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FIGURAS PATERNAS

Bernardo O´Higgins sintió gran admiración por Francisco de Miranda y, más tarde, por José Francisco de San Martín. Algunos estudiosos sostienen que parte de esta admiración se fundaba en la figura paterna ausente durante el transcurso de su vida.

¿Sabías qué?

El cura Hidalgo hablaba varias lenguas nativas.

LAS MUJERES Y LA EDUCACIÓN

Manuel Belgrano, contrariamente a las ideas imperantes en la época, decía que las mujeres no eran menos inteligentes que los hombres: la diferencia fundamental radicaba en la falta de acceso a la misma educación que ellos.

¿Sabías qué?

Agustín de Iturbide combatió al lado de los realistas cuando el cura Hidalgo peleaba por la independencia.

UN ROBO MISTERIOSO

En el año 2007 el reloj con el que Manuel Belgrano pagó a su médico antes de morir fue robado del Museo Histórico Nacional. Si bien los ladrones fueron condenados, hasta ahora no se recuperó la invaluable pieza.

¿Sabías qué?

En la llamada Gran Reunión Americana, la logia fundada por Francisco de Miranda, se inspiraron varios libertadores que más tarde contribuirían a la independencia de sus respectivos países.

UN SABLE PARA UN RESTAURADOR

Antes de morir, el general José de San Martín le dejó en herencia su sable corvo tan preciado a Juan Manuel de Rosas. El libertador consideraba que la defensa que hacía Rosas de la soberanía argentina debía ser premiada de esa forma.

¿Sabías qué?

Simón Bolívar tiene una fecha de nacimiento diferente a la que realmente nació pues su padre quería ponerle el nombre Simón y éste no coincidía con el que correspondía por el calendario.

LIBERTADORES DE AMÉRICA



Existe en la historia latinoamericana una serie de líderes conocidos como “los libertadores”. Llevaron las ideas de la ilustración al continente y fueron las cabezas visibles del movimiento independentista: encarnaban los ideales de igualdad, libertad y fraternidad que encabezaron la revolución francesa. En este artículo ahondaremos en tan fascinantes y destacadas personalidades.

Si bien muchos fueron los responsables de la independencia latinoamericana, los libertadores tienen características de leyenda: en ellos descansa el idealismo prístino de quienes anteponían los intereses de la patria a los personales. Como pueblo, todavía acarreamos la vergüenza de nuestra ingratitud durante sus últimos años mortales. Idealistas a quienes debemos la libertad: la inmortalidad de su obra les pertenece.


TIEMPOS DE CAMBIOS

En el siglo XIX se sucedieron una serie casi simultánea de revoluciones independentistas por todo el continente americano. Si bien fue un proceso que se había iniciado décadas anteriores, el detonante de estos sucesos fueron las noticias llegadas desde Europa que despertaron el deseo criollo de libertad: había caído Sevilla en manos de Napoleón.

En enero de 1810 se disolvió la Junta Suprema de Sevilla por lo que en América aparecerían juntas de gobierno autónomas entre abril y mayo de ese mismo año, pues el hecho derivó en una crisis de legitimidad.


La caída de Sevilla ante Napoleón haría que hubiera una crisis de legitimidad en el continente americano. Francia, por Napoleón y su ideología, sería parte fundamental de la independencia en toda América Latina.

Dada la extensión del territorio, existieron muchos libertadores reconocidos por los países que hoy componen América Latina. Podemos condensar las diferentes tendencias que cada uno de ellos encarnaban considerando los territorios influyentes de ese entonces: la Gran Colombia integrada por Venezuela, Colombia y Ecuador; el territorio de Chile, y el del Río de la Plata compuesto por Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. En este caso, cinco figuras destacan entre todos: Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Bernardo O´Higgins, Manuel Belgrano y José de San Martín. Sin embargo, fuera de estos territorios, muchos fueron quienes pertenecieron a los llamados libertadores.


Mariano Moreno tendría un rol decisivo en la conformación de la Primera Junta del gobierno argentino. Uno de los ideólogos durante los primeros años de independencia.


OTROS LIBERTADORES

• Argentina: Guillermo Brown, Mariano Moreno, Martín Miguel de Güemes.

