CAUSAS |
Varios fueron los sucesos y los factores que desencadenaron la Revolución en el Virreinato del Río de la Plata en 1810. Estos hechos no se sucedieron inmediatamente antes del proceso revolucionario en sí, sino que fueron ocurriendo desde mucho tiempo atrás hasta confluir en la semana del 18 al 25 de Mayo de 1810. Puede decirse que hubieron causales externos e internos.
Causales externos: |
1)-La Independencia de EEUU: Hacia 1770 los habitantes de América del Norte, hasta ese momento bajo el dominio de Gran Bretaña, se rebelaron ante las presiones impositivas y las exigencias de un gobierno inglés con el cual no se sentían identificados. El 4 de Julio de 1776 las trece colonias norteamericanas reunidas en el Congreso de Filadelfia declararon la independencia de EEUU de la monarquía británica y aunque se desataría una dura guerra entre ambos, los norteamericanos acabarían por ganar la contienda ratificando el fin del dominio inglés. La independencia norteamericana sirvió como un ejemplo para los criollos de que una revolución y posterior independencia en Hispanoamérica eran posibles; que las colonias eran autosustentables y capaces de gobernarse a sí mismas.
2)- El auge de la ideología liberal: Desde principios de 1700 en Europa, más precisamente en Francia, comenzaron a difundirse las ideas de la igualdad y la libertad de los hombres, propulsadas por algunos pensadores que cuestionaban el absolutismo del rey, los privilegios de la nobleza y la carencia de derechos del resto de los ciudadanos. Los liberales que impulsaban las libertades políticas y económicas se oponían a las monarquías y al poder absoluto, como así también promovían el libre comercio. Estas ideas quedarían primero plasmadas en la Constitución norteamericana promulgada en 1787, luego de la declaración de la independencia, la cual proclamaba que todos los hombres eran iguales ante la ley (aunque, por entonces, dicha proclamación no alcanzaba a los esclavos), defendía los derechos de propiedad y libertad y establecía un sistema de gobierno republicano.
3) La Revolución Francesa de 1789, con sus ideales de Igualdad, libertad y fraternidad, la destitución del rey Luis XVI y la consiguiente abolición de la monarquía, la destitución de los privilegios de la nobleza y la participación de la burguesía en el gobierno, fue un suceso que calaría hondo en la mente y el sentimiento guardado de los patriotas que se inspiraron en sus declaraciones para idear un país libre y autónomo del dominio español. La misma significó el triunfo del pueblo sobre la opresión de los reyes y la confirmación de las ideas liberales. Aunque la difusión de dichas ideas estaba muy restringida en los territorios españoles, pues no se permitía el ingreso de libros de los pensadores liberales o su posesión no autorizada, igualmente se difundían en forma clandestina. Autores de la Ilustración como Rousseau, autor de El Contrato Social, Montesquieu, Diderot y Voltaire, eran lectura corriente entre los jóvenes universitarios americanos.
4)-El interés de los ingleses en abrir nuevos mercados para colocar sus productos industriales: La revolución industrial producida en Gran Bretaña hacia finales de 1700 produjo, por un lado, un exceso de productos que necesitaban de nuevos mercados donde venderse y, por el otro, una gran demanda de otros productos para satisfacer ampliamente las necesidades de la propia población inglesa. Como América del Norte, Francia y otros países europeos ya no le compraban a causa de los conflictos que mantenía con esos países, Gran Bretaña se convenció de que el Virreinato del Río de la Plata era una excelente plaza para sus productos. Por lo tanto, ambicionaba que el comercio de las colonias españolas en América dejara de estar monopolizado por su metrópoli. Para lograr este fin intentó, en un primer momento, conquistarlas mediante las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 al Río de la Plata y luego, ante el fracaso de sus incursiones, promovió la emancipación de las colonias ayudando a los movimientos revolucionarios.
