¿SABÍAS QUE..?
En Oriente muchos consideran que la medicina occidental es excelente diagnosticando, pero mala cuando se trata de curar.
¿SABÍAS QUE..?
El juego estratégico oriental del Go es el equivalente de nuestro juego de ajedrez pero con los matices de su cultura.
La separación entre oriente y occidente no solo se da en términos geográficos sino que su mismo pensamiento, la constitución de su cultura, se asienta sobre pilares que construyen diferentes perspectivas. En este artículo intentaremos introducirnos en la rica complejidad de sus diferencias.
La filosofía occidental no nos es ajena por lo que, ya sea superficial o profundamente, de alguna manera, estamos familiarizados con ella pues es parte de lo que nos constituye culturalmente; nuestra percepción del mundo, nuestras ideas, tienen un fuerte componente grecorromano. Nuestra historia cultural nos lleva por el camino de la ciencia pero ésta no satisface algunos aspectos del ser humano; la filosofía oriental, sin embargo, tiene su fundamento en esas facetas humanas que tanto le cuesta a occidente categorizar. Comencemos deteniéndonos en el desarrollo de una y otra corriente.
EL MUNDO OCCIDENTAL
El origen de la filosofía occidental se ubica en Grecia -conocida también como la cuna de nuestra civilización- con el inicio de la filosofía antigua. De la mano de filósofos como Anaximandro, Anaxágoras, Parménides y Heráclito, el hombre desarrollaría el pensamiento reflexivo; todos comenzarían a buscar explicación a los fenómenos que los rodeaban dejando a un lado las respuestas que apelaban a las divinidades. Con este simple acto, comenzaría una carrera que continúa hasta nuestros días: la búsqueda del conocimiento a través de las explicaciones humanas, la ciencia.
Imagen de la Acrópolis en Atenas, Grecia. Este lugar fue la cuna de la filosofía griega, por lo tanto, de la civilización occidental.
De estos primeros esbozos se generarían dos grandes sistemas de pensamiento cuyos representantes fueron Platón y Aristóteles; el primero inaugura el Idealismo y la Filosofía Dialéctica. La influencia de ambos se haría sentir por más de dos milenios. A partir de ellos fueron desarrollándose las diferentes escuelas respondiendo a diversas problemáticas; una vez incorporado el pensamiento helenístico y el Neoplatonismo, salvo el período comprendido en la Edad Media, la concepción antropocéntrica y racionalista impera en occidente.
El mundo occidental está principalmente orientado a entender y conocer la realidad por medio de la razón: el hombre conserva su individualidad y es un intérprete destinado a conocer los mecanismos que componen esa realidad. De esta manera, también acciona sobre ella y la modifica: al centrarse en la materialidad su entorno pasa a ser un elemento más que pretende manipular.
Retrato de Aristóteles y escultura de Platón: creadores de los dos grandes sistemas del pensamiento filosófico griego.
La búsqueda de la verdad a través del tiempo daría origen a la técnica y todo lo que ella implica: la historia humana occidental es la historia de la tecnología y, con ello, el efecto que provocó el hombre en el planeta.
Así las cosas, a continuación veremos cuál fue la manera en que otro esquema de pensamiento se construyó, incluso mucho antes que los griegos comenzaran a filosofar, en el otro extremo del mundo: oriente.
EL CAMINO DE ORIENTE
En primer lugar, la filosofía oriental, al igual que la occidental, está compuesta por numerosas escuelas de pensamiento por lo que, tanto para una como para otra, sería más exacto hablar de corriente de pensamiento: si bien existen diferencias, ambas instalan una manera de construir el mundo circundante.
La primera diferencia importante radica en el hecho de que en este caso existen tres lugares de origen, aunque uno de ellos es el de mayor influencia: la India. Además de ella, tenemos las concepciones más pragmáticas y tradicionales de China -con excepción del Taoísmo- y el Zen en Japón.
Otra consideración a tener en cuenta es la diferencia lingüística entre oriente y occidente: mientras que nuestros idiomas se originan del tronco común de dos familias lingüísticas, en oriente lo hacen de cuatro familias y el número de lenguas existentes es mucho más numeroso.
El origen de la filosofía oriental abreva en tres lugares, la mayor parte de ella proviene de la India.
La primera línea de pensamiento oriental se inicia aproximadamente en el año 1200 a. C. y es el Veda, por ello también se lo conoce como período védico. Veda significa "el saber" y es un legado oral de origen remoto. Está compuesto por 1.028 himnos en los que predominan las alabanzas a las divinidades, aunque existen también centrados en el hombre, cosmogónicos, dialogados y de carácter mágico.