• Bolivia: Túpac Katari, Antonio José de Sucre, Jaime Zudáñez, Pedro Domingo Murillo, Esteban Arze, Ignacio Warnes, Vicente Camargo, Eustaquio Méndez, Juana Azurduy, Manuel Ascencio Padilla.

• Brasil: Dom Pedro I de Brasil, María Leopoldina de Austria, José Bonifácio y Thomas Cochrane.

• Honduras: Francisco Morazán.

• Chile: José Miguel Carrera Verdugo, Manuel Rodríguez.

• Colombia: Francisco de Paula Santander, José María Córdoba, Antonio Nariño, Camilo Torres Tenorio, Francisco de Caldas, Guayaquil.

• Costa Rica: Juan Rafael Mora Porras.

• Cuba: Carlos Manuel de Céspedes y José Martí.

• Haití: Jean-Jacques Dessalines y Toussaint Louverture.

• Ecuador: Antonio José de Sucre.

• México: Vicente Guerrero.

• Panamá: José de Fábrega.

• Paraguay: Fulgencio Yegros y Gaspar Rodríguez de Francia.

• Perú: Antonio José de Sucre, Francisco Antonio de Zela, Andrés de Santa Cruz, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán.

• República Dominicana: Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez.

• Uruguay: José Gervasio Artigas y Juan Antonio Lavalleja.

• Venezuela: Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta.


MÉXICO Y LA CRUZ POR DELANTE

Uno de los rasgos más significativos del proceso independentista mexicano es que se dio por ciclos y etapas de consolidación hacia un estado soberano y libre. México tiene por libertadores a José María Morelos, Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide pero, quien es considerado el Padre de la Patria mexicana es el cura Hidalgo, líder de la primera rebelión que desencadenaría en la independencia del país: El Grito de Dolores.


Pintura al óleo póstuma del cura Hidalgo realizada por Antonio Fabres.

Miguel Hidalgo y Costilla, nació en Guanajuato el 8 de mayo de 1753. Pertenecía a una familia acomodada criolla y era el segundo de cuatro hermanos. En 1773 se graduó como bachiller de filosofía y teología en la ciudad de México y obtuvo una cátedra en el Colegio de San Nicolás de la ciudad actual de Morelia. Lo más llamativo de este puesto fue que allí mismo dio origen a un discípulo que heredaría sus ideales y los llevaría a la práctica política años más tarde: José María Morelos.

LA INSPIRACIÓN SIN ESTRATEGIA

Miguel Hidalgo cuestionaba el sistema colonial y buscaba derrocar al virrey. En su lucha, estuvo a punto de conseguir ocupar la ciudad de México pero un error estratégico debilitó sus fuerzas revolucionarias para terminar finalmente ejecutado junto a sus lugartenientes. Pese a ello, pondría en marcha un proceso que conduciría a la independencia mexicana en 1821.

Su figura es enaltecida pues, a diferencia de algunos próceres mexicanos, no hubo una defensa por los privilegios de la élite criolla sino un ideal de justicia social que había comenzado cuando tenía a cargo el ministerio de Dolores. Allí había realizado emprendimientos de apicultura, cultivos y diversas actividades para incrementar la prosperidad de la población como talleres de curtidores, hornos para ladrillos y loza: los parroquianos eran en su mayoría indígenas y el cura Hidalgo se había formado con los jesuitas. Quizá fuera por esto que El Grito de Dolores se considera la primera revuelta popular, pues estaba compuesta principalmente por campesinos y diferentes comunidades indígenas oprimidas por el yugo español.


Grabado con la firma de Morelos de 1813. Hoy forma parte del Museo de Historia Mexicana en Monterrey.

Como ya se mencionó, quien tomaría la posta de esta rebelión tras la muerte del cura Hidalgo sería el religioso, político y militar mexicano José María Morelos y Pavón (1765-1815). Una vez obtenido el control de la mayoría del país, Morelos trató de dar forma a los ideales de igualdad y justicia con una Constitución democrática y liberal aprobada en 1814, pero no llegaría a concretarse, ya que a finales de 1815 sería capturado y ejecutado por el virrey Félix María Calleja.