5)- La crisis de la monarquía española: El dominio napoleónico en Europa se había extendido de tal manera que alcanzaría en 1807 los territorios españoles. Si bien en un principio Francia y España eran aliadas, Napoleón había decidido invadir la península ibérica. Obligó al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a abdicar a su favor, encarcelando a este último y designó a su hermano, José Bonaparte, como nuevo rey de España. Los españoles rechazaron la imposición de un rey extranjero y formaron Juntas de gobierno locales que decían gobernar en nombre del rey cautivo Fernando VII. Más tarde, se formaría la Junta Suprema Gubernativa de España y las Indias, popularmente conocida como Junta Central, que reunía a representantes de las juntas locales de manera tal que aunaba esfuerzos para enfrentar a los franceses. Mientras tanto en América, si bien los virreyes lograron que se jurara fidelidad a Fernando VII y a la Junta, lo cierto es que algunos americanos vislumbraron la posibilidad de aprovechar la situación para formar gobiernos propios. En síntesis, la situación en España hacia 1810 era grave, ya que el país se hallaba invadido por los franceses, el rey Fernando VII estaba prisionero, y los pocos territorios que estaban libres de la invasión estaban gobernados por la Junta de Sevilla, la cual había nombrado al virrey del Virreinato del Río de la Plata, Cisneros. Disuelta la Junta, el nombramiento de Cisneros carecía de validez para los colonos.
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Baltasar Hidalgo de Cisneros y de la Torre, fué el último virrey del Virreinato del Río de la Plata. |
Causales Internos: |
1)- La discriminación hacia los criollos para ejercer cargos públicos: En la organización política del Virreinato del Río de la Plata, el ejercicio de las instituciones residentes recaía en funcionarios designados por la corona. Se trataba casi exclusivamente de españoles provenientes directamente desde España, y que en realidad no conocían o no estaban vinculados con los problemas e intereses americanos. Legalmente no había diferenciación de clases sociales entre españoles peninsulares y del virreinato, pero en la práctica los cargos más importantes recaían en los primeros. La burguesía criolla, fortalecida por la revitalización del comercio e influida por las nuevas ideas, esperaba la oportunidad para acceder a la conducción política.
La rivalidad entre los habitantes nacidos en la colonia y los de la España europea dio lugar a una pugna entre los partidarios de la autonomía y quienes deseaban conservar la situación establecida. Aquellos a favor de la autonomía se llamaban a sí mismos patriotas, americanos, sudamericanos o criollos, mientras que los partidarios de la realeza española se llamaban a sí mismos realistas.
2)- Las invasiones inglesas de Buenos Aires: el desarrollo y posterior triunfo de los criollos sobre los británicos durante las dos invasiones que estos últimos efectuaron a la ciudad de Buenos Aires, en 1806 y 1807, respectivamente, demostraron la capacidad de la población local de defenderse sin ayuda de la metrópoli, que desde hacía un tiempo, y entretenida por las guerras napoleónicas en la península, había dejado de enviar fuerzas militares a los Virreinatos en América.
Los criollos debieron encargarse de la defensa de la ciudad sin ayuda de los españoles (no debemos olvidar que el Virrey de ese momento, el marqués de Sobremonte y sus tropas había huido de la ciudad) por lo cual formaron sus propias milicias con las que lograrían la expulsión de las tropas inglesas.
Con esto, los criollos tomaron conciencia de sus propias capacidades, y del poder de fuego que antes no tenían y que la organización de esas milicias les proporcionó. Pero no solo se puso de manifiesto la ineptitud de la mayoría de las autoridades españolas para organizar una resistencia que pudiera defender el Virreinato frente a cualquier invasión, sino que muchos jóvenes criollos que participaron en la defensa de la ciudad contra los británicos y se destacaron en ella comenzarían a ser escuchados con respeto dentro de la sociedad virreinal.
3)- El monopolio español sobre el puerto de Buenos Aires: Durante la época del Virreinato el comercio exterior estaba monopolizado por España, y legalmente no se permitía el comercio con otras potencias. Esta situación era altamente desventajosa para Buenos Aires ya que limitaba las posibilidades de comercio. Por otro lado, dado que los productos que llegaban de la metrópoli eran escasos, caros e insuficientes para mantener a la población, tendría lugar un gran desarrollo del contrabando, que era tolerado por la mayoría de los gobernantes locales.