Otra parte de esta filosofía está compuesta por el Vedânta, que abreva indudablemente en el Veda y algunos ubican a estos escritos en el siglo VII a. C. Son textos que incluyen relatos, preguntas, disertaciones, diálogos, postulados, reflexiones, rudimentos del yoga y disquisiciones en torno a la sílaba OM; básicamente se centra en el origen.
Entre los años 600 y 300 a. C. el rechazo al ritualismo y a la autoridad védica originaría dos corrientes que terminarían influyendo definitivamente en la cultura oriental: el Jainismo de la mano de Mahâvira y el Budismo iniciado por Siddhârtha Gautama.
El Jainismo se caracteriza por su ascetismo y la concepción del espíritu como prioritario por lo que su vía o camino es la posibilidad de una evolución ascendente de la espiritualidad. El Budismo, en cambio, postula que el conocimiento se adquiere por la vía media -ni como sibarita, ni como asceta - ya que esta vía lleva al entendimiento, la paz, la iluminación y, finalmente, al Nirvana.
Imagen de la Gran Muralla, ícono de China, otro de los países que aportó a la filosofía oriental.
El Budismo Chino tendrá básicamente una diferencia fundamental con respecto a la India; si bien se liga al concepto de Maya sobre la ilusión del mundo, en India se centra en el dolor y la supresión de él, en China, en la contemplación y disfrute de la vida. Estas diferencias pueden apreciarse en sus textos fundantes llamados Los tres sûtras.
El Budismo Zen también aporta lo suyo estableciendo ciertas diferencias: el entendimiento es un camino individual por lo que el maestro es un inductor del conocimiento. Éste se adquiere con humildad y simplificando la vida al extremo pues lo que uno es, es lo que uno percibe.
El monte Fuji es una de las imágenes representativas de Japón y el Zen fue su principal aporte.
Finalmente el Taoísmo sería el último componente necesario para constituir el pensamiento oriental. Desde occidente se concibe al Tao como una conjunción de ideas metafísicas y místicas provenientes de Lao-Tsé en el siglo VI a. C.; esto no deja de ser una tremenda simplificación ya que el origen del Tao es incierto. Algunos historiadores chinos ubican las fuentes en las que abrevaron estas ideas incluso en el siglo XVII a. C. El Tao puede interpretarse como la auténtica verdad, como lo existente por sí mismo y, en tanto tal, como el fundamento de todo cuanto existe. No es estático, fluye, como un río.
Como podremos comprender después de esta presentación -ya que solo puede considerarse eso, una mención escueta de los pilares en donde descansa el pensamiento oriental - las diferencias entre ambas corrientes filosóficas (oriental y occidental) son entendibles a la luz de la historia de cada una.
LA CONSTRUCCIÓN DE AMBOS MUNDOS
En nuestro mundo, como veíamos al principio, entendemos todo a través de los lentes de la ciencia: esto no quiere decir que todos en occidente estemos guiados por el escepticismo sino que tendemos a clasificar y dividir todo conocimiento en los casilleros correspondientes, ya desde los antiguos griegos. Estamos, además, indefectiblemente ligados a la Historia por lo que consideramos importante la finitud del hombre. Tal vez esta sea una de las razones por las que la juventud es importante y la muerte no es un tema menor: el centrarse en la materialidad es una de las causas valederas en estas latitudes para aferrarse a la vida y al individualismo que conlleva esta idea.
En nuestro mundo, como veíamos al principio, entendemos todo a través de los lentes de la ciencia: esto no quiere decir que todos en occidente estemos guiados por el escepticismo sino que tendemos a clasificar y dividir todo conocimiento en los casilleros correspondientes, ya desde los antiguos griegos. Estamos, además, indefectiblemente ligados a la Historia por lo que consideramos importante la finitud del hombre. Tal vez esta sea una de las razones por las que la juventud es importante y la muerte no es un tema menor: el centrarse en la materialidad es una de las causas valederas en estas latitudes para aferrarse a la vida y al individualismo que conlleva esta idea.
En oriente la muerte tan solo es un pasaje a otro estadio: nosotros creemos que existe una sola vida que termina con nosotros, ellos en cambio lo ven desde el punto de vista del karma pues no existiría una única existencia sino que nuestro espíritu migra volviendo una y otra vez al mundo para adquirir conocimiento en cada una de esas vidas. De esto último puede verse que oriente no está ligado a la Historia sino a los ancestros: su concepción es netamente comunitaria donde la individualidad puede hacer muy poco si no se tiene en cuenta al grupo de pertenencia.