Después de la muerte de Morelos, pasarían seis años antes de que apareciera una nueva figura que lograría la independencia que ninguno de los anteriores pudo concretar: Agustín de Iturbide.

De los tres, es el más controvertido: fue uno de los que condenó la insurrección temprana de Hidalgo y lo combatió desde el bando realista. Los vaivenes de la política mexicana se evidencian en su figura: conservador y carismático, sin ideología concreta, muchos lo tacharían de oportunista.

Se unió a los independentistas en 1821 acordando con Guerrero el Plan de Iguala y, tras la victoria, terminó con el dominio español.


Retrato anónimo representativo de Agustín de Iturbide autoproclamado como el emperador Agustín I.

Un emperador ejecutado

Agustín de Iturbide se proclamó emperador bajo el nombre de Agustín I pero en 1823 fue obligado a abdicar y sería fusilado por los republicanos un año después.


EL PRECURSOR

Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas, la actual Venezuela. Algunos lo consideran el precursor de los movimientos independentistas más que un libertador, pero reúne las condiciones para incluirlo entre ellos; tal vez, lo único que lo diferencie del resto de los libertadores y lo hermane con Manuel Belgrano sea el hecho que fue un adelantado a su tiempo. Ya en 1798 analizaba en una carta el estado crítico en el que se encontraba España y se animaba a predecir las consecuencias que ello acarrearía: había comenzado a avizorar la posibilidad de la independencia americana.


Pintura historicista de Arturo Michelena, Miranda en La Carraca, retratando los últimos días de Miranda en prisión.

Francisco de Miranda es un personaje fascinante. Napoleón consideraba que era un Quijote al que no aquejaba la locura y Simón Bolívar lo tenía como el “venezolano universal”. Participó en la lucha por la independencia de Estados Unidos, en la Revolución Francesa así como también en las guerras napoleónicas: es el único americano cuyo nombre está grabado en el Arco del Triunfo entre los grandes generales de la revolución por méritos militares propios.

Miranda sufriría durante toda su vida la discriminación de la elite criolla ya que él era descendiente de canarios y el sistema de castas lo hacía burla de los peninsulares; para esta elite con descendencia directa de los primeros españoles, siempre sería considerado como el “isleño”, en tono peyorativo.

Luego de estos acontecimientos, lo apresaron y lo llevaron a una celda cerca de Cádiz. Antes de lograr escapar gracias a unos pocos amigos, murió en su celda luego de un ataque de apoplejía el 14 de julio de 1816, un triste y solitario final.

MIRANDA Y BOLÍVAR

Durante su vida, Miranda buscaría la independencia apelando a la ayuda tanto de franceses como de ingleses, pero no tendría mucho éxito en sus gestiones. Finalmente, regresó al continente y junto a Simón Bolívar lograría crear la Sociedad Patriótica que conformaría la primera república: la Confederación Americana de Venezuela el 5 de julio de 1811.

La elite seguía viéndolo como a un agente inglés, un extranjero, un isleño y, muy pronto, la naciente república estuvo asolada por enfrentamientos entre realistas y patriotas. Lo proclamaron presidente ante los ataques realistas pero ante la falta de recursos y apoyo de sus compatriotas y oficiales pactó un armisticio con España para evitar una masacre el 17 de julio de 1812: esto lo enemistaría para siempre con Bolívar.


LA ASTUCIA DE UNA ELITE

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar nació el 25 de julio de 1783. Si bien la fecha oficial de su nacimiento es el 24, en una carta explica las razones familiares del cambio de fecha dejando constancia escrita de ello.

Perteneciente a una familia tradicional, en 1810, lejos estaban las ideas emancipadoras de su mundo que, sin embargo, más tarde lo erigirían como uno de los libertadores: Bolívar opacaría a buena parte de ellos.


Litografía de Simón Bolívar.

Huérfano a los 9 años, sería educado por su abuelo bajo la tutela de Simón Rodríguez quien creía en los preceptos de Rousseau para educar: incentivar la observación y desarrollar el conocimiento del niño fortaleciendo su espíritu. Esta pedagogía sería en gran parte responsable de la fuerte personalidad del prócer.


