El mito de Casandra
La princesa Casandra, una de las hijas del rey Príamo, fue pretendida por Apolo, dios del Sol. Ella prometió casarse con él si le concedía el don de la profecía. Tan pronto lo hizo, retiró su palabra y Apolo, como castigo, enunció que nadie creería en sus predicciones; con el tiempo la tacharían de loca.
¿Sabías qué?
El término lluvia ácida pertenece a Angus Smith, un químico británico del siglo XIX que estudió el aire de Manchester (Inglaterra).
ECOLOGISTAS
El astrónomo Carl Sagan compara a Casandra con los ecologistas actuales que, anunciando los peligros de la degradación medioambiental, muchos se niegan a creer en ellos catalogándolos de “catastrofistas". Al igual que la princesa troyana, caen en el descrédito.
¿Sabías qué?
En San Martín de los Andes, Argentina, existe un árbol conocido como roble Pellín que transforma la lluvia ácida en agua potable.
Somos demasiados en el planeta. Los recursos no son ilimitados y la población crece a un ritmo exponencial. ¿Por qué la humanidad parece querer autodestruirse destrozando el medio que le da la vida? El problema es mucho más complejo de lo que suponemos, veremos por qué.
El camino de la filosofía se nutre de preguntas: como seres humanos tratamos de responder los grandes cuestionamientos para entender el mundo en que nos toca vivir, que construimos. Actualmente la naturaleza reclama respuestas antes de que terminemos con ella, pues su destrucción implica la nuestra. Un equilibrio no es fácil, la alteración del medio ambiente para que la humanidad subsista es inevitable y, para hablar de desarrollo sustentable, debemos tener en cuenta numerosas variables.
William Wordsworth, otra de las figuras que construirían la mirada romántica con respecto a la naturaleza.
LA CIENCIA HABLA
En filosofía existen posiciones encontradas: están aquellos que se inclinan por las ciencias empíricas y aquellos que buscan respuestas más allá de ellas. Lo cierto es que, a la vista de la aceleración del deterioro, las discusiones se vuelven más álgidas.
Desde los pensadores científicos arguyen que lo primero que debemos tener en cuenta es que nuestra plasticidad de pensamiento se produjo como una interacción con el medio.
Quien primero utilizaría el término biósfera sería el geólogo austríaco Eduard Suess definiéndola como la capa esférica que se apoya en la litósfera y en donde se asienta la vida. Pero el uso extendido del concepto sería gracias al mineralogista ruso Vladimir Vernadsky quien en 1926 en su texto La Biósfera, un estudio de la Tierra y la vida en ella, especificó que dicho estudio debía ser multidisciplinario y cuantitativo.
FUENTES DE LA CONCEPCIÓN ECOLÓGICA
Los pensadores inclinados por la ciencia dicen que el concepto de ecología deriva de diferentes fuentes y éstas serían:
- La ciencia (en donde se incluye a la tecnología y la empresa).
- Creencias y sentimientos (valores éticos, y estéticos de la naturaleza y la literatura romántica).
- Ideologías y propuestas político-sociales ecologistas.
- Ambientalistas (quienes hablan de desarrollo sustentable).
El poeta Walt Whitman con su obra contribuyó, en gran parte, a la mistificación de lo natural.
Quienes más influirían en los valores estéticos y éticos a través de cierto romanticismo medioambiental serían los alemanes con el trascendentalismo. Los representantes de esta manera de ver el mundo, entre otros, fueron Friedrich W. Schelling, William Wordsworth, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Esto es entendible a la luz de los excesos que la Revolución Industrial estaba ejecutando en esos momentos.
Ralph Waldo Emerson, uno delos poetas que formaron parte de las ideas del trascendentalismo que impregnan una de las posturas actuales de los defensores de la ecología.
EL ORÍGEN DE LA ECOLOGÍA
Hubo grandes naturalistas que contribuyeron al desarrollo y establecimiento de la ecología como ciencia. Entre ellos podemos citar a Carolus Linnaeus, quien propuso una naturaleza en perfecto equilibrio; Georges de Buffon, uno de los iniciadores de la zoo-geografía; Jean-Baptiste Lamark, quien respaldó que los caracteres adquiridos eran hereditarios; Alexander Wilhelm von Humboldt, iniciador de la geografía de las plantas y Charles Darwin, quien junto con Alfred Russel Wallace introdujo el concepto científico de evolución.
