Santiago de Liniers,
Héroe de la Reconquista de Buenos Aires.
Hacia 1805 la mayor parte de Europa se encontraba en poder, o bajo la influencia napoleónica. Gran Bretaña, enfrentada a Francia, se veía impedida de comerciar con el resto de los territorios europeos, lo que afectaba profundamente su economía ya que no podía vender sus productos, los cuales abundaban, gracias a la Revolución Industrial. Por lo tanto, se veía obligada a buscar nuevas plazas comerciales para colocar esos productos. Una de las plazas potenciales las constituían las colonias españolas, especialmente las que estaban ubicadas en el vasto y poblado territorio americano.
Pero había otro problema. España estaba aliada a Francia y por lo tanto el gobierno español prohibía el comercio de sus colonos con los ingleses.
Para debilitar a sus enemigos, los ingleses comenzaron una serie de ataques a las posesiones europeas de ultramar. Así es como, en enero de 1806, una expedición británica atacó y ocupó la colonia Holandesa de Ciudad del Cabo. Allí sus comandantes se informaron acerca de la debilidad de la guarnición española de Buenos Aires además del cuantioso tesoro que la ciudad tenía y decidieron que ese sería su próximo objetivo. Sabían que conquistar la ciudad más importante del Virreinato, implicaba no solo un duro golpe al imperio español sino que también era abrir automáticamente el mercado rioplatense a los productos de su país.
El 14 de abril de 1806 partió desde la ciudad del Cabo una fuerza comandada por William Carr Beresford, con destino a Buenos Aires. Haciendo previamente escala en Santa Elena, donde se reforzó, esta fuerza expedicionaria llegó finalmente al Río de la Plata el 25 de junio de 1806, con 1600 hombres en 10 barcos de guerra. Desembarcaron en Quilmes (actual provincia de Buenos Aires), y exigieron la rendición de la ciudad. Tres días después tomaron el fuerte de Buenos Aires.
Retrato de las invaciones inglesas
El virrey español, el marqués Rafael de Sobremonte, consideró que no estaban en condiciones de repeler el ataque y huyó con los caudales de la ciudad hacia Córdoba, para organizar desde allí la resistencia, dejando a cargo de la defensa de la ciudad de Buenos Aires al Cabildo y la Audiencia. Pero éstos terminaron por rendirse muy pronto.
Beresford ordenó, entonces, la persecución del virrey y la recuperación del tesoro, lo que finalmente ocurrió ya que Sobremonte, a punto de ser alcanzado, dejó los caudales en el Cabildo de Luján, donde pasaron a manos de los ingleses. En realidad fueron los mismos comerciantes criollos, temerosos de que los británicos al no tener el tesoro robaran sus propiedades, los que proveyeron la información necesaria para encontrar al virrey español.
Rafael de Sobremonte, III marqués de Sobremonte y virrey del Río de la Plata
Buenos Aires se convirtió así en una colonia inglesa. Una de las primeras medidas de los invasores, dictada con el objeto de ganarse el favor de la gente, fue decretar el libre comercio y reducir los derechos aduaneros. Sin embargo, esto provocaría que muchos comerciantes que se beneficiaban con el monopolio español, financiaran la resistencia contra los ingleses, que comenzó a organizarse en forma secreta con el fin de retomar la ciudad.
Durante los 46 días que duró el dominio británico, Beresford tuvo que desalentar un incipiente movimiento de emancipación de los esclavos porteños; les recordó que debían mantenerse sujetos a sus dueños y establecería duras penas para los que intentaran escaparse.
Mientras tanto, los oficiales ingleses alternaban con las principales familias porteñas y se alojaban en sus casas, donde se sucedían las fiestas en homenaje a los invasores.
Pero la mayoría de la población continuaba siendo hostil a los invasores, e indignada por la ineptitud de las autoridades españolas, continuaría preparándose para la resistencia.
La Reconquista de Buenos Aires. William Carr Beresford entregó su espada a Santiago de Liniers
Tras la huida del Virrey Sobremonte y estando ocupada Buenos Aires, Santiago de Liniers, un capitán francés de la armada española, organizaría en Montevideo un ejército de soldados y voluntarios con el objetivo de marchar sobre Buenos Aires y liberarla de los ingleses.
Asimismo, Pueyrredón con la ayuda de Martín de Álzaga, organizarían una milicia con vistas a la liberación de la ciudad. Para ello Álzaga, un fuerte comerciante monopolista al que perjudicaba como a nadie el libre cambio decretado por los ingleses, alquilaría una quinta en Perdriel, cerca de Olivos, en los alrededores de la ciudad, que sería utilizada como campo de entrenamiento militar de las fuerzas de la resistencia.
El 4 de agosto, Liniers desembarcó con sus fuerzas, al norte de la ciudad en Las Conchas (actual localidad de Tigre). A medida que avanzaba se fueron uniendo más hombres a su tropa. Finalmente llegaría a Buenos Aires donde convergerían todas las fuerzas de la resistencia y desde los Corrales de Miserere (actual Plaza de Miserere) exigiría la rendición de los británicos. Pero como Beresford se negó a capitular Liniers, junto a toda la resistencia, inició la lucha. El 12 de agosto de 1806, tras dos días de duros combates, los ingleses fueron expulsados.
El 14 de agosto un Cabildo abierto decidió quitar el mando militar a Sobremonte y se lo entregó a Liniers, considerado el héroe de la Reconquista de Buenos Aires.
