¿SABÍAS QUÉ?
Se dice que Descartes se inspiró en el vuelo de una mosca para crear las Coordenadas Cartesianas, y con ellas, la Geometría Analítica.
¿SABÍAS QUÉ?
En la década del 40, Le Corbusier tuvo una posición como urbanista en el gobierno de Vichy para supervisar los diseños de varias ciudades. Cuando sus planes fueron rechazados, Le Corbusier dejó la vida política.
Cuando hablamos de racionalismo muchas ideas se entretejen, ya que se viene hablando de éste desde la época de los antiguos griegos. El mundo de la filosofía, es decir, el conocimiento humano, no sería el mismo sin él. En este artículo veremos algunos temas relacionados con el racionalismo y descubriremos por qué es tan importante.
Las tres formas de verlo
Un primer modo de entender el racionalismo es como designación de la teoría en la que la razón se equipara al pensar, es decir, la facultad pensante, y se establece que es superior a la voluntad o a la emoción; se lo designa como racionalismo psicológico.
Un segundo modo de entenderlo es como una doctrina que establece que la única forma válida de conocimiento es la razón, es decir, todo conocimiento verdadero estaría dado desde lo racional; se lo designa como racionalismo gnoseológico o epistemológico.
Por último, el tercer modo lo toma como expresión de la teoría que afirma que la realidad es, en último término, de carácter racional, lo contrario al empirismo, es decir, el racionalismo metafísico.
Estas tres concepciones de racionalismo se combinan frecuentemente, sin embargo, es posible adherirse a una sin tener que aceptar la otra.
Los orígenes de la razón
Desde que el hombre comenzó a reflexionar, es decir, a construir el conocimiento, se abrieron dos posiciones bien diferenciadas al respecto: aquellos quienes creían que todo conocimiento radicaba en el razonamiento y aquellos quienes lo adjudicaban a la experiencia.
Desde los clásicos griegos las diferentes escuelas otorgarían mayor o menor importancia o incumbencia a la razón: desde el caso extremo de Parménides que supeditaba absolutamente todo a ella, hasta Platón quien estableció el Mundo de las Ideas pero dio lugar a conceptos fuera de ellas.
Descartes ordena todo
En las teorías racionalistas antiguas lo racional no se oponía precisamente a la intuición. Esto se vería claramente durante la Edad Media en la que se debía conciliar con la fe: la contraposición entre la razón y la fe hizo que, si bien se aceptara que la primera era parte de la condición humana, estaba supeditada a Dios.
En palabras de José Ferrater Mora: "El impulso dado al conocimiento racional por Descartes y el cartesianismo, y la gran influencia ejercida por esta tendencia durante la época moderna, ha conducido a algunos historiadores a identificar la filosofía moderna con el racionalismo y a suponer que tal filosofía constituye el mayor intento jamás realizado con el fin de racionalizar completamente la realidad."
Entrega a José Ferrater Mora del premio Príncipe de Asturias en 1985 por su gran aporte a las ciencias humanísticas.
Por otra parte, René Descartes es considerado padre del racionalismo, la corriente filosófica desarrollada en Europa durante los siglos XVII y XVIII. Decía que solo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia.
Desde este lugar sostenía que la razón es la fuente de conocimiento ya que los sentidos nos pueden engañar. Consecuentemente, la principal herramienta para llegar al verdadero conocimiento sería el método deductivo.
Principales postulados del Racionalismo
1. La idea de que todos nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden, no de los sentidos, sino de la razón.
2. El conocimiento puede ser construido deductivamente a partir de unos primeros principios.
3. El innatismo de las ideas, es decir, los primeros principios del conocimiento no se pueden extraer de la experiencia, sino que se encuentran ya en el entendimiento.
4. Consideración de la deducción y más aún de la intuición intelectual como los métodos más adecuados para el ejercicio del pensamiento.
5. La consideración de la matemática, en especial la geometría, como ciencia ideal.
6. Reivindicación del argumento ontológico para la demostración de la existencia de Dios.
7. La apreciación optimista del poder de la razón, ésta no tiene límites y puede alcanzar a todo lo real.
Escultura de San Agustín de Hipona, uno de los pensadores que comenzó a indagar en la idea de razón durante la Edad Media.
“Pienso, luego, existo”, un camino accidentado
Este postulado de René Descartes es considerado como el sello distintivo de la Modernidad y, si bien algo de ello podemos ver en las ideas de Agustín de Hipona, el mundo no estaría preparado para este revolucionario concepto sino hasta 1.200 años después cuando el filósofo francés lo enunciara.
En la Edad Media, todo conocimiento necesitaba ser contrastado con las autoridades en la materia pertinente; Descartes partió dudando de todo, incluso del conocimiento que había adquirido hasta ese momento. Él buscaba un conocimiento que fuera evidente y, aunque el fundamento último de su sistema (el cartesiano) seguía siendo Dios, Descartes puso el acento en el YO, el hombre, su pensamiento. Su gran “re-descubrimiento” es la duda –ya los antiguos griegos, desde Sócrates, lo decían – debido a que la duda lleva, indefectiblemente, al conocimiento.
