Los Jardines Colgantes de Babilonia se consideran una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Sobresalían por su imponente belleza e ingenio en su construcción. Aunque su ubicación no ha podido ser establecida, existen evidencias literarias que lo describen como una de las obras magistrales de Babilonia.
¿Historia o leyenda?
El origen de los Jardines Colgantes de Babilonia ha estado influenciado por mitos y leyendas en torno a ella. Una de estas leyenda expresa que la reina de los caldeos Sofía II, hacia el año 600 a. C. deseaba regalarle a su esposo Octavio V, hijo del rey de los medos, un presente que demostrara su amor hacia él para que pudiera recordar las bellas montañas de su tierra natal que distaban mucho de parecerse a Babilonia.
De igual forma, existe otra leyenda que explica que la reina regente de Asiria y Babilonia, Sammuramat, quién habría gobernado del 811 al 808 a. C. era la misma deidad Semíramis, que según sus fieles, era responsable de la construcción de los Jardines Colgantes de Babilonia.
Otra hipótesis y la más conocida por los historiadores es que las edificaciones fueron construidas en el siglo VI a. C. por orden del rey del Imperio Neobabilónico, Nabucodonosor II como un obsequio para su esposa.
En la actualidad no se ha podido resolver si los Jardines Colgantes de Babilonia existieron realmente o son simplemente el fruto de leyendas.
Error de traducción
Aunque los jardines de Babilonia eran calificados como “colgantes”, los arqueólogos e historiadores han demostrado que estas edificaciones probablemente no colgaban ni se encontraban suspendidas por cuerdas como podría pensarse. Posiblemente, el error se deba en la traducción de los términos kremastos o pensilis que provienen del griego y del latín respectivamente y que se aproximan a la palabra “sobresalir”.
Características de los Jardines Colgantes de Babilonia
Los jardines estaban conformados por un sistema de terrazas escalonadas construidas en laderas y que se encontraban confeccionadas con piezas grandes de piedra. Las terrazas eran ahuecadas, impermeabilizadas y posteriormente rellenadas de tierra en donde se realizaban las plantaciones. Diversas especies de árboles, arbustos y flores sobresalían de los muros.
Las plataformas se encontraban apoyadas en columnas y muros, y contaban con una cubierta de asfalto que las aislaban de las terrazas que se encontraban en la parte superior.
Se cree que los Jardines Colgantes de Babilonia estaban ubicados en una zona perteneciente al actual territorio de Irak.
Para el sistema hidráulico, usaban un eficaz dispositivo de riego que permitía transportar el agua hasta un depósito ubicado en la plataforma superior y desde allí se distribuía para todas las terrazas.
Filón de Bizancio (280-220 a. C.) describió en su obra “Siete Maravillas de la Antigüedad” cómo estaban conformados estos jardines:
“Crecen allí los árboles de hoja ancha y palmeras, flores de todas las clases y colores y, en una palabra, todo lo que es más placentero a la vista y más grato de gozar. Se labra el lugar como se hace en las tierras de labor y los cuidados de los renuevos se realizan más o menos como en el suelo firme, pero lo arable esté por encima de las cabezas de los que andan por entre las columnas de abajo.
Las conducciones de agua, al venir de fuentes que están a la derecha, unas corren rectas y en pendiente, otras son impulsadas hacia arriba en caracol, obligadas a subir la espiral por medio de ingeniosas máquinas. Recogidas arriba en sólidos y dilatados estanques, riegan todo el jardín, impregnan gasta lo hondo las raíces de las plantas y conservan húmeda la tierra, por lo que, naturalmente, el césped está siempre verde y las hojas de los árboles, que brotan tiernas ramas, se cubren de rocío y se mueven al viento. La raíz, nunca sedienta, chupa el humor de las aguas que corren por doquier y, vagando bajo la tierra en hilos que se entrelazan inextricablemente, asegura un crecimiento constante de los árboles. Es un capricho de arte, lujoso y regio, y casi del todo forzado, por el trabajo de cultivar plantas suspendidas sobre la cabeza de los espectadores.”
Siete Maravillas del Mundo Antiguo
Son un conjunto de obras arquitectónicas que se destacaban por su belleza e imponencia. En el transcurso de la historia muchos autores elaboraron diversas listas de estas obras. Sin embargo, la lista definitiva se fijó en el siglo XVI cuando el neerlandés Maerten van Heemskrerck realizó siete cuadros que representaban a las sietes maravillas:
De las Sietes Maravillas del Mundo Antiguo, la única que se mantiene hasta nuestros días es la Gran Pirámide de Guiza.
Influencia de los jardines
Los jardines Colgantes de Babilonia tuvieron una influencia simbólica, sensorial y política en Mesopotamia y en el mundo. De hecho, podría haber inspirado el relato del Jardín del Edén, ubicado en el Paraíso, que se encuentra relatado en los libros sagrados de varias religiones como la judía, la cristiana y la islámica.
Obra realizada por el pintor italiano Miguel Ángel en la Capilla Sixtina que hace referencia a la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén.
Fin de los Jardines
Cuando el conquistador Alejandro Magno arribó a la ciudad durante el siglo IV a. C. los jardines se encontraban abandonados y casi en ruinas, posiblemente debido a la decadencia de Babilonia y al fin del Imperio Neobabilónico.
Esta maravilla arquitectónica no perduró hasta después del año 126 a. C., año en el que la ciudad de Babilonia fue destruida junto con ellos por orden del rey Evemero.