El comercio ilícito alcanzaba montos similares al del comercio autorizado con España. En este contexto, se formaron dos grupos de poder diferenciados: los hacendados, ganaderos que reclamaban el libre comercio para exportar su producción en mejores condiciones, principalmente el cuero y el tasajo (para entonces la carne no era un producto exportable internacionalmente ya que aún no existían técnicas de congelación que pudieran conservarla por períodos extensos) y los comerciantes contrabandistas, que rechazaban el libre comercio ya que si los productos entraban legalmente disminuirían sus ganancias.
ANTECEDENTES |
Después de las invasiones inglesas el poder de los españoles se debilitó y los criollos tomaron conciencia de su poder y fuerza para hacerse cargo del gobierno. Este ímpetu tuvo como consecuencia que los criollos presionaran al Cabildo de Buenos Aires para que destituyera al desprestigiado Virrey Sobremonte y lo reemplazara por quien consideraban el héroe de la Reconquista: Santiago de Liniers.
La Corona española aceptó su nombramiento como virrey provisorio en 1808. Poco después se produjo la invasión napoleónica a España, la prisión de Fernando VII y la asunción de José Bonaparte. Este hecho fue utilizado por el gobernador de Montevideo, Javier de Elío, para pedir la renuncia de Liniers, acusándolo por su origen francés, de ser un agente secreto de Napoleón. Liniers se negó y Elío formó un gobierno independiente en Montevideo, desconociendo la autoridad del virrey.
El Motín de Álzaga |
Por ello, el 1º de enero de 1809, Martín de Álzaga, junto a un grupo compuesto mayoritariamente por comerciantes españoles, aprovechó estos temores para organizar un levantamiento y desplazar del poder al Virrey Liniers.
Este intento de deposición, que se denominó la Asonada o Motín de Álzaga, en realidad ocultaba otros intereses del poderoso comerciante español que veía diezmada sus ganancias frente al avance del libre comercio.
Sin embargo, las milicias porteñas encabezadas por el Regimiento de Patricios, a cargo del teniente coronel Cornelio Saavedra, reaccionaron y defendieron a Liniers quien salió fortalecido de esta asonada.
Las milicias españolas fueron desarmadas y disueltas, y los dirigentes de la conspiración, fueron detenidos y deportados a Carmen de Patagones. Estas medidas, a su vez, fortalecieron la posición de los criollos, que dispusieron, desde entonces, de mayor poder militar que los peninsulares.
El Virreinato se debilita |
A principios de 1809, la Junta de Sevilla toma conocimiento de las sospechas que caían sobre el Virrey Liniers y la posibilidad de que éste jugase a favor de Napoleón, dado su origen francés. Como Liniers era un Virrey provisorio la Junta decide, entonces, reemplazarlo por uno definitivo. El elegido fue Baltasar Hidalgo de Cisneros, un marino español que había peleado en Trafalgar.
Si bien las milicias criollas en un principio se opusieron al nuevo nombramiento, el mismo Liniers los persuade de aceptar y se retira de su cargo. Tras lo cual se traslada a Alta Gracia en Córdoba.
En cambio, el que sí aceptó la autoridad de Cisneros fue el gobernador Elío, quien inmediatamente disolvió la Junta de Montevideo.
El ambiente en Buenos Aires estaba enardecido a causa de la lucha de poder entre criollos y realistas, pero también debido a los reclamos del libre comercio que se hacían cada vez más enérgicos, no solo por la rivalidad existente entre los comerciantes (muchos de ellos contrabandistas) y los ganaderos (que querían exportar sus productos a otros mercados), sino por la suspensión de los intercambios entre España y la colonia, que mermaba la disponibilidad de productos para los habitantes del Virreinato.
Ante la desesperante escasez de recursos, el nuevo virrey toma una medida extrema, aún contra la oposición del consulado, y aprueba un reglamento provisorio de libre comercio que ponía fin a siglos de monopolio español, autorizando el comercio con los ingleses.