Retrato de Simón Rodríguez, quien fue el responsable de la formación de Bolívar y a quien el libertador le profesaba una enorme gratitud.

Un muy joven Bolívar viajó a Europa para continuar su formación, allí conocería a María Teresa Toro y Alayza con quien se casaría más tarde enviudando tan solo ocho meses después de su casamiento. Entre 1803 y 1804 regresó a Europa y se empapó de las ideas revolucionarias que estaban en boga. Junto a Miranda establecerían la Primera República pero el terremoto que asoló Caracas el 26 de marzo de 1812 terminaría destruyendo a la reciente nación. En 1812 inició su conocida “Campaña admirable” e instauró una Segunda República el 6 de agosto de 1813 que no llegaría a cumplir un año. A pesar de ello, insistió y encontró apoyo en Haití, en donde sus aliados pusieron como única condición que cada país que se liberara aplicara leyes abolicionistas. Bolívar cumplió a medias con el pacto y fialmente fundó la Gran Colombia el 17 de diciembre de 1819.


Monumento en Ecuador que conmemora el encuentro de los libertadores Bolívar y San Martín en Guayaquil.

En el encuentro de Guayaquil que tiene con José de San Martín le niega las fuerzas solicitadas por este último como protector del Perú. Ante esta situación e imposibilitado de mantener a raya a los realistas, San Martín termina aconsejando al pueblo que le pidieran ayuda a Simón Bolívar. Éste mantiene la libertad del país, se elige como presidente a Antonio José de Sucre y la región del Alto Perú constituye una nueva nación con el nombre de Bolivia en honor al prócer venezolano. Sin embargo, mientras cuenta con poderes de dictador, eliminaría muchas libertades otorgadas en su momento por San Martín; debemos comprender los orígenes de Bolívar, quién aún poseía esclavos por lo que este hecho no le era significativo aún ante la palabra dada al presidente de Haití.


El premio Nobel de Literatura de 1982, Gabriel García Márquez, retrataría los últimos días de Simón Bolívar en una de sus novelas.

Enfermo, presenciaría la disolución de la Gran Colombia y el asesinato de Sucre, su lugarteniente más fiel. Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1820.

BOLÍVAR, UNA HISTORIA NOVELADA

La novela El general en su laberinto del gran escritor colombiano Gabriel García Márquez se basa en los últimos meses de este carismático libertador.


EL HIJO DESPRECIADO

A pesar de ser conocido por el apellido O´Higgins, no sería sino hasta 1802, después de que murió su padre, que pudo utilizarlo. Este libertador nació el 20 de agosto de 1778 y fue conocido durante su niñez y primera juventud por el nombre de Bernardo Riquelme aunque había sido registrado en el acta de bautismo por su padre como hijo ilegítimo.


Retrato anónimo de Bernardo O´Higgins Riquelme datado en 1798, Londres.

Por prejuicios de la época, el joven Bernardo fue separado de su madre y criado en el colegio de los hijos “naturales” ya que su padre era una persona influyente que nunca tendría contacto directo con él, a pesar de los esfuerzos del hijo. Incluso en su paso por Europa buscando formarse en la carrera militar, pasó penurias por el abandono; tal vez esos años templaron al hombre que sería.

AMERICANOS EN EUROPA

En ese continente Bernardo de O´Higgins conoció en La Gran Reunión Americana a quien sería su inspiración: Francisco de Miranda. Cuando retornó a Chile en 1802 se enteró de la muerte de su padre quien le había heredado una estancia y se dedicó por un tiempo a las actividades agrícolas y ganaderas.

Cuando regresó, a pesar de dedicarse un tiempo a la labores de campo, ya tenía sembrada en su espíritu la semilla de la independencia americana y llegaría a ser uno de sus constructores junto a Miguel Carrera, quien también llevaría la libertad a Chile aunque opuesto ideológicamente a O´Higgins. El 18 de septiembre de 1810 se formó una junta provisional de gobierno a la que fue invitado como vocal. Este periodo es conocido por la historia chilena como la “Patria Vieja” y duraría hasta que los realistas reconquistaron el país en 1814.