A diferencia de occidente, la filosofía en oriente no puede separarse de la religión pues tiene un fuerte componente místico: el camino del conocimiento no está dado por postulados científicos sino por prácticas que forman parte de la cotidianeidad.
El yoga fue una de las actividades por las que occidente fue familiarizándose con la filosofía oriental, sobre todo con el concepto de Maya y centros energéticos.
Otro concepto importante a la hora de definir el mundo oriental es el de Maya, el mundo visto como una ilusión y la búsqueda de trascendencia descorriendo ese velo. Este concepto, con sus diferentes matices, atraviesa, de alguna manera, a las reflexiones que se originan sobre el sentido de la vida en este mundo.
Para entender la diferencia básica entre este y oeste podemos apelar al análisis cultural que se haría desde uno u otro lugar. Desde este mundo procedemos a ver algo de historia, hacer un relato cronológico de los hechos y un análisis exhaustivo utilizando el método científico: desde allí, tal vez, se hablaría de la vida, y el mundo, en términos de yin y yang.
EL UNIVERSO SE COMPONE DE YIN Y YANG
Para Oriente todo está compuesto por yin y yang: estas polaridades son el componente esencial de todo lo que existe. El yin encarna la oscuridad, la intuición, lo femenino, lo suave y la receptividad; el yang lo masculino, lo racional, la luz, lo fuerte y el avance. Cada uno despliega toda una línea de significaciones y cada cosa tiene un porcentaje mayor o menor de yin y yang. Si analizamos nuestra sociedad basándonos en estas premisas, podemos apreciar que el occidental tiene un exceso de yang ya que avanza y no despliega las capacidades asociadas al yin.
Pa kua con el símbolo del yin y el yang utilizado en el Feng Shui para equilibrar ambientes.
En Oriente se entiende al universo como un campo energético con esas dos manifestaciones, por lo tanto, también la medicina se explica desde ese lugar e incluso se aplica a la arquitectura a través del Feng shui. La medicina tradicional china busca equilibrar los centros energéticos para sanar y en arquitectura se equilibran los espacios teniendo en cuenta los elementos y la orientación. Por eso se habla de filosofía, no es una "creencia" sino que es una construcción cognitiva aplicada a la vida misma, tal como la nuestra. Actualmente podemos llegar a una comprensión más profunda de ello pues la globalización permite que el intercambio cultural sea cada vez mayor. Un acercamiento importante fue por medio de las diferentes escuelas de artes marciales que impartieron su filosofía a través de la práctica; aun así, para occidente no tiene la misma relevancia que para los países en donde se originaron.
El crisantemo y la espada
Después de la Segunda Guerra Mundial, los estudios orientales cobraron importancia pues tal cataclismo despertó el interés de Occidente por conocer los mecanismos de pensamiento del este: hasta ese momento, un pueblo como Japón, por ejemplo, era prácticamente desconocido. Los norteamericanos deseaban conocer el modo de tratar con ellos ya que fue el último país en rendirse pues los resultados para persuadirlos de hacerlo habían resultado infructuosos. La antropóloga Ruth Fulton Benedict emprende un estudio exhaustivo y presenta su trabajo "El crisantemo y la espada" en donde se acerca a los patrones de la cultura japonesa. La conclusión a la que arriba luego de numerosas entrevistas y estudio de documentos, era que nuestra cultura está basada en la culpa -no olvidemos la mella que hicieron en nosotros el cristianismo y la irrupción de Sigmund Freud en escena- y la cultura japonesa en la vergüenza, sus bases se asientan en los preceptos del honor.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Este artículo no pretende, en modo alguno, ahondar profundamente en las formas filosóficas orientales y occidentales; la amplitud del tema resulta abrumadora y sería imposible hacerlo en tan breve espacio.
Este acercamiento permite comprender mejor las diferencias entre ambas corrientes de pensamiento ya que una de las claves para la comunicación, en ambos sentidos, es el conocimiento de la filosofía que constituye a cada una.
Siguiendo los pasos de la misma filosofía griega, comenzamos haciéndonos preguntas; en este caso, sobre las diferencias que marcan a cada civilización. Si bien esas diferencias son insalvables, no implica que sean un obstáculo para que cada uno haga su aporte al progreso humano. Después de todo, si bien Occidente se abocó a la ciencia para dar a luz a la tecnología que lleva a la humanidad hacia el futuro, Oriente desde el sendero de la iluminación entrega al mundo el sentido de la vida y eso es, de alguna manera, el equilibrio para todos.