Al dudar de todo, se piensa, tal vez no correctamente, pero es indiscutible que se existe por el solo hecho de pensar. Además, el existir no se refiere en este caso al cuerpo, sino al espíritu que piensa, la esencia, ya que el cuerpo puede fallar. Descartes arribaría así a su primera conclusión:
“De suerte que ese yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo, y aun en el caso de que él (el cuerpo) no lo fuera, ella (el alma) no dejaría de ser todo lo que ella es.”
A través de la duda, Descartes pondría el acento en
el pensamiento humano; ese sería el gran aporte que
llevaría, finalmente, a la irrupción de la genialidad
alcanzada en el Renacimiento.
Para poner a prueba esta idea, duda de ella por lo que crea el concepto de “genio maligno”. Piensa que si se estuviera engañando, esta fuerza exterior lo haría pero entonces, seguramente debía existir una fuerza opuesta que lo protegiera de esa fuerza de engaño: Dios.
Llega también a la idea de Dios desde su argumento ontológico, es decir, si tengo en mí la idea de perfección e infinitud, implica que esa idea es puesta allí por algo que lo es, el mismo Dios pues yo, ser finito e imperfecto, no puedo crear esa idea.
René Descartes se propuso construir una nueva estructura de saberes sobre la base de la razón, descartando el conocimiento tradicional con la metodología de las matemáticas. A través de su «duda metódica» no cuestionó a Dios, sino que reafirmó su existencia. A pesar de ello, al igual que Sócrates o Galileo, fue acosado debido a sus ideas.
René Descartes
Nació en La Haye, Francia, en 1596. Fue un filósofo y matemático francés considerado el padre del Racionalismo.
Su filosofía cartesiana se convertiría en punto de referencia para gran número de pensadores, ya sea para tratar de resolver las contradicciones que encerraba (racionalistas) o refutarlas (empiristas).
De esta manera, Gottfried Wilhelm Leibniz y Baruch Spinoza establecieron formas de paralelismo psicofísico para explicar la comunicación entre cuerpo y alma. Spinoza fue aún más lejos afirmando que existía una sola sustancia que englobaba en sí el orden de las cosas y el de las ideas, y de la que la res cogitans y la res extensa no eran sino atributos, por ejemplo.
Los empiristas Thomas Hobbes y John Locke, en cambio, negaron que la idea de una sustancia espiritual fuera demostrable; afirmaron que no existían ideas innatas y que la filosofía debía reducirse al terreno de lo conocido por la experiencia. La concepción cartesiana de un universo mecanicista influiría así en el origen de la física clásica fundada por Newton.
Si bien Descartes no llegó a resolver muchos de los problemas que planteó, tales problemas se convirtieron en cuestiones centrales de la filosofía occidental. En este sentido, la filosofía moderna puede considerarse como un desarrollo o una reacción al cartesianismo.
René Descartes murió en Estocolmo, Suecia, en el año 1650.
Imagen del filósofo francés René Descartes en su estudio.
Construyendo con la razón
Surgió en Europa después de la primera guerra mundial un nuevo estilo en las construcciones: el racionalismo arquitectónico. Éste nacería como reacción opuesta al exceso de ornamentación vacua derivada del Art Nouveau. Aprovechando los descubrimientos de la Segunda Revolución Industrial y teniendo como objetivo no caer en excesos con la uniformidad técnica ni renunciar completamente a lo antiguo. Sus principales características serían las siguientes:
Imagen de una construcción de Le Corbusier,
referente del racionalismo arquitectónico.
Entre 1925 y 1940, la orientación racionalista se esparció por Europa, ya sea por obras aisladas o por la inserción de métodos constructivos nuevos, que originarían, a su vez, la formación de diversas escuelas. Esta difusión está ligada estrechamente al trabajo de grandes maestros. Se puede decir que el racionalismo arquitectónico, es la depuración de lo sobresaturado, dejando solamente lo esencial, lo práctico y funcional; el cartesianismo aplicado a la construcción. Entre estos grandes maestros destacan los estudios del arquitecto Charles Édouard Jeanneret-Gris conocido como Le Corbusier, principal figura del racionalismo europeo y mundial.
Con la pasión se triunfa
Podemos decir que el racionalismo es la pasión del ser humano por llegar a ideas certeras únicamente munido de la herramienta que le es propia: el intelecto, es decir, la razón. Con ella el hombre sería capaz de realizar grandes maravillas pero, también, grandes desastres.
El aporte más importante del racionalismo fue, a todas luces, el colocar la duda en primer lugar y así cuestionar al mundo heredado de nuestros mayores. Cuando cuestionamos los conceptos heredados, damos nuestra particular percepción de lo que nos rodea y somos capaces de cambiar el mundo aportando soluciones que hasta ese momento esperaban respuestas; y triunfamos, tan solo por dejarnos llevar por la legítima pasión por la verdad.
Poner el acento en el pensamiento humano
hizo que el mundo avanzara a pasos
agigantados. Debemos seguir indagando en el
conocimiento como grupo poniendo la razón
al servicio de la humanidad y así resolver los
problemas que plantea el siglo XXI.