ISO 26000
Para estandarizar la RSE y así tener una guía para abordar la gestión socialmente responsable, se publicó la ISO 26000 en el año 2010. El grupo de trabajo fue el más grande la historia de las ISO, no es certificable y tuvo representantes de diferentes sectores de la sociedad (Gobiernos, Trabajadores, Industria, ONG, Consumidores y Expertos).COACHING EMPRESARIAL
El coaching surgió como un derivado de la RSE pues apunta a la calidad de los recursos humanos empresariales.Muy lejos quedó el concepto de empresa del que se conocía en la Revolución Industrial: ahora parte de las ganancias no tienen que ver directamente con el dinero pues la empresa es una institución social y, como tal, tiene derechos y obligaciones. En este artículo lo entenderemos mejor respondiendo a una pregunta ¿Qué significa RSE?
Una de las principales normas a cumplir por la RSE es el cuidado del medio ambiente.
La RSE no es nada más ni nada menos que la “responsabilidad social empresarial” y en el último tiempo es moneda corriente ya que las empresas comenzaron a intervenir en espacios que hasta hace muy poco tiempo se consideraba solamente responsabilidad del Estado. Actualmente se promueve la ampliación de la responsabilidad empresarial pues se entiende a la institución no solo como un activo de los propietarios sino que, al ser legitimada por la sociedad, su rol trasciende lo económico tradicional; es protagonista del crecimiento social debido a que impulsa el desarrollo y la riqueza de los diferentes grupos humanos a los que se conecta. Las empresas tienen el poder de transformar estructuralmente a la sociedad por lo que las nuevas tendencias teóricas apuntan a que éstas y las diferentes instituciones sean conscientes de ello.
Sin embargo, la RSE no está legislada porque tiene que ver con el desarrollo del negocio más allá del cumplimiento de la ley y los convenios colectivos de trabajo; es el conjunto de acciones planeadas libremente por la empresa a favor de las personas de su entorno. Esto significa que ellas, de algún modo, están vinculadas con el desarrollo de la empresa ya que ésta forma parte del tejido social y toda mejora en él implica una mejora en ella misma.
La RSE puede contribuir con el desarrollo de la sociedad, sin embargo, si sus acciones se enmarcan en un contexto de desigualdad y exclusión, su accionar se ve obstaculizado. El Estado y la empresa se convierten así en colaboradores; cada gobierno debe decidir las características de esta colaboración según su contexto se lo permita.
LAS EMPRESAS EN COMUNIDAD
Cuando comenzamos a estudiar a una institución empresarial, podemos sacar algunos elementos comunes que se deben tener en cuenta a la hora de calificar su RSE.
Las empresas y el Estado deben ser socios en una causa común: mejorar el entorno social en el
que interactúan.
NEGOCIOS Y POLÍTICA
Tanto desde el sector privado como el público, se necesita tomar los problemas que afrontamos desde un enfoque múltiple para solucionarlos, por lo que es fundamental un trabajo sostenido y a la par entre la sociedad civil, el sector público y el privado.
Uno de los obstáculos principales para el desarrollo de la RSE es la falta de planificación por parte del Estado al respecto. Desde el sector privado no se reconoce un ente que regule las relaciones empresariales con el gobierno por lo que existe un marcado prejuicio entre ambos.
La RSE se afianzó en el último tiempo entre el mundo empresarial y, finalmente, en la política y en lo social pero no se puede pretender su desarrollo si no se aúnan la visión empresarial con un proyecto de país. Para ello, desde el Estado se puede:
La etapa en la que las empresas solo debían enfocarse en el rédito económico está cambiando ya que ésta es una visión sesgada que no puede seguir sosteniéndose ya que es parte de la comunidad.
En el plano de las empresas se puede:
CONSTRUYENDO LA CIUDADANÍA
La primera tarea respecto a empresas es incentivar y promover la adopción de prácticas socialmente responsables. Bélgica y la Comisión Europea son un ejemplo de ello ya que crearon la etiqueta ecológica para todos aquellos productos alimenticios producidos de manera respetuosa con el medioambiente. En la actualidad su uso es obligatorio.
Otro ejemplo lo constituye Holanda, pues a las empresas que cumplen las Líneas Directrices de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) les otorga subsidios y seguros de crédito a la exportación.
El Estado debe ser un promotor ante la sociedad civil mediante políticas públicas, exigir prácticas socialmente responsables a las empresas, adoptar hábitos socialmente responsables para sí mismo.