En 1809, cuando los franceses ocuparon el sur de España, desde donde gobernaba la Junta, ésta debió huir hacia la isla León en el Mediterráneo donde nombró un Consejo de Regencia y se auto disolvió. Esto afectaría seriamente el poder de Cisneros en Buenos Aires, puesto que el gobierno que lo había nombrado ya no existía.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO |
El día 13 de mayo de 1810, llega al Virreinato una embarcación inglesa, portando novedades sobre la situación en Europa. La noticia de que la Junta de Sevilla había caído y que prácticamente toda España, con excepción de algunos enclaves, estaba en manos de los franceses, corrió como reguero de pólvora. La legitimidad del virrey Cisneros comenzó a cuestionarse y, aunque en un primer momento Cisneros intentó ocultar la situación, los rumores se esparcieron creando agitación y un clima revolucionario.
Desde hacía tiempo un grupo de Patriotas, entre los que se encontraban Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan José Paso, Domingo French y Antonio Beruti, mantenían reuniones secretas en distintos puntos de la ciudad gestando ideas revolucionarias. Principalmente se encontraban en la Jabonería de Hipólito Vieytes, pero también en la casa de Rodríguez Peña y en la quinta de Mariano de Orma.
La llegada de las últimas noticias desde Europa y el desconcierto causado en la población de Buenos Aires hizo que estos criollos aprovecharan para exigir al virrey una reunión de vecinos en el Cabildo para tratar la situación de la Corona.
Si bien el 18 de mayo el virrey Hidalgo de Cisneros debió comunicar los hechos al pueblo por medio de una proclama, solo aconsejó que estuviese tranquilo y que guardara fidelidad a España, pero no convocó a Cabildo Abierto.
Los criollos continuaron exigiendo la convocatoria y, gracias a la presión ejercida por las milicias criollas, entre ellas la del Regimiento de Patricios con su comandante Cornelio Saavedra a la cabeza, a Cisneros no le quedó otra opción que llamar a un Cabildo Abierto para el 22 de Mayo.
Cabildo Abierto del 22 de Mayo |
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Cabildo abierto, según Juan Manuel Blanes. |
La presión popular ejercida por el pueblo de Buenos Aires y las milicias criollas para convocar a una reunión de vecinos y tratar la situación del Virreinato frente el dominio napoleónico en la Península, había obligado al Virrey Cisneros a llamar a un Cabildo Abierto.
El 21 de Mayo mientras algunos vecinos ya habían empezado a congregarse en la Plaza Mayor, comenzaron a enviarse las invitaciones a los principales vecinos para el día siguiente. No todos podían concurrir al Cabildo Abierto. Además de los comerciantes, militares, funcionarios, sacerdotes e hijos de familias destacadas (la mayoría abogados), los únicos autorizados eran los vecinos casados y residentes en Buenos Aires. En total asistirían unas 250 personas.
El día 22 desde muy temprano los asistentes comenzaron a debatir. Expusieron el escribano del Cabildo, el Obispo de Buenos Aires, varios españoles y criollos y por fin se decidió votar una propuesta concreta. Entre todas se apoyó la propuesta de Cornelio Saavedra: la cesación del Virrey y la delegación interina del mando en el Cabildo hasta la formación de una Junta que lo ejerciera sobre la base de la participación popular. Apoyaron esta postura Castelli, Belgrano, Paso, Moreno y Rivadavia, pero el escrutinio sería postergado hasta el día siguiente.
El 23 de mayo se realiza el recuento de los votos que arrojó como resultado 155 votos por la destitución del Virrey y 69 por su continuación en el mando. Pero una maniobra de los regidores del Cabildo, en su gran mayoría españoles, efectuada sin consultar al pueblo, forma una Junta Provisional presidida por el propio Virrey Cisneros.
El 24 de Mayo: Jura la Junta de Gobierno presidida por el virrey e integrada por españoles y por dos criollos: Castelli y Saavedra. El pueblo indignado rechaza esta Junta y, convocado por los criollos revolucionarios, exige la renuncia de sus miembros y del virrey. Pero el Cabildo no aceptaba la renuncia de la Junta Provisoria.
El Primer Gobierno Patrio |
El 25 de Mayo de 1810 la situación en Buenos Aires era insostenible. La Junta Provisoria, establecida por el Cabildo el día anterior, era profundamente rechazada por el movimiento patriota quien, por el contrario, se dirigió al Cabildo y entregó una nota con los nombres de quienes debían entregar la nueva junta de gobierno.
