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El arco iris es uno de los fenómenos del cielo que más atrae por su colorido; muchas historias y cuentos están asociados a su aparición, pero su origen tiene una razón muy diferente a las historias que existen.
Lejos ha quedado la leyenda de la vasija repleta de monedas de oro en el extremo del arcoíris.
Normalmente, los arco iris aparecen en días nublados donde, a lo lejos, se ve caer la lluvia. La razón de que aparezca bajo estas condiciones es que el arco iris es causado por las gotas de agua que caen durante una lluvia; la luz del Sol atraviesa la gota y ésta se comporta como un prisma causando que la luz se descomponga en los colores que lo conforman. Seguidamente, la luz descompuesta se refleja en la superficie posterior de la gota regresando hasta nuestros ojos; la luz al descomponerse en colores cambia de ángulo dependiendo del color. Podemos observar bandas bien definidas de colores que van desde el violeta hasta el amarillo, y como la luz nos llega de innumerables gotas vemos cómo se distribuyen en forma de arco a lo largo del cielo.
Este fenómeno es fácil de recrear con simples objetos como una cubeta o taza llena de agua y un espejo sumergido en ella; si logramos orientar el espejo con respecto a la luz del Sol y una pared que nos funcione de pantalla, podremos ver cómo los colores del arco iris aparecen reflejados en ella.
