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El proceso para el descenso de peso requiere tiempo, paciencia y constancia pues se trata de reemplazar ciertos hábitos por otros, no existen fórmulas mágicas.
El bypass gástrico es una de las cirugías bariátricas más conocidas. Estas cirugías son el último recurso para el tratamiento de la obesidad ya que las mismas características corporales de los pacientes las transforman en una alternativa de alto riesgo.
ANOREXIA Y BULIMIA
Estas enfermedades requieren de un tratamiento multidisciplinario en el que, dependiendo del caso, se requiere del acompañamiento de un psicólogo y/o psiquiatra. La percepción corporal del enfermo se halla completamente tergiversada.
Los aborígenes y los indios Pima de Arizona desarrollaron obesidad, dos tipos de diabetes e hipertensión tras adoptar el estilo de vida occidental.
¿SABÍAS QUÉ?
Los fabricantes de sillas de seguridad para niños comenzaron a hacer modelos más grandes a partir de un estudio que indicaba que más de 250 mil niños de EEUU no entraban en las mismas.
La primera dama, Michelle Obama, hizo suya la causa de educar a los norteamericanos para una alimentación balanceada.
La obesidad no solo presenta complicaciones de salud sino que también estigmatiza. Un niño obeso se convierte en un adolescente con una gran tergiversación de su imagen corporal y puede derivar incluso en enfermedades psicológicas más graves como la bulimia o la anorexia.

El largo camino de la ley



Una de las principales características de nuestro tiempo es la connivencia de contrastes: la obesidad es una de las enfermedades que más nos afectan en el siglo XXI pero, sin embargo, quienes la padecen están mal nutridos. La ley 26.396/08 vigente desde el 13 de agosto de 2008 busca, entre otras cosas, revertir esa situación.


Las enfermedades asociadas a la alimentación van en aumento. Paradójicamente, en un mundo en donde la tecnología logró producciones de víveres a gran escala, grandes porcentajes de seres humanos se mueren de hambre o están sobrealimentados, es decir, desnutridos o mal nutridos.

En Argentina, la obesidad se incrementó en las últimas décadas por lo que se convirtió en uno de los países pioneros en aplicar una ley que intenta comenzar a lidiar con el problema.

Casi 20 años de lucha

Alberto Cormillot, médico especialista en el tema, presentó el proyecto al Congreso de la Nación en 1989, pasarían casi dos décadas hasta que se transformó en ley, con todo lo que eso implica. Durante esos años surgirían otros veinte proyectos que serían unificados en agosto de 2007 por la comisión de salud del Senado.

El hecho de que se considerara seriamente esta ley se debe a que la obesidad causa unas 40.000 muertes de personas por año pues es una enfermedad crónica que aumenta considerablemente las probabilidades de desarrollar, por ejemplo, diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Después del cigarrillo, es la segunda causa de muerte prevenible.


Alberto Cormillot fue el principal artífice de la ley de obesidad que se aprobó en Argentina en 2008.

Además de la obesidad, la ley ampara a todos aquellos casos que impliquen trastornos en la alimentación como la bulimia y la anorexia. Entre otras cosas, establece que estos trastornos deben ser incorporados al programa médico obligatorio así como su tratamiento médico, psicológico, quirúrgico, nutricional y farmacológico, por lo que debe ser cubierto por las empresas de medicina prepaga y obras sociales.

Publicidad y segregación

Estas medidas, obligan a los diseñadores de moda y anunciantes publicitarios a no utilizar la delgadez extrema como imagen de belleza y salud, prohíbe que los menores de edad participen en publicidades para bajar de peso y la difusión en los medios de dietas o métodos para adelgazar sin el aval de nutricionistas o médicos.

Si bien la prohibición de la publicidad de alimentos con alto contenido de azúcar y grasa dirigida a los niños estaba contemplada en el proyecto original, se quitó de la ley en vigencia.

