El Impresionismo es un movimiento pictórico francés de finales del siglo XIX que apareció como reacción contra el arte académico. El movimiento impresionista se considera el punto de partida del arte contemporáneo. Por extensión, el término también se aplicó a un determinado estilo musical de principios del siglo XX.
La palabra "impresionismo", utilizada para referirse a un movimiento artístico, tiene un origen muy concreto que se remonta al año 1874. En efecto, en abril de ese año un grupo de artistas funda una «Sociedad cooperativa anónima de artistas pintores, escultores, grabadores, etcétera». Lo que estos artistas tenían en común era su desprecio por el arte tradicional oficial en favor de nuevas formas de expresión artística mucho más innovadoras. Coincidían en que sus obras habían sido reiterada y casi sistemáticamente rechazadas por los distintos jurados de tendencia conservadora de las muestras oficiales del Salón de París. Conseguir el éxito en el Salón era casi la única manera que tenían los pintores de ganarse la vida con una cierta holgura.
En respuesta, los artistas conocidos por formar el «grupo de Batignolles» bajo el liderazgo intelectual de Manet, decidieron agruparse más formalmente que las tertulias del café «Guerbois» de los jueves, y organizar una muestra con sus obras. Aunque Manet fue invitado a participar a lo largo de los años, en varias de estas muestras independientes, siempre rehusó la invitación, soñando con un éxito en los círculos oficiales que le tardó en llegar y que seguramente no fue tan sonado como le hubiera gustado.
Así las cosas, el 15 de abril de 1874, en un local cedido por el fotógrafo Nadar, abrió sus puertas al público la primera exposición de este grupo de artistas. Monet expuso, entre otras obras, una vista del puerto de El Havre, con el sol entre las brumas del amanecer, y algunos mástiles de barcos. Como explicaría el propio Monet más tarde:
«Me piden el título para el catálogo; la verdad es que aquello no podía pasar por una vista de El Havre. Contesté: "¡Pon Impresión!" De ahí se pasó a Impresionismo y se extendieron las bromas»
Y la obra quedó registrada en el catálogo como Impresión, Sol naciente. De ahí el nombre del grupo y su estilo.
INFLUENCIAS
La rueda de color
Los impresionistas aprendieron mucho acerca del uso de los colores estudiando las obras de Delacroix. Delacroix hacía un uso sorprendente de los contrastes entre los complementarios, llegando a abandonar de su paleta los colores terrosos. Los impresionistas también aprendieron de Delacroix que mezclando los colores con el blanco se obtenía mayor luminosidad, y que las sombras se pueden conseguir yuxtaponiendo colores entre sí, sin utilizar el negro.
La influencia de la fotografía
La fotografía animó a los impresionistas a investigar sobre fenómenos perceptivos relacionados con el color.
Si existe una innovación tecnológica que ha influido en la pintura impresionista, esa es sin duda la fotografía. La captación fotográfica de imágenes reales progresó espectacularmente hacia la mitad del siglo XIX, desde los experimentos de daguerrotipia en 1839, hasta las primeras cámaras portátiles (con el invento de George Eastman de la película flexible en 1884). Monet tuvo hasta cuatro cámaras, y Degas experimentó con una de las primeras cámaras portátiles de Kodak.
Al ofrecer diversas versiones de un mismo estímulo con apariencias distintas, la fotografía animó a los impresionistas a investigar sobre fenómenos perceptivos relacionados con el color, antes que a hacer estudios descriptivos de la realidad. Para los impresionistas la experiencia personal, y cómo se sentían sobre ella, era más importante que la propia realidad. (Pueden verse las series de Monet sobre la catedral de Ruán, o las de Pissarro sobre el Boulevard Montmartre).
La influencia del grabado japonés
Los grabados japoneses, una influencia presente en el Impresionismo.
Unos años antes de la época en la que se dieron a conocer los impresionistas, se crearon las condiciones para que cobrara fuerza una nueva moda procedente del extremo Oriente: la de las estampas japonesas de los maestros del ukiyo-e.
Desde Millet o Theodore Rousseau hasta Degas o Van Gogh coleccionaban apasionadamente estas estampas del ukiyo-e. La palabra ukiyo significaba «mundo flotante» en japonés, y el sufijo «e» equivale a «pintura». Estos grabados comenzaron a popularizarse en Japón durante el siglo XIX y representaban escenas cotidianas tratadas informalmente.
Desde el punto de vista plástico, en estas estampas se utilizaban principalmente grandes masas planas de color, con una casi completa ausencia de sombras, una despreocupación por la perspectiva, encuadres asimétricos de las escenas y una gran capacidad de síntesis por parte de los artistas para plasmar los temas.
Si bien esta influencia está presente en el enfoque general que los impresionistas daban a su trabajo, en algunas obras concretas se plasma más visiblemente. Por ejemplo, la "Olimpia" de Manet está recostada sobre un mantón oriental, y en "Retrato de Zola" realizado por el mismo Manet en 1868, aparece colgada en la pared una estampa japonesa, lo mismo que hizo Van Gogh en un retrato de Père Tanguy, donde el fondo está cubierto de estas estampas. Monet llegó incluso a tener, en su jardín de Giverny un puente japonés sobre un estanque que pintó en varias obras. Edgar Degas aprovechó su estudio de los maestros japoneses para aprender a capturar la espontaneidad de los personajes en sus habituales estudios de las posturas y movimientos del cuerpo humano.