De esta manera, puede formar consumidores que prefieran productos elaborados certificados, que utilicen racionalmente determinados servicios. Esto pondría a las empresas en la necesidad de dar respuesta a esas demandas, para poder seguir siendo competitivas.
EXIGENCIA Y POSIBILIDADES
Al surgir la RSE como voluntaria, en ocasiones debe considerarse qué tan acertado es exigir a las empresas un informe social. Aunque la tendencia en la actualidad es constituirla como obligación, esto debe hacerse de manera gradual y seleccionando a las empresas que pueden afrontarlo.
Suecia, por ejemplo, le exige solo a empresas que cuentan con más de un 50% de participación estatal. Más de mil empresas son fiscalizadas por Dinamarca ya que selecciona a las más grandes. Francia, en cambio, pide informes solo a aquellas que cotizan en bolsa pero Estados Unidos únicamente les solicita informes sobre juicios ambientales.
Como podemos apreciar, la exigencia de informes se limita a determinadas empresas, que cotizan en bolsa o cuando el Estado es accionista mayoritario. En Argentina, la ley nacional 25.250 y la ley 25877 establecen la obligatoriedad de presentar anualmente un Balance Social en el plano laboral para aquellas empresas que tienen más de 300 trabajadores pero tiene un bajo, o casi nulo cumplimiento.
La exigencia de un Balance Social a la par del económico se tiene que considerar como la última etapa de un largo camino. Como primera medida se deben adoptar prácticas socialmente responsables por empresas convencidas de que la generación de valor económico está a la par de la generación de valor social y ambiental.
De no ser así, puede darse el caso actual en el que muchas empresas adoptan la RSE como moda, por lo que presentan acciones aisladas sin una verdadera articulación con el desarrollo sustentable o parte de una planificación como institución: no forma parte de su cultura organizacional. Una capacitación y sensibilización exitosa en la constitución de la RSE conlleva a presentar informes voluntariamente pues la empresa ya lo considera como parte de su activo.
La diferencia entre adoptar la RSE como
política de la empresa y solo hacerlo por
estrategia de marketing radica en los efectos
a largo plazo; la armonía en la empresa aporta
dividendos a la institución como la fidelización
del cliente a través de la confianza, por
ejemplo.
PUNTOS ESENCIALES
LOS PUNTOS DE VISTA Y LA HISTORIA DE LA RSE
La percepción tradicional con respecto a las acciones y responsabilidades de la empresa para con el entorno está cambiando, pero todavía queda mucho por hacer. Dependiendo de la mirada desde la empresa, el Estado o el público, los límites se desdibujan. Podemos ver el avance de esta nueva mirada sobre los negocios si repasamos los pasos hasta llegar a la actualidad de las empresas que más comprometidas están con la RSE.
Para comenzar a transitar este camino, las empresas tienen que iniciar con el cumplimiento legal en sus funciones, es decir: regulación sobre impuestos, salud y seguridad, derechos de los empleados y consumidores además de las regulaciones ambientales.
Una vez cumplimentado este punto, podemos hablar de una primera generación, la RSE no estratégica. Ésta consiste en la cumplimentación de estándares de la industria, cubriendo los riesgos a corto plazo y el ejercicio de la filantropía.
La RSE permite que, poco a poco, en el largo plazo se fortalezcan los lazos de confianza entre la empresa y la comunidad. Esto no implica, en modo alguno, pérdida de beneficios sino una planificación estratégica para el éxito futuro de la empresa.
Una vez superada esta etapa, la segunda generación sería una RSE estratégica consistente ya en un diálogo con los diversos públicos de interés, inversión social, reportes de sostenibilidad y auditoría.
Ya al hablar de tercera generación, a lo que se aspira, es a una competitividad responsable. Esto incluye los estándares de los diferentes públicos, convenios, políticas públicas orientadas a la competitividad responsable, desarrollo de instituciones y la constitución de una competitividad nacional incluyendo las normas de la RSE.
Si bien la Revolución Industrial cambió la mirada del mundo llevándonos, indefectiblemente, hacia un capitalismo que parecía que se desconectaba cada vez más de su entorno, es posible que a través de la RSE podamos cambiar esto. Solo es cuestión de educar a todos y construir una nueva mirada en la que sea evidente que las instituciones están compuestas por nosotros, las personas, y tenemos en nuestras manos la capacidad de cambiar las circunstancias por el bien común.