Los organismos pertenecientes al reino vegetal, son seres pluricelulares, de alimentación autótrofa por fotosíntesis, en donde su fuente de producción consta de materia inorgánica, como el dióxido de carbono, agua y minerales, así como la energía proveniente de los rayos solares. Las estructuras que intervienen en la nutrición vegetal son la raíz, el tallo y la hoja.
La absorción de agua y de sales minerales se produce a través del suelo, al pasar dichas moléculas por las raíces, gracias al transporte pasivo de estos nutrientes en la células epidérmicas, específicamente a través de los pelos absorbentes que poseen estas células, estructuras especializadas en la absorción; cuando están ausentes es porque la absorción radical se da en toda la superficie, como en las plantas acuáticas. El transporte de agua se produce por ósmosis, es decir, gracias a la diferente concentración del suelo con respecto al medio celular, siendo más elevada en este último, por lo que el agua pasa directamente al interior de la raíz. Las sales, dado a su pequeño tamaño, entran por difusión, es decir, éstas de distribuyen uniformemente por todo el medio acuoso, estando ionizadas, formando la savia bruta.
Las plantas fijan el dióxido de carbono a través de los estomas y lenticelas de las hojas, transportándose hasta los parénquimas, entre los espacios intercelulares. La presión osmótica, capilaridad de las moléculas de agua y la evaporación del agua, o transpiración en los estomas de las hojas, hace posible el ascenso de la savia bruta por el tejido conductor o xilema.
(Tomado de http://cmap.udg.co.cu:8001/rid=1HQRNCCDS-1RF8FRM-2XNZ/Estructura%20primaria%20de%20las%20raices.cmap)
(Tomado de http://www.elergonomista.com/biologia/aguaysales.htm)
Durante la fotosíntesis se llevan a cabo diversas reacciones en los cloroplastos de las células vegetales. En la fase luminosa, los pigmentos fotosintéticos como la clorofila, las xantofilas y los carotenos captan la energía lumínica del Sol y la transforman en energía bioquímica, fundamental para la formación de ATP. La energía creada en esta fase se utilizará en la fase oscura donde se forman las moléculas orgánicas de cinco y seis carbonos, como las ribosas y las hexosas.
Finalmente estas sustancias orgánicas por difusión salen del parénquima clorofílico, por aumento de la concentración de dicha sustancias, pasando del citoplasma celular a los espacios intercelulares y luego al resto de los órganos de la planta de forma pasiva, a través del tejido conductor llamado floema, transformándose la savia bruta en savia elaborada (95 % agua y 5 % materia orgánica). Este nuevo líquido es fundamental para que las plantas cumplan todas sus funciones vitales o procesos metabólicos, como la construcción de materia (anabolismo) y la destrucción o descomposición (catabolismo).
Referencias bibliográficas:
Martín, J. (1994). Estudios de la naturaleza. Primer año de Educación Media. (1a. ed.) Revisada 2011. Caracas, Venezuela. Pág.: 82-88