Retrato póstumo realizado por Narciso Desmadryl de José Miguel Carrera y Verdugo, eterno rival ideológico de Bernardo de O´Higgins.

O´HIGGINS Y SAN MARTÍN DESDE EL SUR

O´Higgins se exilió en Mendoza donde recibió el apoyo total del gobernador de Cuyo, el general José de San Martín quien lo puso al tanto de sus planes de liberar al continente conquistando primero Perú.

Los realistas ocuparon el país desde 1814 hasta 1817. Ese año se libraría la batalla de Chacabuco y con ella expulsaron definitivamente a la corona española. Bernardo O´Higgins asumiría el desafío y reorganizaría los despojos institucionales que habían dejado los colonizadores implementando una serie de reformas, entre ellas, eliminar los títulos nobiliarios.


Óleo representando a tropas chilenas y argentinas rumbo a la batalla de Chacabuco. Bernardo O´Higgins junto a José de San Martín comenzarían la gesta libertadora a partir de ella.

Con el correr del tiempo, su administración comenzó a tener cada vez menos apoyo, especialmente de aquella elite y grupos de poder que perdían privilegios. Con el retorno de Miguel Carrera y el incremento del descontento, en aras de la paz y para evitar una guerra civil decidió exiliarse en 1823 a una propiedad que le había obsequiado el gobierno peruano en agradecimiento. Desde entonces volvería a dedicar sus esfuerzos a las tareas agrícolas y declinó todo cargo político que le ofrecieron para evitar el quiebre institucional en su país. Cuando el gobierno chileno lo autorizó finalmente a volver en 1842 ya fue demasiado tarde; Bernardo O´Higgins murió en el exilio, olvidado, mientras preparaba el regreso a su patria.


EL MÁRTIR IGNORADO

Manuel Belgrano nació el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires. Fue uno de los libertadores que menos reconocimiento tendría en proporción a sus hazañas y es que, Belgrano, fue un adelantado a su tiempo.


La imagen de uno de los retratos más conocidos del libertador Manuel Belgrano.

Con tan solo 16 años viajó a Europa y allí inició estudios de Derecho pero no se contentaría solo con ello sino que se recibió de licenciado en Filosofía, ahondó en estudios de economía y lenguas extranjeras. En esos años abrevaría en la fuente de la Ilustración y sería formado por las ideas de la Revolución Francesa, Adam Smith y los intelectuales prohibidos por la iglesia gracias a una dispensa especial.

Esta formación le daría una acusada sensibilidad social junto a la practicidad necesaria para llevar a cabo ideas revolucionarias: fue el primer prócer latinoamericano que intentó una reforma agraria.

En 1794 regresó a Buenos Aires y tomó un puesto en el Consulado en donde se topó con la resistencia de los otros miembros para llevar a la práctica sus ideas. En 1798 presentó el primer plan para la enseñanza estatal gratuita y obligatoria además de buscar dar subvenciones para trabajar la tierra y defender los proyectos abocados a la producción. La coherencia de sus acciones se evidenciaría incluso en 1806 al ser el único –junto a su primo Juan José Castelli – del Consulado que no juraría lealtad a los ingleses. Ambos también apoyarían a Mariano Moreno en la Primera Junta de gobierno.

LOS DERECHOS DEL SIGLO XXI, EN EL SIGLO XIX

Manuel Belgrano era un profundo pensador y un hombre de acción: la teoría no quedaba en el papel. Los derechos sobre los que pretendía erigir su patria son los que ahora se reconocen como derechos humanos de segunda y tercera generación: los sociales y ecológicos. Quería un país con educación buena y gratuita, incentivo al comercio e igualdad entre criollos y naturales. Un siglo y medio debería pasar para que sus ideas comenzaran a defenderse en el mundo.

Se reconoce a Manuel Belgrano como el creador de la bandera argentina, aunque izarla por primera vez le valió una reprimenda del Primer Triunvirato de la mano de Bernardino Rivadavia. Con éste siempre tendría conflictos, pues para Belgrano no había distinción entre los ciudadanos salvo las del accionar. Las victorias logradas en Tucumán y Salta no fueron por seguir las directivas desde Buenos Aires sino por el apoyo incondicional de Martín de Güemes y por negarse a retroceder como le habían recomendado: no quiso dejar desamparados a los tucumanos abandonándolos sin apoyo militar.