Derechos y educación
Pero la ley, conocida también como Ley de obesidad y trastornos alimentarios, no solo contempla los tratamientos –incluidas las operaciones bariátricas – sino la educación y la publicidad al respecto. El Estado es obligado así a llevar a cabo programas de información sobre salud y educación, así como a encargarse de la alimentación en las escuelas y de la educación alimentaria en general. También debe vigilar la calidad de los alimentos que son ofrecidos en los establecimientos y en los planes nacionales; la medida alcanza a los kioscos escolares y a las máquinas expendedoras.


John Foreyt fue uno de los profesionales especialistas que hizo llegar su felicitación al país cuando se implementó la ley.

Sin embargo, la norma regula la comercialización, publicidad y promoción de alimentos de bajo aporte nutricional cuando éstos sean acompañados con juguetes, premios y demás incentivos que promuevan su consumo por parte de los niños. La legislación fija condiciones para la calidad de los productos promocionados como de bajas calorías y establece que los alimentos con alto valor calórico deberán llevar la leyenda: "El consumo excesivo es perjudicial para la salud".

Se debió tener en cuenta, además, coaccionar a los proveedores de bienes y servicios para que no les nieguen los servicios a las personas obesas bajo severas sanciones. En este caso, alcanza a empresas de transporte, cines, teatros o aerolíneas que, o bien se negaban a satisfacer la demanda, o se lo hacía con un recargo del 100% en la tarifa habitual.

La comunidad médica internacional especialista en el área hizo llegar su felicitación al país cuando se dio a conocer la implementación de la ley. Profesionales como John Foreyt, Kelly Brownell, Thomas Wadden y Gary Foster de instituciones educativas norteamericanas de prestigio reconocieron lo avanzado de las leyes argentinas en materia de obesidad con respecto a su propio país.


Las personas con problemas de obesidad no solo deben lidiar con su imagen sino con problemas prácticos en la vida cotidiana que incluye la deficiencia en servicios además de las complicaciones en su salud.

Medicina prepaga y obras sociales

En un principio la ley fue muy resistida por estas instituciones ya que, según propias palabras de varios de sus directivos, los costos que implicarían los tratamientos los obligarían a subir las cuotas de todos los asociados ya que poco más del 17% de la población argentina es obesa.

La ley contó con un buen comienzo –impulsada por el programa televisivo Cuestión de peso- pero tanto obras sociales como empresas de medicina prepaga, pusieron obstáculos debido a los fondos que se requerirían, sobre todo, para las operaciones bariátricas; según la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas, la nueva legislación alcanza a unos 7 millones de personas.


Las operaciones bariátricas implican un alto riesgo por lo que los requisitos para realizar una están contemplados en la ley.

Finalmente, en su momento se llegaría a un acuerdo ya que para estas operaciones se requieren, primeramente, de determinadas condiciones: el exceso de peso no es el único requisito a tener en cuenta para que se apruebe su ejecución. El paciente debe cumplir con ciertas condiciones:

• Tener entre 21 a 65 años.
• Índice de Masa Corporal mayor de CUARENTA (40) kg/m².
• Más de 5 años de padecimiento de obesidad demostrado mediante resumen de Historia Clínica.
• Riesgo quirúrgico aceptable.
• Haber intentado otros métodos no quirúrgicos para controlar la obesidad bajo supervisión médica, por lo menos durante 2 años, sin éxito.
• No ser adicto al alcohol o las drogas y una evaluación de aptitud por un equipo multidisciplinario.
• Total consentimiento para someterse a la cirugía y a las pautas previas que se deben seguir para su realización.

El problema en Estados Unidos

Este es uno de los países de mayor índice de obesidad: 28,9 % según registros de 2013, ese porcentaje se había duplicado en tan solo quince años. Hasta hace poco tiempo, y gracias a la concientización por esos índices, fue que la obesidad se declaró como enfermedad ya que solo era considerada como un factor de riesgo. Esto significa que el sistema de salud adquiere un mayor compromiso para incentivar su tratamiento, el diagnóstico se hace obligatorio y se presiona a las empresas farmacéuticas para aprobar nuevos fármacos.

