Química en la vida diaria: antiácidos
El estómago secreta ácidos para ayudar a digerir los alimentos, entre estos ácidos se encuentra el ácido clorhídrico, con una concentración de 0,1 M. El estómago y el tracto digestivo, están protegidos del efecto corrosivo del ácido estomacal por un recubrimiento de mucosa. Sin embargo, pueden aparecer agujeros en este recubrimiento que permite al ácido atacar los tejidos y causar daño. Estos agujeros son llamados úlceras y pueden tener su origen en una secreción excesiva de ácidos.
Un exceso de ácido estomacal se puede eliminar utilizando unas sustancias químicas, conocidas como antiácidos, lo cuales tienen como finalidad neutralizar el exceso de ácido secretado por el estómago, responsable de la sensación amarga. Se suelen distinguir dos tipos de antiácidos:
1. Sistémicos: estos tipos de antiácidos están conformados por moléculas que tienen una parte catiónica que sufre absorción por lo que se produce alcalosis sistémica; son de acción rápida pero poco duradera.
2. No sistémicos: estos tipos de antiácidos reaccionan con el ácido estomacal, formando una sal que no se absorbe; es de acción más lenta pero sostenida.
Los antiácidos pueden neutralizan los ácidos digestivos, debido que éstos contienen iones hidróxido, carbonato o bicarbonato; hidróxido de magnesio, bicarbonato de sodio, carbonato de magnesio, hidróxido de aluminio y carbonato de magnesio, entre otros. Uno de los más populares es el bicarbonato de sodio debido a su acción rápida y potente, pero su efecto dura poco tiempo y, además, una utilización prolongada puede causar efectos secundarios.
Antiácido en tabletas.