Características del Impresionismo
Los impresionistas por lo general pintaban al aire libre.
Una primera característica es que el Impresionismo supone llevar al extremo la ley de la mímesis, según la cual los artistas pintan para copiar o reproducir algún aspecto de la realidad. Pero lo que ha ocurrido en toda época y bajo cualquier movimiento artístico anterior, es que los artistas introducen en sus obras algún elemento de idealización o elaboración que alejaba al trabajo final de la mera apariencia que tienen para nuestros sentidos. Los impresionistas se centran en el intento de reproducir fielmente las apariencias.
Con el fin de estudiar los distintos matices de la atmósfera que envolvía los motivos, era típico de los impresionistas el realizar distintas versiones de un mismo motivo en distintos momentos del día, y bajo distintas condiciones de iluminación y atmosféricas. Son célebres las series de Monet sobre la catedral de Ruán, pero también pintó varias versiones de almiares, o del edificio del parlamento británico, cuando estuvo en Londres. Pissarro, por su parte, pintó en varias ocasiones la vista que le ofrecía su ventana del Boulevard Montmartre.
Otra característica (por influencia de la fotografía y del grabado japonés) es que el Impresionismo busca captar en las obras la temporalidad, la apariencia fugaz del fenómeno que quieren representar. Ya se trate de un paseante, de un campo de amapolas o de la atmósfera cambiante frente a la fachada de una catedral, lo fundamental es lo que el artista percibe y cómo se siente frente a lo que percibe. En palabras de Pissarro, se trata de «no proceder según reglas o principios, sino pintar lo que se observa y lo que se siente». En consecuencia, el Impresionismo deja de lado el enfoque tradicional que exigía al artista contar una historia o transmitir un mensaje de tipo moral.
Una exigencia adicional de este afán por captar instantáneamente momentos fugaces de motivos cotidianos era la de pintar «au plain air»», al aire libre. Los pintores impresionistas no dudaban en aprovechar los avances tecnológicos del momento que facilitaban el transporte por ferrocarril con localidades de la campiña francesa cercanas a París, y ubicaban sus caballetes al aire libre para ejecutar allí sus obras
GRANDES ARTISTAS DEL IMPRESIONISMO
Claude Monet (1840-1926)
Claude Oscar Monet es considerado unánimemente como el más claro representante de la pintura Impresionista. A pesar de sus difíciles inicios, de las dificultades económicas, y de la incomprensión del mundo artístico hacia sus primeros trabajos, Monet se mantuvo firme en su revolucionaria concepción del lenguaje artístico. Hasta la década de 1880 no empezó a tener reconocimiento de público ni de crítica, y durante los 20 últimos años de su vida fue considerado como el pintor vivo más célebre de Francia.
Claude Monet (izq) y Camille Pissarro (der).
Camille Pissarro (1830-1903)
De entre todos los amigos del grupo que participó en las exposiciones impresionistas, quizá la personalidad más entrañable sea la de Camille Pisarro. Era el mayor del grupo (nació en 1830, 10 años más viejo que Monet), y el único que participó en las ocho exposiciones organizadas por los impresionistas al margen del arte oficial. Cuando surgieron las discrepancias dentro del grupo, Pissarro jugaba el papel de conciliador. Definido por Duret como el «pintor de la naturaleza rústica», Pisarro mostró preferencia por los temas relacionados con la vida natural y rural, casi siempre con campesinos dando un toque de humanidad a sus obras.
Alfred Sisley (1839-1899)
Quizá Alfred Sisley sea el impresionista más apasionadamente dedicado al paisaje, al que supo dotar de un lirismo no igualado entre sus compañeros. Sisley suele ser considerado como un pintor de segundo orden dentro del Impresionismo, y aunque en vida pasó grandes dificultades económicas y sus obras no eran muy cotizadas, fue mucho mejor considerado después de morir.
Alfred Sisley (izq) y Pierre-Auguste Renoir (der).
Pierre-Auguste Renoir (1841-1920)
Renoir fue un impresionista que se distingue de Monet, Pissarro y Sisley por dedicar un mayor esfuerzo al estudio de la figura humana, y por no cultivar el paisaje de manera destacada y casi exclusiva. En esto coincide con Edgar Degas, también interesado primordialmente por las figuras humanas (femeninas, sobre todo, como Renoir) y también por las escenas de interior.
Edgar Degas (1834-1917)
Edgar Degas es un pintor particularmente difícil de etiquetar. Su estilo pictórico más que Impresionista, parece Realista. Pero fue uno de los principales promotores de las exposiciones del grupo impresionista, aunque solo dejó de exhibir sus obras en una de ellas.
Por otra parte, no pintaba al aire libre, bajo la luz natural, como sus compañeros impresionistas, sino que prefería la luz artificial del interior de cafés, locales de ensayo, teatros, etc.