Martín Miguel de Güemes y Manuel Belgrano se profesaban una mutua admiración. Gracias a Güemes, Belgrano pudo hacer un destacado papel con sus tropas en el norte argentino.

Cuando se estableció la nueva forma de gobierno, solo San Martín y Güemes lo apoyarían en su idea de establecer una monarquía encabezada por un descendiente inca para reparar las injusticias cometidas contra los pueblos originarios.


Como dato curioso, Juana Azurduy sería la única mujer que pelearía en el campo de batalla. Luchaba en el Ejército del Norte bajo las órdenes de Manuel Belgrano.

UN DESEO TRUNCO

Manuel Belgrano quiso que el premio de 40.000 pesos otorgados por sus victorias fuera destinado a la construcción de escuelas públicas en Tucumán, Santiago del Estero y la actual Bolivia; ese dinero se esfumaría y el proyecto quedaría trunco.

Fue un hombre convencido de que la obediencia militar se lograba predicando con el ejemplo y como líder padecía las penurias a la par de sus subalternos mientras estuvo al mando de ejércitos. Entregó la vida por una patria más grande y justa.

Enfermo y abatido, tendría que vender su reloj para pagarle al médico. En una carta dispuso de una suma que le adeudaba el gobierno para saldar una deuda contraída con su amigo Celedonio Balbín. Quien fuera uno de los responsables de la libertad argentina, para vergüenza nacional, moriría solo y abandonado el 20 de junio de 1820.


EL PADRE EXILIADO

José Francisco de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, en la provincia argentina de Corrientes. Fue el último de los cinco hijos de Juan San Martín y Gregoria Matorras.

En 1784 toda la familia San Martín partió hacia España cuando él contaba con cinco años y se radicaron en Cádiz. Las estrecheces económicas eran parte de la vida familiar ya que la pensión de su padre apenas alcanzaba por lo que, el único recurso que les quedó a los hijos fue ingresar al ejército para hacer carrera en él. En la institución militar saldrían adelante gracias a sus propios méritos.

En 1789 José de San Martín ingresó, con apenas once años, a la formación de un militar de carrera hasta el año 1793. En ese tiempo las comisiones asignadas fueron en África. Entre 1793 y 1795 formó parte de las fuerzas que luchaban contra los franceses. Este contacto con Francia después del conflicto lo empaparía de las nuevas ideas revolucionarias que imperaban entonces. El joven San Martín ascendió rápidamente y obtuvo algunos grados militares de tal valor que se lo consideraba demasiado joven para ellos.


Imagen del sable corvo del general José de San Martín exhibido en el Museo Histórico Nacional. El arma sería una de las razones por las que, en su momento, despertaría desconfianza entre sus compatriotas al arribar a su país.

En ese tiempo en Buenos Aires se casó con Remedios de Escalada y con ella se trasladó a Mendoza más tarde. El general San Martín sería uno de los artífices más destacados en la independencia americana. Libraría batallas cruzando la pampa argentina, lucharía en las montañas, navegaría el Pacífico y encabezaría la gesta por la que sería más conocido: el cruce de los Andes. Como administrador, tanto en Cuyo siendo gobernador o en Perú siendo protector, buscaba aplicar normas que organizaran un gobierno con los ideales humanísticos que había conocido en Francia: una nación más justa para todos los ciudadanos de bien.


Retrato de Mercedes San Martín, hija de José de San Martín. Luego de la muerte de su padre legaría importante material histórico para perpetuar la memoria del libertador.

Luego de la muerte de su esposa, se trasladó a Europa en 1824 privilegiando la educación de su hija. En 1829 regresó al país pero ante la situación caótica que imperaba ni siquiera desembarcó. San Martín no quiso nunca alzar armas contra sus compatriotas y prefirió el exilio ante la posibilidad de que se lo utilizara para dividir al país: la unión americana que tanto había anhelado se estaba esfumando.