La primera dama de la Casa Blanca, Michelle Obama, estableció una lucha sin cuartel en contra de la obesidad infantil desarrollando programas nacionales de comida saludable en las escuelas y fomentando el movimiento para una vida saludable. Uno de los programas más conocidos contó con el apoyo y la participación de las estrellas internacionales más famosas a quienes convocó personalmente; el impacto logrado creó resistencia en la industria alimentaria de ese país.

El panorama es desolador y la misma Michelle Obama declaró que uno de cada 3 chicos sufre de diabetes tipo 2, debido a su calidad alimentaria. Actualmente en EE.UU se discute con la industria la idea de diferenciar los envases de los alimentos que no aportan nutrientes, que lleven una etiqueta de sugerencias o diferenciar su aporte nutricional con diferentes colores.

Obesidad en los niños

Esta enfermedad crece en el mundo de manera alarmante. Si bien Argentina es desde 2014 un país libre de grasas trans, aún queda pendiente el proyecto de kioscos saludables en las escuelas. La obesidad no se trata solo de genética sino de un entorno tóxico en la cotidianeidad de estos niños.

La infancia es el futuro del planeta y este futuro está siendo sesgado debido a los malos hábitos de alimentación: el sedentarismo además de la comida con alto contenido de azúcares y grasa. Según los especialistas, esta enfermedad es prevenible instalando la alimentación saludable temprana ya que los primeros tres años de vida son esenciales para ello.


El crecimiento de la obesidad en los niños se debe, fundamentalmente, a la alimentación rica en grasas y azúcares, además de la escasa movilidad en su vida diaria.

La obesidad infantil no solo es un problema estético sino que favorece la aparición de complicaciones del metabolismo como la diabetes, hipertensión arterial o enfermedades cardiovasculares.

Según estudios recientes, la obesidad en los niños alcanza en los pre-púberes entre un 6% y un 9%; mientras que la obesidad sumada al sobrepeso alcanza un 35% entre los adolescentes de 13 y 15 años.

Como ya se dijo, en la Argentina existe una iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación, los kioscos saludables, efectivos en otras partes del mundo pero aún sin implementar en nuestro país. En Brasil y Estados Unidos ya se aprobaron leyes nacionales para programar menúes y productos saludables en los kioscos y comedores escolares. Los kioscos a los que acceden los niños en las escuelas distan mucho de esto: la oferta de snacks, galletitas, golosinas y bebidas con alto contenido de azúcar están a la orden del día.

A pesar de la ley, muchos de los mensajes publicitarios incitan a consumir grandes porciones de alimentos industrializados y esto hace mella en los hábitos de los más chicos.

Si bien falta mucho todavía, la Argentina se posiciona en el mundo como un país de legislación de avanzada con respecto al problema en general, además de la ley de obesidad, está su proclamación como país libre de grasas trans desde finales de 2014. Las grasas trans –aceite líquido hidrogenado sólido– están presentes en golosinas, galletitas, tortas, panes, budines y chocolates. Y su efecto en el cuerpo es más dañino que el de la grasa saturada de la manteca y la crema.

Sin embargo, la ley no es suficiente a menos que se apoye esa educación desde las escuelas y el hogar fomentando una alimentación balanceada, el movimiento, la actividad física y los deportes. Los peores factores para el desarrollo de la obesidad infantil son la falta de un buen desayuno, los snacks entre comidas, las galletitas y la falta de buenos hábitos que deben adquirirse antes de entrar al sistema escolar.

Una de las mayores preocupaciones en la comunidad médica es que cada vez existe un mayor número de pacientes pediátricos que padecen de hipertensión esencial, es decir, aquella asociada a los estilos de vida y no tanto a lo genético.

En otras palabras, como sociedad estamos comprometiendo nuestro futuro debido a la escasa educación con la que contamos con respecto a lo que ingerimos y eso, en un país que fue llamado alguna vez “el granero del mundo”, no deja de ser una triste ironía.