Es la ciencia que tiene como objetivo la concepción, redacción y realización de los mapas, o sea, la representación plana y simplificada de toda o de una parte de la superficie terrestre.
Su origen es tan remoto como el de la humanidad, pues desde siempre las sociedades han tratado de conservar la memoria de los lugares y su ubicación, como forma de simplificar el desarrollo de sus actividades. Incluso en estos tiempos existen pueblos poco evolucionados que se valen de placas de arcilla, pedazos de madera o tela para inscribir allí itinerarios donde describen obstáculos, pasos, dificultades y otros datos útiles para su desplazamiento.
ANTECEDENTES
Primitivas civilizaciones como las tribus beduinas del desierto arábigo tenían una aptitud atribuible a su intuición que les permitía trazar toscos pero exactos esquemas sobre pieles o en la arena. Allí dejaban constancia de las posiciones y las distancias a las distintas localidades conocidas.
En Egipto Antiguo, disponían de tablillas hechas en barro cocido o metal, grabadas y de croquis trazados sobre papiros en los que representaban contornos de costas o itinerarios de viaje. Los egipcios desarrollaron también métodos para la medición y el mapeo de límites después de las inundaciones del Nilo.
Pero quienes establecieron los primeros elementos de la geografía matemática y de la cartografía fueron los sabios griegos. Ellos desarrollaron métodos cartográficos basados en la astronomía y la matemática a partir de observaciones de viajeros, ya fueran comerciantes, exploradores, militares o navegantes.
Después del papel fundamental jugado por la cartografía antigua para construir una imagen de lo que hasta entonces se conocía del mundo, apareció en el continente europeo la cartografía moderna. Esto ocurrió entre los siglos XV y XVI gracias al aporte de distintos avances científicos y el descubrimiento de nuevos territorios y sobre todo, la confirmación de la redondez de la Tierra.
La confirmación de la redondez de la Tierra fue un dato determinante para el avance de la cartografía.
Claudio Tolomeo, el gran cartógrafo
Nacido en Tolemaida (Tebaida, Egipto) en el año 100 y muerto en el 170, realizó la obra más importante de la geografía y la cartografía del Mundo Antiguo.
No solo realizó importantes aportes como astrónomo desde su obra Almagesto, este sabio heleno escribió una Geografía que consta de ocho volúmenes en los que incluyó una síntesis de la cartografía antigua. Fue también quien confeccionó el primer atlas universal, incluyendo un mapamundi y su imagen del mundo que, a pesar de sus evidentes errores (como el tamaño de la Tierra, a la que consideraba bastante más pequeña de lo que es), solo fue superada después de catorce siglos.
La influencia de su obra fue decisiva para explicar el fenómeno de los grandes descubrimientos geográficos. Fue por esta influencia que Colón se arriesgó en su aventura de querer llegar a Asia por el oeste de las Azores, convencido de que se hallaba mucho más cerca de lo que realmente estaba. De allí que se pueda afirmar la relación, al menos indirecta, de Tolomeo con el descubrimiento de América.
LAS PROYECCIONES CARTOGRÁFICAS
Es prácticamente imposible representar la superficie terrestre en un plano sin incurrir en deformaciones. Para salvar este inconveniente, los cartógrafos idearon las proyecciones. Una proyección cartográfica o geográfica (red geográfica), es una red ordenada de paralelos y meridianos, que establece una relación entre los puntos de la superficie curva de la Tierra y los de una superficie plana (mapa).
Aun valiéndose de estas proyecciones, no se pueden evitar ciertas deformaciones. De acuerdo a como se proyecte la red, la forma puede quedar distorsionada, o bien puede suceder con las distancias o los ángulos de los elementos representados. Para reducir estas inevitables distorsiones, se diseñaron los llamados sistemas de proyecciones cartográficas.
De acuerdo a los procedimientos que se utilizan, los sistemas se clasifican en tres grandes grupos:
La proyección cilíndrica de Mercator
La proyección de Mercator fue la más utilizada durante 500 años.
El cartógrafo flamenco Gerhard Mercator desarrolló hacia 1569 la que probablemente sea la más famosa de todas las proyecciones. La base de esta proyección es la representación cilíndrica de la Tierra: los meridianos son líneas rectas verticales y equidistantes, y los paralelos se van espaciando hacia los polos.
