólica.

Pescaban en los riachos cercanos al Paraná, donde hacían una suerte de pequeño dique en forma de "V", en cuyo vértice colocaban una canasta para atrapar los peces.

En cuanto a la caza, sus presas favoritas eran los venados, chanchos salvajes y cuises. Para cazarlos se valían de arco y flecha hechos con caña y punta de hueso, lanzas y espadas.

Realizaban sus utensilios con calabazas, hasta que aprendieron de los guaraníes un tipo de alfarería rústica.

MILPA



Es una palabra derivada del náhuatl, cuyo significado es "lo que se siembra arriba de la parcela". Es un agroecosistema de origen mesoamericano cuyos principales componentes productivos son maíz, frijol y calabaza, que en algunas regiones se complementan con el chile. Fuera del ámbito mesoamericano se utiliza la palabra para referirse a los campos sembrados de maíz.

La milpa consiste tanto en el espacio físico, la parcela de tierra, como en las especies vegetales, la diversidad productiva que crece en ella. Es, además, el reflejo de conocimientos, tecnología y prácticas agrícolas necesarias para obtener, mediante el trabajo humano, los productos imprescindibles para cubrir las necesidades alimentarias de la familia campesina. "Hacer milpa" implica realizar todo el proceso productivo que va desde la selección del terreno hasta la cosecha, de modo que en un significado más amplio define un sistema de conocimientos de la naturaleza y de la agricultura, sinónimo de supervivencia biológica y de reproducción social.

Entre la diversidad genética de las especies cultivadas y la diversidad de plantas que espontáneamente aparecen en la parcela, la milpa se convierte en uno de los ecosistemas más ricos y complejos de la agricultura campesina.

CULTURA

Vivienda


Habitaban en cuevas o en pequeñas aldeas, compuestas por cuatro o cinco viviendas estilo "paravientos", hechas con hojas de palma u otros vegetales trenzados.

Vestimenta

Tanto hombres como mujeres vestían una especie de delantal que caía desde la cintura hasta la mitad de la pierna; el de los hombres se confeccionaba en cuero y el de las mujeres en fibra de la planta urticácea conocida como "ortiga brava" o de fibra de caraguatá. Como elemento distintivo los caciques llevaban un manto grande hecho de piel de gamo.

Todos lucían tocados llamativos que confeccionaban con plumas de tucán y una exótica combinación de colores; como adornos utilizaban collares hechos con semillas o huesos de pájaros, y en los labios lucían el "tembetá"1.

Instrumentos musicales

Los káingang acostumbraban a acompañar sus rituales tradicionales con música. Para ello contaban con instrumentos de su propia fabricación como las bocinas de cuerno de buey o tacuara, las flautas de tacuara, las maracas, los pitos de tacuara y un instrumento poco conocido hecho con una fina tacuara clavada en una calabaza agujereada en las extremidades.

Hoy en día han incorporado instrumentos clásicos como la guitarra y el acordeón, y los utilizan tanto en los cultos religiosos como en las fiestas profanas.

1 Adorno de piedra, madera o metal, de forma cilíndrica que algunos pueblo aborígenes americanos colocaban en el labio inferior.