EL PREJUICIO DE UNA ELITE

El retorno del libertador a la patria se produjo en 1812. Había pasado la mayor parte de su vida en España y muchos años en el ejército español; había sido un oficial de la potencia colonial, y no dejaría de advertir las reservas que despertó ese hecho entre las autoridades. Había rumores de que era espía británico, mientras que reportes alternativos señalaban que era contrario a los británicos; estos rumores eran avivados por el hecho de que poseía una espada comprada en Londres, una espada curva de tipo oriental que habían popularizado los ingleses. Esto no solo alimentó la sospecha de que era un agente de España sino también de Francia y, por ende, un enemigo de Gran Bretaña. Por ello sería menos popular que Alvear, un joven de elite más joven que él y que cumplía con todos los requisitos que se exigía en la sociedad porteña.

“Máximas para mi hija”

Consejos del general José de San Martín para su hija Mercedes:

Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que nos perjudican. Stern (se refiere al escritor Lawrence Sterne) ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos».

Inspirarle amor a la verdad y odio

a la mentira.

Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto.

Estimular en Mercedes la caridad

con los pobres.

Respeto sobre la propiedad ajena.

Acostumbrarla a guardar un secreto.

Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.

Dulzura con los criados, pobres y viejos.

Que hable poco y lo preciso.

Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

Amor al aseo y desprecio al lujo.

Inspirarle amor por la Patria y por

la Libertad.


Monumento en homenaje a Bernardo O´Higgins y José Francisco de San Martín en el Templo Votivo de Maipú, Chile.

LOS PAÍSES AGRADECIDOS

En 1842 Chile tuvo un gesto que lo conmovió: le otorgó el grado y el sueldo de general. Tanto Perú como Chile reconocieron parte de la gran deuda contraída y contribuyeron a la mejora económica que le permitió su traslado a Francia en 1834. Lamentablemente, Argentina no formó parte de los países que reconocieron esa deuda hasta muchos años después de su deceso.

Francia lo consideró siempre un residente distinguido y fueron reconocidas sus proezas mientras vivió por muchos gobiernos americanos, salvo su patria. Tal vez, San Martín les recordaba los ideales que el gobierno de entonces había olvidado una vez tomado el poder: Rivadavia junto a varios nombres distinguidos habían perdido el rumbo que se habían fijado los libertadores.


Región andina en donde se libró la batalla de Chacabuco, determinante para la gesta independentista. Se puede observar, además, la disposición del combate.

José de San Martín moriría enfermo el 17 de agosto de 1850 rodeado por su familia. Recién 30 años después de su muerte, en 1880, su corazón descansaría finalmente en Buenos Aires: un corazón que había latido cada día al servicio de un país que no lo supo valorar en vida.


Encuentro de San Martín y Manuel Belgrano.


LIBERTADORES SE NECESITAN

Muchos años pasaron desde los primeros hombres que forjaron la libertad de América. Hombres que anteponían la hermandad de los pueblos a sus intereses personales. ¿Podemos decir esto sobre los líderes actuales?

Los libertadores de América, con sus diferencias, tenían características que los hermanaban: haber entregado su vida a la causa americana. En pleno siglo XXI, separados por dos centurias de los acontecimientos, necesitamos más que nunca de ese espíritu. Necesitamos un cura Hidalgo que dé justicia a los pueblos originarios y un José María Morelos que lo secunde; un idealista que inspire como Francisco de Miranda; la astucia de Simón Bolívar para aprovechar los recursos; la generosidad de Bernardo O´Higgins y su resiliencia al enfrentar la adversidad; la sabiduría y humanidad de Manuel Belgrano que aportó soluciones incluso para el siglo XXI, además del honor y la voluntad de José de San Martín para poder cumplir, aunque solo sea en parte, con los grandes proyectos que tenían para nosotros.


Mausoleo donde descansan los restos de Mereces San Martín, su esposo Mariano Balcarce y la hija de ambos en la Basílica de San Francisco en Mendoza.

El desafío es enorme, pero una forma de conseguir, algún día, llegar a tener la posibilidad de forjar personas así, sería conociendo su historia. Si en su momento fueron olvidados, es hora de comenzar a conocerlos y, tal vez, en ellos encontremos la inspiración necesaria para educar a futuros libertadores que conquisten nuevas cimas y así rescatar nuestra Humanidad.