Con la invasión, se haría evidente que era necesario contar con mayores fuerzas militares en el Virreinato del Río de la Plata. España en ese momento se hallaba en estado de virtual aislamiento con respecto a sus colonias, ya que su flota había sido derrotada en Trafalgar y los ingleses habían ganado el control del mar, por lo tanto, recibir refuerzos de la metrópoli era bastante improbable. Luego de su nombramiento, Liniers ordenó la organización de milicias urbanas y otras fuerzas en el Virreinato mismo. Se trataba de regimientos de voluntarios, hombres con un mismo origen, que recibían diariamente instrucción militar; la mayor parte de ellos estaban integrados por criollos, pero también había fuerzas de gallegos, andaluces, mulatos, entre otros. Surgieron regimientos como Los Patricios, Arribeños, Húsares, Pardos y Morenos y muchos más. Esto sentaría las bases para el futuro ejército argentino que combatiría en las guerras por la independencia por lo que, con el tiempo, le restaría poder a la elite española.
Por lo tanto, estas invasiones tuvieron gran importancia, ya que por un lado militarizaron la sociedad y por el otro modificaron para siempre las relaciones existentes hasta entonces entre criollos y españoles.
![]() Martín de Álzaga |
![]() William Carr Beresford |
En 1807, estando en vigencia en Europa el bloqueo continental decretado por Napoleón, los ingleses volvieron a la carga sobre Buenos Aires con una fuerza mucho mayor a la que habían empleado con anterioridad. El comandante de la expedición británica era el general John Whitelocke quien, como base de acción y para que no los volvieran a sorprender desde la Banda Oriental ordenaría tomar, en primer lugar, los puertos de la costa oriental.
El 29 de octubre de 1806 comenzaron las acciones en el puerto de Maldonado que culminaron 3 días después con la derrota española. Luego, el 3 de febrero de 1807 tomaron la ciudad de Montevideo en una operación naval y terrestre con 8000 soldados, bajo el mando del general Auchmuty y del almirante Stirling.
![]() Almirante Stirling |
![]() General Auchmuty |
Conocida la noticia, Sobremonte acudió con refuerzos a la Banda Oriental, aunque fue repudiado por el Cabildo de Montevideo, que puso a Ruiz Huidobro al mando de la fallida defensa de la ciudad.
Al llegar a Buenos Aires la noticia de la caída de Montevideo, el 10 de febrero se convocó a una reunión del Cabildo para analizar la situación y se tomó la decisión de deponer a Sobremonte, arrestarlo y nombrar como virrey a Liniers, hecho de autodeterminación colonial inédito desde la conquista española.
Mientras tanto, los británicos tomaron Colonia de Sacramento en marzo, por lo que Liniers enviaría a Elío, recién llegado de España, al frente de una fuerza con el fin de recuperar el puerto. El 22 de abril Elío realizó un ataque sorpresivo a los británicos pero sin lograr el triunfo por lo que debió retirarse. Pack, el comandante inglés a cargo de Colonia, pidió refuerzos a Montevideo y atacó el campamento de Elío, derrotándolo y dispersando su fuerza el 7 de junio de 1807.
Para ese entonces, los ingleses ya habían comenzado a usar Montevideo como base para el contrabando, logrando que sus mercaderías penetraran en las colonias españolas. Por otro lado, emprenderían una guerra propagandística mediante la distribución de un periódico pro-británico.
El 10 de mayo de 1807 llegó a Montevideo Whitelocke que asumiría el mando de todas las fuerzas inglesas.
Finalmente, el 28 de junio de 1807, los ingleses desembarcaron en el puerto de Ensenada, situado al sur de Buenos Aires y enfrentando inicialmente la resistencia de una fuerza local que fue prontamente desbaratada, enfilaron hacia la ciudad.
Entre tanto llegaría de España una resolución que declaraba a Ruiz Huidobro como virrey, pero al hallarse éste prisionero de los ingleses, la Audiencia resolvería la continuidad de Liniers en el cargo. El 4 de julio el ejército inglés se aproximó a la ciudad de Buenos Aires. Liniers les salió al cruce pero fue derrotado. Ante la apremiante situación el alcalde de Buenos Aires, Martín de Álzaga, convocaría a los vecinos y a las milicias porteñas para fortificar la ciudad. Se cavaron trincheras y se hicieron barricadas en las esquinas, a la vez que la población se levantó en armas para enfrentar a los ingleses.
El 5 de julio los ingleses se dividieron en 12 columnas para penetrar en la ciudad, confiados de la victoria. Los sorprendió una encarnizada resistencia, con lluvia de balas, piedras y hasta agua hirviendo que era arrojada desde las azoteas. La población utilizó cualquier medio para combatir a los ingleses, incluso la lucha cuerpo a cuerpo.
Los ingleses no pudieron tomar la ciudad y sufrieron una gran cantidad de bajas. Liniers le ofrecería entonces a Whitelocke la rendición y el comandante británico la aceptó. La capitulación se firmó el 7 de junio de 1807, tras lo cual las tropas británicas debieron retirarse definitivamente del Río de la Plata y devolver al Virreinato las ciudades tomadas.
Este hecho, heroico y patriota, organizado y llevado a cabo por los habitantes de Buenos Aires para protegerse de los invasores ingleses, fue conocido como La Defensa de Buenos Aires.
Las Invasiones inglesas tuvieron un fuerte impacto en Buenos Aires. Por un lado porque los criollos tomaron conciencia de sus propias fuerzas y demostraron que las colonias podían prescindir de la metrópoli para defenderse. Y por el otro pusieron en evidencia la ineptitud de las autoridades españolas para gobernar y defender el Virreinato. Estas dos conclusiones sellarían el precedente fundamental para la gesta de la Revolución de Mayo de 1810.