Se considera a la filosofía como la madre de todas las ciencias, pues a partir de ella el saber fue dividiéndose en diferentes áreas de conocimiento. Una de sus ramas más crípticas es la metafísica; su desarrollo implicó encuentros y desencuentros con la ciencia. En este artículo abordaremos estas cuestiones y nos acercaremos a cierta comprensión de esta fascinante disciplina con el fin de saber de qué hablamos cuando hablamos de metafísica.
El término fue introducido por el escritor Andrónico de Rodas mientras catalogaba los libros de Aristóteles; al tratar de ordenar las obras aristotélicas observó que algunos libros no podían ser incluidos bajo ninguna de las categorías establecidas previamente en Física, por lo que decidió catalogarlos después de los libros correspondientes a esta disciplina. Finalmente aludió a ellos como los de “más allá de la Física” o “lo que viene después de la Física".
La metafísica es una rama de la filosofía que se ocupa de explicar la naturaleza fundamental del ser y el mundo, es decir, naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.
Algo de historia
El origen de esta disciplina debe rastrearse hasta los presocráticos comenzando por Thales de Mileto, quien postulaba que todas las cosas proceden de una sola causa primera o Arché. Partiendo de esto es natural que los filósofos versaran en dos tópicos troncales: la ontología (el estudio del ser en tanto ser, es decir, el ser y la existencia) y la teología (el estudio de Dios como causa última). Ya desde los albores de la ciencia, se deduce por qué esta última consideraba a la metafísica fuera de ella.
En la actualidad la metafísica se divide en cuatro líneas de conocimiento: la ontología, definida como ciencia del ente, la teodicea (una teología natural o racional), la psicología racional y la cosmología racional.
Cuando hablamos de la comprensión del mundo, de sus principios generales, nos referimos a preguntas tales como ¿Qué es el ser? ¿Qué es lo que hay? ¿Por qué hay algo y no más bien nada?
Si tenemos que especificar los términos más utilizados en metafísica podríamos hablar de ser, nada, existencia, esencia, mundo, espacio, tiempo, mente, Dios, libertad, cambio, causalidad y fin. Estos conceptos son parte del universo de esta disciplina además de ocuparse de tres problemas fundamentales: los principios universales, la estructura categorial del mundo (cómo se emplean las categorías en él) y el problema del espacio y el tiempo.
El estudio del Ser tiene dos enfoques. Uno de ellos es el concepto unívoco del ser, en otras palabras, la esencia del ser es lo que identifica al ente; el otro es el concepto analógico del Ser, esta esencia es, también, la distinción del ente de la nada.
El estudio en metafísica se centra básicamente en tres métodos: especulativo, inductivo y reduccionista ya que los tópicos que toca la metafísica la circunscriben a la pura reflexión.
Desde el principio originario de arché hasta Parménides quien funda los estudios ontológicos y sus principios –el ser es, de no ser sería nada, no se pasa del ser al no ser y viceversa –.
El sentido que en su momento le diera Andrónico de Rodas al término metafísica iría variando paulatinamente con el correr de los años; ya no se usaría para indicar “lo que viene después de la Física”, sino, como se lo emplea actualmente, para señalar “lo que escapa del domino de la Física”, o, lo que es lo mismo, para nombrar “la indagación de lo que hay atrás de las cosas que se ofrecen continuamente y de inmediato a nuestro conocimiento”. En otras palabras, es el intento de llegar más allá que las ciencias particulares pero con rigurosidad analítica.
Tal vez unos de los saltos más significativos en cuanto al cambio de sentido de la palabra metafísica se deba a quienes tomarían como base los estudios aristotélicos para arribar al concepto de Ser último.
La historia de las concepciones del SER, nos muestran aquellas que lo niegan como Heráclito, Gorgias o Hegel, por ejemplo; hasta aquellas que lo consideran un sujeto tal como lo hacía Parménides; como Dios en palabras de Aristóteles y Spinoza; como predicado objetivado o concepto de una cosa según Sócrates, Platón, Descartes y Leibniz o como verbo en términos de Kant. Algunos otros, más cerca de nuestro tiempo, lo consideran como un simple producto de la gramática y el lenguaje
Metafísica, Ontología y Teodicea
Los filósofos no muestran un acuerdo total respecto al alcance de los términos Ontología y Metafísica. Trataremos de hacer una distinción entre éstos y el concepto de Teodicea.
La Metafísica se ocupa del problema de la existencia, desde el momento que quiere saber quién existe por sí mismo, y la Ontología –o Teoría general de los entes u objetos, para algunos – propiamente dicha, trata de establecer de qué se trata el “consistir”, es decir, es la teoría de la consistencia de los entes u objetos.
De esto último se evidencia que el problema metafísico fundamental es establecer quién existe por sí mismo; es, en resumen, el problema del SER.