LOS PRIMEROS PASOS
La ecología como ciencia es de factura reciente: la primera sociedad profesional, la British Ecological Society es de 1913, y el primer texto académico de relevancia se hizo en 1953, Fundamentals of Ecology. Otros aportes fueron de Georg Evelyn Hutchinson, maestro de otro precursor de las ciencias medioambientales en Estados Unidos, Raymond Lindeman, a quien se debe el concepto de “dinámica trófica” en los ecosistemas.
Monumento a Alexander Wilhelm von Humboldt, iniciador de la geografía de las plantas.
Ilustración de Charles Darwin observando una tortuga en las islas Galápagos. Su teoría de la evolución contribuyó al establecimiento de la ecología.
Actualmente, las ciencias medioambientales son un conjunto de disciplinas con mayor o menor desarrollo teórico y formal. Históricamente, los problemas éticos se plantean con mayor asiduidad cuando es necesario elegir entre una pluralidad de opciones asociadas a valoraciones distintas, muchas veces conflictivas, incluso, contradictorias y excluyentes entre sí, pero que desde un punto de vista racional, son igualmente válidas. En otras palabras, cuando debemos elegir entre una u otra alternativa y no podemos tener ambas.
LA VISIÓN ECONÓMICA
Cuando se trata del medio ambiente tenemos dos posturas diferenciadas: por un lado la fundamentalmente económica y, por otro, la ecológica. Los primeros ponen su fe en los recursos humanos para resolver los problemas que atañen al medioambiente; los otros son pesimistas al respecto. Estos últimos critican a los economistas los análisis de costo/beneficio con los que incurren frecuentemente en la falacia de la relación directa entre precios y escasez de los recursos no renovables. El precio no se determina solo por la abundancia o escasez, sino por descubrir nuevas reservas, el abaratamiento de la logística, así como del menor consumo debido a su sustitución por otros productos, pero que realizan la misma función. Desde uno u otro lugar, ambas posturas parecen irreconciliables.
Los ecologistas se encuentran enfrentados a los preceptos individualistas del capitalismo: dicen que, de seguir así, la economía llevaría al hombre a la autodestrucción.
No podemos ignorar que el problema más difícil de resolver es el hecho de que la población mundial es cada vez mayor y uno de los grandes escollos es cubrir las demandas de alimentos y agua: para ello se hace imprescindible una gestión de recursos responsable y, evidentemente, alteraremos el medio ambiente para lograrlo. La clave entonces está en el desarrollo de una ética acorde y, para ello, tenemos que renunciar a la metafísica y abrirnos al mundo de la vida cotidiana para incluir en esta ética la perspectiva ambiental: es necesario una profunda reflexión sobre las bases filosóficas de la cultura.
Aldo Leopold fue el primero que difundió a través de sus artículos la idea de la gestión ambiental responsable: visto solo desde el cálculo frío de la ciencia, para recuperar el ecosistema deberíamos tener, a partir de este momento, un crecimiento poblacional cero o negativo. Ya que esto es imposible nos toca balancear entre las necesidades poblacionales y el deterioro ambiental, es decir, hablar de un desarrollo sustentable. En favor de obtener mayor rendimiento de alimentos, la biotecnología viene en auxilio del ser humano pero las regulaciones para su progreso son cada vez más estrictas por lo que, a largo plazo, tendremos un monopolio de empresas volcadas a la alimentación ya que las únicas capaces de cumplir con esos estándares de producción son los grandes laboratorios. Pero este es solo un aspecto ya que de no existir esas regulaciones tal vez el daño al medio sería irreparable.
El balance entre la obtención de recursos para que los seres humanos sobrevivamos y el cuidado del medio ambiente requiere de un cuidadoso estudio y planificación.