Lo más destacable de esta proyección es que cualquier línea recta trazada sobre el mapa, en la dirección que fuera, es una línea de orientación constante reconocida por los navegantes como línea de rumbo o loxódromo. Esto implica que a efectos de la navegación basta con trazar una línea recta que conecte la salida y destino permitiendo de este modo mantener el curso constante durante el viaje.
Sin embargo, la proyección de Mercator da lugar a dos conflictos, uno metodológico y el otro ideológico.
El conflicto metodológico ocurre al proyectar la superficie de un cuerpo redondo sobre un plano. Mercator le dio prioridad a la forma rectangular del mapa y al criterio de la fidelidad de ángulos (seguramente por la importancia para la navegación), asumiendo las distorsiones que se generan en las regiones polares, donde se da la falsa impresión de que Groenlandia y la antigua Unión Soviética son más grandes que África y Sudamérica.
En cuanto al otro conflicto, la línea del ecuador no pasa por el centro, quedando las dos terceras partes de los continentes en el hemisferio norte y el tercio restante en el hemisferio sur, de modo que se remarca el eurocentrismo.
Pero dada la precisión con la que pueden trazarse las líneas que simbolizan las direcciones de la brújula, esta proyección es adecuada para representar la dirección de los vientos o de las corrientes marinas.
La proyección cilíndrica de Peters
Después de casi 500 años de prevalencia de la proyección de Mercator, el cartógrafo alemán Arno Peter, ya entrado el siglo XX, llegó a confeccionar un mapamundi más exacto ignorando a su antecesor.
Actualmente la proyección de Peters es una de las tres más utilizadas para la representación de la Tierra, además de ser una de las que más controversias desató a nivel social y político. Su antecedente data del siglo anterior y fue desarrollado por el clérigo escocés James Gall, inspirado en la proyección cilíndrica de Lambert.
La llamada proyección Gall-Peters fue diseñada para conservar la proporción entre las áreas de los diversos territorios que delimita. Los meridianos aparecen como líneas verticales paralelas y los paralelos como líneas horizontales paralelas, que van acortando la distancia entre ellos hacia los polos. Las áreas más próximas al ecuador aparecen más estrechas y alargadas, en tanto que las áreas cercanas a los polos se ven más ensanchadas y más achatadas que en otras proyecciones.
De esta manera la proyección intenta romper la imagen eurocéntrica que se tiene del mundo, siendo la que menos deformaciones presenta y la única que refleja el tamaño real de los continentes. Asimismo da un mejor posicionamiento a los países del sur respecto a los del norte, al mostrar comparativamente el tamaño de sus tierras.
Más allá de su relevancia técnica, el trabajo de Arno Peters logró destacar el carácter ideológico de los mapas, su forma de concebir el mundo en que vivimos.
El poder de los mapas
Las sociedades establecen una relación con el espacio que ocupan, constituyendo este vínculo una parte fundamental de la identidad de un pueblo, etnia o nación, identificado y sustentado por su territorio.
Durante muchos años se sostuvo que la cartografía era neutral, que por su exactitud y su precisión no se prestaba a interpretaciones. Los mapas dependían exclusivamente del grado de semejanza entre dos conjuntos de relaciones espaciales: el del mapa y el de la superficie proyectada.
Pero hoy son muchos los autores que consideran que el mapa es una construcción social del mundo que se expresa a través del medio cartográfico. Los mapas representan el mundo con sus relaciones de poder, preferencias y prioridades culturales. Tienen un lenguaje gráfico que debe ser decodificado, una construcción de la realidad, un conjunto de imágenes que reflejan una intencionalidad que debe ser revisada por las sociedades contemporáneas. No es un simple registro estático de paisajes o una reflexión pasiva del mundo de los objetos, sino que se lo debe considerar como una imagen que refleja un mundo socialmente construido, cargado de valor. Desde ese punto de vista los mapas han sido un invento para el control y la manipulación del espacio, un instrumento que facilitó la expansión geográfica de las sociedades más poderosas.
Por estas razones la cartografía puede ser considerada como una forma de conocimiento y de poder. Del mismo modo que el historiador se refiere al pasado con la visión que le da el presente, el cartógrafo representa el territorio con una intencionalidad implícita en él.