Cuando se trata de definir qué tipo de relación existe entre el SER y los seres concretos (esta manzana, esa ventana, aquel candelabro, etc.) los estudiosos componen dos grupos diferenciados: los que hablan de un SER sin conexiones con los seres y aquellos que creen que ese SER es creador inteligente de todo lo demás. Este último grupo en sus reflexiones implica la idea de Dios; la Teodicea es la rama de la Metafísica que se ocupa del problema de Dios.
¿SER o ser?
El problema del ser es uno de los más complejos y de muy difícil definición no solo por los diferentes significados que le asignaron sino también por las interpretaciones originadas en base a cada una de ellas.
Existen pensadores que dan definiciones precisas y otros identifican al ser con la nada. El problema metafísico es el problema del SER y no de éste o aquél ser sino del SER en su más amplia extensión; El SER no puede ser definido sino solo señalado.
Carl Gustav Jung va a ser uno de los filósofos que va a construir una clasificación de las concepciones del mundo.
La palabra ‘ser’ significa por un lado, existir y por el otro, consistir. Es por esto que el estudio sobre el Ser se reduce a dos preguntas básicas de dos disciplinas filosóficas: la Metafísica –que responde a la pregunta de ¿Quién existe? – y la Ontología – que responde a la pregunta de ¿Qué es consistir? –. Resumiendo este último punto, podemos decir que la primera abreva en la existencia, el Ser; la segunda en la consistencia, el ente. Es decir, el ser de cada cosa es la esencia, lo que hace que cada cosa sea lo que es y no otra cosa; pero el SER es lo que les da existencia, es lo que hace que una cosa sea. El SER es, por lo tanto, el principio existencial de las cosas; de toda la realidad. Es algo que solo puede ser concebido por la inteligencia.
Las diferentes concepciones del mundo y Dios
Dados los planteamientos que se hace la metafísica, es natural que entre ellos surjan las diferentes concepciones del mundo que se construyen a partir de estas disquisiciones. Existen innumerables concepciones del mundo por lo que una clasificación somera entre ellas es muy útil aunque no deja de ser parcial y, dada la extensión del artículo, poco exhaustiva pero basta para darnos un pantallazo de la manera de mirar el mundo según las diferentes reflexiones sobre él. Entre todas mencionaremos a las clasificaciones de Wilhelm Dilthey, Max Scheler, Carl Gustav Jung, Eduard Spranger y Lucien Goldman.
Al basarse en los tipos metafísicos, Wilhelm Dilthey reconoce tres concepciones básicas: el naturalismo o materialismo, el idealismo objetivo y el idealismo de la libertad.
Max Scheler, en cambio, funda las teorías de las concepciones del mundo en una sociología cultural y en su teoría de los valores. De esta manera reconoce las siguientes concepciones: la utilitarista, la vital, la lógica, la estética, la ética y la religiosa.
Carl Gustav Jung va a partir de sus teorías psicológicas y sobre el sentido de la realidad. Es así como va a describir las concepciones, basado en dos variables: la función y la actitud. Desde la función o formas de expresar la energía psíquica, el hombre puede ser sentimental (afectivo), psíquico (intelectual), intuitivo y perceptivo (sensorial). Cada uno de estos tipos pueden ser, desde la actitud, introvertidos (energía volcada hacia adentro) o extrovertidos (energía volcada hacia el exterior, de una manera observable).
Eduard Spranger elaboraría una tipología humana filosófica desde el “modo de ser” o personalidad valorativa; está basada en la psicología de la estructura y la teoría de los valores. Desde allí se concebiría al mundo: científicamente, económicamente, estéticamente, socialmente, políticamente y religiosamente.
Finalmente Lucien Goldmann va a definir tres concepciones del mundo: la racionalista representada por Descartes y Leibniz (del individualismo y la finitud); la trágica representada por Pascal y Kant (del totalitarismo, historicidad, además de la falta de respuesta); y la dialéctica de la mando de Marx y Engels (de la materia, la temporalidad, la existencia y el proceso dialéctico).
Además de estas concepciones, existen otras como la de Karl Jaspers que las enfoca desde un punto de vista psicológico; la de Max Wundt que reconoce las concepciones materialista (dividida en dualista y monista), la idealista (dividida en objetiva, subjetiva y absoluta) y la realista (dividida en dualista y trascendente); la de Jorge Santayana que habla de la naturalista, la supernaturalista y la romántica, etc.
Por último, como ya lo referimos, la metafísica también especula sobre Dios y tiene tres posiciones al respecto: los que lo niegan, los que lo consideran sinónimo del Ser y los que lo identifican con lo Absoluto, la causa y fundamento de todo.
Como se puede apreciar, la filosofía sigue reflexionando sobre los temas inherentes al ser humano; la Metafísica se encarga de ahondar en aquellos tópicos que escapan, de alguna manera, a las limitaciones que impone el análisis de las ciencias duras.