PENSAR EN COMUNIDAD
Con el desarrollo del capitalismo, se incentivó la competencia y el individualismo: para salvar al planeta debemos dar un giro de 180° y reconstruir las bases de la cultura occidental y actuar desde nuestra interacción con el entorno. Esta interacción se hizo evidente desde la ecología que considera a la vida como una manifestación de la materia-energía; materia, energía y vida estarían estrechamente ligadas. Ni los organismos ni las especies se pueden considerar como entidades independientes del sistema, todos ocupan un espacio funcional dentro de él.
Teniendo en cuenta esto, podemos ver que la filosofía tiene una tarea fundamental: construir una cultura en donde sea posible la aceptación y el diálogo de diferentes saberes; en otras palabras, una verdadera convivencia humana aceptando las contradicciones del mundo social.
MARTIN HEIDEGGER
Según el filósofo, la cultura occidental estableció una separación entre el hombre y su entorno natural.
El ser humano solo ve en la naturaleza los recursos que le servirán para satisfacer sus necesidades e intereses. En esta separación tajante es donde radica fundamentalmente el problema.
Una ética desde las responsabilidades ambientales del ser humano se puede entender si consideramos que somos parte de la evolución y, a su vez, ésta cambió las circunstancias desde nuestra aparición en el planeta. Hoy tenemos en nuestras manos el destino de la naturaleza; la misma ciencia nos da la pauta de que un sistema tan complejo no puede entenderse solo por sus elementos. Somos responsables del sistema por ser parte de él pero también podemos modificarlo a través de la ciencia y la tecnología, por lo tanto, debemos reconocer los límites de ellas.
Actualmente, las ciencias medioambientales son un conjunto de disciplinas con mayor o menor desarrollo teórico y formal.
Gracias a la ciencia y la tecnología el ser humano tiene la capacidad de recuperar al planeta o terminar de destruir las condiciones necesarias para la vida.
De todas maneras, esto estaría supeditado al restablecimiento de la comunicación humana: es inútil hablar de medio ambiente en un mundo erigido sobre la desigualdad y la guerra. El abismo cada vez más marcado entre los grupos sociales privilegiados y el hambre de otros es el resultado de la aplicación de leyes económicas basadas, no en una ética comunitaria, sino en el individualismo.
Los estudios sociales, desde la modernidad hasta ahora, no contemplaron una perspectiva contextual. Es necesario reconstruir el concepto del valor, el deber, la ética, el derecho, la legislación y la libertad tomando como base nuestra interrelación con la naturaleza. Las bases del capitalismo tienen como punto de partida la explotación de los recursos naturales y humanos para producir el capital por lo que el cuidado del ecosistema natural y cultural no es prioritario: sobre eso debemos trabajar; el cambio de un paradigma social racionalista a un paradigma social ambiental.
La única solución posible para cambiar la mirada a una postura socio ambiental es un trabajo desde la escuela para formar a las futuras generaciones que heredarán el problema.
EDUCAR PARA EL FUTURO
Como siempre, la solución para repensar el mundo está en la educación ya que ésta permite ampliar el pensamiento. Motivar desde la escuela y la universidad construyendo la mirada hacia las relaciones con el medio ambiente crea las condiciones para ese cambio cultural.
Edgar Morin postula que en un mundo complejo como el nuestro debe abrirse un horizonte sin cercenar el conocimiento actual, es decir, el pensamiento ambiental debe auto-organizarse y auto-producirse, de tal forma que nunca sea igual ya que nuestro mundo cambia constantemente, no es estático. El mismo proceso de analizar el ambiente se transforma ya que nace desde la diferencia, es decir, la biodiversidad.
Enseñar el proceso de reciclado en las escuelas es una manera de contribuir a formar una conciencia ambientalista.
La nueva ética para enfrentar las problemáticas ambientales debe nutrir valores como el respeto a la vida, la solidaridad y la justicia, los cuales se desarrollan en nuevos escenarios y con nuevos actores para integrar. La comprensión del mundo que nos toca vivir es la tarea de estos nuevos actores, que deben encontrar las respuestas al problema ecológico, incluyendo a toda la humanidad.