El pueblo había vuelto a reunirse en la Plaza de la Victoria desde muy temprano y presionaba para la renuncia de la Junta y del Virrey. Al ir pasando las horas sin ninguna noticia los ánimos se caldeaban y gritaban: "el pueblo quiere saber de qué se trata".
Mientras tanto, dentro del edificio, los cabildantes se reunieron y no aceptaron la renuncia de los miembros de la Junta. Entonces se decide convocar a las fuerzas armadas, pero éstas le niegan su apoyo al virrey. Los cabildantes debieron finalmente solicitar la renuncia de Cisneros, disolver la Junta de españoles y aceptar la propuesta de nombrar una nueva junta integrada mayormente por criollos. Así, nacía el primer gobierno patrio.
El nombramiento de esta Junta fue un hecho revolucionario porque reemplazar al virrey por un gobierno local formado principalmente por criollos significaba contrariar la dominación española en el Río de la Plata. Por eso estos hechos se conocen como la Revolución de Mayo.
La Primera Junta |
Luego de la renuncia de Cisneros se nombró una nueva Junta para reemplazarlo, formada mayormente por criollos y a la que se denominó Primera Junta.
La Primera Junta, considerada el Primer Gobierno Patrio de los argentinos, estaba formada por nueve miembros, dispuestos de la siguiente manera:
Presidente: Cornelio Saavedra, comandante del Regimiento de Patricios
Secretarios: los abogados Juan José Paso y Mariano Moreno.
Vocales: Manuel Belgrano y Juan José Castelli, abogados; dos comerciantes españoles, Domingo Matheu y Juan Larrea; el sacerdote Manuel Alberti y el militar Miguel de Azcuénaga.
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Mariano Moreno, uno de los integrantes de la Primera Junta, ideólogo de la revolución, abogado defensor de los derechos de los indios. |
A las tres de la tarde, los miembros del Primer Gobierno Patrio juraron desempeñar lealmente su cargo y mantener fidelidad al rey español Fernando VII, aunque el verdadero propósito de los patriotas era independizarse de España. Sin embargo, lo hicieron para ganar tiempo mientras se consolidaban en el poder y para aplacar a los españoles que estaban indignados por la destitución de Cisneros. Esta estrategia utilizada por la Primera Junta se denominó “La máscara de Fernando VII”.
Su primera decisión como gobierno fue enviar en el término de 15 días una expedición al interior de manera tal que todos los pueblos del Virreinato reconocieran a la Primera Junta como gobierno y así legitimar su poder. Mientras tanto, se envió una circular a todas las ciudades comunicando los hechos.
Sin embargo, en el interior mismo del gobierno de Buenos Aires, se comenzaba a gestar uno de los tantos conflictos que anunciaba la lucha de poder que caracterizaría la vida política del Virreinato en los próximos años: el enfrentamiento entre morenistas y saavedristas.
Los chisperos y las cintas patrias. |
La mañana del 22 de mayo de 1810, un grupo de criollos encabezados por Domingo French y Antonio Beruti se apostaron en todas las esquinas que conducían al Cabildo. El objetivo de los llamados chisperos era impedir el acceso al cabildo de los españoles peninsulares. Algunos insistieron y lograron pasar, pero muchos se asustaron cuando vieron que los chisperos estaban armados con dagas y pistolas bajo sus capas de criollos. Gracias a los chisperos los criollos fueron mayoría en las sesiones del cabildo abierto.
Se denominaron chisperos porque eran los encargados de encender las pasiones del pueblo. Fueron fundamentales agitadores políticos del proceso, responsables de agrupar a los jóvenes activistas que más decididamente impulsaban las jornadas revolucionarias de Mayo.
En esos días, French y Beruti con sus “chisperos” empezaron a repartir las famosas cintillas en la Plaza de la Victoria para diferenciar a los patriotas de los realistas. Según la tradición, éstas eran de color celeste y blanco, sin embargo, algunos testimonios sugieren el color blanco (en señal de unión entre europeos y americanos) y el color rojo (en señal de guerra).